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ANTONIO ARANDA CALVO<br />

2 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

UN AMOR MÁS GRANDE<br />

QUE LA MUERTE<br />

ANTONIO ARANDA CALVO<br />

<br />

<br />

ASOCIACIÓN «MANUEL ARANDA»<br />

JAÉN 2006<br />

- 3


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad, ni parte de este <strong>libro</strong><br />

puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento sin<br />

permiso <strong>del</strong> autor.<br />

Edita: Asociación «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>»<br />

Depósito Legal: J - 576 - 2006<br />

Diseña e imprime: UNIÓN GRÁFICA ®<br />

C/. Juan Pedro Gutiérrez Higueras, 3 - 23005 Jaén<br />

Teléf. 953 086 400 - Fax 953 086 300<br />

E-mail: uniongrafica@supercable.es<br />

Impreso en España - Printed in Spain<br />

4 -


ÍNDICE DE ARTÍCULOS<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Y de nuestros mártires, ¿qué? ............................................................<br />

Excmo. Sr. D. <strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez. «Buen Pastor» .................<br />

D. Félix Pérez Portela. «Testigo Fiel» ...............................................<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>. «Joven, seminarista, jiennense» ...........................<br />

Francisco Solís Pedrajas. «Sacerdote. Hombre de Dios» ................<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, en el 60 aniversario de su triunfo .......................<br />

A ellos, en el 60 aniversario de su glorificación .............................<br />

D. Francisco López Navarrete. «Padre de los pobres» ....................<br />

José María Poyatos Ruiz. «Joven apóstol seglar» ..........................<br />

Mons. Basulto y D. Félix Pérez. «Obispo y Vicario mártires» .........<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo. «El <strong>Seminarista</strong> Mártir» (I) .......................<br />

Francisco López Navarrete y Francisco Solís Pedrajas. «Ejemplos<br />

de una vida pastoral» ...............................................................<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> y José María Poyatos. «Dos jóvenes mártires» ...<br />

Seis testigos de Dios en la Diócesis de Jaén ....................................<br />

<strong>Manuel</strong> Basulto. «Obispo Mártir y Testigo Fiel» ............................<br />

D. Félix Pérez Portela. «Un castellano al servicio de la Iglesia de<br />

Jaén» ............................................................................................<br />

26<br />

33<br />

37<br />

41<br />

45<br />

51<br />

55<br />

59<br />

65<br />

69<br />

73<br />

77<br />

81<br />

<strong>85</strong><br />

91<br />

95<br />

- 5


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>. «El <strong>Seminarista</strong> Mártir» (II) .................................<br />

D. Francisco López Navarrete. «El Arcipreste de Orcera» ............<br />

D. Francisco Solís Pedrajas. «Un Párroco de talla» .......................<br />

A <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo ...................................................................<br />

Testimonios Patrísticos. «En su honor» ............................................<br />

Testimonios de los Papas. «En su honor» (I) ..................................<br />

Testimonios de los Papas. «En su honor» (II) ..................................<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>. «Mártir por ser <strong>Seminarista</strong>» (I) .........................<br />

Final de una etapa. Un paso a<strong>del</strong>ante .............................................<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>. «Mártir por ser <strong>Seminarista</strong>» (II) ........................<br />

Testimonios Bíblicos. «En su honor» ...............................................<br />

Navidades en el cielo. 1996 ...............................................................<br />

Testimonios actuales sobre <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> ...................................<br />

Victoria Valverde González. «Mujer, religiosa y testigo de Dios»<br />

24 de Octubre. Colecta extraordinaria Pro-Proceso de Beatificación<br />

de los Mártires Diocesanos ..............................................<br />

6 -<br />

99<br />

105<br />

111<br />

117<br />

121<br />

127<br />

129<br />

133<br />

137<br />

141<br />

145<br />

151<br />

161<br />

165<br />

169


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

A NUESTROS MÁRTIRES<br />

en el año setenta de su testimonio<br />

<strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez, Obispo de Jaén.<br />

Félix Pérez Portela, Vicario General de la Diócesis.<br />

Francisco Solís Pedrajas, Párroco y Arcipreste de Mancha Real.<br />

Francisco López Navarrete, Párroco y Arcipreste de Orcera.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo, <strong>Seminarista</strong> de Monte Lope Álvarez.<br />

José María Poyatos Ruiz, Joven de Acción Católica de Rus.<br />

«La Iglesia se ha fortalecido constantemente con la contribución de<br />

los mártires que, como San Esteban, se han sacrificado por la gran causa<br />

de Dios entre los hombres. El pueblo cristiano, por consiguiente, no puede<br />

y no quiere olvidar el don que le han hecho estos miembros suyos elegidos:<br />

constituyen un patrimonio común de todos los creyentes. El ejemplo de<br />

los mártires y de los santos es una invitación a la plena comunión entre<br />

todos los discípulos de Cristo».<br />

Juan Pablo II en el Ángelus <strong>del</strong> 26-XII-1994<br />

- 7


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

8 -


PRÓLOGO<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Es mi mayor deseo que estas breves líneas, impresas en<br />

el atrio de este <strong>libro</strong>, sean portadoras de mi satisfacción<br />

personal y agradecimiento, por tener la oportunidad, en mi<br />

condición de Presidente de la Asociación «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>»,<br />

de prologar el presente escrito cuyo antor es el sacerdote<br />

Antonio <strong>Aranda</strong> Calvo y que titula «UN AMOR MÁS<br />

GRANDE QUE LA MUERTE»<br />

También deseo dar a conocer, sucintamente, la Asociación<br />

«<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>» editora <strong>del</strong> <strong>libro</strong>, hablar de sus orígenes,<br />

de sus fines y actividades. Así diremos que es una asociación<br />

canónica, privada y con personalidad jurídica; que su origen<br />

se remonta a las reuniones que los familiares <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong><br />

mártir <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo, nacido en Monte Lope<br />

Álvarez -Martos- mantenían a raíz de que fuera incluido en<br />

la Causa de Beatificación de Mons. <strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez,<br />

