Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

ningún momento se pretende centralizar el poder, sino que basan su administración
en un gran número de puntos a lo largo de cada valle, evitando así la formación
de poderes centrales que pudieran canalizar la rivalidad contra los mochicas y
pretender sacudir su yugo. Cada micro-gobierno era autónomo respecto a sus
necesidades y a cubrir sus tributos, lo que lograban ampliamente por el gran
adelanto que alcanza la agricultura mediante las técnicas de riego -que introducen
los mochicas-, que les permite aumentar sus áreas de cultivo e incrementar sus
rendimientos.
Tras la decadencia del Estado mochica (800 años después de Cristo) surge un
gran estado de tipo feudal, heredero de la cultura mochica, en que la estratificación
social era manifiesta; clases nobles y aristocráticas, hereditarias, formaban una
corte autócrata bajo la dirección de un caudillo militar: el Gran Chimú, jefe del
grupo de guerreros, que asumía todo el poder político y militar, y bajo el cual
estaban también subordinados los Sacerdotes. Primitivamente el término tlhimúo
denominaba al soberano, extendiéndose posteriormente a todo el pueblo por él
gobernado.
Entre los años 1000 y 1440 después de Cristo el Imperio Chimú extendió su
dominio en casi toda la costa Norte peruana, una extensión de 1.000 kilómetros
de costa con un ancho de 50 a 150 kilómetros, donde estaban comprendidos unos
veinte valles principales y muchos otros menores, siendo así la agrupación po-
lítica más importante de la costa peruana.
La organización administrativa del Imperio estaba basada en el gobierno de
cada valle, centralizado en un centro urbano dominante; y todos los valles, bajo
la dirección del Gran Chimú, que gobernaba desde su capital: Chanchan, llamada
por 10s españoles Gran Chimú, situada en las cercanías de la actual ciudad de
Trujillo. Chanchan, en su mayor esplendor, ocupaba una extensión de más de
veinte kilómetros cuadrados, con una población de alrededor de 200.000 habitantes,
representando su construcción un gran adelanto en la concepción y realización
urbanista. El soberano chimú recibia de sus vasallos tributarios, gran cantidad
de joyas, vestidos, tejidos de alta calidad, adornos metálicos; manteniendo además
a su servicio -según datos consignados por los cronistas españoles- más de
6.000 indios para recoger oro de los ríos, plata y cobre de las minas.
La riqueza de la clase dominante estaba constituida por tierras de cultivo,
palacios, joyas, así como esclavos: hombres y mujeres.
El pueblo, bajo la forma de comunidades, mantenia un régimen de explotación
comunal de las tierras -régimen patriarcal-, con obligación de tributar al Sobe-
rano y Señores locales. Sin embargo, existía un tipo de propiedad particular,
limitada a la casa-habitación, incluyendo huertas, corrales y graneros adjuntos
a ésta. Esta propiedad recibia el nombre de tmoya,, palabra que conocieron y
consignaron los primeros funcionarios administrativos españoles y que traducen
por dierras de herencia o en propiedad*.
La agricultura, con adelantadas técnicas de explotación para su época, fue
entre los chimús la principal fuente de alimentos, pero siempre el mar siguió
proporcionándoles abundante alimentación proteica. La artesanía, con acentuada