You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
PETRARCA EN QUEVEDO<br />
Manuel Ángel Candelas Colodrón<br />
Universidade de Vigo<br />
«Estudios reci<strong>en</strong>tes han demostrado que la influ<strong>en</strong>cia directa [de <strong>Petrarca</strong>] sobre<br />
<strong>Quevedo</strong> es mínima. Lo que se puede apreciar <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong> son los inevitables vestigios<br />
del «petrarquismo» y la influ<strong>en</strong>cia mínima de poetas más próximos a su espíritu y a su<br />
g<strong>en</strong>eración» 1 . El com<strong>en</strong>tario de Olivares sobre esta escasa pres<strong>en</strong>cia del autor italiano<br />
<strong>en</strong> la poesía de don Francisco merece, sin duda, una at<strong>en</strong>ción mayor: yo voy a tratar de<br />
seguir los pasos de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong> y comprobar si afirmaciones tan tajantes como<br />
la de Olivares pose<strong>en</strong> una base sólida y cierta.<br />
Convi<strong>en</strong>e antes de nada as<strong>en</strong>tar dos premisas o dos matices: <strong>en</strong> primer lugar, prescindiré<br />
de todo análisis formalista o estilístico. El libro de Pozuelo Yvancos me exime<br />
<strong>en</strong> gran medida de tamaña empresa 2 . Las metáforas ígneas, los oxymorons sobre fuegohielo,<br />
la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia al silogismo y a la argum<strong>en</strong>tatio <strong>en</strong> la construcción de los sonetos,<br />
que desde luego vinculan a <strong>Quevedo</strong> con la tradición petrarquista, quedan fuera de este<br />
trabajo.También prescindiré de algo que Santiago Fernández Mosquera explica con<br />
claridad <strong>en</strong> su trabajo sobre la poesía amorosa de <strong>Quevedo</strong> 3 : la huella estructural del<br />
Canzoniere petrarquista y, sobre todo, de lo que él d<strong>en</strong>omina el género del cancionero<br />
petrarquista, derivado del anterior aunque un tanto difer<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> Canta sola a Lisi, la<br />
1<br />
Julián Olivares, La poesía amorosa de Francisco de <strong>Quevedo</strong>, Madrid, Siglo XXI, 1995, pp. 64-65.<br />
2<br />
José María Pozuelo Yvancos, El l<strong>en</strong>guaje poético de la poesía amorosa de <strong>Quevedo</strong>, Secretariado de<br />
Publicaciones, Murcia, Universidad de Murcia, 1979.<br />
3<br />
Santiago Fernández Mosquera, La poesía amorosa de <strong>Quevedo</strong>, (tesis <strong>en</strong> microficha), Santiago,<br />
Universidad de Santiago de Compostela, 1992.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
330 MANUEL ÁNGEL CANDELAS COWDRÓN<br />
sección que figura como conjunto <strong>en</strong> el interior de la musa Erato. Ambos aspectos<br />
deb<strong>en</strong> sumarse al final de este análisis a mayor gloria del petrarquismo quevediano.<br />
En segundo lugar debe <strong>en</strong>fatizarse lo sufici<strong>en</strong>te la dificultad que <strong>en</strong>traña un análisis<br />
de correspond<strong>en</strong>cias biunívocas <strong>en</strong>tre ambos autores, como si estuvieran conectados<br />
directam<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro del maremagnum complejo del petrarquismo. Yo, por tanto, voy a<br />
marcar los vínculos construy<strong>en</strong>do las vías de relación, como si el complejo mundo que<br />
los rodea no existiese, <strong>en</strong> un ejercicio de énfasis y subrayados provisional, que luego,<br />
como <strong>en</strong> la premisa anterior, convi<strong>en</strong>e restituir <strong>en</strong> su intrincada integridad.<br />
A mí me interesa de forma especial resaltar dos aspectos fundam<strong>en</strong>tales de la pres<strong>en</strong>cia<br />
de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> la poesía de <strong>Quevedo</strong>: <strong>en</strong> primer lugar, el uso que hace de <strong>Petrarca</strong><br />
<strong>en</strong> la poesía amorosa y, <strong>en</strong> segundo lugar, como rasgo más insospechado, el rastro del<br />
autor toscano <strong>en</strong> composiciones de otra naturaleza distinta a la amorosa, de forma<br />
particular <strong>en</strong> la poesía moral.<br />
Un trabajo de esta naturaleza debe com<strong>en</strong>zar con las palabras de González de Salas<br />
<strong>en</strong> los preliminares a la sección Canta sola a Lisi de la musa Erato. Al mismo tiempo<br />
que indica que su estructura se debe a su interv<strong>en</strong>ción, Salas reconoce la voluntad de<br />
<strong>Quevedo</strong> de <strong>en</strong>lazar con la manera petrarquista:<br />
Confieso, pues, ahora, que advirti<strong>en</strong>do el discurso <strong>en</strong>amorado que se colige del<br />
contexto de esta sección, que yo reduje a la forma que hoy ti<strong>en</strong>e, vine a persuadirme que<br />
mucho quiso nuestro poeta este su amor semejase al que habernos insinuado del <strong>Petrarca</strong>.<br />
El ocioso que con particularidad fuese confiri<strong>en</strong>do los sonetos aquí cont<strong>en</strong>idos con los<br />
que <strong>en</strong> las rimas se le<strong>en</strong> del poeta toscano, grande paridad hallaría sin duda, que quiso<br />
don Francisco imitar <strong>en</strong> esta expresión de sus afectos.(...) Mucho par<strong>en</strong>tesco, <strong>en</strong> fin,<br />
habernos de dar <strong>en</strong> estas dos tan parecidas afecciones [<strong>en</strong> vida y <strong>en</strong> muerte de Laura],<br />
