Núm. 102-107 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

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16.05.2013 Views

J A I M E L L U I S Y N A V A S Esto ocurrió bajo un Rey de las tendencias autoritarias como era Pedro IV y muy imbuido en el fondo del papel político, y consecuentemente politico-mone- tario, que debía jugar la institución real; hubiera sido muy difícil en momentos en que, o por el carácter del Rey o por las tendencias de la época, no era posible fortalecer la autoridad y las funciones propias de la realeza. Obsérvese y compárese con lo ocurrido análogamente en Castilla, que es precisamente al aparecer moneda de carácter general, es decir, superterritorial pero acuñada en las cecas de los di- versos territorios, cuando se dan las causas que hacen sentir la necesidad de po- seer las marcas de ceca, tal como fueron concebidas éstas en la Edad Media. Inútil decir que el Rey ejerció una sensible autoridad en la acuñación de florines. Se co- nocen diversas concesiones regias a varios particulares para que acuñasen flori- nes del peso y ley de Francia (1). En 1365 confirmó las añucaciones de florines que habia arrendado el General de Cataluña. Como se ve, seguían pesando las costumbres de que otras instituciones intervinieran en la fabricación de moneda. Parece verosímil que esta costumbre tuviese más importancia en las cecas empla- zadas en lugares en que habia una mayor tradición orientada en este sentido, y, en efecto, los datos que poseemos parecen confirmarlo. En algunas concesiones de acuñar de este monarca se fija lo que debe cobrar y demás detalles de la labra, autorizando al concesionario a labrar por sí o por medio de un delegado (esto tam- poco es nuevo). Existe también un permiso para acuñar en casa (2). Esto parece indicar que todavía en esta época, a veces los talleres monetarios tendrían unas dimensiones reducidas y un carácter relativamente poco estable. ((Pedro IV trope- zó con no pocas dificultades para la acuñación de oro en sus estados peninsulares por causa de los respectivos privilegios de confirmación de la moneda que éstos teníano (3). Esto es un típico inconveniente de la concesión de ciertos privilegios que ya hemos criticado más arriba (ciertas circunstancias podrían justificarlos, o por lo menos hacerlos explicables a veces como mal menor) (4). A) En 1366 Pedro IV ordenó a Pedro Casala, monedero de Barcelona, que procediera a acuñar plata en el castillo de Murviedro (Valencia) (cper aytal forma que contrafacats moneda dargent castellana, a tot juhi aytal com aquella quefa lo rey Enrich)), y en 1367 un Pedro Sala (probablemente el anterior) acuñaba mo- neda castellana en Zaragoza, actuando como veedor el merino de Zaragoza Do- mingo López, mientras era ensayador Juan de la Seda, platero de Barcelona, y tallador de cuños Bartolomé Grenella, platero de Valencia (5). Observará el lector (1) ~IATEU: La ceca de Valencia ..., pág. 32. (2) BOTET: ob. cif., tomo 11, págs. 124 y 128. (3) MATEU: La ceca de Valencia ..., pág. 31-32. (4) Otros aspectos de la acuñaci6n de florines, relacionados directamente con las particularidades de cada Estado de la Corona de Aragón los estudiaremos al tratar de dichos Estados. (5) OCTAWO GIL FARRÉS: Acuñaciones cmfellanas de Pedro IV de Aragdn, tNumario HispAnico*, número 4 (1953), pág. 193..

