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Cimarronaje, exclusión, mestizaje y blanqueamiento en Pobre ...

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ESTITDIOS. Revist¡ de Inve.tigaciones Litera¡i¡! y Cul¡¡rates. Año 10. N. 19. Car&6. <strong>en</strong>e jul. 2002, pp. 105-120<br />

CIMARRONAJE, EXCLUSION,<br />

MESTZAJE Y BLANQUEAMIENTO<br />

EN POBRENEGRODE RóMULO GALLEGOS<br />

I noo*t Rrvas RoJAs<br />

I Universidad Simón Bolívar<br />

El anículo propone un análisis de la novela de Rómulo Ca¡legos <strong>Pobre</strong> negro (1937) como un lexto<br />

ejemp¡a¡ de la narrativa populista v<strong>en</strong>ezola¡ra, <strong>en</strong> el que es posible observa¡ las operaciones básicas a pafjr<br />

de las cuales la intelectualidad de la p¡imera mitad del siglo xx inrervino <strong>en</strong> el carn¡ro cultural del mom<strong>en</strong>to,<br />

historizando la memoria popular colectiva y formulando la fábul¡ id<strong>en</strong>tita¡ia del <strong>mestizaje</strong> con el énfasis<br />

populista que implicó la const¡ucción de suje¡os hibridos "blanqueados" y la dornesricación irnaginaria del<br />

cima¡rón.<br />

Palabrss cleve: <strong>mestizaje</strong>, sujetos mesrizos, na¡rariva regionalisia Rómulo Galleeos, fábulas de id<strong>en</strong>tidad.<br />

intelectuales y nación, imagina¡io nacional.<br />

CIMARnONAJE, EXCLUSIO¡'i, MEST'IZAJE AND WIIITEMNG IN GALLEGOS' POtnE<br />

NECRO<br />

This anicle reads GalleAos' <strong>Pobre</strong> neqro (193'7) as a paradigmatic iext in which it is possible ro srudy rhe<br />

crucial process tho¡.¡gh which intellectuals inFrv<strong>en</strong>ed in rhe mid-20ü c<strong>en</strong>ru-ry culrurai field historizing<br />

popular memory and producing a fable of id<strong>en</strong>tity. M¿rri¿¿j¿ is the name of this fable. A tale in which<br />

hybrid subjects werc rep¡es<strong>en</strong>ted as domesdcated subjects in order to prodl¡ce ¿ populist rum in the<br />

na¡¡ative of regio¡alismo.<br />

IKey wor¿ls:. mestizoje, regior¡d¡istd na¡rative, Rómulo callegos, fab¡es of id<strong>en</strong>tity, intellectuals and nation,<br />

national imagining.<br />

At the heat of history is a criticism desEuctive of<br />

spontaneous memory Memory is always suspect in the<br />

eyes of history whose üue mission is ro demolish it, to<br />

¡epress it. Hisrory divests the lived past of its<br />

legitimacy. What looms on the ho¡izon of every<br />

historical society, at rhe liñi¡ of a completely<br />

historicized world, is presumably a frnal, definitive<br />

dis<strong>en</strong>chantm<strong>en</strong>t. The lhlust of lústory the ambition of<br />

üe historia¡, is not to exalt wha! actually happ<strong>en</strong>ed bur<br />

to annihilate it-<br />

Piefre No¡a<br />

La ¡ed discu¡siva sobre la cual se constuye la fábula id<strong>en</strong>titaria del <strong>mestizaje</strong> teje<br />

una trama de relaciones de integración excluy<strong>en</strong>te y g<strong>en</strong>era un considerable valor de<br />

105


cambio <strong>en</strong> el p¡oceso de acumulación de capital cultural (Bourdieu, 1997) que las<br />

elites letradas de América Latina han sabido capitalizar con habilidadr. Si leemos la<br />

noción de <strong>mestizaje</strong> desde esta perspectiva, es posible a¡gum<strong>en</strong>tar que la noción de<br />

contin<strong>en</strong>te mestizo, de sociedad híbrida, que ha p€rmeado los relatos de integración<br />

<strong>en</strong> América Latina, ha servido para realiza¡ al m<strong>en</strong>os dos operaciones simultáneas<br />

sobre el imaginario nacional y contin<strong>en</strong>tal.<br />

Por un lado, la idea de una sociedad cuyas bases son por naturaleza inclusivas ha<br />

g<strong>en</strong>erado la implantación de la noción de mesiizaje como un lugar de memoria (Nora,<br />

1996). Esto es, como un espacio de orig<strong>en</strong> al cual se acude <strong>en</strong> busca de reafirmación<br />

de la noción de comunidad y como un lugar de celebración que garantiza formas de<br />

cons<strong>en</strong>so difíciles de lograr desde oÍos espacios de la memoria colectiva. Por otro, la<br />

noción de una id<strong>en</strong>tidad común construida sobre la base de la mezcla y la movilidad<br />

social ha permitido a los letrados <strong>en</strong>cargados dc formular y diseminar la fábula<br />

id<strong>en</strong>titaria dcl <strong>mestizaje</strong> colocarse <strong>en</strong> un lugar de privilegio <strong>en</strong> el campo cultural que<br />

ocupan. No hay fábula que otorgue más prestigio <strong>en</strong> sociedades fragm<strong>en</strong>tadas que los<br />

relatos que imaginan comunidadcs armónicas.<br />

Sin embargo, una especie de pecado original pa¡ece acompañar las fábulas<br />

id<strong>en</strong>titarias de <strong>mestizaje</strong>. En el corazón de las esc<strong>en</strong>as fundacionales, g<strong>en</strong>eradoras de<br />

todo relato de cruce e hibridez, está siempre pres<strong>en</strong>te la marca del delito (Ludmer,<br />

1999). La primera unión del blanco con la india o con la negra --€n estas ficciones el<br />

pñncipio masculino es casi siempre blanco- es una esc<strong>en</strong>a innombrable y como tal<br />

marca el orig<strong>en</strong> de la comunidad nacional con un sello de culpa que los relatos<br />

id<strong>en</strong>titarios no logran superal. Este delito originario ha sido repres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> distintas<br />

ficciones fundacionales (Sommer, 1990) desde soluciones conciliadoras que<br />

pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> unir <strong>en</strong> parejas de contrarios los elem<strong>en</strong>tos discordantes de las<br />

comunidades imaginadas. Su efecto cons<strong>en</strong>sual ha permitido imaginar el <strong>mestizaje</strong><br />

como un proceso natural, que ha dado orig<strong>en</strong> a comunidades es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />

armónicas, cuyos conflictos seculares no son más que mal<strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos coyunturales.<br />

Así, lo que históricam<strong>en</strong>te ha sido un conjunto de sociedades marcadas por profundas .<br />

desigualdades se convierte <strong>en</strong> un grupo a¡mónico que sólo requiere el paso del tiempo<br />

para g<strong>en</strong>eriu una raza cósmica <strong>en</strong> la que se termin<strong>en</strong> de fundir los 'compon<strong>en</strong>tes<br />

dispersos.<br />

I Utilizo la deÍominación de "relato id<strong>en</strong>titario" o "fábula de id<strong>en</strong>tidad", sigü<strong>en</strong>do la definición<br />

propuesta por Josefina Ludmer: "La fábula de id<strong>en</strong>tidad es [...] u¡a ficción sobre Ia relación <strong>en</strong>te los<br />

sujetos y las comunidadesi define -y es<strong>en</strong>cializa- rázas, naciones, géneros, clases, cuhurasi se<br />

anicula <strong>en</strong> relacióri con algún pode¡. toma la forma de un díptico y establece un pacto. Estri <strong>en</strong>unciada<br />

<strong>en</strong>tre dos yoes o voces (se dice que es una matriz de doble <strong>en</strong>trad¿); funciona casi siempre como<br />

apa¡ato de distribución de difer<strong>en</strong>cias y dete¡mina integraciones, exclusiones y subjetividades- En<br />

literatura puede trata¡se de üna constrücción de leclura, y muchas veces se rclaciona con los procesos<br />

de canonización" (Ludmer 1995: l4).<br />

106


La formulación y reformulación del relato del mesüzaje no ha sido siernpre<br />

cómoda. Al contrario, con frecu<strong>en</strong>cia ha exhibido, <strong>en</strong> su misma trama discu¡siva, los<br />

vacíos a¡gum<strong>en</strong>tales y las apoías simbólicas que caracterizan toda fábula de<br />

id<strong>en</strong>tidad (Antelo, 1997). En el caso v<strong>en</strong>ezolano, puede decirse que hay una obra<br />

específica que resumiía todas las virtudes y las miserias del proyecto de construcción<br />

de una comunidad imaginada basada <strong>en</strong> la idea de la conciliación y la unión de<br />

contrarios. Se trata de la obra de Rómulo Gallegos (1884-1969), punto de refer<strong>en</strong>cia<br />

inevitable a la hora de registrar el ac<strong>en</strong>to populista que adquirió el relato del <strong>mestizaje</strong><br />