como <strong>en</strong> la significación le ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los conceptos con que ambos manifestaron sus poesías<br />
4 .<br />
A pesar de esta indicación, pocas trazas nítidas se hallan precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Canta<br />
sola a Lisi, si se exceptúan los idilios que pres<strong>en</strong>tan ecos precisos de <strong>Petrarca</strong> -<strong>en</strong><br />
especial «Voyme por altos montes paso a paso», que luego com<strong>en</strong>taré- y el soneto<br />
«Colora abril el campo que mancilla» cuya única relación con el texto de <strong>Petrarca</strong> se<br />
advierte <strong>en</strong> la similar topografía del espl<strong>en</strong>dor primaveral y <strong>en</strong> la utilización exacta del<br />
último verso petrarquista «primavera per me pur non é mai» como idea principal del<br />
poema de <strong>Quevedo</strong>.<br />
Es, no obstante, <strong>en</strong> la musa Euterpe de Las tres musas, de cierto tono bucólico,<br />
donde concurr<strong>en</strong> las composiciones que mayor vínculo pres<strong>en</strong>tan con <strong>Petrarca</strong>. Joseph<br />
G. Fucilla mostró con claridad la deuda de dos sonetos con sus respectivos petrarquistas.<br />
En ambos casos, se observa un idéntico mecanismo de recreación: la imitación literal<br />
(o casi literal) de los cuartetos y del primer terceto, y la aportación personal de <strong>Quevedo</strong><br />
<strong>en</strong> la conclusión del poema. Olivares destaca los detalles que separan a «Passer mai<br />
4 Cito por la edición de José Manuel Blecua, Francisco de <strong>Quevedo</strong>, Obra poética, Madrid, Castalia,<br />
1969, tomo I, p. 117.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
PETRARCA EN QUEVEDO<br />
solitario in alcun tetto» de su imitación «Más solitario pájaro, ¿<strong>en</strong> cuál techo» 5 . Al<br />
marg<strong>en</strong> de la vinculación de ambos con el salmo bíblico 102, lo más importante consiste<br />
<strong>en</strong> esa desviación del último terceto, aspecto que se repite <strong>en</strong> «Tutto'l di piango, et<br />
poi la notte quando» y «Lloro mi<strong>en</strong>tras el sol alumbra y cuando». En este caso, <strong>Petrarca</strong><br />
reprocha de modo indirecto a la Piedad, figura personificada, que no alivie sus males,<br />
mi<strong>en</strong>tras <strong>Quevedo</strong>, con una hiperbolización del s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, se compadece de sí mismo<br />
por preferir la propia tortura -«mi verdugo adoro»- a escapar a sus lam<strong>en</strong>tos. Los<br />
poemas elegidos por <strong>Quevedo</strong> están muy próximos <strong>en</strong> el Canzoniere y <strong>en</strong> ambos casos<br />
se pres<strong>en</strong>ta una exagerada y afín expresión del amor, donde las lágrimas, el dolor, la<br />
aus<strong>en</strong>cia de la amada constituy<strong>en</strong> los motivos principales de las composiciones. <strong>Quevedo</strong><br />
parece preferir del poeta italiano una manera de s<strong>en</strong>tir particularm<strong>en</strong>te dolorosa, emotiva<br />
<strong>en</strong> el des<strong>en</strong>gaño y la tristeza.<br />
No sólo los sonetos requier<strong>en</strong> la ayuda de <strong>Petrarca</strong>: las silvas de <strong>Quevedo</strong> ofrec<strong>en</strong><br />
también espacio para la imitación, si bi<strong>en</strong> de m<strong>en</strong>or relieve. Un ejemplo es el del idilio<br />
«Voyme por altos montes paso a paso», que figura d<strong>en</strong>tro del el<strong>en</strong>co de silvas incluido<br />
<strong>en</strong> la musa Calíope. Es el que pres<strong>en</strong>ta mayor afinidad con la letra de <strong>Petrarca</strong>. Cario<br />
Consiglio, y más tarde Joseph G. Fucilla, señalan que la silva recrea los primeros versos<br />
de la canción 129, aunque es evid<strong>en</strong>te que la deuda se desvanece luego 6 . En concreto<br />
sólo la primera estrofa de la composición quevediana muestra relaciones con el texto<br />
de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> forma de síntesis de varios motivos y fórmulas literarias del poeta italiano.<br />
Los dos primeros versos del idilio-silva, «Voyme por altos montes, paso a paso /<br />
llorando mis verdades», evocan el arranque del poema petrarquesco y los primeros<br />
versos de la segunda estrofa: «De p<strong>en</strong>sier in p<strong>en</strong>sier, di monte in monte / mi guida<br />
Amor» y «Per alti monti e per selve aspre trovo qualche riposo». Los dos sigui<strong>en</strong>tes,<br />
«que el fuego ardi<strong>en</strong>te y dulce <strong>en</strong> que me abraso / sólo le fío de estas soledades»,<br />
resum<strong>en</strong> dos ideas ap<strong>en</strong>as delineadas por <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> la primera estancia de su canción:<br />
la imag<strong>en</strong> del fuego como símbolo del amor y la perspectiva del poeta solitario:<br />
Se 'n solitaria piaggia, rivo, o fonte<br />
se 'n fra dúo poggi siede ombrosa valle,<br />
i vi s'acqueta raima sbigottita;<br />
e come Amor T<strong>en</strong> vita,<br />
or ride, or piange, or teme, or s'assecura:<br />
e '1 vólto che lei segué ov'ella il m<strong>en</strong>a<br />
si turba e rasser<strong>en</strong>a,<br />
et in un esser picciol tempo dura;<br />
onde a la vista uom di tal vita esperto<br />
diria: -Questo arde, e di suo stato é incerto. (4-13)<br />