AII~ONEDACION EN LA CORONA DE ARAGOA~ EX EL SIGLO SI\' que en estas emisiones falsarias se dan rasgos similares a los señalados respecto de la moneda ordinaria, pues no en vano también en este caso se ponía en marcha una maquinaria estatal. Ahora bien, parece que algunas de las características de la acuñación ordinaria se dan ahora precisamente más acusadas: utilización de castillos, de diversos talleres monetarios, concurrencia de plateros de los más diversos Estados del Rey (lo que reforzaba la interrclación entre los hombres y sistemas de dichos territorios, dentro del respeto de su particularismo), supervisión por una autoridad real, de confianza del monarca por la naturaleza del cargo (el merino) aun cuando extraño a la monedería, etc., etc. Precisamente la condicihn de moneda clandestina, y las especiales providencias necesarias por tal condición de la acuñación, explican la agudización de estos caracteres. Por cierto, que la expresión ((a tot juhi aytalw como la de Enrique 11 parece excluir la idea de que se estampara la marca de ceca zaragozana. En abril de 1370, Pedro IV ordenó a sus acuñadores que se entendieran con gentes de Castilla dispuestas a comprar moneda al por mayor (l), lo que parece corroborar que se serviría de contrabandistas para introducirla en Castilla. Para fijar bien esta situación, proccde señalar que parece que Enrique 11 hacia otro tanto que su rival aragonés y que fabricaba moneda aragonesa inlroduciéridola de contrabando en dicho reino (2). Y lo cierto es que, una vez en guerra, no podemos ser muy severos con los dos monarcas, pues entablado un conflicto armado, no es más inmoral perturbar las finanzas que atacar las fortalezas del enemigo. B) En agosto de 1370, el portugués Blay Gonzálvez y el gen~\~és Badasello Despinola se vieron autorizados para acuñar moneda castellana para las tropas del rey de Portugal destinadas a invadir Castilla; la plata para efectuar esta labor procederia de fuera de Aragón y Pedro IV recibiria medio florin de oro por cada marco de plata (3). Es decir, el hábil Pedro IV supo conciliar su interes con el favor a sus amigos, lo que de suyo no sería injusto ni excepcional en la liistoria, al margen del juicio que puedan merecer los móviles que le llevaron a adoptar esta actitud. Por otra parte, el establecimiento de cecas seudofalsarias para apoyar a pretendientes en otros Estados no constituye un caso único en la historia ni en cuanto a móviles, es el de pura y simple imitación de numerario del vecino. En realidad, estamos ante elaboración de monedas para campañas militares. Hoy en día existen los vales de ocupación (4), pero cuando se desconocían estos medios financieros, había que recurrir a procurarse moneda propiamente dicha, y si ello era para un pretendiente, difícilmente podía lograrlo sin el apoyo de otro soberano. La presencia de un portugués en estas operaciones tiene fácil explicación (5). En cuanto a la de un genovés, probablemente responde a las actividades financieras de los italianos en la baja Edad Media. (1) GIL FARRÉs: Acuñaciones ..., pAg. 195. (2) GIL FAR~S: Acuñaciones ..., pAg. 197. (3) .GIL FAR~S: Acuñaciones ..., pAg. 195. (4) VBase LLUIS: La moneda y las vias de comunicación, NVMISMA, n6m. 21 (1966), phg. 43. (5) Esta en directa relación con la mnacionalidad~ de la emisi6n.

AII~ONEDACION EN LA CORONA DE ARAGOA~ EX EL SIGLO SI\'<br />

que en estas emisiones falsarias se dan rasgos similares a los señalados respecto <strong>de</strong><br />

la moneda ordinaria, pues no en vano también en este caso se ponía en marcha<br />

una maquinaria estatal. Ahora bien, parece que algunas <strong>de</strong> las características <strong>de</strong><br />

la acuñación ordinaria se dan ahora precisamente más acusadas: utilización <strong>de</strong><br />

castillos, <strong>de</strong> diversos talleres monetarios, concurrencia <strong>de</strong> plateros <strong>de</strong> los más<br />

diversos Estados <strong>de</strong>l Rey (lo que reforzaba la interrclación entre los hombres y<br />

sistemas <strong>de</strong> dichos territorios, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l respeto <strong>de</strong> su particularismo), supervisión<br />

por una autoridad real, <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong>l monarca por la naturaleza <strong>de</strong>l cargo<br />