<strong>en</strong> las prime¡as tres décadas del siglo xx <strong>en</strong> V<strong>en</strong>ezuela.<br />

t<br />

Una tarea c<strong>en</strong>tral de la intelectualidad v<strong>en</strong>ezolana <strong>en</strong>cargada de reconstruir el<br />

relato id<strong>en</strong>titario nacional <strong>en</strong> términos populistas va a ser la reconfiguración de la<br />

historia patria y de la tradición let¡ada misma'?. Se úata de una relectura que permite<br />

rearticular los compon<strong>en</strong>tes de la id<strong>en</strong>tidad nacional al tiempo que recoloca la mirada<br />

del intelectual de los años treinta, <strong>en</strong> función de construir un nuevo espectro de<br />

espacios y tiP,os definitorios de lo nacional. Si bi<strong>en</strong> una primera forma de esa relectura<br />

apareció <strong>en</strong> la pr<strong>en</strong>sa del período (Rivas Rojas, 2001), es sin duda <strong>en</strong> el discuno<br />

a¡iculado de la ficción novelesca donde las líneas dispersas de.las posibles imág<strong>en</strong>es<br />

del pasado se <strong>en</strong>trelazan <strong>en</strong> una trama simbólica coher<strong>en</strong>te. D<strong>en</strong>tro de este proyecto,<br />

la memoria de las culturas subaltemas, que dieron orig<strong>en</strong> al <strong>mestizaje</strong> nacional, será<br />

procesada como relato del pasado. Su colocación <strong>en</strong> teritorios remotos e<br />

inalcanzables -como <strong>en</strong> el caso de la repres<strong>en</strong>tación la cultura indíg<strong>en</strong>a <strong>en</strong><br />

Canaima- o <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos históricos distantes ---{omo <strong>en</strong> <strong>Pobre</strong> Negro- implicmá<br />

una primera operación de ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to del pasado y del pres<strong>en</strong>te nacional que<br />

conducirá a un nuevo tipo de <strong>exclusión</strong>.<br />

Al colocar al indio y al negto <strong>en</strong> espacios y tiempos desvinculados del pres<strong>en</strong>te<br />

urbano y, por tanto, de los Foyectos habilitadores de la modemidad, las novelas de<br />

Gallegos abrirán el camino para la reformulación de los relatos nacionales <strong>en</strong> función<br />

2 Para una amplia y bi<strong>en</strong> fundam<strong>en</strong>tada definición del concepro de populismo ver: l-aciau (f977). En<br />

concreto utilizo aquí la deñnición según la cual "what Ea¡sfolms an ideological discou¡se into a<br />

populis! one is a peculiar form of articulation of the populardeñocratic inte¡pellations in it [.._]<br />

populism consists in the p¡es<strong>en</strong>ration of popular-deñocratic interyellations as a stnthetic-antagonistic<br />

conplet with respect to the dominant ideology [..] Populism sta¡rs a¡ üe poinr where populardeúocratic<br />

el€m<strong>en</strong>ts ¿¡e pres€¡ted as an ar¡lagonistic option against lhe ideology of the domina¡t bloc.<br />

Nole that tlris does not mean tha! populism is always revolutionary.It is s\tfrci<strong>en</strong>t for a class or class<br />

f¡action to need a substantlal tra¡Nformation in üe power bloc in order to assert its hegemony, for a<br />

populist expeí<strong>en</strong>ce to be possible" (láclau, l9?7: 1?2-1?3, énfasis <strong>en</strong> el original).<br />

lo7


de privilegiar lo urbano, como espacio nacional legítimo; y lo mestizo, como<br />

categoría integradora para repres<strong>en</strong>tar al sujeto nacional. El <strong>mestizaje</strong>, sin embargo,<br />

toma aquí un ca.rácter específico. Así como el espacio nacional no puede ya ser<br />

concebido <strong>en</strong> términos ru¡ales, c: r'uieto de Ia nación no puede ya ser imaginado desde<br />

la matriz popular que caracterizú su repres<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> el costumbrismo descalificador<br />

del xrx (Barrios, 1994). Para el proyecto de nación organizado por el discurso<br />

populista de los años treinta del siglo xx, el sujeto de la nación es un mestizo con<br />

ac<strong>en</strong>to bla¡co, un zambo blanqueado, un cima¡rón domesticado.<br />

Pero este ¡eacomodo no se realiza por la vía del sil€nciami<strong>en</strong>to o la <strong>exclusión</strong><br />

directas, como había sucedido con los proyectos nacionales del x¡x. El giro populista<br />

se revela, justam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el hecho de que se realiza un esfueruo por integrar a esas<br />

culturas excluidas del imaginario colectivo. La reactualización de la memoria de la<br />

Guerra Federal, como ev<strong>en</strong>to fundador de la nacionalidad, formará parte de este<br />

esfuerzo. La Gucr¡a Federal -repres<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> <strong>Pobre</strong> Negro y reivindicada <strong>en</strong> textos<br />

periodísticos de la época como el mom<strong>en</strong>to fundacional de la república liberal- es<br />

reconstruida con el claro propósito de realiza¡ una operación de apropiación de un<br />

espacio de heroicidad colecüva que sobrevive aún <strong>en</strong> la mcmoria popular --<strong>en</strong> las<br />

primeras décadas del siglo xx- como una gesta de los sectores subaltemosr. Una<br />

memoria para la cual la Guerra de lndep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es un ev<strong>en</strong>to lejano y cuyos<br />

símbolos han sido capitalizados como la empresa épica por éxcel<strong>en</strong>cia del mantuano<br />

criollo y urbano.<br />

Fr<strong>en</strong>te a esa gu<strong>en</strong>a de criollos que fue la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, poblada de pniceres a<br />

caballo <strong>en</strong> uniformes de gala; la novela populista rescata las esc<strong>en</strong>as de una guerra <strong>en</strong><br />

la que los hombres y mujeres del pueblo raso, a pie, sin uniformes, armas ni<br />

jerarquías, se lanzaron a la conquista de la utopía. El carácter utópico de la Gu<strong>en</strong>a<br />

Federal, que ha sido construido como un lugar común <strong>en</strong> la historiografía nacional,<br />

sirve para cond<strong>en</strong>sar las dos caras del proyecto estético populista: la posibilidad de<br />

construir al pueblo como ag<strong>en</strong>te heroico, forjador de una nación "desde abajo";junto<br />

a la reconfiguración de su papel <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te como "superación" de los errores del<br />

pasado.<br />

La Gue[a Federal servirá, <strong>en</strong>tonces, para mostrar que si bi<strong>en</strong> la utopía popular<br />

de la igualdad ti<strong>en</strong>e un lugar privilegiado <strong>en</strong> los sueños colectivos; su fracaso<br />

histórico es incontroyertible *la Histo¡ia está allí pa¡a probarlo- y es preciso<br />

construir un nueyo proyecto orgánico de nación que excluya los ímpetus anárquicos<br />

3 l-os esc¡itoÉs que están publica¡do <strong>en</strong> los años [einta e¡ V<strong>en</strong>ezuela han leído sin duda uno de los<br />

@xtos históncos IIüás impo¡tantes editados durante la dictadu¡a con rcspecto a la Gue¡ra Federal. Se<br />

trata de la Écopilación de testimonios orales - --€nEe otras iu<strong>en</strong>tes- rcaliz¿da por Lisa¡dm Alva¡ado,<br />

que sirvió de bas€ pa¡a s! Historia de la R.volución Fedeml <strong>en</strong> Uerczueln (1909).<br />

108


tanto como los residuos aristocratizantes. De ahí que el ci<strong>en</strong>e ficcional de <strong>Pobre</strong><br />

