Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

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J A I M E L L U I S Y N A V A S que Jaime 1, en 1272, es decir, en los últimos tiempos de su reinado, otorgó a favor de Pedro Vida1 (1). En realidad, hemos de señalar que en dicho documento se repiten varios fe- nómenos señalados en el curso de este trabajo. Por consiguiente, la continuidad histórica queda fuera de duda. Es, en cambio, propio de la emisión de 3Ionpeller el que el Rey tratara de liacer coincidir en lo posible el valor de la moneda local con la francesa y advir- tiera que no circulara en Rlonpeller. Lo primero, y en parte lo segundo, se debe al área monetaria en torno a la cual giraba, por razones geopoliticas. Lo segundo responde, además, a que, cuanto más moneda autóctona circulase, mayores serían las necesidades de acuñación y, por tanto, los beneficios de la ceca. Como ocurre en otras ocasiones, se fijan las veces en que se liquidarán los beneficios. No son mucl-ias al año, quizá para simplificar la contabilidad y balances, y quizá por la cuestión de las dificultades del transporte del lucro correspondiente a la Corona. El arriendo que nos ocupa es por dos años y alcanza la cantidad de 50.000 marcos de 1\Ionpeller. Por mucha diferencia que pudiera haber entre este marco y el de Baleares, salta a la vista que en este caso (23.000 marcos anuales), la pro- ducción prevista es muy siiperior a la del taller de ;\lallorca bajo Juan 1. Estas monedas deberían ser similares a las tornesas, excepto en sus leyendas y símbolos, que corresponderían a los del Rey de Aragón, añade el documento que nos ocupa. Como esta norma excluye toda idea de intento de falsificación, estamos ante una repercusión del área monetaria gala sobre las formas de comer- cio de Rlonpeller. En ello pesaría sin duda la expansión del gros, que llegó a reper- cutir en la Peninsula. Pero además, esto vendria reforzado por la ubicación geo- gráfica de 3Jonpeller. Jaime 1, en este documento, determinó la ley, tallas, valor y demás carac- teristicas del numerario que acordaba emitir. Esto, en cambio, es un rasgo constan- te de la legislación medieval, debido a la autoridad directa que el Rey ejercía sobre las monederias. El documento que nos ocupa determinó asimismo el importe del lucro: de cada marco deberían obtenerse sesenta dineros de plata y un tercio, de los cuales el Rey percibiría como beneficio doce dineros melgoreses. El resto del lucro, fabri- cando ({bene et legalitern, correspondería a Pedro Vidal, quien corría con las expensas de la fabricación. Parece, pues, que, al regular esta emisión, dos cosas preo- cuparon al Rey: asegurar su lucro y la calidad de la moneda; el margen que ello dejara constituiria el ingreso bruto de Pedro Vidal, y una vez deducidos los gastos resultaría su beneficio neto. Parece, pues, fuera de duda, que la Corona quiso actuar sobre seguro respecto de los dos extremos que le interesaban (calidad de la moneda y lucro de su emisibn), y que el arrendatario actuaba como hombre de empresa, corriendo con los riesgos de la operación, lo que no excluye que pudiera obtener beneficios elevados. (1) BOTET: ob. cit., tomo 111, doc. 41.
AMoNEDACION EA7 LA CORONA DE AKAGÓs ES El, SIí;LO SI\' Se fijó como límite de tolerancia ((uno grano et dimidio ad assagiiim parviim quod este tercia pars medie uncje, scilicet de quator granis et medio ad rnedian unciam)). Los dineros que rebasaban este limite ailli penitus refundantur et nulla- tenus deliberentur per custodese. Esto se halla, asimismo, dentro de las tendencias clásicas del derecho monetario medieval y venia csigido por las posibilidades qiie ofrecía la técnica de entonces. Como contrapartida, el maestre quedaria lihre dc responsabilidad respecto de la emisión de denarios que ((monetati fuerint per monetarios el assagiati per asaiatores et deliberati per custodes dictos ipsorurn denariorum qui a riobis ad hoc deputati fuerints. Este dato nos permite diferenciar cnlrc dos clascs de emplca- dos por razón del nombramiento: los monederos ordinarios designal>lcs por el maestre como empresario y los supervisores, de designación real, por su calidad de comisionados regios para asegurar la rectitud del trabajo de la moncderia. Además, podemos observar que la aprobación de estos represcntaiites regios ve- nía a liberar al maestre de responsabilidad. Ambos rasgos del dercrlio monetario hemos podido observar pervivian en el dereclio del siglo SIi'. 11.2s adelante, eri materia de nombramientos, el documento que nos ocupa ratifica la regla impli- cita en lo acabado de consignar: (cquod possitis liabere, mittcre ac mutare opera- rios et monetarios qui vobis placuerit ad faciendiim dictos denarios argenti, et nos mittamus assagiatorem et custodemn. Durante el periodo del arriendo, el Rey se comprometía a no liacer fabricar moneda de plata semejante tin villa ve1 jurisdiccionc montipesulani nec in ali- quibus aliis locis terre et jurisdiccionis nostre)). Es una garantía frente a posibles competidores a favor de un empresario que arrendó la explotación del negocio de acuñacibn, tanto mas cuanto que se previo que la nueva moneda circularía en Monpeller (cet per totam aliam terram nostram seu nostre jiirisdiccioniss, y a mayor abundamiento y de modo especial para IIoripeller sc establecía que ccin villa ve1 dominio montipesulani non currat per dictiim tempiis nisa moní.ta hlalguriense sicut modo ibi currit ... o. Obsérvese que estanlos ante otra via (los compromisos del Rey con un arrendatario de la esplotación de tina institución económica) de una interrelación entre sus diversos territorios (área de circulación de la moneda, compromiso de no establecer ceca competidora en sus restantes territorios), sin perjuicio de que el particularismo respetado de cada territorio se refiejara en normas particulares (especiales reglas sobre la circulación en Non- peller). Los guardas percibirían u11 salario de c(xs lihras malguriensium singulis annis ... donec dicta ... marcliarum fuerint operata, et vos etiam debetis facere omnes alias expensas que fient in dicta moneta ve1 ratione ejusdem in operariis monetariis et assagiatore ve1 quolibet modo ve1 causa)).
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