Cimarronaje, exclusión, mestizaje y blanqueamiento en Pobre ...

Es este escena¡io idílico, en el que la cultura popular ha sido despojada de todos
los vínculos con la vida cotidiana y con la condición de subordinación social, el que
se verá fracturado con la liberación de los esclavos y la guena que a partir de ella se
desata. Pero antes de que la guerra llegue al escena¡io en que se desaÍolla la acción
de la novela, Luisana Alcorta ---€l personaje femenino destinado a la unión
apaciguadora- va a cumplir su papel de mediado¡a entre la civilización y la barbarie,
entre la cultura letrada y la cultura popula¡. La labor iluminista de Cecilio el viejo y
el empeño humanista de Cecilio el joven, van a culminar en la obra de domesticación
que la mujer blanca terminará de realizaf sobre el sujeto levantisco que debe ser
g¿rnado para el campo de los valores letrados. No es tanto como mujer sino como
"civilizadora" que cumple su papel fundamental este personaje. Es su obra de
producción de un espíritu "propio sin reproducción exacta" (ló6) lo que cuenta en
este proyecto en el que la comunidad imaginada debe se¡ construida desde una
estrategia que supere las imposiciones "de ideas extrañas" (Ibid) intentadas por los
viejos let¡ados del tiernpo de la primera república. Una obra pedagógica que sea fruto
de la persuación más que de la imposición. del afeóto más que de la razón, pero que
cumpla su p¡opósito de moldear el alma resistente a ser moldeada. Este propósito
tiene que superar todavía un escollo, el de las diferencias económicas entre los dos
personajes que deberán unirse. La solución será el ascenso del mestizo por la vía de
la guerra y será colocada en sus manos por la rnisma Luisana, quien arreglará con el
cura del pueblo un nombramiento para Peüo Miguel que le permita ingresar a las
filas federales como oficial del ejército rebelde.
El ¡azonamiento calculado a panir del cual el pe¡sonaje femenino diseña su
futura unión (1é9-170) muestra una distancia considerable con los argumentos
tradicionales que despliegan idilios rom¡ánticos para permitir la unión de personajes
no sienpre armoniosos. Aquí, el idilio jamás se plantea, las resoluciones se toman
fríamente, la pareja no pasa por el conejo ni el noviazgo sino que se encuentra con el
hecho inevitable de su futura alianza. Esta ausencia de romance y de idilio muestra
una vez más el prcpósito didáctico de una enunciación que pretende construir, a través
de la representación de un modelo ideal de unión de pareja y de familia, todo un
proyecto de nación, imaginado desde la perspectiva letrada como obra de la voluntad
y del esfuerzo miís que de sentimientos "primitivos" como la pasión. El ingrediente
del od.ío que se desata para contrarrestar el amor servirá de fue¡za &amática que
moülice todo el capítulo final en que se representa el enfrentamiento armado.
Pa¡a el momento en que se desata la guerra ya la novela ha pasado por sus tres
prirneras partes, dejando la representación de la lucha armada para la cuarta y última
jornada. No deja de ser significativa esta distribución desigual del relato en un texto
que ha sido considerado unánimemente como un relato de la guerra. En realidad, el
enfrentamiento sólo ocupa una porción menor de la ficción y apenas se representa en
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