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9<br />
tecnologías energéticas | TECNOLOGÍAS DE COMBUSTIBLES FÓSILES<br />
[R]EVOLUCIÓN ENERGÉTICA ARGENTINA<br />
UN FUTURO ENERGÉTICO SUSTENTABLE<br />
La implementación de la tecnología en las centrales eléctricas de<br />
carbón probablemente duplicará los costos de construcción,<br />
incrementará el consumo de combustible de un 10 a un 40%,<br />
consumirá más agua, generará más contaminantes y, finalmente,<br />
requerirá que el sector público asegure que el CO2 permanezca donde<br />
fue enterrado. En un modo similar a la eliminación de los residuos<br />
nucleares, la CCS prevé la creación de un plan por el cual las<br />
generaciones futuras supervisan de forma permanente la contaminación<br />
climática producida por sus predecesores.<br />
almacenamiento de dióxido de carbono Con el fin de beneficiar el<br />
clima, el CO2 capturado debe ser almacenado en algún lugar de forma<br />
permanente. El pensamiento actual es que puede ser bombeado bajo la<br />
superficie de la tierra a una profundidad de más de 3.000 pies dentro<br />
de formaciones geológicas, tales como acuíferos salinos. Sin embargo,<br />
el volumen de CO2 que tendría que ser capturado y almacenado es<br />
enorme. Una sola central eléctrica de carbón puede producir 7 millones<br />
de toneladas de CO2 al año.<br />
Se estima que una sola “cuña de estabilización” de CCS (suficiente<br />
para reducir las emisiones de carbono por 1.000 millones de toneladas<br />
métricas por año para 2050) demandaría un flujo de CO2 hacia la<br />
tierra equivalente al flujo actual que sale de la tierra además de la<br />
infraestructura asociada que lo comprima, transporte y bombee bajo<br />
tierra. Aún no está claro si será técnicamente posible capturar y<br />
enterrar esta cantidad de carbono, en especial en lo relacionado con los<br />
sitios de almacenamiento disponibles y en la posibilidad de instalarlos<br />
cerca de las centrales eléctricas.<br />
Incluso si fuera factible enterrar cientos de miles de megatoneladas de<br />
CO2, no hay forma de garantizar que los lugares de almacenamiento<br />
sean diseñados y gestionados apropiadamente en los plazos requeridos.<br />
El mundo tiene una experiencia limitada de almacenamiento de CO2<br />
bajo tierra; el proyecto de almacenamiento que funciona desde hace<br />
más tiempo en Sleipner en el Mar del Norte noruego, recién comenzó a<br />
operar en 1996. Esto es particularmente preocupante porque mientras<br />
que el CO2 esté presente en los sitios geológicos, existe un riesgo de<br />
fuga. Aunque es poco probable que ocurran fugas en sitios bien<br />
definidos, gestionados y monitoreados, la estabilidad del<br />
almacenamiento permanente no puede ser garantizada dado que la<br />
actividad tectónica y las fugas naturales en el largo plazo son<br />
imposibles de predecir.<br />
Una fuga repentina de CO2 puede ser fatal. El dióxido de carbono no es<br />
venenoso en sí, y está contenido en el aire que respiramos (0,04%<br />
aprox.). Pero a medida que sus concentraciones aumentan desplaza el<br />
oxígeno vital en el aire. El aire con concentraciones de 7 a 8% de CO2<br />
por volumen causa la muerte por asfixia luego de 30 a 60 minutos.<br />
También existen riesgos para la salud cuando se liberan grandes<br />
cantidades de CO2 de forma explosiva. Aunque normalmente el gas se<br />
dispersa rápidamente después de la fuga, puede acumularse en<br />
depresiones del paisaje o edificios cerrados, dado que el dióxido de<br />
carbono es más pesado que el aire. Es igualmente peligroso cuando se<br />
escapa más lentamente y sin ser notado en zonas residenciales, por<br />
ejemplo en los sótanos de las casas.<br />
Los peligros de dichas fugas son conocidos por la desgasificación<br />
natural de CO2 de los volcanes. El escape de gas en el cráter del Lago<br />
Nyos en Camerún, África, en 1986, mató a más de 1.700 personas. Al<br />
menos diez personas murieron en la región de Lazio, en Italia, en los<br />
últimos 20 años, como consecuencia de la liberación de CO2.<br />
92<br />
almacenamiento de carbono y objetivos del cambio climático<br />
¿Puede el almacenamiento de carbono contribuir a los objetivos de<br />
reducción del cambio climático? A fin de evitar un cambio climático<br />
peligroso, las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben<br />
alcanzar su pico máximo entre 2015 y 2020 y caer drásticamente a<br />
partir de entonces. Sin embargo, las centrales eléctricas capaces de<br />
capturar y almacenar CO2 aún están en desarrollo y, de convertirse en<br />
realidad, no lo harán por, al menos, otra década. Esto significa que<br />
incluso si la CCS funciona, la tecnología no haría ninguna contribución<br />
sustancial a la protección del clima antes de 2020.<br />
El almacenamiento de CO2 de las centrales eléctricas tampoco será de<br />
gran ayuda para alcanzar la meta de una reducción de gases de efecto<br />
invernadero de al menos 80% para el año 2050 en países OECD.<br />
Incluso si la CCS estuviera disponible en 2020, la mayor parte de las<br />
centrales eléctricas nuevas recién estarían terminando de modernizarse.<br />
Todo lo que podría hacerse entonces sería para que las centrales<br />
eléctricas existentes sean adaptadas y el CO2 sea capturado del gas<br />
residual capturado. Adaptar las centrales eléctricas sería una decisión<br />
extremadamente costosa. Igualmente es poco probable que las<br />
centrales “listas para la captura” aumenten la probabilidad de<br />
adaptación de las flotas existentes con tecnología de captura.<br />
La conclusión alcanzada en el escenario de la [r]evolución energética<br />
es que las fuentes de energía renovable ya están disponibles, son en<br />
muchos casos más económicas, y carecen de impactos ambientales<br />
negativos asociados a la explotación, transporte y procesamiento de<br />
combustibles fósiles. Es la energía renovable junto con la eficiencia<br />
energética y la conservación energética y no la captura y<br />
almacenamiento de carbono, lo que tiene que incrementar a nivel<br />
mundial para que la principal causa del cambio climático -la<br />
combustión de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el<br />
gas- sea detenida.<br />
Greenpeace se opone a cualquier esfuerzo de CCS que<br />
conduzca a:<br />
• Un apoyo financiero público para la CCS, a expensas de la financiación<br />
del desarrollo de energías renovables y de la inversión en eficiencia<br />
energética.<br />
• El estancamiento de las mejoras en la energía renovable, la eficiencia<br />
energética y la conservación energética.<br />
• La inclusión de la CCS en el Mecanismo de Desarrollo Limpio<br />
(CDM) del Protocolo de Kyoto, ya que desviaría los fondos del<br />
Mecanismo y, tomando cualquier definición coherente de este<br />
término, no puede ser considerado desarrollo limpio.<br />
• La promoción de esta posible tecnología futura como la única<br />
solución principal al cambio climático, ya que conduciría a nuevos<br />
desarrollos de combustibles fósiles (especialmente a centrales<br />
eléctricas de lignito y carbón negro) y a un incremento de las<br />
emisiones en el corto a mediano plazo.