¡y'egro sea un proyecto de unión <strong>en</strong>tre grupos sociales y étnicos i¡reconciliables -los<br />

antiguos esclavos con sus antiguos amos- y que la puesta <strong>en</strong> esc<strong>en</strong>a de conflictos<br />

casi insolubles <strong>en</strong> Canaima se cierre con un mestizo -hijo de blanco e india- que<br />

emerge de la selva para educa¡se <strong>en</strong> el rnundo "civilizado".<br />

Vale la p<strong>en</strong>a observar con det<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to la novela <strong>Pobre</strong> negro de Rómulo<br />

Gallegos con el propósito de precisar el modo como funcíona esta t¡ansmutación <strong>en</strong><br />

un texto ejemplar de la narrativa populish v<strong>en</strong>ezolana. Halemos un recorrido puntual<br />

por la novela <strong>Pobre</strong> Negro, para int<strong>en</strong>tar id<strong>en</strong>tificar las operaciones básicas con las<br />

cuales este texto intervi<strong>en</strong>e historizando la memoria popular colectiva y formulando<br />

la fábula id<strong>en</strong>titaria del <strong>mestizaje</strong> con el énfasis populista que implicó un<br />

"<strong>blanqueami<strong>en</strong>to</strong>" del sujeto híbrido.<br />

II<br />

Novela histórica, con claras refe¡<strong>en</strong>cias a sucesos efectivam<strong>en</strong>te vividos <strong>en</strong> el<br />

acontecer nacional, la propuesta de <strong>Pobre</strong> Negro (1937)^ se sosti<strong>en</strong>e sobre la<br />

necesidad de ord<strong>en</strong>ar el pasado para articularlo a un proyecto póHtico del pres<strong>en</strong>te. Su<br />

voluntad expresa de reconstruir el relato histórico de la nación p€rmite ubicarla <strong>en</strong> el<br />

nivel de un primer movimi<strong>en</strong>to imaginario que debió realizar la intelectualidad<br />

emerg<strong>en</strong>te, luego del largo período dictatorial regido por Juan Vic<strong>en</strong>te Gómez, con el<br />

fin de s<strong>en</strong>tar las bases del relato id<strong>en</strong>tita¡io populista que organiza¡ía, <strong>en</strong> adelante, las<br />

fepres<strong>en</strong>taciones de lo propio.<br />

La crítica ha sost<strong>en</strong>ido reiteradam<strong>en</strong>te que ésta es la novela <strong>en</strong> la que Gallegos<br />

repres<strong>en</strong>ta al compon<strong>en</strong>te negrc del "car¡icter nacional"5. Una lectura at<strong>en</strong>ta del texto<br />

<strong>Pobre</strong> Negm fofi apartE -jnnto cor, Cantaclam (1934) y Canaima\1935) de Ia t¡ilogía de textos<br />

que el autor com<strong>en</strong>zó a escribir <strong>en</strong> e1 exiüo voluntario que vivió a panir de 1931 has¡a la muefe del<br />

dict¿do( L.a crítica ha visto <strong>en</strong> esta novela un "signo ind¿gador de la realidad v<strong>en</strong>ezola¡a" (Medina,<br />

1993: 161); así como un tex¡o que forma pa¡te de "la int<strong>en</strong>ción de abarcar un lodo nacional <strong>en</strong> un<br />

ciclo" d<strong>en</strong>tro del cual esta novela se <strong>en</strong>ca¡garía de rep¡es<strong>en</strong>Íú "las regiones costeras" (Miliari, 1985:<br />

88). En g<strong>en</strong>e¡al, se ha considerado esre texto como un r€lato m<strong>en</strong>or d<strong>en</strong>no del ciclo galleguiano <strong>en</strong> el<br />

que se destacan como obras mayores Doña Bárbara y Canaina. Sn <strong>en</strong>úaryo, la cítica ha tomado<br />

muy poco <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el hecho de que la escritura ñnal de la novela se hizo <strong>en</strong> nedio del ambi<strong>en</strong>te de<br />

franca b€ügerancia política del peíodo de lópez Cont¡e¡as (Liscano, 1980: 183). Este hecho rcsulta<br />

¡elevant€ a la hom de considem¡ el papel qu€ el texto pret€nde juga¡ <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el que la<br />

reconslrcción del imagina¡io nacional estaba exigi<strong>en</strong>do iÍxíg<strong>en</strong>es capaces de cond<strong>en</strong>sa¡ una idea del<br />

pasado que pemitiera elaborar planes pa¡a el futu¡o.<br />

Jua¡ Lisca¡o ha afi¡mado que: "Gallegos. <strong>en</strong> Pobrc Negro, al¡o\e\ar esta av<strong>en</strong>tua exist<strong>en</strong>cial de su<br />

pat¡ia los acontecimi<strong>en</strong>ios que rodeamn la Guerra Federal], integló a ese a¡gum<strong>en</strong>to riayor, el<br />

ambi<strong>en</strong>te ba ov<strong>en</strong>teño con su folklor€ Oailes de tambor fulías, diablos de Corpus, velorios de<br />

angelitos, brüjerías) y sus paisajes, sus cultivos y sus tipos huÍianos" (1980: 194).<br />

i09


p€rmite afirmaf, sin embargo, que más que una repres<strong>en</strong>tación del negro, como grupo<br />

étnico distinguible <strong>en</strong> el proceso de formación de la nacionalidad, lo que esta novela<br />

construye es el relato del <strong>mestizaje</strong> como única posibilidad de superviv<strong>en</strong>cia de los<br />

restos que -para la imaginación letrada- sobreviv<strong>en</strong> de la cultura negra <strong>en</strong> la<br />

configuración de lo nacional. Al tiempo que el relato del <strong>mestizaje</strong> ---<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como<br />

<strong>blanqueami<strong>en</strong>to</strong>- toma cuerpo desde el inicio mismo de la novela, lo que desaparece<br />

es justam<strong>en</strong>te "el negro". Ese compon<strong>en</strong>te étnico de la nacionalidad es repres<strong>en</strong>tado<br />

<strong>en</strong> la novela como un grupo miserable y v<strong>en</strong>cido, irremediablem<strong>en</strong>te perdido para el<br />

proyecto de la nación futu¡a --del mismo modo <strong>en</strong> que <strong>en</strong> Canaima apatece<br />

cancelado el indio, como raza articulab¡e al proyecto nacional. En ese futuro -{ue<br />

es el pres<strong>en</strong>te de la <strong>en</strong>unciación: el convulso período posterior a la muerte del<br />

dictador- el proyecto de nación elaborado desde el sector populista del campo<br />

letrado sólo permitirá la <strong>en</strong>trada a sujetos mestizos. Pero este <strong>mestizaje</strong> aPunta más<br />

hacia la imposición de saberes, de modos de comportami<strong>en</strong>to ciudadano, que hacia el<br />

problema concreto de la pigm<strong>en</strong>tación de la piel.<br />

"Lo blanco" o "lo negfo" no funcionan <strong>en</strong> la ficción aisladam<strong>en</strong>te. Su s<strong>en</strong>tido<br />

está dado, precisam<strong>en</strong>te, por la vinculación con una cad<strong>en</strong>a de significados que es la<br />

que produce [a solución ficcional del texto. Así, "io negro" no es sólo el esclavo de<br />

piel oscura traído de África durante la Cotonia y que sobreviv'.' <strong>en</strong> el primer período<br />

de la República; es, sobre todo, un tipo de saber -la "supcrstición"-, un modo<br />

"primitivo" de relacionarse con la naturaleza, un conjunto de valores culturales <strong>en</strong>tre<br />

los que prevalece la tradición oral ! la inclinación a los excesos, sean éstos<br />

expresados <strong>en</strong> el extremo festivo del baile o <strong>en</strong> el extremo d¡amático de la viol<strong>en</strong>cia,<br />

Fr<strong>en</strong>te a esos valores --{ue claram<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>tan a la cultura popular tradicional,<br />

sin distinciones étnicas- se construye el polo de "los blancos" que, de nuevo, no<br />

están repres<strong>en</strong>tados exclusivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su ca¡ácter de desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de esPañoles,<br />

sino -sobre todo- <strong>en</strong> su papel de letrados, poseedores de un saber ci<strong>en</strong>tífico y<br />

humanístico, capaces tanto de lidia¡ con la naturaleza para transformarla y hacerla<br />

productiva, como de rnalejarse a sí mismos con el fin de controla¡ los impulsos<br />

