Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

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16.05.2013 Views

J A I M E . L L U I S Y N A V A S Frente a las tendencias acabadas de señalar, una disposición de 1372, incluida también en el libro IX de los Fueros y Observancias, diponia ccquod aliqua moneta sine consensu generalis curie aragomun in eode regno non possit cudi sive fierin. Las prevenciones de las Cortes ante la Corona continuaban, por tanto, siendo considerables y encarnando una fuerza de presión que el Rey no podía pasar por alto. Esta decisión se debe a que las Cortes habían elevado a Pedro el Ceremonioso un ((agravios por que se hacian monedas raras que perjudicaban a la jaquesa, suponiendo San Pío (l), y su hipótesis continúa siendo verosimil, que el citado ((agravio)) debía referirse a los florines contrahechos, de tipo castellano. Desde la muerte de Pedro IV hasta el reinado de Fernando el Católico, fueron escasas las labores de moneda de plata aragonesa (2). Quizá este cambio en la acti- vidad de las monederias se debiere, entre otras posibles causas, tales como la opo- sición del reino a modificar el numerario jaqués, a una mayor orientación de las labores de los talleres aragoneses hacia la labra del oro, en posible relación con los nuevos horizontes de la economía bajomedieval y con una posible existencia en el mercado de numerario elaborado por sus antecesores. Pedro IV, por ser Zaragoza la capital de Aragón, trasladó a esta población la ceca de Sariñena, es decir, la antigua jaquesa (3, lo que, en el fondo, representa una cierta tendencia centralizadora. En todo caso, con esta medida, en los Estados de la Corona de Aragón, las cecas principales ordinarias pasaron a radicar en las respectivas capitales de los Estados regionales que componían la Corona. Al ordenar cesase la acuñación en Zaragoza, el Rey hizo guardar los cuños en una caja de doble llave, una de las cuales quedaría en manos de los monederos y la otra en poder de un miembro de la real casa (4). Es ésta una prevención fácilmente explicable y que implica la aplicación de una técnica general de salvaguardia y garantía, a un caso especial de aseguramiento relacionado con la moneda. Esta conservación de los cuños quizá obedeciera también a una idea de su ulterior utilización. También, como medida de precaución, son numerosas en esa época las marcas de ensayador (5). B) Pedro IV de Aragón falsificó moneda castellana en la ciudad de Zaragoza. Gil Farrés supuso que las monedas de Pedro el Cruel falsificadas por Pedro el Ceremonioso en Zaragoza serían las que llevan la marca ca (6). Pero seria sor- prendente que un falsario pusiera una marca de ceca que permitiera identificar la adulteración. Además, Antonio Beltrán (7) ha señalado otras dos dificultades. La marca ca que Gil Farrés supone no corresponde a ceca castellana se utilizó en (1) ALVARO DE SAN Pío Y AUSON: Algunas consideraciones relativas a las monedas labradas en Aragdn, Zaragoza, 1927, pág. 27. (2) IGNACIO JORDAN DE ASSO: Historia de la economfa po!ftica de Aragdn. Zaragoza, 1947, phg. 275. (3) MATEU: La moneda ..., pág. 176. (4) BOTET: 06. cit., tomo 11, pág. 115. (5) MANUEL GIL FLORES: Marcas de taller o ceca de las monedas hispano-cristianas, revista de Archivos, Bibliotecas y Museosr, 1897, pág. 383. (6) OCTAVIO GIL FARRÉs: Acur'íaciones casfellanos de Pedro IV de Aragón, aNumario Hispánico*, ndmero 4 (1953), phg. 200. (7) ANTONIO BELT~N: Las monedas casfellanas de Enrique ZZ y de Juan 1 atribuidas a la ceca de Zaragoza, NVMISMA. número t6 (1955), pág. 89-91.