5 Julián Olivares (ob. cit) procede con un método comparativo para concluir, de forma un tanto<br />
tautológica, que la difer<strong>en</strong>cia «la constituye la expresión de estas emociones. En ambos extremos del espectro<br />
emocional se deja s<strong>en</strong>tir con más int<strong>en</strong>sidad la voz barroca de <strong>Quevedo</strong>».<br />
6 Cario Consiglio, «El poema a Lisi y su petrarquismo», Mediterráneo, 13-15 (1945), pp. 82-83; y<br />
Joseph G. Fucilla, Estudios sobre el petrarquismo, Madrid, 1960, pp. 195-209.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
332 MANUELÁNGEL CANDELAS COLODRÓN<br />
Los dos últimos versos de la estrofa quevediana, «de donde nace a cada pie que<br />
muevo, / de antiguo amor, un p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to nuevo» repit<strong>en</strong> al pie de la letra los versos<br />
17-18 de la canción petrarquista: «A ciascun passo nasce un p<strong>en</strong>sernovo / de la<br />
mia donna». El resto de ambos poemas se desarrolla de forma diversa, aunque <strong>en</strong> el<br />
poema quevediano subsiste al m<strong>en</strong>os el espíritu petrarquista otorgado por este comi<strong>en</strong>zo.<br />
La composición Himno a las estrellas parte de una canzonetta de Marino, dedicada a<br />
la Virg<strong>en</strong> María. Sin embargo, ciertos versos surg<strong>en</strong> de la contaminación variada de pasajes<br />
petrarquistas, tal y como Gonzalo SQbejano sugiere: la sextina «A qualunque anímale<br />
alberga in terra»(22), para la apelación y la exhortación a las estrellas; y la canción «Verdi<br />
panni, sanguigni, oscuri o persi»(29), para la asociación de las estrellas con la amada:<br />
Prima ch'i' torni a voi, luc<strong>en</strong>ti stelle,<br />
o tomi giü ne 1'amorosa selva,<br />
lassando il corpo che fia trita térra,<br />
vedess'io in lei pietá, che 'n un sol giorno<br />
puó ristorar molt' anni, e nanzi 1' alba<br />
puommi arichir dal tramontar del solé!<br />
recataré del sol la lira mía<br />
y empezaré a cantar muri<strong>en</strong>do el día» (65-66),<br />
B<strong>en</strong>igne 7 stelle che compagne férsi<br />
al fortunato fianco,<br />
quando'l bel parto giü nel mondo scorse!.<br />
Si <strong>en</strong>tre vosotras una<br />
miró sobre su parto y nacimi<strong>en</strong>to,<br />
y della se <strong>en</strong>cargó desde la cuna. (55-57)<br />
La influ<strong>en</strong>cia de <strong>Petrarca</strong> también se observa <strong>en</strong> la silva «¿Con qué culpa tan grave»<br />
8 . A pesar de partir con claridad de la silva-epigrama de Estacio Somnum, esta<br />
composición, por un procedimi<strong>en</strong>to de amplificatio, toma ciertos pasajes del Canzoniere,<br />
<strong>en</strong> concreto las composiciones 50 y 216, tal y como Gonzalo Sobejano indica 9 . De la<br />
canción 50 de <strong>Petrarca</strong> <strong>Quevedo</strong> recoge los motivos del pastor que duerme despreocupado<br />
<strong>en</strong> su cabana, confrontado al desvelo que consume al poeta:<br />
Quando vede '1 pastor calare i raggi<br />
del gran pianeta al nido ov'egli alberga,<br />
7<br />
El adjetivo aparece como predicativo <strong>en</strong> el poema de <strong>Quevedo</strong>, nueva prueba de que el texto de<br />
<strong>Petrarca</strong> servía de inspiración: «si miráis b<strong>en</strong>ignas y clem<strong>en</strong>tes».<br />
8<br />
Véase James O. Crosby-Lía Schwartz Lerner, «La silva El sueño de <strong>Quevedo</strong>: génesis y revisiones»,<br />
BHS, 63, 1986, pp. 111.126.<br />
9<br />
Gonzalo Sobejano, «Himno a las estrellas: la imaginación nocturna de <strong>Quevedo</strong>», <strong>Quevedo</strong> in perspective.<br />
Elev<strong>en</strong> essaysfor the Quadric<strong>en</strong>t<strong>en</strong>nial, Juan de la Cuesta, Delaware, Newark, 1982, pp. 35-56.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
PETRARCA EN QUEVEDO 333<br />
e 'nbrunir le contrade d'ori<strong>en</strong>te,<br />
(...)<br />
Ahi, crudo Amor, ma tu allor piü m'informe<br />
a seguir d'una fera che mi strugge<br />
la voce e i passi e l'orme,<br />
e lei non stringi che s'appiatta e fugge.<br />
Gozante <strong>en</strong> las cabanas<br />
y debajo del cielo<br />
los ásperos villanos; (56-58)<br />
(...)<br />
y yo no puedo hallarte, aunque lo int<strong>en</strong>te,<br />
<strong>en</strong>tre mi p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y mi deseo.(62-63)<br />
Del soneto 216, «Tutto'l di piango, et poi la notte, quando», ya imitado por <strong>Quevedo</strong>,<br />
como he com<strong>en</strong>tado, el autor español toma la idea del contraste <strong>en</strong>tre la vigilia del<br />
poeta y el sosiego y la paz del mundo durante la noche, repetida de forma constante a lo<br />
largo de la silva:<br />
Tutto'l di piango; et poi la notte, quando<br />
pr<strong>en</strong>don riposo i miseri mortali<br />
trovomi in pianto e raddoppiansi i mali:<br />
COSÍ sp<strong>en</strong>do'l mió tempo lagrimando.<br />
In tristo umor vo li occhi consumando,<br />
e '1 cor in doglia; e son fra li animali<br />
l'ultimo si, che li amorosi strali<br />
mi t<strong>en</strong>gon ad ogni or di pace in bando.<br />
Otros ecos de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> la poesía amorosa de <strong>Quevedo</strong> se pued<strong>en</strong> espigar con<br />
mayor o m<strong>en</strong>or det<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to 10 . Sin embargo, hay un aspecto, ya resaltado, de la imitación<br />
