Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

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hubiera agotado la ordenada por Pedro 1V. Ello contribuye a liacernos compren-
der el ritmo con que se trabajaba, aun cuando diclia disposición pudo estar tarnbikn
influida por el liecho de cambio de reinado y las consecuencias que estos cambios
implicaban. Inútil decir que vienen por tanto (adaptados al nuevo canibio de rno-
narca y situación) a repetirse una serie de Iieclios y fenómcnos ya observados
más arriba. Es interesante esta continuidad en la documentación por permitirnos
apreciar la que habría en la labra, al menos a partir de un cierto grado de desarro-
llo de la estructura del Estado y de la economía. Incliiso podenlos suponerla, a
título de liipótesis, donde falta una documentación que quizás algun dia sea hallada.
Esta nueva emisión la acordó el Rey a peticihn de los jurados de JIallorca;
está fechada en 1390 y tiene carácter de ampliación de la autorización dc acuñar
de 1384, lo que permite suponer que entre ambas rio liabria otra y que las Balea-
res, sea por insuficiencia de la anterior emisión, sea por Iiaber sufrido una saca
de moneda, carecían del suficiente numerario, puesto que son los jurados quienes
solicitan la nueva emisión. Como esto recuerda lo acaecido 1)ajo Pedro IV, e iriclu-
so bajo los reyes particulares del arcliipiélago, I-ien~os de suponer que estarnos
ante los efectos monetarios administrativos (le una situación económica muy arrai-
gada en las Islas.
En todo caso, la idea de que se habian calculado niuy por bajo las neccsitlades
monetarias de las Baleares debía estar muy generalizada, pues se autorjza a emi-
tir 20.000 marcos de plata en reales y divisores, cantidad doble de la autorizaci6n
de Pedro IV, que lo era por 10.000 marcos.
Como quiera que, del documento en cuestión, se infiere que aún no había ter-
minado la emisión autorizada por Pcdro IV, podemos deducir una cierta conti-
nuidad en el trabajo de la monedería, así como que la ceca balear trabajaba a un
ritmo moderado, quizá por ser de plantilla reducida.
Es de suponer que la nueva autorización se otorgaría al estar finalizando la
anterior. Dado el tiempo transcurrido entre ambas, podemos deducir que la ceca
de Baleares emitiría aproximadamente un marco y medio por año (este promedio
no excluye la posibilidad de considerables diferencias segiin los años, entre otras
causas porque la actividad de las cecas cstaba en gran mcdida condicionada por
la cantidad de metal amonedable aportado por los particulares).
El documento que nos ocupa se remite de modo bastante general a las normas
consagradas a través de los documentos de reinados anteriores a quc liemos tcni-
do ocasión de referirnos: curso legal de las monedas, que la nueva emisi6n no
((perjudique)) a las franquezas y privilegios del reino, etc.; por consiguiente, y como
asimismo liemos tenido ocasión de apuntar, de este modo, a través de la genera-
lización del alcance de disposiciones surgidas en función de emisiones concretas,
se iría formando un dereclio de alcance general.
El privilegio en cuestión autoriza que de la emisión de Pedro IV se acuñen
quinientos marcos en óbolos. La misma cantidad autoriza respecto de la nueva
emisión objeto específico del dociimento. Ello nos da un índice, respecto de la
actividad de la cera, entre la relación cuantitativa y la emisión de reales y diviso-
res, relación en la cual los divisores están en franca inferioridad numérica.