AMONEDACIÓN EN LA CORONA DE AK,~GÓN EN EL SIGLO SI\' Zamora, aunque los casos indubitados no pertenezcan al reinado de Pedro 1, si corresponden al siglo XIV (Fernando 1 de Portugal cuando se pretendió Rey de Castilla, como sucesor de Pedro 1, frente a Enrique el Bastardo). Por tratarse de una ceca de guerra, no se conocería su uso con frecuencia, lo que corresponde al fenómeno de emisiones de emergencia que hemos destacado en otras ocasiones. Pero además, las monedas que suelen adulterar los falsarios suelen ser las devaluadas, las que presuponen un buen negocio por la diferencia entre la composición intrinseca y el precio oficial de mercado. Y precisamente las piezas que Gil Farrés atribuye a Zaragoza son fuertes, por lo que, según ~eitrán, habrían de ser aiitén- ticas y anteriores a las devaluaciones del Rey castellano, tanto más cuanto que los documentos aragoneses en que el Ceremonioso atiende a la emisión de monedas falsas son de los años 1366 a 1373 y corresponden, por tanto, a la época de emisión de moneda devaluada en Castilla. Por tanto, como por otra parte parece lógico suponer, cuando las cecas de Pedro IV emitieron moneda falsa castellana lo harían procurando no proporcio- nar datos que permitieran a sus destinatarios identificar dichas piezas. Las Cortes de Zaragoza de 1372 se opusieron a la labra de florines y a la fal- sificación de moneda de Pedro 1 y Enrique 11 de Castilla, a fin de lograr que sólo se emitiera vellón jaqués, tratando el Rey, de acuerdo con su modo de ser, de dar largas al asunto (1,. Posiblemente, estamos ante un episodio de las prevenciones de las Cortes aragonesas por salvaguardar su numerario particular, a veces con un grado de susceptibilidad que parece excesivo. Es cierto que en 1371 aparece Ramón de Magens como maestro de la ceca de Zaragoza, tanto para batir florines como moneda castellana (2). Al ver monedas distintas en manos de un mismo maestre, hay que reconocer que las Cortes tenían una base para temer que subrep- ticiamente se fuera consolidando la emisión de moneda antiforal. Esto aparte, la encomienda a un mismo rector de la elaboración de numerario legítimo propio y de la falsificación del ajeno nos ilustra sobre el grado de acto ordinario de la ad- ministración de la Corona de Aragón, que había llegado a ser en tiempos del Cere- monioso la adulteración de numerario del vecino (3). Gil Farrés apunta la posibilidad de que parte de la moneda castellana acuñada en Aragón se filtrara y circulara en el Reino del Ebro y de que ésta fuera la causa de su oposición a tales acuñaciones (4). Efectivamente es una de las posibles causas que, sola o concurrente con las arriba apuntadas, pudieron influir en las reticen- cias de los aragoneses. Conocemos un contrato sobre acuñación de moneda castellana en Zaragoza, celebrado entre Pedro IV y un barcelonés llamado Pedro Sala. Como el Rey indica, es consecuencia de estar en guerra de la enemistad que ésta implica y de la nece- (1) Pfo BELTRILN: LOS dineros ..., pág. 96. (2) 0. GIL FARR~S: Acuiiaciones ..., pAg. 196. (3) Con todo, obsérvese que no se encomienda a este maestre la moneda particular de Aragón, es decir, vellón jaqub. (4) GIL FARRÉs: Acuñaciones ..., phg. 198.

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Frente a las ten<strong>de</strong>ncias acabadas <strong>de</strong> señalar, una disposición <strong>de</strong> 1372, incluida<br />

también en el libro IX <strong>de</strong> los Fueros y Observancias, diponia ccquod aliqua moneta<br />

sine consensu generalis curie aragomun in eo<strong>de</strong> regno non possit cudi sive fierin.<br />

Las prevenciones <strong>de</strong> las Cortes ante la Corona continuaban, por tanto, siendo<br />

consi<strong>de</strong>rables y encarnando una fuerza <strong>de</strong> presión que el Rey no podía pasar por<br />

alto. Esta <strong>de</strong>cisión se <strong>de</strong>be a que las Cortes habían elevado a Pedro el Ceremonioso<br />

un ((agravios por que se hacian monedas raras que perjudicaban a la jaquesa,<br />

suponiendo San Pío (l), y su hipótesis continúa siendo verosimil, que el citado<br />

((agravio)) <strong>de</strong>bía referirse a los florines contrahechos, <strong>de</strong> tipo castellano.<br />