quevediana de <strong>Petrarca</strong> que, a mi juicio, ha pasado desapercibido: me refiero al<br />
influjo de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> la poesía moral de <strong>Quevedo</strong>. Conocida es la vinculación de<br />
ambos autores con la corri<strong>en</strong>te estoicista, bi<strong>en</strong> por directa comunión con Séneca o bi<strong>en</strong>,<br />
como puede ser el caso de <strong>Quevedo</strong>, que no descarta el anterior, por la asimilación del<br />
neoestoicismo imperante <strong>en</strong> la Europa de finales del XVI y principios del XVII. Séneca<br />
10 En «Al tronco y al fu<strong>en</strong>te» se escuchan evocaciones de los versos del soneto 353, «Vago augelletto,<br />
che cantando vai», mediante la traslación del s<strong>en</strong>tir del poeta al dolor del pajarillo; <strong>en</strong> «O sea que olvidado»<br />
se adviert<strong>en</strong> reminisc<strong>en</strong>cias lejanas del soneto 208, «Rápido flume, che d'alpestra v<strong>en</strong>a», <strong>en</strong> la interlocución<br />
de un río que desci<strong>en</strong>de precipitadam<strong>en</strong>te desde la altura. James O. Crosby (ed., Francisco de <strong>Quevedo</strong>,<br />
Poesía varia, Madrid, Cátedra, 1985 3 ) propone la relación de «Diez años de mi vida se ha llevado» con el<br />
soneto «Dicesette anni á giá rivolto il cielo» y «Cargado voy de mí: veo delante» con el soneto «lo mi<br />
rivolgo indietro a ciascun passo», cuyo segundo verso «col corpo stancho ch'a gran p<strong>en</strong>a porto» sugirió a<br />
<strong>Quevedo</strong> el arranque de su soneto, tal vez a través de Boscán, «Cargado voy de mí doquier que ando», como<br />
Fucilla indica (ob. cit., p. 201).<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
334 MANUELÁNGEL CANDELAS COLODRÓN<br />
aporta una philosophia vitae que <strong>Petrarca</strong> y <strong>Quevedo</strong> desarrollan a lo largo de su producción<br />
poética, sea ésta de ord<strong>en</strong> moral, amoroso o aun de <strong>en</strong>comio fúnebre 11 .<br />
La visión sobre la vida que se extrae de los poemas amorosos de <strong>Petrarca</strong> conduce<br />
al estoicismo: el paso del tiempo, la recurr<strong>en</strong>cia de la Muerte, como aliada o <strong>en</strong>emiga,<br />
la gravedad del yo que se mira y analiza <strong>en</strong> cada instante de lo efímero. Esa faceta de<br />
introspección interior <strong>en</strong> la que el objeto amado es <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte sólo instrum<strong>en</strong>to<br />
pasa a <strong>Quevedo</strong>, qui<strong>en</strong>, <strong>en</strong> ocasiones, prescinde incluso de la amada o de cualquier<br />
signo amoroso para definitivam<strong>en</strong>te hablar de sí mismo, como un ser solitario, perdido,<br />
muerto incluso <strong>en</strong> vida.<br />
Es el caso, por ejemplo, del soneto 216 de <strong>Petrarca</strong>, «Tutto'l di piango; e poi la<br />
notte, quando» -por el que se ve que <strong>Quevedo</strong> s<strong>en</strong>tía una especial predilección-, de<br />
naturaleza amorosa, que sirve para construir bu<strong>en</strong>a parte del final de la silva moral<br />
«¿Ves, Floro, que, prestando la Arismética.»:<br />
Lasso!, che pur da l'un a l'altro solé,<br />
e da Tuna ombra a l'altra, ho giá '1 piü corso<br />
di questa morte che si chiama vita.<br />
No cu<strong>en</strong>tes por sus líneas solam<strong>en</strong>te<br />
las horas, sino lógrelas tu m<strong>en</strong>te;<br />
pues <strong>en</strong> él, recordada,<br />
ves tu muerte <strong>en</strong> tu vida retratada,<br />
cuando tú, que eres sombra,<br />
pues la santa Verdad ansí te nombra,<br />
como la sombra suya, peregrino,<br />
desde un número <strong>en</strong> otro tu camino<br />
corres, y pasajero,<br />
te aguarda sombra el número postrero. (17-26)<br />
Más claro es el influjo del soneto 272, «La vitafugge et non s'arresta una hora» <strong>en</strong><br />
la composición de «¡Oh tú, que, inadvertido, peregrinas». El poema de <strong>Petrarca</strong> es<br />
amoroso; el último verso lo proclama: «i lumi bei che mirar soglio, sp<strong>en</strong>ti» son los ojos<br />
definitivam<strong>en</strong>te cerrados de la amada muerta. En el de <strong>Quevedo</strong>, que José Manuel<br />
Blecua quiso metafísico, predomina el dictado s<strong>en</strong>equista y, por lo tanto, un sesgo<br />
moral sobre la concepción de la vida. Sin embargo, <strong>en</strong>tre ambos se aprecian analogías.<br />
En primer lugar, la idea del tempusfugit se pres<strong>en</strong>ta de la misma forma: «la vita fugge<br />
non s'arresta una ora / et la morte vi<strong>en</strong> dietro a gran giornate»,<br />
11 No se puede olvidar <strong>en</strong> este análisis de las relaciones <strong>en</strong>tre <strong>Petrarca</strong> y <strong>Quevedo</strong> la extraordinaria<br />
deuda de la canción fúnebre a don Luis Carrillo y Sotomayor, «Miré ligera nave» con la <strong>en</strong>igmática -por<br />
alegórica- canción petrarquista «Standomi un giorno solo a la finestra», a la muerte de madonna Laura.<br />
Fucilla (ob. cit., p. 195, nota 3) lo anota, pero prescinde de cualquier com<strong>en</strong>tario adicional. El extraño<br />
carácter de la canción petrarquista, que se trasplanta al texto quevediano obligaría a un análisis más<br />
porm<strong>en</strong>orizado de ambas composiciones, análisis que desbordaría estas páginas.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
PETRARCA EN QUEVEDO 335<br />
