Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre
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AMONEDACIÓN EN LA CORONA DE ARAGÓN EN EL SIGLO SIV<br />
mone<strong>de</strong>r qui no sia <strong>de</strong> senyoria nostra habitador e vehi, si no era <strong>de</strong> volentat e<br />
licencia <strong>de</strong>ls dits obrers o mone<strong>de</strong>rs, <strong>de</strong>mentre enpero que eylls abasten a obrar<br />
e monedar aquella moneda sens dapnage <strong>de</strong> los guar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la moneda)). Ello parece<br />
indicar que en este momento la exclusión <strong>de</strong> los extranjeros se coiicebia más<br />
como una política social o ((<strong>de</strong> empleo* que como una medida <strong>de</strong> salvaguarda <strong>de</strong><br />
la ceca. Claro que, siendo los acuñadores en cierto sentido los <strong>de</strong>positarios <strong>de</strong> los<br />
secretos <strong>de</strong> la acuñación, es posible que ambas motivaciones estuvieren implíci-<br />
tamente relacionadas.<br />
A los alcal<strong>de</strong>s les encomendaba que ((les coses <strong>de</strong>ssus dites tots e sengles tenir<br />
e observar facen entre los dits obrers e mone<strong>de</strong>rs e guardar e observar aquelles<br />
coses que a lehaltat <strong>de</strong> la moneda e a profit nostra veuran faliedores,. Por tanto,<br />
no sólo se les atribuye una jurisdicción en función <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las normas esta-<br />
blecidas para la salvaguarda <strong>de</strong> dos intereses (<strong>de</strong>l Rey, que por tal causa la otorga,<br />
y <strong>de</strong> los mone<strong>de</strong>ros, que por eso la <strong>de</strong>sean), sino también una labor <strong>de</strong> previsión <strong>de</strong><br />
las posibles necesida<strong>de</strong>s generales <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> dichos intereses, e incluso <strong>de</strong><br />
las tradiciones y costumbres no recogidos en la norma escrita.<br />
Asimismo, si los acuñadores incurrían en disposición que les privara <strong>de</strong> llevar<br />
armas, este privilegio establecía la norma <strong>de</strong> que la ejecución <strong>de</strong> dicha regla y la<br />
custodia <strong>de</strong> las armas correspon<strong>de</strong>ría a los alcal<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la mone<strong>de</strong>ría.<br />
En materia <strong>de</strong> aplicación <strong>de</strong> las multas, a renglón seguido el privilegio establece<br />
que éstas se <strong>de</strong>stinarán por terceras partes al maestre, a los alcal<strong>de</strong>s y al capítulo<br />
<strong>de</strong> los mone<strong>de</strong>ros, según estableciera Jaime 11 en 1325. Esta regla parece estar<br />
algo en contradicción con las más arriba indicadas respecto <strong>de</strong> los casos <strong>de</strong> <strong>de</strong>save-<br />
nencias y agresiones. Es posible que ésta sea la norma general (cabe suponer que<br />
la parte <strong>de</strong>l capitulo la recibiera la bolsa <strong>de</strong> la mone<strong>de</strong>ria) y que la antes vista<br />
constituyera una norma especial excepcional para infracciones <strong>de</strong>terminadas.<br />
También confirmó Don Pedro los privilegios otorgados por sus antecesores.<br />
Es <strong>de</strong>cir, este texto tiene carácter <strong>de</strong> confirmación y ampliación. Como quiera que,<br />
unas veces por recordatorio directo, otras por la naturaleza <strong>de</strong>l contenido, muchas<br />
<strong>de</strong> estas normas coinci<strong>de</strong>n con las <strong>de</strong> documentos <strong>de</strong> otras épocas, parecemos estar<br />
ante un fenómeno histórico <strong>de</strong> progresiva formación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho y estatuto <strong>de</strong><br />
la acuñación a través <strong>de</strong> reglas más o menos casuisticas en su origen, surgidas <strong>de</strong><br />
necesida<strong>de</strong>s o luchas <strong>de</strong> intereses advertidas en casos concretos, <strong>de</strong> correcciones<br />
<strong>de</strong> los <strong>de</strong>fectos señalados que irían formando un cuerpo legal a través <strong>de</strong> la rati-<br />
ficación y perfilación <strong>de</strong>l prece<strong>de</strong>nte, acabando por constituir el sistema por el<br />
que se regirían las mone<strong>de</strong>rías. Obsérvese que <strong>de</strong> ello no <strong>de</strong>riva ningún nomina-<br />
lismo ni ningún empirismo en cuanto a la doctrina <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as y con-<br />
ceptos jurídicos. Una cosa son las i<strong>de</strong>as puras generales, y otras los hechos concretos.<br />
Sólo éstos son advertidos concreta y empíricamente, y la solución que se les<br />
da resulta <strong>de</strong> la concurrencia <strong>de</strong> dos factores (el hecho concreto y la i<strong>de</strong>a general<br />
previamente existente en la mente <strong>de</strong>l legislador). Es la orientación <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong><br />
atención, no la i<strong>de</strong>a dirigida hacia ese objeto <strong>de</strong> atención lo que tiene carácter con-<br />
creto. Precisamente si <strong>de</strong> varias soluciones concretas se extrae más a<strong>de</strong>lante una<br />
regla general, es porque todas ellas respondían a una i<strong>de</strong>a general y cuando se