Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

AMONEDACIÓN EN LA CORONA DE ARAGO~I;' E,V EL SIGLO SI\'
parece haberse acentuado. Este hecho, junto a la descentralización en el control
de acuñaciones locales, indispensable, al menos en cierta medida, por el Iiecho mismo
de ser locales, sobre todo cuanto el poder central no cuenta con grandes medios
de control, habría de contribuir, una vez vueltas las Baleares al seno de la uriidad
hispánica, a mantener la autonomía práctica bastante grande que, en más de tina
ocasión, parecen haber gozado sus acuñaciones.
Una carta-orden del mismo Rey también refleja los problemas econcimicos que
plantean las acuñaciones, así como la necesidad y al parecer el sincero deseo (sea
espíritu y conciencia del deber, como parece desprenderse del testo de dicho
documento, sea comprensión de la utilidad del orden, incluso para la estabilidad
del trono, sea otro motivo más o menos elevado) del monarca por hallar una buena
solución (1). En este caso parece ser clara la coincidencia entre los motivos oficiales
y los reales, coincidencia que también pudo darse en algun otro caso en que no
parece ser tan clara. La evidencia en éste parece derivar del problema mismo
que intenta resolver y modo como enfoca la solución. El contenido de este testo
es un ejemplo más de cómo las necesidades influyen sobre las ncuñaciones, en re-
lación con las motivaciones apuntadas en el curso de este trabajo. Tambikn parece
mostrar el juego de las leyes econcimicas en la circulación de moneda y de rechazo
en la acuñación que, por su misma finalidad, ha de estar en relación con las nece-
sidades del mercado, y por ende con la circulación del numerario.
La orden de que la autorización de acuñar plata no perjudique al vellón implica
una dualidad de cecas en la Isla, pues dificilmente dicha dualidad de régimen
podría darse en un mismo taller. Pero además, es probable que la promesa de no
perjudicar a la moneda de vellón se otorgara a fin de garantizar a los mallorquines
que por el hecho de emitir un nuevo numerario no se alteraría el valor económico
del preexistente. Es decir, es probablemente una secuela de la preocupación del
reino por asegurar la estabilidad del numerario, adecuada a la aparición de un nue-
vo tipo de moneda.
En el segundo documento el Rey dispone que los dineros duplices no corran
sino a cambio. En el preámbulo de dicha carta, dirigida asimismo al lugarteniente
real del Reino de Mallorca, parece acusar el monarca una queja de los mallorquines,
y manifiesta que 61 siempre ha querido mantener la moneda en buenas condiciones.
Parece, por tanto, que la ceca emitió moneda deficiente, sea por orden del Rey,
sea al amparo de la relativa autonomía de hecho que muchas veces tendrían los
acuñadores (2).
De ahí la decisión para reparar los efectos de esta posible irregularidad, de que
el numerario más o menos directamente afectado por la misma circulara a cambio.
Asimismo autorizó para que si el lugarteniente ((et nostris procuratoribuse consi-
deraban que escaseaban los dineros senars (3) y los óbolos, se encomendara la
emisión de mayor cantidad ((prout fore faciendum inveneritis habito inde conci-
(1) CAMPANER:
ob. cit., doc. 13, esta fechado en 1305.
(2) En tal caso, las garantias que parece anunciar el documento de 1304, no habrían resultado plena-
mente efectivas.
(3) La orden en cuestión tiene varias reglas sobre el valor de los dineros senars.