"extfemos".<br />

El conjunto de s<strong>en</strong>tidos asociados a los gmpos de orig<strong>en</strong> africano serán<br />

repres<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la novelajusto <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que -para la ficción- ha llegado<br />

la hora de que esa "otra" cultura desaparezca de la historia nacional y sea sustituida<br />

por una cultura basada <strong>en</strong> valores letrados y urbanos. Se trata del mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el que<br />

estalla la Guerra Fede¡al y se produce lo que para la ficción es el último gran<br />

cataclismo social de la historia patria. Contrariando las interpretaciones de matriz<br />

liberal, que rescatan la Guer¡a Federal como el mom<strong>en</strong>to histórico <strong>en</strong> el que se<br />

"igualan" los sectores que había¡ sido despreciados por las élites emancipadoras,<br />

Gallegos relee el período para cambiar de signo esta memoria triunfalista y convertir<br />

110


el episodio <strong>en</strong> una derrota definitiva de los sectores popula¡es. Me voy a det<strong>en</strong>er <strong>en</strong><br />

algunos detalles de esta repres<strong>en</strong>tación para observar el modo como la ficción conjura<br />

la am<strong>en</strong>aza de Ia cultura del "desord<strong>en</strong>" y la viol<strong>en</strong>cia, para imponer la solución<br />

ñccional del 'brd<strong>en</strong>" por la vía de la domesticación imaginaria del cimarrón.<br />

III<br />

Un largo período histórico es repres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> <strong>Pobre</strong> Negro- El texto comi<strong>en</strong>za<br />

justo antes de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y a saltos se desplaza hacia el año 1862, peíodo final<br />

de la Guerra Federal6. Los valles del río Tuy, situados <strong>en</strong> la costa norori<strong>en</strong>tal del país,<br />

sirv<strong>en</strong> de esc<strong>en</strong>a¡io a las acciones. Se trata de la región <strong>en</strong> la que se conc<strong>en</strong>tró la<br />

mayor cantidad de negtos esclavos durante el período colonial y también donde se<br />

produjeron los casos más reiterados de cimarronaje. Sin embargo, fue la zona <strong>en</strong> la<br />

que, históricam<strong>en</strong>te, tuvo m<strong>en</strong>or incid<strong>en</strong>cia la Guerra Federal que se int<strong>en</strong>ta<br />

repres<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> la novela. De este modo, el texto une <strong>en</strong> su relectura del pasado<br />

nacional las rebeliones de negros de los tiempos coloniales con la rebelión popular de<br />

mediados del siglo xx ---cuyo esc<strong>en</strong>ario más <strong>en</strong>ca¡nizado fueron los llanos<br />

occid<strong>en</strong>tales- con el fin de repres<strong>en</strong>tar, abarcando un amplio período histórico y un<br />

inm<strong>en</strong>so terdtorio geográfico, toda una cultura popular de la rebelión y la viol<strong>en</strong>cia<br />

que pret<strong>en</strong>derá cancelarse por la vía de la ficción del <strong>mestizaje</strong>, signo de la<br />

pacificacíón y la asimilación.<br />

En este esc<strong>en</strong>ario aparec<strong>en</strong>, <strong>en</strong> un principio, dos polos <strong>en</strong>contrados <strong>en</strong> el tiempo<br />

de los úlümos días de la Colonia y los inicios de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. Los blancos,<br />

repres<strong>en</strong>tados por la famiüa Alcorta, y los negros cuya única aspiración es verse<br />

librados del trabajo duro para asistir al baile de San Juan. Los negros son construidos<br />

como un grupo que funciona siempre de manera instintiva y se mueve <strong>en</strong> masa. Sus<br />

individuos son sólo voces que aparec<strong>en</strong> y desaparec<strong>en</strong>, casos que permit<strong>en</strong> ilustra¡ el<br />

comportami<strong>en</strong>to del grupo. Un individuo, sin embargo, se destaca de la<br />

"negfam<strong>en</strong>ta'. Es Negro Malo. Su destino de cima¡rón leg<strong>en</strong>dario será trazado desde<br />

6 Según Antonio Ar¡iiz: "La guerra de la Fede¡ación había durado I .656 días (del 20 de febrero de I 859<br />

al 30 de octubre de 1863, con 53 días de interrupción <strong>en</strong> 186l). En este tiempo se libra¡on <strong>en</strong> t<strong>en</strong>itoúo<br />

v€nezolano 208 ¿cciones de afinas g¡andes y pequeñas. de que se gua¡da noticia. l,os períodos de<br />

mayor int<strong>en</strong>sidad fuercn de ab¡il a septiembr€ de 1859 y de junio de 1861 a <strong>en</strong>ero de 1862. A1 igual<br />

que durante la guem de la Iddep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> ocasiones se combatía simult¡íne¿m<strong>en</strong>te <strong>en</strong> varios puntos<br />

del país. [...j t¿ nai¿nza que este constante batallar ocasionó no puede calcularse con seguidad. En<br />

1861 Falcón Foclamó que habíán muerto 30.000 pe¡sonas <strong>en</strong> la guerra. En 1865 Manuel Ezequiel<br />

Bruzual las estimó <strong>en</strong> 50.000- Y es probabl€ que se refiries<strong>en</strong> a los soldados muertos <strong>en</strong> acción;<br />

contando las numeros¿s pérdidas <strong>en</strong> la población ciüI, algunos historiadores han llegado a estirnar que<br />

los cinco años de la Fedemción costaron a V<strong>en</strong>ezuela 1m.000 vidas hum¿nas, o sea el 5 por ci<strong>en</strong>to de<br />

la población de ese tiempo" ( I 99 I : 93-94).<br />

t1l


el principio por una motivación que hace ilegítima su aspiración dejusticia: el esclavo<br />

se escapará del campam<strong>en</strong>to p¡ua asistir a una fiesta de tambor que ha sido prohibida<br />

por el capataz de la haci<strong>en</strong>da- En el trayecto de su huida el negro se <strong>en</strong>contrará con la<br />

blanca, Ana Julia Alcona. En esta esc<strong>en</strong>a fundadora del <strong>mestizaje</strong>, <strong>en</strong> la que se un<strong>en</strong><br />

los cuerpos del negro y la blanca, el relato se susp<strong>en</strong>derá <strong>en</strong> un sil<strong>en</strong>cio que deja fuera<br />

de la repres<strong>en</strong>tación, justam<strong>en</strong>te, el mom<strong>en</strong>to crucial que g<strong>en</strong>era todo el felato. Un<br />

mom<strong>en</strong>to sil<strong>en</strong>ciado, pero que sin embargo explicita el orig<strong>en</strong> delictivo del cruce<br />

racial.<br />

El cruce de la niña blanca y el negro evadido se¡á sólo uno <strong>en</strong>tre una cad<strong>en</strong>a de<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tos que dan lugar al "<strong>blanqueami<strong>en</strong>to</strong>" del personaje popular que se desarrolla<br />

a lo largo de toda la novela y cuyo primer episodio se ha producido años antes, <strong>en</strong> el<br />

cruce *también repres<strong>en</strong>tado con un tinte delictivo- de la esclava con el amo, <strong>en</strong><br />

pl<strong>en</strong>os tiempos coloniales. Estos cruces se repetirián a lo largo de toda la ficción pero<br />

se irán volvi<strong>en</strong>do m¡ís explícitos a medida que el acto de <strong>mestizaje</strong> se legitime<br />

ñccionalm<strong>en</strong>te. Si el primer cruce del amo blanco con la abuela negra está casi<br />

perdido <strong>en</strong> una conversación de esclavos que se diluye como chisme (20)7, el segundo<br />

cruce de la blanca con el zambo será un mom<strong>en</strong>to más explícito y, sin embargo,<br />

aus<strong>en</strong>te de la repres<strong>en</strong>tación. El <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de Ana Julia con Negro Malo se construye<br />

desde los bordes del suceso, casi como una aus<strong>en</strong>cia (24-25). El procedimi<strong>en</strong>to<br />

etusivo con €l que se cu<strong>en</strong>ta la unión de Ia señorita blanca y el esclavo fugitivo<br />

permite a la ficción mant<strong>en</strong>er una indefinición decorosa al¡ededor de un acto que<br />

mant<strong>en</strong>drá la ambigüedad <strong>en</strong>tre la posibilidad de la <strong>en</strong>trega voluntaria o la violación<br />

brutal. Resulta sin dudas efectiva esta indefinición, porque si por una parte la <strong>en</strong>tega<br />

mancharía la inoc<strong>en</strong>cia asignada a la figura fem<strong>en</strong>ina; la violación, por otra, resta¡ía<br />

legitimidad al fruto de esta unión ----€l mestizo que será el c<strong>en</strong>tro de toda la ficciónque<br />

parece concebida ficcionalm<strong>en</strong>te como una fatalidad mágica.<br />

