Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

AMONEDACI~N EN LA CORONA DE ARAGÓN EN EL SIGLO SIV
de resaltar este deseo de equidad (0, que se manifiesta en el hecho de que un juz-
gador tuviera que ser monedero y el otro obrero (2).
El Rey notificó a los prohombres de Jativa, Cocentaina, Alcoy y Jijona que se
iba a proceder a la acuñación de moneda murciana y que no estorbasen a ésta,
ya que no perjudicaba a sus privilegios y que, habiendo pedido el concejo de
Murcia que le concediesen la moneda de Valencia, comprometiéndose a pagar el
monedaje igual que el Reino de Valencia, el Monarca accedió extendiendo a Murcia
los privilegios valencianos de circulación de moneda.
En 1296, ordenó al maestre, guardas, ensayador, escribano y capítulo de obre-
ros y monederos del Reino de Murcia que acuñasen en Alicante, y confirmó sus
privilegios (3). Los que fueron a trabajar a Murcia, tenían que pagar un alquiler
muy elevado por el local en que radicaba la ceca y que se ordenó a Berenguer
Pere que con dos prohombres fijase un alquiler razonable (4). Dice Botet, y su
opinión nos parece verosímil (S), que probablemente no se volvió a acuñar en la
Murcia aragonesa (después de incorporado este territorio al Reino levantino,
una vez hechas las paces entre los soberanos de Aragón y Castilla), por ser ello
contrario a los privilegios concedidos a Valencia (6). El Rey recurrió, por tanto, a
un procedimiento de arbitraje forzoso para imponer un alquiler justo. La prcocu-
pación de los gobernantes por que se pagara un interés justo, es dificil calibrarla
(a veces, influidos por criterios políticos, los tasadores oficiales tienen conceptos
muy peregrinos del punto justificado de los precios). La vulneración (aparente
por lo menos) de los privilegios de Valencia, tampoco se puede criticar a la ligera
(siendo los privilegios una concesión real, el Rey puede derogarlos, siempre desde
el punto de vista jurídico; y desde el ético, también puede hacerlo, salvo si encie-
rran la garantía de un derecho moral consolidado). En todo caso, el mero plantea-
miento de estos problemas nos indica que el funcionamiento de este taller debió
dar lugar a dificultades. Por otra parte, este dato nos indica que los talleres no
debían ser muy grandes, ni utilizarían un instrumental considerable, cuando el
propio local no parece ser muy estable, lo que es mas propio de talleres pequeños
que de grandes centros de acuñar.
Las indicaciones cursadas a varios prohombres del Reino de Valencia, de no
(1) Esta objetividad *objetiva*, no excluye que el motivo de que se llegara a este sistema, que quedaría
muy estabilizado, de los dos jueces, obrero y monedero, pudiera obedecer en su establecimiento a un
juego de presiones de los dos grupos fundamentales de servidores de las monederlas, a fin de evitar preponderancia
y abusos de uno sobre otro.
(2) SAWT creyó que en aquel reinado funcionb la ceca valenciana, pero en oponión de BOTET y MATEU
estaba equivocado. Vdase JosÉ SNAT: Tratado de las monedas labradas en el Principado de Cataluña, ,Barcelona,
1818, tomo 1, phg. 19, BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 85-86 y hlar~u: La ceca..., phg. 25-27.
(3) VBase BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 80, y MATEU: La ceca ..., phg. 25.
(4) BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 81.
(5) Se funda en una respuesta de Jaime 11 a una peticibn de Don Juan Manuel.
(6) BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 83.