harás que se adelante tu memoria<br />
a recibir la muerte,<br />
que, obscura y muda, vi<strong>en</strong>e a deshacerte.<br />
No hagas de otro caso,<br />
pues se huye la vida paso a paso 12 . (115-120)<br />
En segundo lugar, la concepción de la vida como guerra: «le cose pres<strong>en</strong>tí e le<br />
passate / mi danno guerra e le future ancora» <strong>en</strong> <strong>Petrarca</strong> 13 , «gozo blanda paz tras dura<br />
guerra», <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>. En tercer lugar, la reflexión de que ni el pasado ni el futuro<br />
conmuev<strong>en</strong> al poeta se repite <strong>en</strong> las dos composiciones:<br />
e '1 rimembrare e l'aspettar m'accora<br />
or quinci or quindi, si che 'n, veritate<br />
se non ch'i' ho di me stesso pietate,<br />
i' sarei giá di questi p<strong>en</strong>sier fóra.<br />
No lloro lo pasado,<br />
ni lo que ha de v<strong>en</strong>ir me da cuidado;<br />
y mi loca esperanza, siempre verde,<br />
que sobre el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to voló ufana,<br />
de puro vieja aquí su color pierde.<br />
Por último, el topos del navegante como metáfora de la vida del hombre: <strong>Petrarca</strong><br />
lo emplea <strong>en</strong> varias ocasiones (26, 80, 189), al igual que <strong>Quevedo</strong>, pero curiosam<strong>en</strong>te<br />
coincide <strong>en</strong> estas dos composiciones con los demás motivos:<br />
Tornami avanti s'alcun dolce mai<br />
ebbe '1 cor tristo; e poi da l'altra parte<br />
Veggio al mió navigar turbati i vénti;<br />
veggio fortuna in porto, e stanco omai<br />
il mió nocchier, e rotte árbore e sarte,<br />
e i lumi bei, che mirar soglio, sp<strong>en</strong>ti.<br />
Estas mojadas, nunca <strong>en</strong>jutas, ropas,<br />
estas no escarm<strong>en</strong>tadas y deshechas<br />
velas, proas y popas,<br />
estos hierros molestos, estas flechas,<br />
estos lazos y redes<br />
12 Que <strong>Quevedo</strong> tuvo <strong>en</strong> gran estima este soneto lo demuestra el hecho de su más que probable imitación<br />
<strong>en</strong> «Huye sin percibirse l<strong>en</strong>to el día», cuyo primer cuarteto recrea el verso inicial de la citada composición<br />
de <strong>Petrarca</strong>: «Huye sin percibirse, l<strong>en</strong>to, el día, / y la hora secreta y recatada / con sil<strong>en</strong>cio se acerca<br />
y, despreciada, / lleva tras sí la edad lozana mía».<br />
13 En el soneto 36 <strong>Petrarca</strong> reitera la imag<strong>en</strong> bélica asociada a la vida: «temo che sarebbe un vareo /di<br />
planto in planto e d'una in altra guerra».<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
336 MANUELÁNGEL CANDELAS COLODRÓN<br />
que me vist<strong>en</strong> de miedo las paredes,<br />
lam<strong>en</strong>tables despojos,<br />
desprecio del naufragio de mis ojos,<br />
recuerdos despreciados,<br />
son, para más dolor, bi<strong>en</strong>es pasados. (33-42)<br />
Aunque no se puede olvidar la influ<strong>en</strong>cia de Horacio (Carm. 1,5) ni de Garcilaso<br />
(soneto VII), parece evid<strong>en</strong>te que una silva como «¡Oh tú, que, inadvertido, peregrinas»<br />
de índole moral surge como evocación amplificada del soneto de <strong>Petrarca</strong>.<br />
D<strong>en</strong>tro de este mismo apartado de poemas que Blecua d<strong>en</strong>ominó metafísicos, morales<br />
-aunque de un estoicismo notable- al fin y al cabo, se hallan otras deudas. «Huye<br />
sin percibirse l<strong>en</strong>to el día» recoge frases espigadas de la voz arrep<strong>en</strong>tida de los últimos<br />
poemas del Canzoniere. Los dos primeros versos evocan el soneto anteriorm<strong>en</strong>te citado<br />
y el verso 10, «hoy los [años] lloro pasados», el primero del p<strong>en</strong>último poema del<br />
Canzoniere, «V vo piang<strong>en</strong>do i miei passati tempi». Añádanse a ello, los versos iniciales<br />
del soneto «Ya formidable y espantoso su<strong>en</strong>a, / d<strong>en</strong>tro del corazón, el postrer día»<br />
imitados del verso sexto del soneto 101 de <strong>Petrarca</strong>, «et giá 1'ultimo di nel cor mi<br />
tuona», indicados oportunam<strong>en</strong>te por Crosby 14 , para completar la relación de la poesía<br />
moral quevediana con la amorosa petrarquista.<br />
Si todos estos datos son elocu<strong>en</strong>tes -aparte de otros vínculos de ord<strong>en</strong> no tan explícito<br />
que bi<strong>en</strong> pued<strong>en</strong> advertirse sobre el modo g<strong>en</strong>eral del discurso-, <strong>en</strong> el caso de los<br />
poemas que conforman el Heráclito cristiano, y luego Lágrimas de un p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />
Las tres musas, la influ<strong>en</strong>cia es mayor e inesperada. Gareth Walters descubrió las reminisc<strong>en</strong>cias<br />
de tres sonetos de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> este cancionero quevediano, aunque convi<strong>en</strong>e<br />
señalar que <strong>Quevedo</strong> los fue incorporando a medida que fue construy<strong>en</strong>do la colección,<br />
ya que uno de ellos, al m<strong>en</strong>os, el último y más próximo a <strong>Petrarca</strong>, pert<strong>en</strong>ece a<br />
Lágrimas de un p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>te y no al Heráclito cristiano como señala el propio Walters 15 .<br />
El artículo de Walters señala las afinidades <strong>en</strong>tre los textos y apunta la idea de que los<br />