Este acto marcado por la ficción como un "salto más'allá del límite" (24) ----es<br />

decir, como un delito- dará orig<strong>en</strong> a toda la acción posterior <strong>en</strong> la que se iriín<br />

contando, pa¡alelam<strong>en</strong>te, dos historias que son una sola: la historia de la decad<strong>en</strong>cia<br />

y extinción de la familia Alcorta -y con ella de toda la casta de los mantuanos del<br />

tiempo de la Colonia; junto a la historia del asc<strong>en</strong>so hacia el espacio de la<br />

significación de un gmpo social mestizo que deja atrás su her<strong>en</strong>cia popular para<br />

acogerse a las normas letradas. La decad<strong>en</strong>cia de la casta a¡istocrática colonial está<br />

repres<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> un gn¡po de personajes <strong>en</strong>cabezados por Ferrnín Alcorta, hermano de<br />

la ya m<strong>en</strong>cionada Ana Julia, último repres<strong>en</strong>tante varón de su familia ya v<strong>en</strong>ida a<br />

m<strong>en</strong>os. Este personaje t<strong>en</strong>drá tres hijas hembras y un hijo varón, Cecilio. Las<br />

? Cito por la edición de 1961. En adelante el número de página de todas las citas se indicará <strong>en</strong>Íe<br />

paÉntesis.<br />

112


esperanzas de continuidad y superación abrigadas por Fermín Alcorta ser¡án puestas<br />

<strong>en</strong> este hijo que se cultiva¡á <strong>en</strong> la más pura tradición humanística ---que pasa por una<br />

época de educación <strong>en</strong> Europa- para ser el digno repres<strong>en</strong>tante de una estirpe<br />

llamada al liderazgo. Pe¡o será una de sus hijas, Luisana Alcona, la que finalm<strong>en</strong>te<br />

sobrevivi¡á al "desord<strong>en</strong>" de la guerra que se desata <strong>en</strong> la ficción <strong>en</strong> el último<br />

capítulo. Será ella l¿ que cumplirá, luego de ]a t¡ágica muerte del hermano, el último<br />

cruce de la blanca con el mulato de tercera g<strong>en</strong>eración de cruces -por lo demás<br />

incestuosos- que dará lugar a la legitimación definitiva del <strong>mestizaje</strong> y a la<br />

cancelación imaginaria del elem<strong>en</strong>to pura¡n<strong>en</strong>te negro de la cultu¡a nacional.<br />

Ese oro lado de la historia, el del asc<strong>en</strong>so de los gmpos medios y populares, será<br />

repfes<strong>en</strong>tado por un conjunto de personajes que se iriín dehni<strong>en</strong>do <strong>en</strong> su relación de<br />

proxirnidad o lejanía con respecto a los valores del humanismo ilustrado que rig<strong>en</strong> el<br />

relato. El grupo es <strong>en</strong>cabezado por el personaje destinado a cruzarse finalm<strong>en</strong>te con<br />

Luisana Alcorta, Pedro Miguel Gomárez. Se trata del hijo ilegítimo que fu€<br />

concebido de la unión de Negro Malo con Ana Julia y que fue ocultado por Fermín<br />

Alcorta, como motivo de vergü<strong>en</strong>za para los amos. al <strong>en</strong>[egarlo a un isleño cultivador<br />

de las tie¡ras medianeras de la haci<strong>en</strong>da Alcorta.<br />

Entre Luisana y Pedm Miguel, que ap<strong>en</strong>as se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tnn un par de veces <strong>en</strong> la<br />

novela, va a nacer una atracción tan inexplicable como la que unió a Negro Malo con<br />

Ana Julia una g<strong>en</strong>eración antes. El proceso de descubrimi<strong>en</strong>to y revelación de este<br />

destino ineludible de los personajes se desanolla <strong>en</strong> las tres prime¡as paltes de la<br />

novela -llamadas primera, segunda y tercera jomadas- con una morosidad que<br />

permite ir repres<strong>en</strong>tando la historia v<strong>en</strong>ezolana de medio siglo, al tiempo que desfilan<br />

por la ficción peisonajes intermedios que servirán de vínculo <strong>en</strong>tre estos dos mundos<br />

apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ir¡econciliables pero destinados por la ficción a la unidad<br />

apaciguadora.<br />

Entre estos personajes hay dos que merec<strong>en</strong> especial at<strong>en</strong>ción por su papel de<br />

mediadores y de librep<strong>en</strong>sadores que permite introducir <strong>en</strong> la ficción los argum<strong>en</strong>tos<br />

que legitim<strong>en</strong> el <strong>en</strong>lace final. Uno de estos personajes es Cecilio Céspedes, llamado<br />

<strong>en</strong> la ficción Cecilio "el viejo", para difer<strong>en</strong>cia¡lo de su sobrino que lleva el mismo<br />

nombre. El otro es el padre Ros<strong>en</strong>do Mediavilla, "cura de almas de Río Chico" (52),<br />

afiliado al partido liberal, pero más dado a los tomeos letrados de palabras que al<br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to verdadero. Estos dos personajes cumplirán un papel fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong><br />

la relación que establecer¡ín con los dos polos <strong>en</strong> conflicto a los que se int<strong>en</strong>tará<br />

reconcilia¡. Por un lado, aunque con mucha m<strong>en</strong>or pres<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la ñcción, el padre<br />

Mediavilla pondrá de relieve, con su actividad de evangelización, el papel c<strong>en</strong>tral que<br />

la ficción le otorga a la labor conci<strong>en</strong>tizadora del letrado. Por otro, <strong>en</strong> el personaje del<br />

lic<strong>en</strong>ciado Cecilio Céspedes se resume toda la propuesta pedagógica de la novela. Se<br />

trata de la repres<strong>en</strong>tación de un punto intermedio que permite vincular al letrado<br />

113


fadicional con el espacio propio de la nación. Cecilio el viejo conoce los idiomas<br />

europeos y ha ¡eído a todos los autores clásicos <strong>en</strong> sus textos originales. Es al mismo<br />

tiempo abogado, médico, naturalista, geógrafo... y un andarín empecinado <strong>en</strong><br />

conocer "a pie casi todos los caminos del país" (34). Así, esta figura cond<strong>en</strong>sa el ideal<br />

del sabio humanista capaz de esparcir <strong>en</strong> el suelo de la patria el saber letrado<br />

tradicional adquirido <strong>en</strong> los c<strong>en</strong>tros ilustrados europ€os. Es este saber "universal" el<br />

que le permite tomar distancia de su propia clase -aun cuando la ficción insiste <strong>en</strong><br />

recordar su orig<strong>en</strong> mantuano- para r<strong>en</strong>unciar a su her<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> bi<strong>en</strong>es materiales y<br />

construirse una riqueza "espiritual" basad¿ <strong>en</strong> el desprecio al dinero a favor del<br />

trueque que paga trabajo con trabajo, porque "el dinero prostituye" (38). Un antiguo<br />

valor residual, el del desprecio por la riqueza material, se pone a funcionar como<br />

destello de socialismo utópico <strong>en</strong> este pemonaje que <strong>en</strong> todo mom<strong>en</strong>to es ma¡cado<br />

como extravagante y adelantado a su propio tiempo.<br />

Es por esta salida ficcional del personaje excéntrico que se resuelve una de las<br />

t<strong>en</strong>siones del texto que ti<strong>en</strong>e que vfl con la pregunta por el pasado. La tradición<br />

iluminista y romiíntica de este personaje, es injertada <strong>en</strong> el tronco fértil del sujeto<br />

nacional repres<strong>en</strong>tado por el mestizo Peüo Miguel, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> las <strong>en</strong>señanzas del<br />

maestro darán Íir¡tos más perdurables que los obt<strong>en</strong>idos por la vía de la educación al<br />