Obispo de Jaén y Compañeros Mártires: sacerdotes Félix<br />

Pérez Portela, Francisco Solís Pedrajas, Francisco López<br />

Navarrete, el dicho <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo y el<br />

joven seglar de Acción Católica José María Poyatos Ruiz.<br />

Ellos habían sido elegidos por el Consejo <strong>del</strong> Presbiterio para<br />

iniciar el Proceso de Beatificación en su fase diocesana y<br />

presentarlo a la Santa Sede.<br />

- 9


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Los fines de la Asociación son estrictamente religiosos y<br />

no lucrativos; pretende fomentar y ayudar a las vocaciones<br />

sacerdotales y está abierta a todo aquél que quiera integrarse<br />

en ella. He de resaltar entre sus fines el difundir la figura de<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, su ejemplo de vida en su condición de<br />

seminarista, así como colaborar en la Causa de beatificación<br />

de Mons. Basulto y Compañeros Mártires.<br />

Lo dicho es razón más que suficiente, para que la Asociación<br />

«<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>» edite y, a través de su Presidente,<br />

prologue el <strong>libro</strong> que tenéis en vuestras manos. Hay otra razón,<br />

también muy importante: el autor <strong>del</strong> <strong>libro</strong>, el sacerdote<br />

Antonio <strong>Aranda</strong> Calvo, es sobrino <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> Mártir y<br />

Consiliario de la Asociación.<br />

En «Un Amor más grande que la muerte» su autor<br />

recopila una serie de trabajos que publicara en 1996 en<br />

«Iglesia en Jaén». En ellos nos da una lúcida visión de los<br />

valores que Mons. Basulto y Compañeros atesoraban: desde<br />

el amor, la humildad, la bondad... pasando por la fi<strong>del</strong>idad a<br />

Dios y a su propia vocación... hasta la paz y la belleza<br />

sublime... todo lo cual conforma la semblanza de estos<br />

mártires, hijos de la Iglesia diocesana de Jaén, cuyo amor,<br />

como dice el título <strong>del</strong> <strong>libro</strong>, se antepuso a todo sin pedir a<br />

cambio nada.<br />

La relación familiar <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> Mártir y el autor<br />

<strong>del</strong> <strong>libro</strong>, cuya vocación podría deberse a aquél, implica que<br />

éste le conozca como nadie y sintonice espiritualmente con<br />

él, convirtiéndose en fiel guardián de su memoria y así nos<br />

aproxime a la casi totalidad cautivadora y atractiva, por<br />

ejemplar, de la vida y muerte de <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>.<br />

10 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

La Asociación «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>» que me honro en<br />

presidir, os agradece la lectura de este <strong>libro</strong> y su difusión.<br />

Con esta publicación creemos haber prestado nuestro humilde<br />

servicio. Sentimos la exigencia de habernos asociado bajo la<br />

luz <strong>del</strong> joven y heroico seminarista <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>. Os<br />

pedimos colaboréis con nosotros. Pedimos a Dios que pronto<br />

Mons. Basulto y Compañeros sean beatificados para gloria<br />

de Él y edificación de nuestra Iglesia de Jaén.<br />

Sin más, pasen <strong>del</strong> atrio al <strong>libro</strong>, que es lo importante;<br />

su lectura reconforta, anima y sosiega, adentrándonos en el<br />

camino <strong>del</strong> amor, desgraciadamente, muy poco transitado en<br />

los tiempos actuales.<br />

Miguel Bueno <strong>Aranda</strong><br />

Presidente de la Asociación «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>»<br />

- 11


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

12 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Dedicado:<br />

A la Iglesia de Jaén.<br />

A la Asociación «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>».<br />

A su Presidente Miguel Bueno <strong>Aranda</strong>.<br />

A «Iglesia en Jaén».<br />

A todos vosotros, lectores.<br />

- 13


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

14 -


El motivo de este escrito<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Las palabras <strong>del</strong> Papa Juan Pablo II en el Ángelus de<br />

día 26 de Diciembre de 1994, fiesta <strong>del</strong> protomártir San<br />

Esteban, en las que nos decía: «El pueblo cristiano, por<br />

consiguiente, no puede y no quiere olvidar el don que le<br />

han hecho estos miembros suyos elegidos: constituyen<br />

un patrimonio común de todos los creyentes» son<br />

suficientes para justificar este y otros tantos escritos como<br />

se han hecho, y más que podrían hacerse, sobre el ejemplo<br />

y heroísmo de nuestros mártires. Si miramos el caso<br />

concreto de quienes pertenecieron a nuestra Iglesia<br />

Diocesana, nos sentimos especialmente obligados a<br />

difundir su testimonio por varios motivos:<br />

para reconocer y agradecer el don de la Gracia de<br />

Dios que se vertió gratuitamente y de modo tan<br />

abundante en ellos,<br />

por justicia hacia sus personas, el ejemplo de<br />

sus vidas y de su muerte, motivada radicalmente por<br />

su fe1 porque su sangre ha regado nuestra iglesia y ha<br />

fortalecido una rica sementera, convertida en frutos de<br />

vida cristiana... y así se ha manifestado en tantos<br />

sacerdotes y consagrados a Dios, en misioneros y familias<br />

- 15


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

cristianas, en jóvenes y muchas vocaciones sacerdotales,<br />

y en el apostolado amplísimo que se ha venido<br />

practicando en nuestra Iglesia de Jaén.<br />

No es el motivo de este escrito la simple<br />

«memoria histórica», mucho menos fomentar rencores y<br />

remover heridas. Ellos, nuestros mártires, pidieron perdón<br />

a Dios a la vez que perdonaban. La Iglesia perdonó y pide<br />

perdón como tantas veces ha hecho. Estas páginas no son<br />

para condenar, sino para proclamar la grandeza de la fe,<br />

la esperanza y el amor a Dios, capaces de hacer que el<br />

creyente prefiera la muerte antes que perderlas.<br />

1 Son mártires aquellos que «dan la vida, derramando la sangre, libre y<br />

conscientemente, en un acto supremo de caridad, para testimoniar su<br />

fi<strong>del</strong>idad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia...» «Aunque el motivo que<br />