textos petrarquistas elegidos pose<strong>en</strong> <strong>en</strong> común la característica de poema aniversario.<br />
Este mismo propósito guió a <strong>Quevedo</strong> para hacer ver que el carácter p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>cial del<br />
conjunto poseía una cronología, un dev<strong>en</strong>ir del tiempo. En este s<strong>en</strong>tido yo trataré de<br />
complem<strong>en</strong>tar los planteami<strong>en</strong>tos de Walters sobre la incid<strong>en</strong>cia de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> este<br />
poemario del arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to quevediano.<br />
En primer lugar, convi<strong>en</strong>e det<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> la propia dedicatoria de <strong>Quevedo</strong> al lector<br />
<strong>en</strong> el Heráclito que figura <strong>en</strong> el Cancionero de 1628: recuerda -por el espíritu y la letra<br />
de su arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to- los versos de <strong>Petrarca</strong> del soneto 229, «Cantai, or piango, et<br />
non m<strong>en</strong> di dolcezza/ del pianger pr<strong>en</strong>do che del canto presi,/ ch'a la cagion, non a<br />
l'effetto, intesi/ son i miei s<strong>en</strong>si vaghi pur altezza»: «Tú que me has oído lo que he<br />
cantado y lo que me dictó el apetito, la pasión o la naturaleza, oye ahora, con oído más<br />
14 James O. Crosby, ed. cit., p. 171.<br />
15 Gareth D. Walters, «Three examples of petrarchism in <strong>Quevedo</strong>'s Heráclito cristiano», BHS, LVII<br />
(1981), pp. 21-30.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
PETRARCA EN QUEVEDO 337<br />
puro, lo que me hace decir el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to verdadero y arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de todo lo demás<br />
que he hecho: que esto lloro porque así me lo dicta el conocimi<strong>en</strong>to» 16 .<br />
Este brevísimo prólogo al lector confiere la es<strong>en</strong>cia de un cancionero p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>cial,<br />
donde el poeta confiesa sus errores juv<strong>en</strong>iles y aspira a conseguir la red<strong>en</strong>ción. Ésta es<br />
la materia básica de muchos de los poemas de <strong>Petrarca</strong>, <strong>en</strong> especial -aunque no necesariam<strong>en</strong>te-<br />
los escritos In morte di Laura y, d<strong>en</strong>tro de ellos, los más próximos al final<br />
del Canzoniere. <strong>Quevedo</strong> se nutre, sin disimular un ápice, del original petrarquista, si<br />
bi<strong>en</strong>, como he dicho al principio, lo despoja -bi<strong>en</strong> del todo, bi<strong>en</strong> parcialm<strong>en</strong>te- del<br />
compon<strong>en</strong>te amoroso. Así ocurre con el salmo «Cuando me vuelvo atrás a ver los<br />
años», que debe no sólo ciertos versos al soneto «Quand'io mi volgo indietro a mirar<br />
gli anni», sino la misma concepción efímera y transitoria del mundo. En el poema de<br />
<strong>Quevedo</strong> se repit<strong>en</strong>, además, ciertos motivos: la voluntad de retrospección, la idea del<br />
pasado como <strong>en</strong>gaño e incluso la m<strong>en</strong>ción de la diosa Fortuna con similar afán de situar<br />
al hombre <strong>en</strong> su miserable condición:<br />
Quand'io mi volgo indietro a mirar gli anni<br />
ch'ánno fugg<strong>en</strong>do i miei p<strong>en</strong>seri sparsi,<br />
et sp<strong>en</strong>to '1 foco ove agghiacciando io arsi,<br />
et finito il riposo pi<strong>en</strong> d'affanni,<br />
rotta la fe' degli amorosi inganni,<br />
et sol due parti d'ogni mió b<strong>en</strong> farsi,<br />
l'una nel cielo et l'altra in térra starsi<br />
et perduto il guadagno de' miei damni,<br />
i' mi riscuoto, et trovomi sí nudo (...)(298)<br />
Cuando me vuelvo atrás a ver los años<br />
que han nevado la edad florida mía;<br />
cuando miro las redes, los <strong>en</strong>gaños<br />
donde me vi algún día,<br />
más me alegro de verme fuera dellos,<br />
que un tiempo me pesó de padecellos.<br />
El salmo «Después de tantos ratos mal gastados», por su parte, muestra notables<br />
afinidades con el soneto 62 de <strong>Petrarca</strong>, «Padre del ciel, dopo i perduti giorni». Aunque<br />
pert<strong>en</strong>ece a la primera parte del Canzoniere, plantea similar discurso de arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to.<br />
El poema de <strong>Petrarca</strong> es religioso: su visión del amor como s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to vano promueve<br />
la solicitud de misericordia a Dios. <strong>Quevedo</strong>, <strong>en</strong> este caso, aprovecha el tono<br />
confesional de <strong>Petrarca</strong> para una reflexión que parece hablar de forma indirecta con el<br />
texto italiano. Éste es uno de los ejemplos más curiosos, porque <strong>Quevedo</strong> parece contestar<br />
implícitam<strong>en</strong>te el texto de <strong>Petrarca</strong>. El lector, que probablem<strong>en</strong>te conozca o re-<br />
16 Francisco de <strong>Quevedo</strong>, Obra poética, edición citada de José Manuel Blecua, p. 167. Me advierte,<br />
con bu<strong>en</strong> criterio, Ignacio Arellano, que esta determinación p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>cial se halla también <strong>en</strong> los propios<br />
salmos bíblicos de David.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
