36417674-Breve-Historia-Universal-Ricardo-Krebs
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imitaron la arquitectura, la pintura y los jardines chinos. Los reyes instalaron manufacturas de porcelana. La<br />
cultura china ejerció en el siglo xvm una profunda influencia sobre el pensamiento, las conductas y la moda<br />
en Europa.<br />
Bajo el dominio de la dinastía Ch'ing, China pasó por uno de los períodos más felices y prósperos de su<br />
historia. Reinaron la paz y la justicia, prosperaron las actividades económicas y florecieron las artes y letras.<br />
En los fines del siglo xvm se presentaron los primeros signos de una nueva decadencia. Decayeron la<br />
disciplina y la fuerza del ejército y cundió la corrupción en la administración pública. En el curso del siglo XIX<br />
se ahondó la crisis y se aceleró la decadencia. China caería bajo la influencia de las grandes potencias<br />
imperialistas europeas.<br />
JAPÓN BAJO LOS CHOGUNES. SIGLOS XII A XVIII<br />
El desarrollo político y social<br />
Durante largo tiempo las familias más poderosas de la nobleza japonesa se disputaron el chogunato hasta<br />
que finalmente los Tokugaua se impusieron a los demás y lograron que la dignidad se hiciera hereditaria en<br />
su familia. Los Tokugaua ocuparon el chogunato desde 1603 hasta 1868.<br />
Durante este período aumentó la prosperidad y florecieron las artes y letras. En el siglo xvm el Japón llegó a<br />
tener unos treinta millones de habitantes.<br />
El debilitamiento del poder imperial y el triunfo de los chogunes fueron expresión y resultado de los hondos<br />
cambios que se produjeron en la sociedad japonesa. El Estado centralizado y burocrático de los siglos<br />
anteriores fue reemplazado por un régimen feudal que fue muy similar al feudalismo que existió en Europa<br />
durante la. Edad Media.<br />
Al frente de la sociedad japonesa se encontraban el Termo, el emperador, que sólo cumplía con funciones<br />
religiosas y ceremoniales, y el Chogún que ejercía efectivamente el poder supremo y que era el dueño de<br />
extensas tierras que se encontraban repartidas por todo el archipiélago y que eran administradas por sus<br />
vasallos. Seguían los poderosos señores feudales, los daimios, que tenían plena autoridad en sus tierras y que<br />
tenían sus propios vasallos. El chogún, con el fin de asegurar su control sobre los daimios obligaba a éstos a<br />
residir durante la mitad del año en su corte en la capital Edo. Durante el resto del año las mujeres y los hijos<br />
de los daimios debían seguir viviendo en la capital como rehenes.<br />
El poder militar del chogún y de los daimios descansaba sobre la clase guerrera de los samurai, los cuales, en<br />
muchos aspectos, se parecían a los caballeros de la Europa medieval. Los samurai se regían por un estricto<br />
código de honor, el bushido, que reconocía como virtudes máximas la justicia, el valor guerrero y, ante todo,<br />
la lealtad. El samurai debía soportar estoicamente todo dolor y todo sufrimiento. Debía ser leal a su señor<br />
hasta la muerte. En el caso de fracasar, de ser derrotado o de cometer una falta al código de honor, debía<br />
cometer harakiri: se debía suicidar enterrando un puñal en su abdomen.<br />
<strong>Breve</strong> <strong>Historia</strong> <strong>Universal</strong> – <strong>Ricardo</strong> <strong>Krebs</strong> 126 (Montes Inc.)