impulsa al martirio sigue siendo el mismo, y tiene en Cristo su fuente y<br />

mo<strong>del</strong>o, han cambiado los contextos culturales <strong>del</strong> martirio y las estrategias<br />

por parte <strong>del</strong> perseguidor, que cada vez trata de manifestar de modo menos<br />

explícito su aversión a la fe cristiana o a un comportamiento relacionado<br />

con las virtudes cristianas, pero que simula diferentes razones, por ejemplo<br />

de naturaleza política o social» Para reconocer un martirio «es necesario<br />

recoger pruebas irrefutables sobre la disponibilidad al martirio, como el<br />

derramamiento de la sangre, y sobre su aceptación por parte de la víctima,<br />

pero también es necesario que aflore directa o indirectamente, aunque<br />

siempre de modo moralmente cierto, el odio a la fe <strong>del</strong> perseguidor. Si<br />

falta este elemento, no existirá un verdadero martirio, según la doctrina<br />

teológica y jurídica perenne de la Iglesia». Benedicto XVI en la Carta al<br />

Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal José<br />

Saraiva Martins ( 26 de junio 2006).<br />

16 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Frutos de Santidad en la Iglesia de Jaén<br />

La Iglesia Diocesana de Jaén ha sido enriquecida por<br />

Dios con valiosos ejemplos de santidad, muchos de ellos<br />

canonizados por la autoridad pontificia, otros en la<br />

veneración y memoria popular. Para nosotros es un honor,<br />

un signo de energía y una manifestación de fi<strong>del</strong>idad a<br />

nuestro Maestro y Señor Jesucristo. Es, a la vez que un<br />

ejemplo, una llamada y una exigencia para seguir a<br />

nuestro Señor. Desde el comienzo de la historia de la<br />

Iglesia, también entre nosotros, resplandecen los mártires,<br />

y de ellos celebramos a San Eufrasio como primer maestro<br />

y pastor; los santos de Arjona, Bonoso y Maximiano; San<br />

Amador, nacido en Martos, joven sacerdote mozárabe,<br />

martirizado en Córdoba, y hoy Patrón de su ciudad natal;<br />

San Pedro Pascual, obispo de la diócesis; el Beato Marcos<br />

Criado, trinitario de Andújar y San Pedro Poveda,<br />

sacerdote de Linares y canonizado en Madrid por Juan<br />

Pablo II en mayo de 2003. En la devoción popular<br />

podríamos recordar al Beato Pedro Garrido, franciscano<br />

de Porcuna, «martirizado a fuego lento en Argel» como<br />

consta en la nota marginal de su acta de bautismo 2 . Pero<br />

no terminan aquí las maravillas que el Señor ha obrado<br />

2 Archivo Parroquial de Porcuna, <strong>libro</strong> V de Bautismos, folio 87. Fecha: 22<br />

de mayo 1611.<br />

- 17


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

en esta bendita tierra de Jaén, y «que no podemos ni<br />

queremos olvidar». Son muchos los testimonio de<br />

santidad que hay entre nosotros, hombres y mujeres,<br />

laicos, religiosos y sacerdotes. Nuestras comunidades<br />

manifiestan su vitalidad, a lo largo de la historia, en la<br />

santidad de sus miembros; la mayoría de las veces de un<br />

modo silencioso y pacífico, pero hay circunstancias,<br />

permitidas por Dios, como son etapas de persecución en<br />

las que esta santidad se hace sonora, testimonial y más<br />

evidente. Seis testigos de la fe, miembros de nuestra<br />

iglesia en el todavía inmediato siglo XX, van a ocupar<br />

nuestra atención en estas páginas.<br />

18 -


Preparación de un Proceso<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Conocidos los magníficos testimonios martiriales de<br />