338 MANUEL ÁNGEL CANDELAS COLODRÓN<br />
cuerde la fu<strong>en</strong>te original, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de el texto de <strong>Quevedo</strong> como una revisión, una contestación<br />
a la propuesta de <strong>Petrarca</strong>.<br />
Los cuartetos del poema quevediano, más ord<strong>en</strong>ados y repetitivos, amplifican algunas<br />
de las ideas del poema de <strong>Petrarca</strong>, pero <strong>en</strong> los tercetos -de modo especial, <strong>en</strong> el segundola<br />
voz poética parece estar haci<strong>en</strong>do tácita refer<strong>en</strong>cia -<strong>en</strong> forma de observación g<strong>en</strong>eralai<br />
soneto petrarquista. Mi<strong>en</strong>tras la voz <strong>en</strong> <strong>Petrarca</strong> se vuelve a Dios <strong>en</strong> súplica de piedad,<br />
incluso con una m<strong>en</strong>ción al instante de la crucifixión, «Miserere del mió non degno affanno;<br />
/ reduci i p<strong>en</strong>sier' vaghi a miglior luogo;/ ram<strong>en</strong>ta lor come oggi fusti in croce»; la de<br />
<strong>Quevedo</strong> muestra un pequeño com<strong>en</strong>tario, inducido tal vez por este modelo: »Y v<strong>en</strong>go a<br />
conocer que, <strong>en</strong> el cont<strong>en</strong>to/ del mundo, compra el alma <strong>en</strong> tales días,/ con gran trabajo, su<br />
arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to». En este caso, la voluntad de <strong>Quevedo</strong> de vivir <strong>en</strong> conversación con los<br />
difuntos parece cumplirse con el lector como testigo privilegiado.<br />
De todos modos, es el soneto «Amor me tuvo alegre el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to», que cierra las<br />
Lágrimas del p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>te (no el Herádito como señala Walters) el que ofrece mayores<br />
relaciones con <strong>Petrarca</strong>. Sin duda, el poema de <strong>Quevedo</strong> es una imitación literal, clara<br />
y evid<strong>en</strong>te del soneto «T<strong>en</strong>nemi Amor anni v<strong>en</strong> tuno ard<strong>en</strong>do», antep<strong>en</strong>último poema<br />
del Canzoniere petrarquista. La similitud es total, salvo mínimos detalles <strong>en</strong> la significación<br />
última del poema 17 .<br />
T<strong>en</strong>nemi Amor anni v<strong>en</strong>tuno ard<strong>en</strong>do,<br />
lieto nel foco, et nel duol pi<strong>en</strong> di speme;<br />
poi che madonna e '1 mió cor seco inseme<br />
saliro al ciel, dieci altri anni piang<strong>en</strong>do.<br />
Omai son stanco, et mia vita repr<strong>en</strong>do<br />
di tanto error che di vertute il seme<br />
á quasi sp<strong>en</strong>to, et le mié parti extreme,<br />
alto Dio, a te devotam<strong>en</strong>te r<strong>en</strong>do:<br />
p<strong>en</strong>tito et tristo de' miei s'speci anni,<br />
che sp<strong>en</strong>der si deveano in miglior uso,<br />
in cercar pace et in fuggir affanni.<br />
Signor che 'n questo carcer m'ári richiuso,<br />
trám<strong>en</strong>e, salvo da li eterni danni,<br />
ch'i' conosco '1 mió fallo, et non lo scuso.<br />
Amor me tuvo alegre el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to,<br />
y <strong>en</strong> el torm<strong>en</strong>to, ll<strong>en</strong>o de esperanza,<br />
cargándome con vana confianza<br />
los ojos claros del <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to.<br />
17 Tales excepciones <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> <strong>Petrarca</strong> también su fu<strong>en</strong>te: la idea s<strong>en</strong>equista de la muerte como<br />
puerto aparece <strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>te soneto (365): «mora in pace et in porto»; y la de la vida como vi<strong>en</strong>to trae ecos<br />
del soneto 350: «Questo nostro caduco et frágil b<strong>en</strong>e / che v<strong>en</strong>to e sombra», ambos d<strong>en</strong>tro de este último<br />
apartado de su Canzoniere.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
PETRARCA ENQUEVEDO 339<br />
Ya del error pasado me arrepi<strong>en</strong>to;<br />
pues cuando llegue al puerto con bonanza,<br />
de cuanta gloria y bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turanza<br />
el mundo puede darme, toda es vi<strong>en</strong>to.<br />
Corrido estoy de los pasados años,<br />
que reducir pudiera a mejor uso<br />
buscando paz, y no sigui<strong>en</strong>do <strong>en</strong>gaños.<br />
Y así, mi Dios, a Ti vuelvo confuso,<br />
cierto que has de librarme destos daños:<br />
pues conozco mi culpa y no la excuso.<br />
Las únicas difer<strong>en</strong>cias estriban <strong>en</strong> el desarrollo <strong>en</strong> la segunda mitad de ambos cuartetos;<br />
debido sobre todo a la mayor especificación cronológica por parte de <strong>Petrarca</strong>,<br />
obligada por la configuración y contextualización seudobiográfica del Canzoniere. Por<br />
lo demás la imitación es perfecta, reforzada por el hecho de que ambos poemas ocup<strong>en</strong><br />
d<strong>en</strong>tro del conjunto unitario al que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> la posición conclusiva de cierre. Lo más<br />
llamativo de todo es ese empeño de <strong>Quevedo</strong> por someter un discurso amoroso a un<br />
discurso de signo moral incluso con connotaciones religiosas. Lo cierto es que <strong>Petrarca</strong><br />
