Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

J A I M E L L U I S Y N A a V A S
en el funcionamiento y régimen jurídico de las de nuestro país. El hecho de existir
diversas cecas emisoras de esta moneda influyó también en su nombre, pues, al
igual que ocurrió otras veces en el campo de la numismática, varias clases de
florines recibieron el nombre del lugar emisor (1). Pese a las reformas que la apari-
ción del florin provocó en las casas de moneda de la Corona de Aragón, tales como
la creación o desarrollo de las monederías de Perpiñán y Valencia O), y el deseo
del monarca a poner límites a los fueros concedidos a sus súbditos en lo que afec-
ta a intervención de las acuñaciones (34 pese a todo esto, en un principio se siguió
para las cecas de florines un sistema de organización análogo al de las anteriores
casas de moneda (44 lo cual no tiene nada de sorprendente y es un hecho simi-
lar al registrado en otras muchas revoluciones, que empiezan siempre por surgir
más o menos adaptadas al estado ambiente. La ceca de Perpiñán fue también
aprovechada para batir moneda extranjera (3, sistema éste que hasta cierto punto
no deja de ser un expediente medieval para procurarse lo que hoy llamamos ((di-
visas)) 6).
En 1352 el Rey autorizó al maestre de los florines para acuñarlos en el lugar
del Rosellón o Cerdeña que tuviera por conveniente. El siguiente año, al ordenar
al entallador de cuños de la ceca de Perpiñán que entregase al maestre Plauer
los hierros que le conviniesen, autorizó a éste para acuñar en su propio domici-
lio (54 registrándose una vez más el caso de no tener asignado un local definitivo
las cecas nacientes. Probablemente Plauer desearía acuñar en su propia casa a
fin de ahorrar gastos de alquiler de local (8). Esta inestabilidad de local era posible
debido al escaso desarrollo del maquinismo, que, comparado con épocas anteriores,
habían alcanzado las cecas, y también se debería a que. la preocupación primordial
de Don Pedro, así como la de otros estadistas, seria la moneda y no el local en que
se fabricaba; el que gran parte de las normas sobre organizació~i de las cecas aparezcan
precisamente al ordenarse emisiones de numerario es significativo. Obsérvese
también cómo parece deducirse de estos hechos que, en cuestiones de maquinaria,
el encargado de dar continuidad a la fábrica de numerario, más que el maestre
parece ser el entallador. No es muy sorprendente esto si tenemos en cuenta
(1) Véase ~IATEU: Glosario ..., voces sobre florines. En el fondo es un fenómeno anhlogo al actual al
distinguir dos monedas del mismo nombre, con un adjetivo referente a la nación emisora (coronas sueca y
danesa, francos belgas y suizos, etc.).
(2) Véase BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 111 y siguientes, y MATEU: La ceca ..., phg. 31 y siguientes.
(3) Véase la nota anterior.
(4) Véase BOTET: ob. cit., tomo 11, phg. 122 y siguientes.
(5) Véase la nota anterior.
(6) Al interpretar este hecho no se puede dejar de tener en consideración las grandes diferencias que
sobre politica económica internacional se registran entre la Baja Edad Media y nuestros días. De ahi que
haya analogias, pero no identidades en el fenómeno que nos ocupa.
(7) VBase BOTET: ob. cit., tomo 11, pagina 123.
(8) También pudo ser una medida de emegencia ante la carencia de local adecuado. Parece, pues,
que Perpiñhn no era una población muy apta para contener una ceca, ni en materia de instalaciones, ni por
su peligrosa vecindad con Francia, siempre enemigo potencial y posible invasor de Cataluña. El motivo
de escoger dicha plaza seria, pues, de orden juridico. Por proceder del Reino de Maliorca y no tener ni siquiera
ceca dependiente de la realeza balear, en Perpiñhn el Rey no chocaba con privilegios preexistente$
de sus súbditos que dificultaran la instalación de la nueva monederh. De ahl la probable razón de elección
de dicha plaza.