Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

AMONEDACIÓN EN LA CORONA DE ARAGON EN EL SIGLO SIV
les,y ello no es de extrañar puesto que al fin ya1 cabo, técnicamente no podía haber
grandes diferencias entre las acuñaciones castellanas y las del Levante español (1).
Las diferencias que podemos apreciar parecen ser más bien reflejo de su diferente
régimen politico. Se prohibió sacar vellón y plata mientras durase la acuñación,
y se concedió salvaguarda a los que llevasen metal a la ceca; y para realizarla
se pidió al Hospital que cediese una casa que fue del Temple, y además se rogó
al Obispo que no nombrase como representante suyo a Berenguer de Vilardell,
pero, a pesar de esto, el citado Berenguer fue nombrado (2). La prohibición de
sacar vellón y plata de la ceca mientras estuviese en actividad, parece una me-
dida más de este Rey dirigida a evitar fraudes y delitos monetarios. La salva-
guarda para los que llevasen metal a acuñar refleja el interés del monarca por
que esto se hiciera, probablemente a causa de los beneficios que para el encerraba
la acuñación (3). Quizá se tardase en conseguir la casa del Temple que el Rey
pedía, pues Elias de Rlolins (4) publica un documento de 1328 en que se dispone
se use para casa de moneda el edificio que fue del Temple (5). Una vez más se refle-
jan en las cecas las vicisitudes políticas de la época. Obsérvese cómo, por lo menos
en este caso, el Obispo parece ejercer sus derechos con independencia de los inte-
reses de las demás instituciones.
Jaime 11 dio para los monederos de Barcelona en 1318, un privilegio estahle-
ciendo que los miembros de la ceca eligirían dos alcaldes, uno por los monederos
y otro por los obreros, que prestarian juramento ante el Veguer, y recibirian po-
testad para juzgar a los colegiados, los alcaldes incluso conocerían de los delitos
de falsa moneda, y si del resultado del juicio considerasen procedía aplicar senten-
cia de muerte o mutilación, el Rey tomaría la última decisión, las demás autori-
dades no podrian interferir su jurisdicción, pero alguna dificultad debió hallar su
aplicación cuando en 1325 el Rey lo confirmó; este privilegio pasaría al Aururn
Opus y a los Títulos y Enagenaciones de Valencia, de conformidad con el fenó-
meno que hemos observado en otras ocasiones (6).
Este, como otros documentos sobre el régimen de acuñación, por ejemplo
el antes citado referente a Murcia, indican que se preveía como posibilidad normal
la plicación de la pena de muerte a los falseadores de moneda. Lo que ya no es
tan claro en documentos de esta época, es si estamos ante un influjo del derecho
romano o ante prácticas anteriores a su recepción.
Otras medidas referentes a estas emisiones (7) revelan la existencia de pro-
blemas y tendencias ya apuntados respecto de momentos anteriores (S), pero en
este caso, resultan bastante agudizadas. La autoridad real parece manifestar ir
(1) VBase la nota 1 de la p4g. 59.
(2) VBase BOTET: ob. cit., tomo 11, p4g. 89-90.
(3) Ambas reglas son frecuentisimas en la historia del derecho monetario, sin duda por tratarse de
prevenciones elementales para evitar irregularidades.
(4) EL~AS DE MOLINS: Seca de Barcelona, *Revista de Archivos* (1901). p4g. 815.
(5) Ello parece indicar que, al cabo de diez años, a6n no se había utilizado la casa del Temple.
(6) MATEU: LOS privilegios de los monederos en la organización foral del Reino de Valencia, rAnuario
de Historia del Derecho Español*, núm. 20 (1950). p4g. 83-84.
(7) VBase BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 89-91.
(8) Vtase la nota 1 de la pág. 59.