muchos hermanos nuestros al terminar el periodo de<br />

1936-1939, reorganizada la Diócesis, su Seminario, las<br />

parroquias y comunidades, muy pronto surgió la idea de<br />

recoger y estudiar las informaciones y pruebas que<br />

refrendaban la veracidad de los hechos y la «fama» de<br />

mártires, atribuida a muchos de los cristianos sacrificados<br />

en la dolorosa guerra civil. Así se formaron listas de<br />

persona y pueblos y hasta breves relatos de los sucesos:<br />

algunos seglares, tres religiosas, un seminarista y 124<br />

sacerdotes con el Obispo diocesano. Merece especial<br />

mención, y recuerdo agradecido, el trabajo de Don Juan<br />

Montijano Chica, Canónigo de la S. I. Catedral, por sus<br />

apuntes y por la aportación que hiciera, en su momento,<br />

a la «Historia de la Persecución Religiosa en España 1936-<br />

1939», editada en la BAC en 1961 y cuyo autor fuera Don<br />

Antonio Montero, hoy Arzobispo Emérito de Mérida-<br />

Badajoz. No obstante, un recato excesivo, la cercanía<br />

dolorosa de la contienda y el respeto a las heridas abiertas<br />

en ambos frentes, hizo que se silenciaran estos<br />

testimonios y que no se dieran los pasos necesarios hacia<br />

el reconocimiento de verdaderos mártires, mediante el<br />

proceso canónico. En los propios ambientes de iglesia y<br />

en el ámbito familiar se trasmitían los hechos y se<br />

- 19


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

mantenía vivo el testimonio y la heroicidad <strong>del</strong> «mártir»,<br />

aunque algunas veces hubiera proyectos de iniciar el<br />

proceso canónico.<br />

Quede siempre claro, lo repetiremos una vez más, que<br />

la Iglesia, al proclamar a sus mártires, trata de valorar el<br />

testimonio hasta la muerte, el heroísmo y las virtudes de<br />

quienes lo dieron y el alcance de ejemplaridad para los<br />

fieles. Su propósito no es entrar en condenas de hechos<br />

o persona, más allá de la propia evidencia. La memoria<br />

que conserva la Iglesia es memoria de santidad, heroísmo<br />

y perdón... nunca la reivindicación o el remover heridas y<br />

avivar rencores.<br />

Fue en 1989, cuando Mons. García Aracil, Obispo de<br />

la Diócesis, promovió y constituyó una Comisión<br />

Diocesana, con el objetivo prioritario de iniciar un largo<br />

y amplio trabajo: «localizar personas y recopilar datos<br />

biográficos, documentales y testimoniales, de aquellos<br />

antepasados sobre los que exista la sospecha, al menos<br />

remota, de una posible incoación de proceso de<br />

canonización», en principio no circunscrita a «los<br />

mártires», sino orientada a todos los testimonios de<br />

santidad. Porque «el tema Causa de los Santos» como<br />

expresaba el 21 de octubre de 1991 el Sr. Vicario General,<br />

ante el Consejo <strong>del</strong> Presbiterio «viene urgido por un<br />

deber de justicia y caridad hacia tantos hermanos y<br />

hermanas, que nos precedieron en la fe y que, habiendo<br />

dado preclaro, cuando no heroico testimonio <strong>del</strong> Reino<br />

de Dios, mediante el ejercicio de las virtudes evangélicas<br />

o la efusión martirial de su sangre, su estimulante<br />

20 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

ejemplaridad ha quedado olvidada con el correr de los<br />

tiempos, o es conocida por grupos muy reducidos, y en<br />

algunos casos por personas aisladas»<br />

La Comisión Diocesana continuó su trabajo con<br />

celeridad alternativa y el 31 de Enero de 1994 se consultó<br />

al Consejo de Presbiterio sobre el Proyecto de actuación<br />

en Procesos de Canonización. El tema fue presentado<br />

por el Presidente de la Comisión Diocesana para las Causas<br />

de Canonización, Don Antonio Ruiz Sánchez, quien<br />

recordó las motivaciones que deben movernos en esta<br />

cuestión. El Consejo <strong>del</strong> Presbiterio se pronunció<br />

favorablemente hacia posibles procesos ante las<br />

semblanzas ejemplares de varias personas: «Don <strong>Manuel</strong><br />

Basulto Jiménez, Obispo de Jaén; Don Félix Pérez Portela,<br />

Vicario General de Obispado; Don Francisco Solís Pedraja,<br />

Párroco y Arcipreste de Mancha Real; Don Francisco López<br />

Navarrete, Párroco y Arcipreste de Orcera; Don <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> Espejo, <strong>Seminarista</strong> de 3º de Filosofía y Don José<br />

María Poyatos Ruiz, Militante de Acción Católica de<br />

Úbeda. Así mismo, el Pleno <strong>del</strong> Presbiterio se hizo eco de<br />

la causa de <strong>Manuel</strong> Lozano Garrido «Lolo» 3 Los medios<br />

de comunicación de la Provincia se hacen eco de esta<br />

noticia como aparece en Diario Jaén <strong>del</strong> 2 de Febrero de<br />

1994, página 8.<br />

Fue este un gran paso; el Presbiterio Diocesano se<br />

constituía, a través <strong>del</strong> Consejo, en Promotor <strong>del</strong> «Proceso<br />

de Canonización de Mons. Basulto y Compañeros» y se<br />

disponía a dar los pasos necesarios.<br />

3 «Iglesia en Jaén» <strong>del</strong> 13 de Febrero 1994 n.º 87.<br />

- 21


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

22 -<br />

Apertura <strong>del</strong> Proceso<br />

El lunes día 24 de Octubre de 1994 se celebraba la<br />

apertura <strong>del</strong> Proceso. Tuvo lugar en la sesión de<br />

constitución <strong>del</strong> nuevo Consejo <strong>del</strong> Presbiterio, el cual<br />

contemplaba como primer tema en el orden <strong>del</strong> día, la<br />

apertura <strong>del</strong> proceso de Canonización <strong>del</strong> Obispo de Jaén<br />

<strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez y de cinco compañeros más: tres<br />

sacerdotes, un seminarista y un joven de Acción Católica.<br />

Se inició con la misa concelebrada por unos setenta<br />

sacerdotes, presididos por el Sr. Obispo y con asistencia<br />

de más de quinientos fieles. La Eucaristía tuvo lugar en<br />

la Capilla Mayor <strong>del</strong> Seminario y los actos de apertura en<br />

el Salón de Actos4 .<br />

El Consejo <strong>del</strong> Presbiterio actuaba como Promotor de<br />

la «Causa de Canonización de Mons. Basulto, Obispo de<br />

Jaén y Compañeros» y de Vice-Postulador de la Causa el<br />

M. I. Sr. Don Antonio Ruiz Sánchez. En la Sesión de<br />

Apertura, el Sr. Obispo nombró a los componentes <strong>del</strong><br />

Tribunal ante el que se desarrollaría el Proceso: Presidente<br />

al M. I. Sr. Don Ramón Romera Vera, Vicario Judicial; Fiscal<br />

al M. I. Sr. Don Francisco Ponce Gallén; Notarios al Rvdo.<br />

Sr. Don Bernardo Velasco Valenzuela y al Rvdo. Sr. Don<br />

4 «Iglesia en Jaén» <strong>del</strong> 16 de Octubre de 1994 n.º 89.


