Imagen Poblana Tenancingo, capital mexicana de la trata

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Tenancingo, capital mexicana de la trata
Casas de 5 pisos y autos lujos obtenidos a base del lenocinio y la prostitución marcan el nuevo
panorama de este municipio. El ser “padrote” es un legado al que aspiran los niños en esta
localidad
Tonatiuh Muñoz
Tenancingo (palabra náhuatl que significa “lugar amurallado”) es un municipio al sur del estado de
Tlaxcala que colinda con Mazatecochco, Papalotla y San Pablo del Monte y con el estado de
Puebla. Su población es de más de 10 mil habitantes y aunque muchos de éstos se dedican a la
agricultura y a la ganadería, tanto propios como extraños saben que Tenancingo es mejor
conocido por ser la capital de la prostitución y el lenocinio.
Durante los últimos 30 años, factores como la industrialización y la migración de los habitantes
hacia los Estados Unidos hicieron que Tenancingo tuviera un proceso de urbanización que
modificó el perfil social de sus pobladores. Casas de hasta 5 pisos y con medio centenar de
habitaciones donde los guajolotes y los cerdos caminan entre los automóviles Ferrari, Mustang y
Corvette, marcan el nuevo panorama del municipio; sin embargo, los habitantes de Tenancingo
saben que los televisores de alta definición y los gimnasios domésticos no son producto del
trabajo honesto.
“Aquí todos sabemos quiénes se dedican a ser padrotes. Los vemos que pasan en sus carros
deportivos y no decimos nada, no podemos, es mejor no meterse con ellos. Las autoridades
también lo saben y se hacen de la vista gorda, son sus cómplices”, asegura un habitante.
La gente identifica a los que se dedican al
lenocinio no sólo por las exageradas casas que
hablan del mal gusto de sus habitantes ni por
los automóviles último modelo con luces neón y
calcomanías pegadas en las portezuelas, en
Tenancingo los pobladores saben que ser
padrote es un legado que se hereda de
generación en generación.
Vecinos de las comunidades aledañas prefieren
visitar lo menos posible el municipio; incluso,
advierten a sus hijas que ni se les ocurra hacer
amistad con un chico de Tenancingo, pues
“nunca se sabe cuándo tienen intenciones de robárselas”.
A los varones les recomiendan que eviten a toda costa cualquier disputa, trifulca o altercado con
algún oriundo del lugar, ya que amargas experiencias del pasado les han enseñado que los
padrotes no tienen ningún reparo en arreglar sus diferencias por medio de las armas.

Federico Pöhls Fuentevilla, director del Centro “Fray Julián Garcés”, institución que desde 2003
hace investigación y promoción de los Derechos Humanos en Tlaxcala, asegura que existe una
dinámica entre los pobladores de Tenancingo y los padrotes. Los primeros no se meten con los
segundos siempre y cuando ellos no “se roben” a ninguna muchacha de la comunidad.
“Investigando nos dimos cuenta que la dinámica de la región no era precisamente la de ejercer la
prostitución en la zona, sino que se trataba de un asunto de tráfico de mujeres y después
comprendimos que era un fenómeno de trata de mujeres para la prostitución. Las llevan de ciertas
regiones del país, las tienen durante un tiempo en Tenancingo y luego las llevan a otros lugares”,
mencionó.
Las zonas de donde sustraen a las jovencitas son diversas: el Estado de México, Guadalajara,
algunas de Puebla y Tlaxcala, pero principalmente son del sur de país, específicamente Chiapas.
Los destinos de estas mujeres también son variados: el Distrito Federal, Tijuana, Nueva York y
Europa. Las víctimas tienen en común sólo el hecho de ser mujeres entre 14 y 25 años que viven
generalmente en condiciones de pobreza extrema.
Pöhls Fuentevilla afirma que no existen estadísticas oficiales sobre el asunto, pues en el estado de
Tlaxcala las autoridades se han encargado de negar que existan estas redes de lenones, lo que ha
dificultado las investigaciones tanto judiciales como extrajudiciales, “después de 5 años de negar
el problema, el gobernador Héctor Ortiz acaba de salir la semana pasada a decir: ‘creo que el
problema era mucho más grande de lo que se pensaba’”.
Imagen Poblana estuvo presente en Tenancingo y sólo entrar a una tienda de abarrotes a no más
de 500 metros de la presidencia municipal bastó para comprobar lo que los vecinos dicen, de
inmediato se acercó un individuo a ofrecernos ciertos servicios. “Marihuana, cocaína, mujeres… lo
que quieras tenemos. Si quieres, también te puedes llevar dos chavas, ellas hacen lo que quieras.
¿Te gustan las tortilleras? También tenemos de esas”, fueron algunos de los “favores” que
promocionaron.
Sobre la manera de enganchar a las mujeres, tanto especialistas como vecinos coinciden en que
son tres distintas.
En primer lugar y de manera generalizada es el
enamoramiento. Los padrotes visitan los
cinturones de miseria de las grandes ciudades
como Puebla, se acercan a las jovencitas en sus
automóviles de lujo ofreciéndoles una mejor vida,
convenciéndolas de que se vayan a vivir con ellos,
que ahí no les va a faltar nada.
A las dos o tres semanas comienzan a quejarse de
la falta de dinero y es ahí donde entran en acción
otras mujeres, generalmente esposas o mamás de
los mismos padrotes. Les lavan el cerebro, las
persuaden de que ayuden a la economía familiar
y que trabajen en lo que ellas mismas se dedican o se han dedicado.
La segunda manera de reclutamiento es común en las poblaciones indígenas de Oaxaca y Chiapas.
Los proxenetas pagan una dote que generalmente va de los 5 a los 10 mil pesos a los padres de las