allana el camino, ya que su modo de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der el mundo concuerda con el de <strong>Quevedo</strong><br />
y, fuera de las inclinaciones amorosas de los poemas del Canzoniere, el espíritu estoico<br />
preside su visión de las cosas. No quisiera dejar de lado por último otro probable<br />
influjo petrarquista <strong>en</strong> este cancionero de red<strong>en</strong>ción. Nada más y nada m<strong>en</strong>os que el<br />
celebérrimo «Miré los muros de la patria mía». Durante tanto tiempo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como<br />
poema político, la composición pres<strong>en</strong>ta un claro cont<strong>en</strong>ido moral, a propósito de la<br />
ruina física del hombre. En el poema, los muros repres<strong>en</strong>tan el cuerpo humano que se<br />
desmorona con la edad. Otros poemas quevedianos justifican esta interpretación: <strong>en</strong>tresaco<br />
como ejemplo los versos «Feroz, de tierra el débil muro escalas,/ <strong>en</strong> qui<strong>en</strong><br />
lozana juv<strong>en</strong>tud se fía», dirigidos a la muerte <strong>en</strong> «¡Cómo de <strong>en</strong>tre mis manos te resbalas»<br />
por la voz poética.<br />
Patria <strong>en</strong> este contexto actúa como una doble metáfora: como casa y, con esta<br />
primera traslación, luego como metáfora del cuerpo. La analogía también se halla <strong>en</strong><br />
otros poemas quevedianos, como <strong>en</strong> «En el mundo naciste, no a <strong>en</strong>m<strong>en</strong>darle», cuyo<br />
segundo cuarteto dice:<br />
Tú debes como huésped habitarle<br />
y para el otro mundo disponerle,<br />
<strong>en</strong>emigo de 1' alma has de temerle,<br />
y patria de tu cuerpo tolerarle.<br />
Hallo <strong>en</strong> la obra de <strong>Petrarca</strong> la posible clave. No <strong>en</strong> sus versos, pero sí <strong>en</strong> su<br />
obra Secretum meum, donde el poeta de Arezzo expone, <strong>en</strong> forma dialogal <strong>en</strong>tre<br />
Agostino (San Agustín)y Francesco (<strong>Petrarca</strong>), sus obsesiones sobre la exist<strong>en</strong>cia<br />
humana. En varios pasajes figura esa metáfora del cuerpo como una casa, con<br />
muros o paredes que se van derrumbando conforme pasan los años y avanza la<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>
340 MANUELÁNGEL CANDELAS COLODRÓN<br />
muerte 18 . En un pasaje concreto, algo largo, Agostino, que repres<strong>en</strong>ta la voz del conocimi<strong>en</strong>to<br />
y la virtud, refiere los estragos de la edad y emplea, como hará <strong>Quevedo</strong>, esa<br />
imag<strong>en</strong> aquilatada de la patria para referirse al cuerpo que alberga el alma: «Audi<br />
modo vocantem ingiter hortantemque spiritum et dic<strong>en</strong>tem: hac iter est in patriam»,<br />
. para más adelante repetir la ilustración de las paredes del cuerpo temblando con la<br />
llegada de la vejez y la muerte: «.pañetes tremunt in quibus obsessus es» 19 . Pongo este<br />
caso por lo conspicuo del poema quevediano, pero se pued<strong>en</strong> rastrear <strong>en</strong> las prosas de<br />
<strong>Petrarca</strong> numerosos motivos que, sin duda, vist<strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de la poesía de <strong>Quevedo</strong>.<br />
Las conclusiones de todo este análisis no pued<strong>en</strong> por m<strong>en</strong>os que desm<strong>en</strong>tir o, como<br />
mínimo, matizar la opinión de Julián Olivares sobre la pres<strong>en</strong>cia de <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>.<br />
D<strong>en</strong>tro de la poesía amorosa, la deuda petrarquista, a pesar de las advert<strong>en</strong>cias de<br />
González de Salas sobre la relación de Canta sola a Lisi con el Canzoniere, se especifica<br />
<strong>en</strong> composiciones que figuran <strong>en</strong> otros lugares de la creación amorosa de <strong>Quevedo</strong>.<br />
Los rastros hallados <strong>en</strong> Canta sola a Lisi son de detalle, versos espigados aquí y allá,<br />
que, lejos de mostrar su escaso relieve, plasman la familiaridad con que <strong>Petrarca</strong> fue<br />
utilizado por <strong>Quevedo</strong>. El influjo más inesperado de <strong>Petrarca</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra, no obstante,<br />
<strong>en</strong> la poesía moral quevediana, <strong>en</strong> especial, como también es lógico, <strong>en</strong> aquella de<br />
corte estoico y s<strong>en</strong>equista. Con todo no deja de sorpr<strong>en</strong>der que sea <strong>Petrarca</strong> el que<br />
influya de forma tan evid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la composición de algunos de los poemas de índole<br />
más moralizante y reflexiva de <strong>Quevedo</strong>.<br />
18 En el Secretum se le<strong>en</strong> estas ideas: «Proferto <strong>en</strong>im summa insania est hominum, se se neglig<strong>en</strong>tium,<br />
corpus autem et, in quibus habitant, membra cora<strong>en</strong>tium» (p. 80) o «Sic vos s<strong>en</strong>ectutem, qui secum armatam<br />
et indomitam mortem reffert, incustoditi corporis m<strong>en</strong>ia transc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tem non s<strong>en</strong>titis»(p. 182) (Francesco<br />
<strong>Petrarca</strong>, Prose, ed. Martellotti-Ricci, Milano-Napoli, Riccardo Ricciardi, 1955).<br />
19 Ibidem, p. 212.<br />
AISO. Actas IV (1996). Manuel Ángel CANDELAS COLODRÓN. <strong>Petrarca</strong> <strong>en</strong> <strong>Quevedo</strong>