Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

G I N O C C H I O
nistros regios, mientras les duraban los oficios, y los mozos que no llegaban a veinticinco
años...))
((...Asimismo eran libres los viejos, de cincuenta años para arriba, y las mujeres,
asi doncellas, viudas y casadas ...,
((...Los enfermos, eran libres hasta cobrar salud, y los ciegos, cojos, mancos y
lisiados ... o Recaían pues los tributos, sobre los adultos (de 25 a 50 años) del pueblo:
los puric.
El Ayllu respondia mancomunadamente por los tributos de todos sus miembros.
Sin embargo, por merced del Inca, podía algún indio-puric ser excepcionalmente
exceptuado de trihuto. También cuando motivos de fuerza mayor (guerra,
malas cosechas, terremotos) afectaban una zona, el tributo era suspendido en la
región devastada y más bien se acudía en socorro de los afectados.
En cuanto a la cantidad de tributo, Garcilaso nos da dos versiones contradictorias,
pues mientras nos dice primero que este parecerá cosa de burla, por ser tan
liviano (Libro V, Cap. MI), poco después (Libro V, Cap. XV) nos dice que los indios
que no tenian mujer e hijos que compartieran los trabajos con ellos ((...muchos
de ellos enfermaban por el largo tiempo que se ocupaban en el trabajo hasta cumplir
con su tributo...))
La realidad parece indicar, que si bien el tributo soportado por el pueblo incaico
era pesado, el Estado incaico procuraba poner al Ayllu en condiciones de
cumplir con sus obligaciones tributarias.
Respecto a la forma de pago, no existiendo moneda, el tributo era pagado con
la mayor ((riquezas de que podía disponer el pueblo: su trabajo. Ya hemos visto
que debería trabajar obligatoriamente las tierras del Sol, del Inca y de los Curacas
locales. Ida semilla para sembrar estas tierras, así como la alimentación de los trabajadores
durante el tiempo empleado en estas labores, eran proporcionados de
los depósitos de los dueños respectivos: el tributo era exclusivamente ((trabajo)).
Los frutos de estas tierras eran guardados separadamente en los almacenes propios
del Sol, del Inca y de los Curacas.
La cosecha de los lotes familiares de tierra eran integramente para cubrir las
necesidades de la familia, no existiendo trihutación sobre estos productos.
Un segundo tipo de tributo, en ((especies)), debería ser cubierto mancomunadamente
por cada Ayllu, provincia o región, de acuerdo a su producción o a la habilidad
que tenian para determinado trabajo; deberian entregar ropas de lana y algodóii,
armas, calzado, joyas de oro y plata, adorno de plumas, etc. Pero una vez
más, el tributo se reducía a ((trabajo)), pues la lana, algodón, maguey, metales preciosos,
ctc., necesarios para estos trabajos eran proporcionados de los almacenes
del Inca. Estos tributos en especies eran cuidadosamente controlados por medio
de Quipus; Iiilos de diversos colores daban cuenta de la cantidad y clase de tributo
asignado a cada provincia, llevándose la cuenta ((por cargo y descargo)) (Garcilaso).
En crónicas y relaciones se señalan pueblos y provincias, cuya prestación de tributo
se había especializado : Por ejemplo, los indios de la zona de Abancay entregaban
únicamente su tributo en ají y maíz; los' rucanas antamarcas eran llamados
((pies del Inca* (Incap chaquin), pues rendían su tributo, igual que los de Atunruca-