(el merino) aun cuando extraño a la mone<strong>de</strong>ría, etc., etc. Precisamente la condicihn<br />

<strong>de</strong> moneda clan<strong>de</strong>stina, y las especiales provi<strong>de</strong>ncias necesarias por tal condición<br />

<strong>de</strong> la acuñación, explican la agudización <strong>de</strong> estos caracteres. Por cierto, que la<br />

expresión ((a tot juhi aytalw como la <strong>de</strong> Enrique 11 parece excluir la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que se<br />

estampara la marca <strong>de</strong> ceca zaragozana.<br />

En abril <strong>de</strong> 1370, Pedro IV or<strong>de</strong>nó a sus acuñadores que se entendieran con<br />

gentes <strong>de</strong> Castilla dispuestas a comprar moneda al por mayor (l), lo que parece<br />

corroborar que se serviría <strong>de</strong> contrabandistas para introducirla en Castilla.<br />

Para fijar bien esta situación, procc<strong>de</strong> señalar que parece que Enrique 11<br />

hacia otro tanto que su rival aragonés y que fabricaba moneda aragonesa inlroduciéridola<br />

<strong>de</strong> contrabando en dicho reino (2). Y lo cierto es que, una vez en guerra,<br />

no po<strong>de</strong>mos ser muy severos con los dos monarcas, pues entablado un conflicto<br />

armado, no es más inmoral perturbar las finanzas que atacar las fortalezas <strong>de</strong>l<br />

enemigo.<br />

B) En agosto <strong>de</strong> 1370, el portugués Blay Gonzálvez y el gen~\~és Badasello<br />

Despinola se vieron autorizados para acuñar moneda castellana para las tropas<br />

<strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Portugal <strong>de</strong>stinadas a invadir Castilla; la plata para efectuar esta labor<br />

proce<strong>de</strong>ria <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> Aragón y Pedro IV recibiria medio florin <strong>de</strong> oro por cada<br />

marco <strong>de</strong> plata (3). Es <strong>de</strong>cir, el hábil Pedro IV supo conciliar su interes con el favor<br />

a sus amigos, lo que <strong>de</strong> suyo no sería injusto ni excepcional en la liistoria, al margen<br />

<strong>de</strong>l juicio que puedan merecer los móviles que le llevaron a adoptar esta actitud.<br />

Por otra parte, el establecimiento <strong>de</strong> cecas seudofalsarias para apoyar a pretendientes<br />

en otros Estados no constituye un caso único en la historia ni en cuanto<br />

a móviles, es el <strong>de</strong> pura y simple imitación <strong>de</strong> numerario <strong>de</strong>l vecino. En realidad,<br />

estamos ante elaboración <strong>de</strong> monedas para campañas militares. Hoy en día existen<br />

los vales <strong>de</strong> ocupación (4), pero cuando se <strong>de</strong>sconocían estos medios financieros,<br />

había que recurrir a procurarse moneda propiamente dicha, y si ello era para un<br />

pretendiente, difícilmente podía lograrlo sin el apoyo <strong>de</strong> otro soberano. La presencia<br />

<strong>de</strong> un portugués en estas operaciones tiene fácil explicación (5). En cuanto<br />

a la <strong>de</strong> un genovés, probablemente respon<strong>de</strong> a las activida<strong>de</strong>s financieras <strong>de</strong> los<br />

italianos en la baja Edad Media.<br />

(1) GIL FARRÉs: Acuñaciones ..., pAg. 195.<br />

(2) GIL FAR~S: Acuñaciones ..., pAg. 197.<br />

(3) .GIL FAR~S: Acuñaciones ..., pAg. 195.<br />

(4) VBase LLUIS: La moneda y las vias <strong>de</strong> comunicación, NVMISMA, n6m. 21 (1966), phg. 43.<br />

(5) Esta en directa relación con la mnacionalidad~ <strong>de</strong> la emisi6n.

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