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Antonio <strong>Aranda</strong> Calvo. Como disponen las normas<br />

canónicas, el Sr. Obispo, procediendo a la introducción<br />

de la Causa, pidió la lectura de documentos, la exhibición<br />

de los mandatos precautorios, se leyó la autorización de<br />

la Santa Sede para la apertura <strong>del</strong> Proceso y el Decreto<br />

de Introducción de la Causa. Leídos y aceptados los<br />

nombramientos, juraron sus cargos todos los miembros<br />

<strong>del</strong> Tribunal, así como el Vice-postulador de la Causa.<br />

El M. I. Sr. Don Rafael Higueras Álamo, Secretario<br />

Canciller, presentó una breve semblanza de todos y cada<br />

uno de los propuestos y se explicó para los fieles presentes<br />

el sentido y alcance de este acto. La prensa local se hizo<br />

amplio eco <strong>del</strong> acontecimiento, no sólo dando la noticia,<br />

sino además publicando breves entrevistas y alguna<br />

reflexión más amplia sobre el acontecimiento5 . El Obispo<br />

de la Diócesis calificó a las seis personas propuestas para<br />

el Proceso como verdaderos testigos de Dios «Ya que<br />

entregaron la vida por la fe o a causa de la fe» y afirmó<br />

que «son fuente de esperanza y ejemplo de fi<strong>del</strong>idad al<br />

Señor para todos los cristianos jiennenses». Mons. García<br />

Aracil declaró: «Ante todo quiero dejar claro, sobre todo<br />

a los medios de comunicación, que no pretendemos<br />

recordar ni guerras, ni viejas rencillas, sólo iniciamos un<br />

proceso de canonización» y afirmaba que este proceso<br />

se ha abierto «porque le parece una causa justa y porque<br />

estas personas tienen unos méritos de santidad que son<br />

públicos» y reiteró «no estamos recordando la guerra,<br />

5 «Diario Jaén» 22-X-94; 25 de Octubre 1994 páginas 4, 11 y 14 y 26-X-94.<br />

«Ideal de Jaén» 22-X-94.<br />

- 23


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

sino el hecho de que unas personas entregaron su vida<br />

por Jesucristo» dirigiéndose directamente a los<br />

seminaristas, que estaban presentes en el acto, les dio<br />

esperanzas y ánimos «para que siguieran a<strong>del</strong>ante y<br />

vieran en el joven seminarista <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> un ejemplo<br />

a seguir».<br />

24 -


Se inició el Proceso<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Y se inició el proceso. A la sede <strong>del</strong> Tribunal<br />

Eclesiástico, Obispado de Jaén, iban llegando personas<br />

que aportaban testimonios, declaraciones, escritos y su<br />

palabra, jurada ante los Evangelios. Todo se desarrollaba<br />

al ritmo normal, pero eran seis los protocolos, algunos<br />

testigos habían ya desaparecido, la mayoría debían venir<br />

de fuera de la ciudad y algunos de fuera de la provincia.<br />

Fueron muchas las comparecencias, muchas sesiones,<br />

visitas a los lugares <strong>del</strong> martirio, muchas entrevistas y<br />

recogida de documentos. Meritoria la labor de cada uno<br />

de los miembros de Tribunal y de muchas otras personas<br />

que colaboraron con él.<br />

Al cumplirse el primer año <strong>del</strong> inicio <strong>del</strong> Proceso, para<br />

mantener el ánimo y acrecentar el conocimiento y<br />

admiración por nuestros mártires y precisamente bajo el<br />

epígrafe NUESTROS MÁRTIRES se publicaron en IGLESIA<br />

EN JAÉN los 27 escritos o reflexiones, precedidos <strong>del</strong><br />

número 0 de la serie «Y de nuestros mártires ¿qué?»<br />

que introducía el tema el 22 de Octubre de 1995 para<br />

terminar en el último número de Diciembre de 1996. Son<br />

los artículos que a continuación se ofrecen y que<br />

mantienen el mismo orden e idéntico contenido, fuera<br />

de alguna corrección de forma.<br />

- 25


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

26 -<br />

Y de nuestros mártires ¿qué?<br />

El día 24 de Octubre se cumple el aniversario de la<br />

apertura <strong>del</strong> Proceso de Canonización de seis cristianos<br />

de nuestra Iglesia de Jaén, que dieron la vida por el Señor,<br />

manifestando así su fe y el amor que a Dios le tenían...<br />

más que a la propia vida: «Nadie tienen más amor que<br />

quien da la vida por la persona amada».<br />

La fecha no debe pasar desapercibida. Para los<br />

cristianos, estos hermanos se convierten en ejemplos a<br />

seguir y en motivo de admiración; para otros, en<br />

testimonio de coherencia y en reconocimiento <strong>del</strong> sentido<br />

que dieron a su propia vida.<br />

Se trata, como recordaréis, <strong>del</strong> Obispo <strong>Manuel</strong><br />

Basulto, su Vicario General Félix Pérez Portela, los párrocos<br />

Francisco López y Francisco Solís, el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> y el seglar José María Poyatos.<br />

El Proceso va a<strong>del</strong>ante: tomando las declaraciones,<br />

plasmadas en actas notariales, recogiendo escritos<br />

autentificados, testigos todos ellos que se conservan en<br />

torno a los hechos.<br />

Pero más allá <strong>del</strong> Proceso y el éxito <strong>del</strong> mismo, más<br />

allá <strong>del</strong> acontecimiento que se vivirá en la Plaza de San<br />

Pedro de Roma, por encima <strong>del</strong> honor que significan estas


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

perlas preciosas engarzadas en la corona de la Iglesia, sin<br />

desmerecer nada, por encima de todo ello está el<br />

significado que estas vidas entregadas tienen para<br />

nosotros, la fuerza de ejemplaridad y la atracción que<br />

puedan ejercer.<br />

Por ello deberíamos conocer y divulgar el testimonio<br />

de estos siervos de Dios. Cada uno de ellos, en su<br />

condición, nos enseñan fi<strong>del</strong>idad, valentía, amor a Jesús<br />

y a sus hermanos en el servicio a la Iglesia.<br />

Un Obispo que da la vida por no abandonar su rebaño,<br />

cuando pudo hacerlo con facilidad; unos sacerdotes que<br />

por fi<strong>del</strong>idad al pastor y por fi<strong>del</strong>idad a su pueblo y a su<br />

condición sacerdotal son capaces de soportar hasta la<br />

muerte, y un joven seglar, apóstol de su tiempo, que en<br />

floreciente primavera se convierte en fruto sazonado...<br />

son otras tantas llamadas al pueblo cristiano: pastores y<br />

fieles.<br />

Hoy haré mención especial <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>: ejemplo para jóvenes y para jóvenes seminaristas.<br />

