Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

G I N O C C H I O
presentarse llevando una ((ofrenda)). Acostumbraban también presentar como ofrenda
al Inca, maderas labradas para construcción de templos y palacios, ánforas de
cerámica, cargas de sal, pieles finas, animales feroces, aves de vistosos plumajes y
cualquier otro animal, que consideraran digno de ser presentado al Inca. Hábiles
artesanos eran igualmente llevados a presencia del Inca y dejados a su servicio
en calidad de yanacunas. Sin embargo es de presumir, y lo confirman muchos cronistas,
que al conquistar nuevas provincias, grandes cantidades de oro, plat,a y
objetos de adorno fuesen a poder del Inca en calidad de botín de guerra. Por
ejemplo Oviedo, al referirse a la relación que hizo el Inca Atahualpa a Francisco
Pizarro, sobre las riquezas del Cusco, menciona que Huayna Capac tenia tres
({bohíos)) llenos de piezas de oro, cinco bohíos de plata y 100.000 tejuelos de oro
-cada tejuelo de 50 castellanos- provenientes del ((tributo)) de las provincias que
él liahía conquistado. Este mismo dato se repite por Jerez, quien confirma que
esta cantidad de oro y plata era proveniente úriicamente de las provincias que
conquistó Huayna Cápac, fuera de los tributos del resto del Imperio.
En la ((Relación Anónima de Quito)) (1573), el autor recoge la versión de que en
tiempo de Huayna Cápac no había tiempo establecido para cobrar tributo, sino
que el Inca enviaba a recogerlo cuando mejor le parecia.
Para terminar lo referente al tributo, es interesante mencionar un resumen de
las leyes no escritas -que sin embargo se cumplian estrictamente- que regulaban
los tributos y que Garcilaso expone detalladamente.
Los que por razones de casta o por cargos que desempeñaban, estaban libres
de tributo, no podian ser obligados a pagarlo por ninguna razón; en cambio, salvo
la excepcional merced del Inca, todos los obligados (puric) a cumplir su tributo,
no podian ser exceptuados, por ningún motivo, por las autoridades imperiales.
Los tributos nunca obligaban al tributario a entregar productos de su hacienda;
éstos se limitaban a prestación de trabajo en faenas bien delimitadas, de manera
que quien tenia mayor número de hijos o familia, podia terminar el trabajo
encomendado en menor tiempo y sin obligación de mayor prestación; es así que
reputaba #rico)) al puric de familia numerosa, que le permitía fácil y rápidamente
cumplir con sus obligaciones tributarias. Los hijos venían así a representar un
verdadero ({capital,, en un país donde no existía prácticamente entre el pueblo
otra forma de capital particular.
Salvo el servicio en la milicia, nadie estaba obligado a prestar servicio de trabajo
fuera de su provincia de origen.
El artesano al servicio del Inca, de los Templos o de los Curacas, sólo prestaba
su tributo en ((trabajo)), pues debería ser atendido durante el tiempo que prestaba
servicio (nunca más de tres meses al año), que correspondían por lo general a la
época en que la agricultura no estaba necesitada de brazos) en todas sus necesidades,
asi como deberia proporcionársele todo el material necesario para la obra:
oro y plata para los orfebres, lana o algodón para los tejedores, etc. El servicio
estaba limitado a una determinada ((tareas, la que deberia ser cumplida estrictamente,
pero no estando obligado a mayor trabajo que el señalado.
En fecha determinada, los encargados de cobrar los tributos en especies, ase-