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Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

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AMONEDACIÓN EN LA CORONA DE ARACON EN EL SIGLO SIV<br />

algunas veces en aquel tiempo ((Seca <strong>de</strong>l flori d'or d'Aragón. La actividad <strong>de</strong> esta<br />

fábrica <strong>de</strong> moneda llegó a ser gran<strong>de</strong>. Es <strong>de</strong>cir, que también influyó en el estable-<br />

cimiento <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> moneda valenciana, junto a las causas arriba<br />

citadas, la ten<strong>de</strong>ncia a dotar a la Corona <strong>de</strong> Aragón <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> lesgislación<br />

monetaria más o menos uniforme, lo cual, claro está, se reflejaria en las normas<br />

sobre la organización <strong>de</strong> dicha casa <strong>de</strong> moneda. Establecida ya la ceca, Pedro IV<br />

hizo que se acuñase también monedaje <strong>de</strong> otros metales; ello provocó la protesta<br />

<strong>de</strong> las Cortes por ir contra sus privilegios, protesta ya antes indicada. El Rey<br />

accedió a que los reales valencianos, asi como los barceloneses, menrzts o grossos<br />

no fuesen fundidos, por or<strong>de</strong>n suya ni por los mone<strong>de</strong>ros o plateros, comprome-<br />

tiéndose a castigar a los contraventores; también se comprometió a no hacer for-<br />

zoso el curso <strong>de</strong> la nueva moneda que pudiera hacer salir <strong>de</strong> la ceca valenciana.<br />

Se le solicitó asimismo prohibiese extraer metales preciosos <strong>de</strong>l Reino, a lo cual<br />

respondió que nunca lo habia autorizado, prometiendo a<strong>de</strong>más castigar a quien<br />

lo extrajese. Todas estas medidas revelan la principal razón <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> las Cortes<br />

<strong>de</strong> intervenir en el funcionamiento y emisiones <strong>de</strong> las casas <strong>de</strong> moneda: el asegu-<br />

rarse la estabilidad <strong>de</strong> ésta, pero sus peticiones no parecen haber tenido <strong>de</strong>masiado<br />

en cuenta la ley <strong>de</strong> Gresham. En todo caso, y pese a las limitaciones acordadas,<br />

el monarca habia conseguido su propósito y Valencia contaría con una ceca real.<br />

Se hicieron nuevos arriendos <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> moneda valenciana, con ten<strong>de</strong>ncia a<br />

fijar precios <strong>de</strong>terminados en vez <strong>de</strong> participaciones en los beneficios (1). El Rey se<br />

había salido con la suya e imprimía a las normas sobre arriendo <strong>de</strong> las mone<strong>de</strong>rías<br />

sus nuevas ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> fijar el arriendo. Este sistema, junto a ciertas ventajas,<br />

no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> tener también inconvenientes, pero en todo caso, una mayor expe-<br />

riencia sobre rendimientos <strong>de</strong> las fábricas <strong>de</strong> numerario <strong>de</strong>bió influir en la evolu-<br />

ción más o menos lenta <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> arrendar las cecas. Ello marca un paso más<br />

hacia la transformación <strong>de</strong>l arrendador en funcionario publico.<br />

Las emisiones <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> moneda valenciana originaron frecuentes disputas<br />

entre Valencia y las autorida<strong>de</strong>s reales, <strong>de</strong>bido a las alteraciones que se hacia <strong>de</strong> la<br />

ley <strong>de</strong> la moneda, lo cual se interpretaba como violaciones <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong><br />

Valencia, reclamaciones éstas en general <strong>de</strong>soídas, a veces pese a promesas en sen-<br />

tido contrario (2). En el fondo esto no es sorpren<strong>de</strong>nte si tenemos en cuenta el ca-<br />

rácter <strong>de</strong>l Rey ceremonioso. Si bien, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la equidad, la<br />

actitud <strong>de</strong>l Rey sería bastante criticable, al menos en algunos <strong>de</strong> sus aspectos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> un estricto <strong>de</strong>recho, sólo pue<strong>de</strong>n censurarlo los sostenedores<br />

<strong>de</strong> doctrinas inspiradas en criterios pactistas u otros que con más o menos analo-<br />

gía aprovechan la limitación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la autoridad real. Pues, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

otro punto <strong>de</strong> vista, el Rey, por haber otorgado el privilegio, tendría también<br />

<strong>de</strong>recho a retirarlo o reducirlo. Pero no opinaban igual todos los pensadores polí-<br />

ticos <strong>de</strong>l medievo y a<strong>de</strong>más todos sus criterios en el fondo quizá no fueran tenidos<br />

(1) Véase MATEU: La ceca..., p4g. 34-36.<br />

(2) VBase MATEU: La ceca..., pág. 39-41.

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