Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

J A I M E L L U I S Y N A V A S
neda de plata y vellón para toda la isla. Este privilegio es un reflejo de la tenden-
cia existente en la Corona de Aragón a dotar a cada Estado de una sola ceca. Esta
tendencia parece reflejar los deseos de los monarcas de unificar en lo posible sus
estados y de salvaguardar al mismo tiempo la autonomía de cada uno de ellos
respecto a los demás, velando asimismo por las necesidades económicas que,
en aquellos tiempos, parecen exigir, a veces por lo menos, la multiplicidad de
casas de moneda (1). Es posible que, como supone Mateu, aunque el privilegio
de acuñar datase de 1324,la fabricación de moneda no empezase hasta 1325, cuando
Nicolás Ros, nombrado maestro de la moneda que se acuñase en Iglesias, fue allí
al igual que varios monederos, según se deduce de la orden del Infante Don Al-
fonso al capitán de Iglesias, notificando la llegada de aquéllos y mandando que se
observasen los privilegios de que gozaban. Dice el mismo Pllateu (que la casa de
moneda de Iglesias debió su existencia a la proximidad de minas de plata (2).
Jaime 11 llevó a Barcelona monederos de otros lugares con sus herramientas, y
dispuso también que no se admitieran indeseables ni extranjeros en la fábrica
de moneda de Barcelona, mientras hubiera buenos naturales (3). Estas reiteradas
disposiciones de exclusión de los extranjeros de la labor de las cecas, parece ser re-
flejo de que las dichas órdenes no se cumplían o, si se cumplían, caían en desuso
con facilidad (4). Es interesante también que un Rey que se ha ocupado bastante,
como veremos más adelante, del problema de los falsarios atendiera asimismo la
cuestión de los indeseables introducidos en los talleres monetarios. Los dos pro-
blemas estarian bastante relacionados (5).
En un documento del año 1318, figuran los siguientes cargos monetales: el
maestre (al que corresponde nombrar a los oficiales), el conseller y el conservador,
el escribano, talladores y plateros (su nombramiento depende de que lo apruebe
la hija del tallador difunto). Comparando estos datos con los que antes dábamos
respecto a Castilla, observará el lector que no hay grandes diferencias fundamenta-
(1) Además inte~endrfan otras dos consideraciones: la condici6n islefia y algo alejada que haria
necesaria la existencia de un taller de acuñar en Cerdeña y el peso del precedente histórico, es decir, la existencia
de moneda insular anterior al dominio español.
(2) VBase BOTET: ob. cit., tomo 11, pág. 86-87, y MATEU: La moneda ..., p4g. 186187. No es dste el tinico
caso histórico en que la proximidad de las minas influye sobre el establecimiento de las cecas (piCnsese
en la acción de España en Indias). Ello se explica por motivos obvios, por las ventajas que. a efectos de
transporte, proporciona dicha proximidad.
(3) BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 88.
(4) O cuando menos, no se cumplirían a la perfección, sin que ello signifique predominio de los extran-
jeros sobre los acuñadores *de las tierras del rey*. Cabe incluso que en este caso la referencia a los extran-
jeros sea mera ratificación de normas preestablecidas (las procedentes de Jaime el Conquistador), más
formal que fruto de una vulneración *actual*.
(5) Es curioso que estos monederos parezcan trasladarse con instrumental, puesto que Cste, páía e3-
tar falsificaciones, lo solía custodiar el poder público. Es posible que lo que los monederos utilizaran como
propio fuera lo que pudikramos llamar *herramientas generales* (martillos, etc.), que estaban al alcance
de cualquiera, mientras el .instrumental especial* de acuñar (juegos de cuños, por ejemplo) seria el cus-
todiado por los guardas de las monederias. . ,