Aspiraba a ser sacerdote, a beber la Sangre de Cristo en<br />

el Sacrificio <strong>del</strong> Altar, pero Dios le premió derramando la<br />

suya propia junto al pie rugoso de una planta de olivo.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> puede ser el ángel custodio de<br />

nuestros seminarios, de nuestro Seminario de Jaén, que<br />

necesita más seminaristas. ¡Señor danos sacerdotes y<br />

muchos seminaristas por intercesión de tu siervo <strong>Manuel</strong>!<br />

Nuestro <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> es mo<strong>del</strong>o de tesón, de<br />

confianza en Dios, alegría interior, viva juventud, fuerza<br />

- 27


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

de voluntad, fi<strong>del</strong>idad a una vocación. Estudio, piedad,<br />

amor a Jesús en la Eucaristía, devoción entrañable a la<br />

Virgen, preocupado con los problemas que aquejaban a<br />

la sociedad de su tiempo y con un empeño por prepararse<br />

para darles respuesta.<br />

<strong>Manuel</strong>, que amaba a la Iglesia y que ya trabajaba en<br />

vacaciones, como «un cura de aldea» en la catequesis,<br />

preparando al matrimonio, al bautismo, reuniendo a los<br />

jóvenes y facilitándole <strong>libro</strong>s, acercándose a los enfermos<br />

y a los pobres, en los que veía a Cristo más y mejor<br />

encarnado, es un mo<strong>del</strong>o, en su entusiasmo apostólico,<br />

para un joven de hoy.<br />

El <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, que da nombre a<br />

nuestro Centro Vocacional, que ya es conocido a través<br />

de algunas estampas, hojas y publicaciones, que ha ido<br />

de seminario en seminario, saltando nuestras propias<br />

fronteras, es un regalo de Dios para nuestra Diócesis, un<br />

mo<strong>del</strong>o para nuestros <strong>Seminarista</strong>s y un intercesor para<br />

nuestro Seminario.<br />

Traeré algunos testimonios de los muchos que poseo<br />

sobre nuestro amigo <strong>Manuel</strong>, en esta ocasión de Señores<br />

Obispos.<br />

Don Santiago, nuestro Obispo, decía a los seminaristas<br />

el día de la apertura <strong>del</strong> proceso: «Seguid a<strong>del</strong>ante y ved<br />

en el joven seminarista <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> un ejemplo a<br />

seguir»<br />

Mons. González Martín, Arzobispo de Toledo:<br />

«<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> hará un gran bien a muchos seminaristas<br />

y sacerdotes jóvenes»<br />

28 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Mons. Ricardo Blázquez, entonces Auxiliar de<br />

Santiago de Compostela: «Que desde la cercanía de Dios<br />

interceda tu tío por ti y nuestra Iglesia: que seamos<br />

testigos vivos y fuertes <strong>del</strong> Evangelio»<br />

Mons. Luis Gutiérrez, entonces Auxiliar de Madrid:<br />

«fue ejemplo, que no solo vale para los seminaristas, sino<br />

también para los que entrados en años no crecemos<br />

precisamente en generosidad y entrega»<br />

Mons. Antonio Ceballos, desde Ciudad Rodrigo me<br />

escribía: «Espero haga mucho bien a todos. Sobre todo a<br />

nosotros nos atrae, ya que se trata de nuestra tierra,<br />

nuestra Iglesia, nuestro seminario, nuestro testigo»<br />

(«Iglesia en Jaén» -nº 120- 22-X-1995)<br />

- 29


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

30 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

ARTÍCULOS<br />

- 31


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

32 -


I<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Excmo. Sr. Don <strong>Manuel</strong> Basulto<br />

«Buen Pastor»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Como en otras muchas diócesis españolas, también en<br />

Jaén, el Obispo dio testimonio de amor a Dios, servicio a su<br />

iglesia y ejemplo para fieles y pastores. El Proceso de<br />

Canonización iniciado el 24 de Octubre de 1994, se refiere al<br />

Sr. Obispo, su Vicario General, dos Sacerdotes, un<br />

<strong>Seminarista</strong> y un Seglar. Hablamos <strong>del</strong> Proceso de «Mons.<br />

Basulto y Compañeros».<br />

Nació Don <strong>Manuel</strong> en el pequeño pueblo de Adanero,<br />

provincia de Ávila, el día 17 de mayo de 1869, realizando<br />

sus estudios en la capital de la Diócesis y después en la<br />

ciudad de Valladolid, donde consiguió la licenciatura en<br />

Derecho. Nació en una familia cristiana y con la reciedumbre<br />

y religiosidad castellana, estilo que mantuvo no sin adornarlo<br />

maravillosamente de sencillez y bondad exquisitas. Fue<br />

canónigo magistral de León y lectoral de Madrid. El 16 de<br />

enero de 1910 es consagrado Obispo para la Diócesis de<br />

Lugo, donde pastoreó aquella grey por 10 años. Pasó de la<br />

diócesis lucense a esta <strong>del</strong> Santo Reino en el año 1920, el 28<br />

de Junio. Tenía 51 años. Se produjo una permuta o cambio<br />

- 33


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

con el Administrador Apostólico, Fray Plácido Ángel Rey<br />

de Lemos, originario de Lugo.<br />

Don <strong>Manuel</strong> se hizo acompañar de Don Félix Pérez<br />

Portela, joven sacerdote, recién vuelto de Roma con un<br />

magnífico doctorado en Teología y además conocido suyo,<br />

pues natural <strong>del</strong> mismo pueblo de Adanero; le escogió como<br />

secretario particular; después sería su Vicario General y<br />

compañero inseparable hasta el martirio. El pontificado de<br />

Don <strong>Manuel</strong> Basulto en Jaén puso de manifiesto sus<br />

cualidades de prudencia, buen gobierno, bondad, sabiduría<br />

y piedad. El lema de su escudo episcopal fue aquella<br />

conocida expresión de Santa Teresa «quien a Dios tiene, nada<br />

le falta», y, al igual que ella, lo experimentó y estaba<br />

convencido de su profunda verdad.<br />

Su recuerdo en Jaén es el de un Obispo de capacidad<br />

intelectual y buena preparación teológica, prudencia y<br />

equidad a la hora de repartir cargos y prebendas, de<br />

costumbres sencillas, no dado al boato ni a las apariencias.<br />

Dieciséis años hacía que gobernaba la Diócesis de Jaén,<br />

ya había cumplido los 67 cuando explotó aquel 36. ¿Quien<br />

podía pensar le hicieran algún daño a aquel anciano<br />

venerable, sencillo y bueno?<br />

El día dos de Agosto, el Señor Obispo se vio obligado a<br />

dejar sus aposentos y situarse en las oficinas, parte baja <strong>del</strong><br />

