Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

L L U I S N A V A S
que dudoso que el Rey no pueda derogar un privilegio que emane de la potestad
regia, y además por ser también discutibles los derechos concedidos a Guillermona
sobre la moneda de plata: hubiera sido necesaria una referencia a la intención del
legislador que resultnria dificil; claro que, lógicamente, parece que la concesión
seria para la moneda que intencionalmente se labrase, independientemente del
metal que estaba constituida). De soluciones de este tipo no parece que ni el Rey
ni el Reino sacasen grandes ventajas; ello es clara consecuencia de este tipo de
concesiones vitalicias o hereditarias que consideramos criticable.
El maestro de la ceca de Iglesias acuñó mallas siguiendo las disposiciones
reales. Dicho monarca dio unas ordenanzas para aquella ceca, calcadas de las que
estaban vigentes en la de Barcelona (1). Una vez más se refleja la tendencia unifor-
madora que hemos apreciado en otros lugares de este libro. El maestro de la cita-
da fábrica de moneda sarda manifestó al Rey, en una carta sin fecha, que los obre-
ros pedían aumento de sueldo. Está visto que los conflictos sociales no son ninguna
novedad de nuestros tiempos (2).
La ceca de Cerdeña aprovechó también las cizallas, es decir, los residuos, para
labrar moneda (3, que esto se hiciera, en si no parece tener nada de sorpendente,
dado el valor que podian llegar a alcanzar las cizallas al acumularse las de mucha
moneda. Lo digno de atención es precisamente el haberse expresado concreta-
mente en un momento dado al deber de aprovechar las cizallas, pues ello hace
suponer que no siempre ocurría así (4). Ciertos autores suponen que este reinado
se caracteriza por no tener un desarrollo financiero en exceso brillante. Este hecho
podría haber influido en semejante orden de aprovechamiento.
Alfonso IV, despues de otorgar la confirmación general de los privilegios de
Valencia, hubo de atender a la cuestión ade speciali confirmatione privilegij uni-
tatis seu coniuctionis regnorum)) (5). Algo semejante reflejan las Cortes de los res-
tantes Estados de la Corona de Aragón (61, evidentemente deseosas de asegurar la
(1) MATEU: La moneda española. Barcelona, 1947, pág. 187-188.
(2) Con todo,existe una diferencia entre los confiictos de trabajo del tipo que nos ocupa y los modernos.
Este conflicto medieval se plantea en el seno interno de la ceca y sin transcendencia sobre el resto de la estructura
de la sociedad. Los modernos afectan a la sociedad en general. El uno es meramente daborala,
los otros resultan *sociales*. Véase LLIJIS: Las bases de la sociedad y el problema social, Barcelona, 1964,
página 22 y siguientes.
(3) BOTET: ob. cit., tomo 11, pAg. 103.
(4) Cabe sospechar, al menos, la existencia de negligencias, o lo que es mhs posible, búsqueda de interes
particular, en el aprovechamiento de tales residuos.
(5) Aurum Opus, privilegio 15 de Alfonso IV.
(6) V6ase el conjunto de articulas sobre la historia de la falsificación de moneda en España que hemos
publicado en NVMISMA, núm. 5 y siguientes.