repres<strong>en</strong>tante de su propia casta, Cecilio el jov<strong>en</strong>. Pedro Miguel ("aquel que estaba<br />

plantado <strong>en</strong> la vida <strong>en</strong>t¡e dos campos hostiles" [88]) irá apr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do a aceptar su<br />

condición de mestizo al tiempo que apr<strong>en</strong>derá a aceptarse como líder -p¿ra el<br />

trabajo productivo, <strong>en</strong> tiempo de paz; pa¡a la lucha honesta, <strong>en</strong> tiempos de guerfay<br />

como sujeto destinado a construir el único futuro posible que deja¡á <strong>en</strong> pie la<br />

ficción.<br />

La interv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> la memoria colectiva que realiza <strong>Pobre</strong> Negrc prmite,<br />

igualm<strong>en</strong>te, coloca¡ <strong>en</strong> la historia, es derir <strong>en</strong> e¡ pasado, a las culturas populares como un<br />

todo. l,as costumbfes, fiestas, bailes y actos públicos de cariácter popular ----<strong>en</strong> los que lo<br />

cotidiano, lo mágico y lo religioso 56 ¡¡1s2g[¿¡¡- son conyertidos <strong>en</strong> objetos --{e<br />

exposición, colección o culto- que han perdido su s<strong>en</strong>tido <strong>en</strong> la vida cotidiana de la<br />

contemporaneidads. Si bi<strong>en</strong> a lo largo de toda la novela los bailes, fiestas y cre<strong>en</strong>cias<br />

8 Como ha señalado Piere Nora, una de las operaciones claves de la historización de la memoria<br />

consiste <strong>en</strong> desterrito¡ializar las práctic¿s cotidianas sobre las cuales Ia memoria se sosti<strong>en</strong>e: "Memory<br />

being a ph<strong>en</strong>oneDon of emot,on and magic, accomodates only those facts lhat suit i!- l¡ th¡ives on<br />

vague, telescoping rcminisc<strong>en</strong>c€s, on hazy g<strong>en</strong>e¡al iñpr€ssions o¡ speciñc symbolic details. tt is<br />

vulnerable to tra¡sfer<strong>en</strong>c€s, scrc<strong>en</strong> memories, c<strong>en</strong>sorings, and projections of all kinds. History. being<br />

a¡ inÉllectual, nonreligious activity, calls fo¡ analysis and critical discoulse. Memory situares<br />

rcmembra¡ce in a sacred context- History ferrets it out; it tums whatever it touches into prose. Memory<br />

wells up fiom grcups t¡at it welds together. which is to say [-.. ] üat therc tm as many m€mories as<br />

th€rE are grcups, that nemory is by nature multiple yet sf!€cifici col€ctive and plural yet individual.<br />

By contrast, his¡ory b€long b everyone a¡d to no one a¡d the¡efore has a universal vocaúon. Memory<br />

114


del pueblo son mostrados de manera intermit<strong>en</strong>te, una esc<strong>en</strong>a cond<strong>en</strong>sará la relación<br />

jeriárquica que ocupan <strong>en</strong> la imaginación leuada las culturas populares. Se trata de la<br />

esc<strong>en</strong>a <strong>en</strong> la que los esclavos de La Fundación -haci<strong>en</strong>da de los Alcorta- realizan<br />

un velorio de Cruz de Mayo <strong>en</strong> hom<strong>en</strong>aje al "Bu<strong>en</strong> Amito, a qui<strong>en</strong> siempre le habían<br />

gustado aquellos nisticos tomeos" (86) y qui<strong>en</strong> ha regresado a vivir <strong>en</strong> la Casa Grande<br />

justo antes de la abolición de la esclavitud. En esta esc<strong>en</strong>a se ¡epres<strong>en</strong>ta una de las<br />

utopías letradas más €vid<strong>en</strong>tes de toda la ficción: el confinami<strong>en</strong>to de la cultura<br />

popula¡ al ter<strong>en</strong>o de la estética pura y, por tanto, su subordinación a los límites<br />

impuestos por la percepción lerada.<br />

El "amito" está rodeado de sus esclavos y estos recuerdan que <strong>en</strong> su juv<strong>en</strong>tud el<br />

amo "no desdeñó de alternar con los decimistas, que, por ciefo, nunca pudieron<br />

v<strong>en</strong>cerlo, porque t<strong>en</strong>ía mucho verso sabido y pico de oro para sacarlés música cuando<br />

los recitaba' (86). La capacidad del letrado de apropiarse de las formas de la cultura<br />

popular se cornpleta con la imag<strong>en</strong> del jov<strong>en</strong> amo <strong>en</strong>señando a los esclavos historias<br />

y versos prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la cultura occid<strong>en</strong>tal, "cuando por las noches de temporada<br />

<strong>en</strong> la haci<strong>en</strong>da se llegaba hasta el repa¡timi<strong>en</strong>to a recitafles a los esclavos los versos<br />

apr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> sus lecturas" (91). Ambos movimi<strong>en</strong>tos de apmpiación y reapropiación<br />

construy<strong>en</strong> un espacio estético <strong>en</strong> el que se igualan poesía culta y décima popular,<br />

para crear una imag<strong>en</strong> de armonía que sólo parece posible y apreciable <strong>en</strong> el ter¡<strong>en</strong>o<br />

ilustrado del disfrute estético. Una armonía que dep<strong>en</strong>de del sil<strong>en</strong>ciani<strong>en</strong>to de otras<br />

voces que se coloc¿n ---{omo una am<strong>en</strong>aza- fuera del espacio idfico de esta esc<strong>en</strong>a<br />

de comunión, que vale la p<strong>en</strong>a pres<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> una ext<strong>en</strong>sa cita :<br />

Cecilio sonreía complacido. Su arnor al pueblo y su afición poética<br />

armonizaban el emocionado s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to producídole [sic] por aquellas<br />

candorosas forrnas del alma nistica y de la musa ing<strong>en</strong>ua. Era una esc<strong>en</strong>a de<br />

antiguos üempos patriarcales y s<strong>en</strong>cillos qw hacía olvídar por un mom<strong>en</strong>to<br />

la agüada época pres<strong>en</strong>te. La tiema noche estrellada, el símbolo cristiano,<br />

la ceremonia campestre, el señor y el siervo oy<strong>en</strong>do los rudos yersos con una<br />

misma son¡isa de delectación. Ya esto quizá no sucedía sino <strong>en</strong> aquel rincón<br />

del mundo, pero no tardaría <strong>en</strong> llegar hasta allí la tempestad<br />

des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ada <strong>en</strong> otras Letitu¿es, Em una esc<strong>en</strong>a anacrónica que no se<br />

repetiía mucho üempo; pero t<strong>en</strong>ía su belleza, a pesa¡ de todo, y con ella<br />

desaparecería de la tierra una actitud del hombre ante la vida. Por el<br />

mom<strong>en</strong>to, y ya no duraría mucho, bi€n estaban así el amo y el esclavo, con<br />

una rnisma complac<strong>en</strong>cia, oy<strong>en</strong>do unos versos ing<strong>en</strong>uos, por mayo y velorio<br />

de cruz (91, énfasis mío).<br />

is ¡ooted in the concrele: in space, gesture, image, and object. History dwells exclusively on<br />

iemporalcontinuities, on cha¡ges in things and in the relations arnong things. Memory is an absolur€,<br />

while history is always relative" (1996: 3).<br />

I l5


Es este esc<strong>en</strong>a¡io idílico, <strong>en</strong> el que la cultura popular ha sido despojada de todos<br />

los vínculos con la vida cotidiana y con la condición de subordinación social, el que<br />

se verá fracturado con la liberación de los esclavos y la gu<strong>en</strong>a que a partir de ella se<br />

desata. Pero antes de que la guerra llegue al esc<strong>en</strong>a¡io <strong>en</strong> que se desaÍolla la acción<br />

de la novela, Luisana Alcorta ---€l personaje fem<strong>en</strong>ino destinado a la unión<br />

apaciguadora- va a cumplir su papel de mediado¡a <strong>en</strong>tre la civilización y la barbarie,<br />

<strong>en</strong>tre la cultura letrada y la cultura popula¡. La labor iluminista de Cecilio el viejo y<br />

el empeño humanista de Cecilio el jov<strong>en</strong>, van a culminar <strong>en</strong> la obra de domesticación<br />

que la mujer blanca terminará de realizaf sobre el sujeto levantisco que debe ser<br />

g¿rnado para el campo de los valores letrados. No es tanto como mujer sino como<br />