obispado, con su Vicario General. Uno de los intrusos le<br />

dirigió la siguiente pregunta : «¿Donde están tantos amigos<br />

con Ud. tenía, para que vengan ahora a defenderle?». El<br />

Obispo sonrió y no contestó nada. Ya habían matado a los<br />

34 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

religiosos de La Merced, por lo que Don <strong>Manuel</strong> era<br />

consciente <strong>del</strong> peligro que corría y estaba casi seguro de su<br />

muerte. Se disponía a ello. El mismo día dos fue visitado<br />

por el Profesor de la Normal Sr. Pasagalli, quien, respetuoso,<br />

le mostró la necesidad de despojarse de su sotana para ser<br />

trasladado a la Catedral en condición de detenido. En los<br />

primeros días de agosto había en la Catedral más de 1200<br />

detenidos. Al Sr. Obispo le asignaron una dependencia de<br />

la Catedral, no las naves como al resto, bien por deferencia o<br />

por mayor seguridad y aislamiento.<br />

La situación de la catedral, con aquella población reclusa,<br />

se hacía insostenible para su control y mínima atención, por<br />

lo que las autoridades convinieron con los poderes de<br />

Madrid, un traslado de presos a la cárcel de Alcalá de<br />

Henares. El primer tren salió el 10 de agosto con presos de la<br />

Prisión Provincial y a duras penas pudieron llegar a su<br />

destino. El día 11 saldría el segundo con personal de la<br />

Catedral, entre los que iban el Obispo, sus familiares y el<br />

Vicario Don Félix Pérez Portela. Don <strong>Manuel</strong> salió a través<br />

de una doble fila de sacerdotes y fieles que inclinados<br />

reverentes recibían la bendición <strong>del</strong> Pastor. Con una mirada<br />

profunda al Santo Rostro dejó su propia Cátedra.<br />

El trayecto de Jaén hasta la estación de Santa Catalina,<br />

inmediata a la de Atocha en Madrid, fue penoso para el<br />

Obispo y sus acompañantes. No se les permitió ni beber agua,<br />

a pesar <strong>del</strong> calor por la fecha y de la estrechez e incomodidad<br />

<strong>del</strong> viaje.<br />

El tren fue asaltado y después de algunas intervenciones<br />

de los responsables <strong>del</strong> traslado, se recibió la orden de<br />

- 35


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Gobernación «Si es la voluntad <strong>del</strong> pueblo que se los<br />

entreguen», y conduciendo el tren hacia Vallecas, en la<br />

Caseta <strong>del</strong> Tío Raimundo se produjo la masacre. El Sr. Obispo<br />

cayó de rodillas y dijo «Perdona, Señor, mis pecados y<br />

perdona también a mis asesinos».<br />

La vida <strong>del</strong> Pastor de la Diócesis de Jaén, Mons. Basulto,<br />

ya era ejemplar y mo<strong>del</strong>o para sus sacerdotes y fieles, pero<br />

su muerte fue el testimonio más firme de caridad pastoral,<br />

de seguimiento <strong>del</strong> único Pastor, Cristo, y de responsabilidad<br />

con una comunidad, una iglesia local, con la que se había<br />

desposado. Había desoído la oferta de escondite o de salida<br />

de la Diócesis. Sabía muy bien que quien pone la mano sobre<br />

el arado y mira hacia atrás no es digno <strong>del</strong> Reino y menos<br />

aún puede dirigir hacia el Reino.<br />

Don <strong>Manuel</strong> amó a su Diócesis de Jaén, la atendió con la<br />

predicación de la Palabra, ordenación de Sacerdotes,<br />

administración <strong>del</strong> sacramento de la Confirmación, visitas<br />

pastorales, cuidado <strong>del</strong> Seminario, gobierno y<br />

administración... y la amó hasta el extremo dando la vida<br />

por ella. Bien merece que hoy pidamos su beatificación, y<br />

que por su intercesión invoquemos la Gracia de Dios, para<br />

nuestro actual Obispo, el Presbiterio, el Seminario y el pueblo<br />

cristiano jiennense.<br />

36 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 122- 19-XI-1995)


II<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Don Félix Pérez Portela<br />

«Testigo Fiel»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Don Félix, el que fuera Vicario General de la Diócesis<br />

desde el 1933 al 1936, nació en Adanero, provincia de Ávila,<br />

un 21 de Febrero de 1895. Hijo de Miguel y Saturnina, buenos<br />

cristianos, que inculcaban a sus hijos el amor a Dios, sobre<br />

todo con su propio ejemplo. Su madre deseaba<br />

ardientemente tener algún hijo consagrado al Señor, y<br />

aunque conoció el camino elegido por Félix no pudo verle<br />

celebrando su Primera Misa. Murió en 1913.<br />

Don Félix ingresó en el Seminario de Madrid en 1907.<br />

Destacó por su inteligencia, humildad y fi<strong>del</strong>idad a la propia<br />

vocación, de modo que ante la insinuación de un familiar en<br />

el sentido de que debía dejar los estudios eclesiásticos,<br />

contestó rotundamente: «¡No seré sino Sacerdote!». En 1913,<br />

a comienzo de curso, marcha al Pontificio Colegio Español<br />

de San José en Roma, donde estudia Teología hasta obtener<br />

el Doctorado. Es ordenado Sacerdote por el Cardenal Merrv<br />

<strong>del</strong> Val, el 10 de Marzo de 1918 y celebra su Primera Misa el<br />

