Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

J A I M E L L U I S Y ' N A V A S
Las últimas fases de la actividad de la ceca, más mercantiles que industriales,
son asimismo objeto de prevenciones de parte del poder real (1). Una vez amonedados
los dineros, tcobra los lo maestre e met los en ma del scriva del senyor Rey,.
Este debería custodiarlos hasta que el Rey decidiera poner la moneda en circulación.
Entonces, en presencia del maestre, escribano real, guardas y del ensayador
tmescla hom aquels diners be; e con son mesclats, pesen ne i marchs o dos o plus
e veen si son a lur punt de pes*. Se haría a renglón seguido un nuevo ensayo, por
el insoslayable sistema de muestre0 que hemos apreciado en otras ocasiones.
El ensayo lo efectuaría el ensayador en presencia de los cuatro interesados, maestre,
guardas y escribano real. Si las piezas eran de ley y peso, el escribano consignaría
en su libro la fecha en que se adelibrabana, también consignaría la ley y peso y
entonces elos diners poden anar fora de la moneda)). Una vez hecho el ensayo, de
cada ((delibranza)) se detraerían doce dineros, que, con el ensayo y el albarán (en
que se consignaría la fecha de la libranza), se conservarían en una caja cuyas llaves
custodiarían el escribano, el maestro y las guardas. Así quedarian estas muestras
uper a mostrar al senyor Rey con la moneda que es estada feta es bona e leal*. Es
decir, aunque el Rey no podía ocuparse directamente de la marcha cotidiana de
la ceca, tenia en ella el suficiente interés como para procurar asegurarse, en caso
de necesidad, un conocimiento personal del material elaborado.
El peligro de utilización irregular de los cuños llevaba a tomar precauciones
especiales respecto de los mismos. El tallador tdeu estar en una casa que li deu
esser liurada, la on la moneda se fa, e deu lo hom escercellar con entrara per que
noy puxa metre diners (cospeles) que sien a monedar, e tancar de sus; e con ix,
etressi cercar que noy trasca pila ni troseyl; e no deu donar pila ni troseyl, sino
ab voluntat de les guardes*. Además cada día, es de suponer que después del
trabajo, los guardas recibirían los instrumentos de acuñar y los guardarían en una
con el escribano del rey, caja cuyas llaves poseerían el maestre y las guardas (2).
Según Pío Beltrán (3, el Fuero tut omnis denarii nisi sint falsi indifferenter
recipiunturs (1300) indica que la moneda de Jaime 1 estaba muy agotada. Una
norma de esta índole no responde necesariamente a escasez de moneda, puede
obedecer a un propósito de simplificar el trafico mercantil y reforzar la seguridad
jurídica y, por tanto, económica de la moneda. Con todo, es posible que concumieran
ambos tipos de motivaciones, sobre todo si es cierta, como parece, la opinión
de Beltrán de que el Fuero ((de secunda confirmatione maneta* (Cortes de
Aragón de 1307) corresponde a la necesidad de una nueva emisión de moneda
jaquesa, efectuada en Sariñena, al parecer por su situación intermedia entre Zaragoza
y Lkrida, lo que en último término nos muestra que, en los albores del
siglo XIV, al igual que una centuria antes, Lérida ejercía aún una función mone-
(1) El sistema de control en todas las fases debi6 ser práctica general; lo vemos aparecer en otros documentos
y lo requeriría la índole de los intereses y peligros de fraudes que entraban en juego.
(2) Este documento, por lo mismo que se centra en torno a los sistemas de control, no describe ni la
organización ni el procedimiento industrial. Pero los controles que indica presuponen un procedimiento
industrial análogo al correspondiente a los casos en que conocemos el sistema de acuñar en la España medieval.
VBase la nota 1 de la pág. 59.
(3) Pío BELTRAN: LOS dineros jaqueses, *Psanar, núm. 1 (1951), pág. 94.