Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

J A I M E L L U I S Y N A V A S
serán ((un frare del espita1 e un Ciutada de arago, (1) y que ((10 mestre deu haver
son scriva, qui scriva co del scriva del sanyor Rey li dirab. Cabe preguntarse si
este escribano del maestre estaba estipendiado por el monarca o por el jefe de la
monedería. A primera vista parece lógico que habrá de ser por d segundo, pero
de la redacción parece desprenderse lo contrario, con lo cual la diferencia entre
ambos radicaría más en quien lo nombre que en quien les paga; aparte de la su-
bordinación del uno al otro, el segundo seria una especie de ayudante; en'el fondo;
viene a marcar como un paso en la transformación de la escribanía de la ceca,
en secretaria por una parte y notaría con fe pública por otra. Esta evolución está
estudiada con más detalle al tratar de Pedro 111 (2).
A continuación, en el mismo documento, se enumeran las precauciones que
se adoptarán al acuñar, así como al entregar la moneda, etc. Son de interés,
entre otras, las enumeradas para el dallador de los hierros)). Interesa tambiCn que fi-
guren como guardas ciudadanos de la capital, por ser un ejemplo más de su peso
por el número de habitantes, fuerza de su economía, modo en que estaban afec-
tados que les llevaba a preocuparse y, por ende, procurar intervenir en la acuña-
ción (3).
La, dualidad de lenguas del documento, así como la ausencia del castellano,
pese a ser el idioma de Aragon, se debería a que por estar redactado en Valencia,
zona de habla catalana, no hubiera a mano escriba que dominara la otra lengua
bien. En todo caso, parece mostrar un ambiente de tolerancia entre ambas lenguas
hispanas y ausencia de rencillas sobre cuál ha de usar, digna de alabanza. Indica
que los aragoneses, si no hablar, por lo menos sabrían leer catalán, al menos las
gentes de un mínimo de cultura; no tiene nada de particular, debido a las rela-
ciones entre ambos Estados de un mismo Rey. Por lo antedicho, no se puede de-
ducir de esto una preponderancia, sistematizadamente querida por la realeza,
de una lengua sobre otra, lo cual tampoco coincidiría con las ideas medievales
sobre uso de lenguas, Es cuestión que parece haber preocupado menos que hoy
en día, al haberse relacionado menos su uso con el problema de la nacionalidad,
quizá por no haberse percibido el papel de la lengua, que en nuestros dias se hiper-
valora o se estudia mal, con frecuencia cuando se trata de la determinación de
nacionalidades (4).
(1) Su presencia, comparable a la que se da en Barcelona, se explica por la necesidad de controlar la
labor de la ceca a efectos de la salvaguarda de las garantías y derechos monetarios recibidos por ciertos
sectores del reino.
(2) Vease la nota 1 de la phg. 59. Como indicamos al tratar de la organizaci6n de la acuñación en
la Barcelona de Pedro 111 (cuyo sistema en este aspecto reproduce Aragón bajo Alfonso 111, lo que nos
ilustra sobre la tendencia a la extensión del sistema en el tiempo y en el espacio), la dualidad de escribanos
es fruto de la dualidad de intereses (del Rey y del maestro), lo que hacia que cada cual debiera tener
una persona de su confianza para llevar las cuentas. Al ser las guardas representantes de los intereses de
los súbditos, el escribano real tendi6 a ampliar sus atribuciones y a asumir la función de vigilante de los
intereses del Rey. Asi parece deducirse de una norma del documento que nos ocupa: 410 qual scrivan (del
Rey) deu veer tot qo que en la moneda se faca et sens eil no si faca res*.
(3) Su presencia, al igual que en Cataluña, obedecería a la conveniencia de asegurar la salvaguarda
de los intereses de sus representados.
(4) En cuanto a la dualidad latin (del encabezamiento) y catalhn (del cuerpo fundamental) del escrito,
parece ser el fruto de las prlicticas cancillerescas, en un momento de transición, en que el uso del
romance empieza a consagrarse como lengua de la administración, pero adn no se ha impuesto plemanente
sobre la antes considerada como Única lengua culta.