Des<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Pedro IV hasta el reinado <strong>de</strong> Fernando el Católico, fueron<br />

escasas las labores <strong>de</strong> moneda <strong>de</strong> plata aragonesa (2). Quizá este cambio en la acti-<br />

vidad <strong>de</strong> las mone<strong>de</strong>rias se <strong>de</strong>biere, entre otras posibles causas, tales como la opo-<br />

sición <strong>de</strong>l reino a modificar el numerario jaqués, a una mayor orientación <strong>de</strong> las<br />

labores <strong>de</strong> los talleres aragoneses hacia la labra <strong>de</strong>l oro, en posible relación con los<br />

nuevos horizontes <strong>de</strong> la economía bajomedieval y con una posible existencia en el<br />

mercado <strong>de</strong> numerario elaborado por sus antecesores.<br />

Pedro IV, por ser Zaragoza la capital <strong>de</strong> Aragón, trasladó a esta población la<br />

ceca <strong>de</strong> Sariñena, es <strong>de</strong>cir, la antigua jaquesa (3, lo que, en el fondo, representa<br />

una cierta ten<strong>de</strong>ncia centralizadora. En todo caso, con esta medida, en los Estados<br />

<strong>de</strong> la Corona <strong>de</strong> Aragón, las cecas principales ordinarias pasaron a radicar en las<br />

respectivas capitales <strong>de</strong> los Estados regionales que componían la Corona.<br />

Al or<strong>de</strong>nar cesase la acuñación en Zaragoza, el Rey hizo guardar los cuños en<br />

una caja <strong>de</strong> doble llave, una <strong>de</strong> las cuales quedaría en manos <strong>de</strong> los mone<strong>de</strong>ros y<br />

la otra en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un miembro <strong>de</strong> la real casa (4). Es ésta una prevención fácilmente<br />

explicable y que implica la aplicación <strong>de</strong> una técnica general <strong>de</strong> salvaguardia y<br />

garantía, a un caso especial <strong>de</strong> aseguramiento relacionado con la moneda. Esta<br />

conservación <strong>de</strong> los cuños quizá obe<strong>de</strong>ciera también a una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> su ulterior<br />

utilización. También, como medida <strong>de</strong> precaución, son numerosas en esa época<br />

las marcas <strong>de</strong> ensayador (5).<br />

B) Pedro IV <strong>de</strong> Aragón falsificó moneda castellana en la ciudad <strong>de</strong> Zaragoza.<br />

Gil Farrés supuso que las monedas <strong>de</strong> Pedro el Cruel falsificadas por Pedro<br />

el Ceremonioso en Zaragoza serían las que llevan la marca ca (6). Pero seria sor-<br />

pren<strong>de</strong>nte que un falsario pusiera una marca <strong>de</strong> ceca que permitiera i<strong>de</strong>ntificar<br />

la adulteración. A<strong>de</strong>más, Antonio Beltrán (7) ha señalado otras dos dificulta<strong>de</strong>s.<br />

La marca ca que Gil Farrés supone no correspon<strong>de</strong> a ceca castellana se utilizó en<br />

(1) ALVARO DE SAN Pío Y AUSON: Algunas consi<strong>de</strong>raciones relativas a las monedas labradas en Aragdn,<br />

Zaragoza, 1927, pág. 27.<br />

(2) IGNACIO JORDAN DE ASSO: Historia <strong>de</strong> la economfa po!ftica <strong>de</strong> Aragdn. Zaragoza, 1947, phg. 275.<br />

(3) MATEU: La moneda ..., pág. 176.<br />

(4) BOTET: 06. cit., tomo 11, pág. 115.<br />

(5) MANUEL GIL FLORES: Marcas <strong>de</strong> taller o ceca <strong>de</strong> las monedas hispano-cristianas, revista <strong>de</strong> Archivos,<br />

Bibliotecas y Museosr, 1897, pág. 383.<br />

(6) OCTAVIO GIL FARRÉs: Acur'íaciones casfellanos <strong>de</strong> Pedro IV <strong>de</strong> Aragón, aNumario Hispánico*, ndmero<br />

4 (1953), phg. 200.<br />

(7) ANTONIO BELT~N: Las monedas casfellanas <strong>de</strong> Enrique ZZ y <strong>de</strong> Juan 1 atribuidas a la ceca <strong>de</strong> Zaragoza,<br />

NVMISMA. número t6 (1955), pág. 89-91.

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