muchachas para que éstos, forzados por la necesidad, les entreguen a cambio a sus hijas. Si nada
de lo anterior funciona, los padrotes recurren a la tercera estratagema: el rapto.
Sofía, quien es originaria del estado de Veracruz, narra cómo se salvo de ser robada por uno de
estos grupos, “ese güey me abordaba todos los días cuando salía de la secundaria, me invitaba a
salir, a tomar un café, me prometía que me iba a comprar regalos, un celular. Yo en ese entonces
no sabía nada de lo que eran los padrotes, acababa de llegar de jarochilandia”
Como no pudieron convencerla, decidieron recurrir al rapto para reclutarla con fines de
explotación sexual.
“Me agarraron un día tempranito, como 6 y media de la mañana; ya tiene un buen de eso, como
10 años. Yo iba caminando para irme a la escuela, todavía estaba medio oscuro, ni vi cómo se me
acercaron, venían en un coche y bajaron como 4 tipos, se me aventaron y me tiraron. Había un
árbol y de ahí me agarré con todas mis fuerzas, sólo Dios sabe cómo me agarré y de dónde saqué
las fuerzas, me puse a gritar como loca, me arrastraron por todo el suelo… de suerte que ya venían
compañeros de la secundaria que también se pusieron a gritar y salieron los vecinos… esos güeyes
se subieron a su carro y se fueron hechos la mocha”, narró.
“Hasta que me llevaron al seguro fue cuando me di cuenta que estaba toda raspada de la cara y
del cuerpo, ya no tenía uñas en las manos de la fuerza con la que me había aferrado a la tierra y al
árbol, ni siquiera sentí a qué hora se me cayeron. Desde entonces nos fuimos de Tenancingo, nos
fuimos a vivir a Panzacola”, comentó
Las autoridades municipales han afirmado una y otra vez no saber nada del asunto. En semanas
recientes, el actual presidente municipal, Hilario Reyes Romero, negó de manera “tajante” que en
su municipalidad exista la presencia de banda criminal alguna, “los habitantes de Tenancingo
somos pacíficos”, según dijo.
Sin embargo, existe en la zona una anécdota que al tiempo de ser chusca es escalofriante. Los
profesores del municipio cuentan cómo al preguntar a los niños de primaria qué quieren ser de
grandes, la respuesta de los varones es la misma: “quiero ser padrote”.
A finales de junio, asociaciones civiles que luchan por los derechos de las mujeres y los niños
solicitaron a la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y a la Fiscalía
Especializada para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), que
iniciaran una averiguación contra el candidato del PAN a la presidencia de Tenancingo, Arturo
Romero Rojas, por supuestos nexos con organizaciones criminales dedicadas al lenocinio. Desde
luego, las investigaciones nunca se hicieron.
El deporte en Tenancingo tampoco es un espectáculo seguro ni es motivo de recreación o
esparcimiento. Fuertes sumas de dinero son apostadas regularmente a favor o en contra de los
equipos locales.
Las cantidades son de 10 mil, 15 mil ó 20 mil pesos y a los apostadores no les gusta perder.
Testigos presenciales narran cómo en un partido final de fútbol soccer, un jugador fue asesinado
de un balazo en la frente, su delito fue anotar el gol del campeonato en contra del equipo local.
“Faltaban un minuto para que acabara el partido, iban empatados creo que cero a cero, no me
acuerdo. Entonces, llega el muchacho y mete el gol. Apenas estaba festejando su gol cuando un

padrote saca la pistola y le dispara a la cabeza, así nomás. El muchacho se cayó muerto, se acabó
el partido y el padrote se fue, nadie le dijo nada”, contaron testigos.
Los directivos del centro “Fray Julián Garcés” de Derechos Humanos advierten sobre dos focos
rojos que se están encendiendo en el estado de Tlaxcala: la sospecha de que se están reclutando
niños y niñas, con el fin de explotarlos laboralmente en cruceros y avenidas transitadas, y el
“desdoblamiento” del fenómeno de la trata de mujeres hacia otros municipios colindantes con
Tenancingo, donde hasta hace una década no se presentaba.
Considerada por la Organización de las Naciones Unidas como “la esclavitud del siglo XXI”, la trata
de personas arroja ganancias anuales de más de 60 mil millones de euros en todo el mundo,
ubicándose como la tercera industria más próspera del planeta, sólo por debajo del negocio de las
armas y del de las drogas.
Es esta nueva esclavitud es la causante de que 4 millones de mujeres, niños y niñas de todo el
mundo sean separados de sus hogares, forzados a vender su cuerpo y privados de la libertad de
elegir a sus parejas sexuales.
Ya sea por medio de la violencia, la coacción o porque se vieron obligadas por la necesidad ante la
indiferencia de una sociedad que les dio la espalda, las víctimas de los padrotes de Tenancingo son
sólo una pequeña muestra de lo que es un flagrante y sistemático atentado contra uno de los
valores más preciados del ser humano: la libertad.
Fuente‐http://imagenpoblana.com/noticia1.php?&tid=87566&articulo=titular