"civilizadora" que cumple su papel fundam<strong>en</strong>tal este personaje. Es su obra de<br />

producción de un espíritu "propio sin reproducción exacta" (ló6) lo que cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong><br />

este proyecto <strong>en</strong> el que la comunidad imaginada debe se¡ construida desde una<br />

estrategia que supere las imposiciones "de ideas extrañas" (Ibid) int<strong>en</strong>tadas por los<br />

viejos let¡ados del tiernpo de la primera república. Una obra pedagógica que sea fruto<br />

de la persuación más que de la imposición. del afeóto más que de la razón, pero que<br />

cumpla su p¡opósito de moldear el alma resist<strong>en</strong>te a ser moldeada. Este propósito<br />

ti<strong>en</strong>e que superar todavía un escollo, el de las difer<strong>en</strong>cias económicas <strong>en</strong>tre los dos<br />

personajes que deberán unirse. La solución será el asc<strong>en</strong>so del mestizo por la vía de<br />

la guerra y será colocada <strong>en</strong> sus manos por la rnisma Luisana, qui<strong>en</strong> arreglará con el<br />

cura del pueblo un nombrami<strong>en</strong>to para Peüo Miguel que le permita ingresar a las<br />

filas federales como oficial del ejército rebelde.<br />

El ¡azonami<strong>en</strong>to calculado a panir del cual el pe¡sonaje fem<strong>en</strong>ino diseña su<br />

futura unión (1é9-170) muestra una distancia considerable con los argum<strong>en</strong>tos<br />

tradicionales que despliegan idilios rom¡ánticos para permitir la unión de personajes<br />

no si<strong>en</strong>pre armoniosos. Aquí, el idilio jamás se plantea, las resoluciones se toman<br />

fríam<strong>en</strong>te, la pareja no pasa por el conejo ni el noviazgo sino que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra con el<br />

hecho inevitable de su futura alianza. Esta aus<strong>en</strong>cia de romance y de idilio muestra<br />

una vez más el prcpósito didáctico de una <strong>en</strong>unciación que pret<strong>en</strong>de construir, a través<br />

de la repres<strong>en</strong>tación de un modelo ideal de unión de pareja y de familia, todo un<br />

proyecto de nación, imaginado desde la perspectiva letrada como obra de la voluntad<br />

y del esfuerzo miís que de s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos "primitivos" como la pasión. El ingredi<strong>en</strong>te<br />

del od.ío que se desata para contrarrestar el amor servirá de fue¡za &amática que<br />

moülice todo el capítulo final <strong>en</strong> que se repres<strong>en</strong>ta el <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to armado.<br />

Pa¡a el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que se desata la guerra ya la novela ha pasado por sus tres<br />

prirneras partes, dejando la repres<strong>en</strong>tación de la lucha armada para la cuarta y última<br />

jornada. No deja de ser significativa esta distribución desigual del relato <strong>en</strong> un texto<br />

que ha sido considerado unánimem<strong>en</strong>te como un relato de la guerra. En realidad, el<br />

<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to sólo ocupa una porción m<strong>en</strong>or de la ficción y ap<strong>en</strong>as se repres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong><br />

116


una batalla fallida que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta a Pe&o Miguel con el antiguo noyio de Luisana,<br />

"mantuanito" con el que el mestizo ti<strong>en</strong>e una deuda p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te desde los primeros<br />

capítulos de la novela, Las demás imág<strong>en</strong>es de la guerra se repart<strong>en</strong> <strong>en</strong> cuatro breves<br />

esc<strong>en</strong>as tituladas "¡Aquel sil<strong>en</strong>cio!", "Aquella visión atroz", ,,Fascinación,, y<br />

"V<strong>en</strong>ezuela". Esc<strong>en</strong>as que sirv<strong>en</strong> pa.ra mostrar una visión de la viol<strong>en</strong>cia como fuerza<br />

destructora gratuita e inútil ---que apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se desata sin posibilidad de<br />

cont<strong>en</strong>ción- y que funcionan como ma¡co d<strong>en</strong>tro del cual se van a definir los sujetos<br />

que definitivam<strong>en</strong>te seriín excluidos del proyecto de nación que la novela diseña.<br />

A tavés de la pres<strong>en</strong>tación de las esc<strong>en</strong>as de la guerra la ficción mostrará<br />

argum<strong>en</strong>tos pafa la <strong>exclusión</strong> de todos aquellos personajes de extracción popula¡ que<br />

aspir<strong>en</strong> al asc<strong>en</strong>so desde los márg<strong>en</strong>es del proyecto ilustrado; personajes que se<br />

dibujan como hombres de presa, destructores sin voluntad de edificación posterior,<br />

que se guían básicam<strong>en</strong>te por el instinto y cafec<strong>en</strong> de capacidad de organizarse y<br />

gobemarse a sí rnismos con arreglo a las normas de la civilización, que implican<br />

valores de hombría, val<strong>en</strong>tía, despr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de lo material, eÍteteza de carácfer.<br />

Estos valores ilustrados seriín atribuidos al mestizo Pe&o Miguel, que s<strong>en</strong>i el único<br />

sobrevivi<strong>en</strong>te de una vorágine de yiol<strong>en</strong>cia de la que finalm<strong>en</strong>te escapan los<br />

personajes que formariín el germ<strong>en</strong> de la futu¡a nación.<br />

Es importante det<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> la repres<strong>en</strong>tación de la viol<strong>en</strong>cia que se elabora desde<br />

esta perspectiva porque es, sin duda, el índice más claro de la a¡ticulación <strong>en</strong>tre esta<br />

ficción histórica y el mom<strong>en</strong>to de <strong>en</strong>unciación real del discurso. La viol<strong>en</strong>cia es<br />

repres<strong>en</strong>tada a lo largo de todo el texto como un valor negativo, incluso <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos<br />

<strong>en</strong> que pareciera construirse desde una perspectiva libe¡al, como es el caso de los<br />

discursos "revoluciona¡ios" de Cecilio Céspedes o del pad¡e Mediavilla. Cuando la<br />

guerra se cierra, <strong>en</strong> el último fragm<strong>en</strong>to de la novela, las palabras de Ceciüo el viejo<br />

revelan la conclusión definitiva:<br />

La revolución federal habÍa triunfado ---diíale después a Pedro Miguel<br />

Cecilio el viejo. ¡Y yo que la anuncié llamr4ndola el Gran Semb¡ador! De.<br />

c<strong>en</strong>iz¿s regadas con sangre nos ha dejado cubierto el suelo. y <strong>en</strong> los<br />

coraz ones, esüagos iremediables quizás (223).<br />

Esta conclusión, <strong>en</strong> boca de uno de los personajes más autorizados ¡ror la ficción,<br />

borra todos los s<strong>en</strong>tidos esperanzados y positivos que fmidam<strong>en</strong>te se habían<br />

mostrado con respecto a las posibilidades constructivas de la guerra, cuando <strong>en</strong> los<br />

primeros capítulos de la noyela el mismo personaje había fom<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> sus discípulos<br />

un espíritu de rebelión. La viol<strong>en</strong>cia queda <strong>en</strong>tonces cond<strong>en</strong>ada al espacio de lo<br />

excluido <strong>en</strong> el que se han colocado ya los valores de la cultura popular repres<strong>en</strong>tados<br />

<strong>en</strong> sus personajes más "ariscos". Sin duda, se trata de una reflexión que dialoga<br />

117


implícitam<strong>en</strong>te con la situación de conflicto que vive el país <strong>en</strong> los años <strong>en</strong> que esta<br />

novela es publicada. Un int<strong>en</strong>to de ofd<strong>en</strong>ar la her<strong>en</strong>cia viol<strong>en</strong>ta del pasado e<br />

imaginada como definitivam<strong>en</strong>te superada, <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que es precisam<strong>en</strong>te la<br />

viol<strong>en</strong>cia la que am<strong>en</strong>aza el ord<strong>en</strong> del sistema político repres<strong>en</strong>taúvo que se pret<strong>en</strong>de<br />

instaurar luego de la muerte del dictador<br />

Y <strong>en</strong> esa solución imaginaria de los conflictos del pres<strong>en</strong>te, por la vía de la<br />

relectura de los conflictos del pasado, la novela <strong>Pobre</strong> Negro cumple con su papel de<br />

redefinir la función del letrado fr<strong>en</strong>te a la sociedad. Una función educadora y<br />

patemalista, que le otorga c<strong>en</strong>tralidad a un sector letrado t¡adicional <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to<br />

de conflictos y <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos. Esta propuesta implicará la cont<strong>en</strong>ción de la<br />

viol<strong>en</strong>cia --{ue se percibe como caos- por la vía de la educación, que sería el<br />

camino del ord<strong>en</strong>; la postergación de las soluciones inmediatas -i¡ue implican una<br />

rebelión abierta- <strong>en</strong> función de promover los cambios l<strong>en</strong>tos, a muy largo plazo. Una<br />

comunidad nacional imaginada a partir de estos parámetros de l<strong>en</strong>ta ferm<strong>en</strong>tación de<br />

cambios es lo que se r€pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la imag<strong>en</strong> final de Ia novela, <strong>en</strong> la que Luisana<br />

Alcorta ñnalm<strong>en</strong>te se une a Pedro Miguel (Alcona) cumpli<strong>en</strong>do con un destino que,<br />

para decirlo con las palabras del na¡rado¡ "si<strong>en</strong>do imprevisto, no le caía extraño"<br />

(227).<br />

Ese destino, que se emblematiza <strong>en</strong> la imag<strong>en</strong> de la embarcación <strong>en</strong>¡umbada<br />

hacia el horizonte -como <strong>en</strong> la esc<strong>en</strong>a final de Canaimt-, dibuja una perspectiva<br />

de futuro <strong>en</strong> la que los contrarios parec<strong>en</strong> sintetizarse <strong>en</strong> una unión armoniosa. Sin<br />

embargo, como hemos visto, Pedro Miguél -mestizo de alma blanca- no es el<br />

sujeto contrario a los valores que repres<strong>en</strong>ta Luisana. Estos sujetos verdaderam<strong>en</strong>te<br />

"otros" ha¡ sido sistemáticam<strong>en</strong>te excluidos de la repres<strong>en</strong>tación. Sus valotes,<br />

principios y saberes se han i¡cor?orado <strong>en</strong> el texto sólo para se¡ estetizados o<br />

meticulosam<strong>en</strong>te cond<strong>en</strong>ados como males que deb<strong>en</strong> superarse. El proceso de<br />

<strong>mestizaje</strong> resulta, <strong>en</strong>tonces, un movimi<strong>en</strong>to de <strong>exclusión</strong> implacable que, al tiempo<br />

que legitirna -por la vía de las uniones incestuosas- la superviv<strong>en</strong>cia de un sector<br />

específico del espectro social, cancela las aspiraciones de las "razas v<strong>en</strong>cidas" <strong>en</strong><br />

favor del progresivo "<strong>blanqueami<strong>en</strong>to</strong>" no sólo de la piel, sino de toda la cultura de la<br />

comunidad imaginada de la patria. En el camino ha quedado conjurada la am<strong>en</strong>aza del<br />

desord<strong>en</strong>, por la vía de cond<strong>en</strong>ar a la <strong>exclusión</strong> la cultura del cimarronaje y la viol<strong>en</strong>cia,<br />

para imponer la solución ficcional del ord<strong>en</strong> letrado y lograr la domesticación<br />

imaginaria del cimarrón.<br />

tv<br />

La fábula id<strong>en</strong>titaria del <strong>mestizaje</strong> que la novela de Gallegos construye muestra<br />

un itinerario de "pasiones obligatorias" (Ruggiero, 1993) que tal vez sea posible<br />

I t8


ext<strong>en</strong>der a otras ficciones fundacionales de América Latina y el Caribe. Es posible<br />

sost<strong>en</strong>er que el dispositivo del <strong>mestizaje</strong> ha funcionado <strong>en</strong> esta región como una<br />

máquina aplanadora'que posibilita la lectura de un pasado de agudas t<strong>en</strong>siones como<br />

si se t¡atara de un relato de apr<strong>en</strong>dizaje <strong>en</strong> el que el "se¡ nacional" ha asimilado las<br />

lecciones de la historia y ha "superado" los escollos de la división y la t<strong>en</strong>sión para<br />

volverse Uno <strong>en</strong> el cuerpo del sujeto mestizo. En el camino de ta hibridación, la<br />

matriz popula¡: del sujeto mestizo ha sido incorporada <strong>en</strong> situación de subaltemidad o<br />

digerida y procesada como resto, para producir un todo de apari<strong>en</strong>cia coher<strong>en</strong>te que<br />

es sin duda el resultado "blanqueado" de una mezcla desigual.<br />

Lo más destacado <strong>en</strong> el proceso de g<strong>en</strong>eración de este relato de id<strong>en</strong>tidad mestiza<br />

es, de hecho, el valor que adquiere la voz letrada que <strong>en</strong>uncia el discurso. Los relatos<br />

de integración/<strong>exclusión</strong> que se han ejemplificado aquí con <strong>Pobre</strong> negro tier'<strong>en</strong> la<br />

vinud de producir un inmediato reconocimi<strong>en</strong>to de sus autores como ag<strong>en</strong>tes de<br />

conciliación nacional. Su hazaña cultural consiste <strong>en</strong> ofrece¡ relatos cohesivos y<br />

apaciguadores a comunidades profundam<strong>en</strong>te divididas y fragm<strong>en</strong>tadas. Por medio de<br />

esta oferta, el <strong>en</strong>te emisor se coloca <strong>en</strong> un lugar de privilegio <strong>en</strong> el campo cultural que<br />

ocupa, porque el efecto de id<strong>en</strong>tidad que su discurso produce se basa <strong>en</strong> una apelación<br />

utópica. La utopía de la fusión perfecta de campos <strong>en</strong> disputa constituye, <strong>en</strong>tonces, la<br />

base de reconocimi<strong>en</strong>to que sosteodrá al sector letrado, que difunde el relato del<br />

<strong>mestizaje</strong> como proyecto para naciones futuras.<br />

Esta utopía del <strong>mestizaje</strong> absoluto funciona como una mi4quina aplanadora que<br />

convierte toda superficie rugosa <strong>en</strong> un territorio transitable. Y qui<strong>en</strong> transita ese<br />

territorio es el letrado que imagina una comunidad unificada y estable. De este modo,<br />

el deseo de armonía se transmuta <strong>en</strong> Historia y, una y otra vez, se refleja sobre sí<br />

rnismo como yerdad y repres<strong>en</strong>tación. Pero parece claro, como se ha visto <strong>en</strong> una<br />

novela paradigmática del discurso del <strong>mestizaje</strong> como es Paáre negro, que estafíbtla<br />

de id<strong>en</strong>tidad sólo puede funcionar como dispositivo de regulación cuando g<strong>en</strong>era<br />

exclusiones. El <strong>mestizaje</strong> se conviette, <strong>en</strong>tonces, más <strong>en</strong> un dispositivo de control que<br />

<strong>en</strong> un mecanismo de inclusión. Su cariícter utópico se desvanece, dejando <strong>en</strong> pie sólo<br />

su condición de valor de cambio <strong>en</strong> el proceso de acumulación de capital cultural<br />

llevado a cabo por las élites letradas de América Latina.<br />

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9 Me rcfierc a la noción de "smoothine nach;a¿r" desa¡rollad¿ por Witliam Bogard (2000) a pafi¡ de<br />

los Fabajos ya cliísicos de Deleuze y Guatta¡i. Pa¡a Boga¡d las relaciones sociales pued<strong>en</strong> ser<br />

compr<strong>en</strong>didas como relaciones de incoryoración. Desde esta prspectiva el proceso de socialización<br />

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sería un conjunto de secu<strong>en</strong>cias de distribución de flujos, difer<strong>en</strong>ciaciones y alineaciones, que marcan<br />

los cuerpos para alisar sus superficies y definir sus trayectorias. Estas secu<strong>en</strong>cias sería¡ realizadas por<br />

diversas "¡náquinas de aplanar", <strong>en</strong>tr€ las cuales Bogard cu€nta el l<strong>en</strong>guaje y los códigos sociales. l¡s<br />

rela¡os de id<strong>en</strong>tidad serían, según c¡€o, modelos de ñiíquinas aplanadoras<br />

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