12 <strong>del</strong> mismo mes y en la Capilla <strong>del</strong> Colegio.<br />

- 37


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Transcribimos el testimonio <strong>del</strong> que fuera Vicerrector <strong>del</strong><br />

Colegio Español y después Rector <strong>del</strong> Seminario de Jaén,<br />

Don Antonio Torres, Operario Diocesano, quien escribiendo<br />

a su hermana, dice: «En los años que estuvo de alumno en el<br />

Colegio fue siempre mo<strong>del</strong>o de formalidad, mostrando un<br />

espíritu grave y sesudo, como de auténtico castellano viejo.<br />

Parco en palabras, pero razonado en todo, y constantemente<br />

dueño de sí mismo y equilibrado a pesar de su temperamento<br />

vehemente. Cuando le traté luego íntimamente, siendo yo<br />

Rector <strong>del</strong> Seminario y él Canónigo y Secretario de Cámara<br />

en Jaén, durante diez años, esas mismas cualidades se habían<br />

afianzado y constituían su personalidad. Abnegación,<br />

fi<strong>del</strong>idad ardorosa a sus superiores, reserva y discreción<br />

prudentísima, espíritu de afable y humana comprensión en<br />

el desempeño de sus difíciles e importantes cargos, serenidad<br />

y prontitud, sinceridad en sus consejos, cariño y adhesión<br />

entrañable a sus amigos, generosísimo v dadivoso, se había<br />

ganado la estima y cariño de sacerdotes y seglares... «<br />

Vuelve a España en 1918, siendo Capellán de las<br />

Religiosas Franciscanas Concepcionista; después, y por solo<br />

cinco meses, fue nombrado Párroco de Cobeña (Madrid), de<br />

modo que en 1920 el 29 de Junio viene a Jaén con el Sr. Obispo<br />

<strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez, como secretario particular. El año<br />

1922 consigue una canonjía. Es profesor <strong>del</strong> seminario,<br />

demostrando amor y dedicación a los <strong>Seminarista</strong>s. En 1933<br />

es nombrado Vicario General y en 1934 recibe de Roma el<br />

nombramiento de Deán de la Santa Iglesia Catedral.<br />

Así define su hermana la personalidad de Don Félix:<br />

Serio y bondadoso a la par, de trato sencillo, equilibrio de<br />

38 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

carácter, nunca le vimos abatido por las contrariedades, ni<br />

exaltado por los éxitos. Dominio de sí mismo, hablaba muy<br />

poco. Todo lo que le hacíamos le parecía bien, lo cual era<br />

fruto de la mortificación, pues no en todo íbamos a acertar.<br />

Desinteresado y caritativo. Ayudaba a necesitados y en<br />

especial a los <strong>Seminarista</strong>s. Valiente y decidido en los<br />

momentos difíciles. No se miraba a sí mismo ni a los intereses<br />

propios cuando se trataba de defender a Dios y a su Iglesia.<br />

Había preparado su espíritu y deseaba o al menos<br />

aceptaba el posible martirio, que por otra parte no era nada<br />

extraño en aquel ambiente pre-revolucionario. Así<br />

comentando que algunos escaparon <strong>del</strong> martirio en los<br />

acontecimientos de Asturias, dijo: «¡que lástima!, han tenido<br />

la suerte <strong>del</strong> martirio en la mano y la han dejado escapar».<br />

Llegó el levantamiento <strong>del</strong> 18 de Julio y la Guerra Civil.<br />

El 20 de Julio vio agruparse a guardias y sicarios en la Plaza<br />

de Santa María para asaltar el Palacio Episcopal: desde aquel<br />

día se comunicó con la vivienda <strong>del</strong> Sr. Obispo y no se separó<br />

de él. Invitado por su propio padre a marchar hacia Ávila,<br />

junto con el Sr. Obispo, Don Félix contestó: «que cosas tiene<br />

usted, padre, si los pastores nos vamos ¿que harían las<br />

ovejas? ¡sea lo que Dios quiera de nosotros!». Igualmente<br />

invitado a quitarse la sotana pues así sería menos conocido,<br />

exclamó: «Si me cogen es porque soy sacerdote, pues que<br />

me cojan vestido de sacerdote». Dice su hermana que «en<br />

aquellos días no le vio ni sombra de tristeza, ni desaliento, y<br />

estaba como fiel guardián a la mira <strong>del</strong> Señor Obispo».<br />

El 2 de Agosto de 1936, a las 11,30 de la mañana fue hecho<br />

preso. Junto con el Sr. Obispo salieron al encuentro de los<br />

- 39


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

que le prendían, soportando las bromas ofensivas <strong>del</strong><br />

momento. Pasaron a la Catedral y estuvieron encerrados en<br />

la Sala Capitular hasta el día 12 de mismo mes de Agosto.<br />

Por la noche se produjo la «saca». Parece ser que a Don Félix<br />

le dijeron que podía quedarse... que la cosa no iba con él...,<br />

pero no quiso separarse <strong>del</strong> Obispo, sabiendo que iba<br />

derecho a la muerte. Efectivamente, en las inmediaciones<br />

de Vallecas, asesinaron al Obispo y Don Félix pidió ser el<br />

último, mientras alentaba a sus compañeros de martirio para<br />

morir por Cristo. Él mismo entregó su vida, a los 41 años,<br />

segada por unos disparos, y exclamando el «Viva Cristo<br />

Rey», que autentificaba su muerte por Dios.<br />

En Don Félix, además <strong>del</strong> testimonio de su vida,<br />

encontramos este supremo testimonio de fi<strong>del</strong>idad a la<br />

Iglesia y de amor a nuestra Iglesia de Jaén, a la que dedicó<br />

16 años de su vida sacerdotal, cargada de frutos.<br />

40 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 123- 3-XII-1995)


III<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

«Joven, seminarista, jiennense»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Entre la multitud de fieles, sacerdotes y seglares,<br />

hombres y mujeres, mayores y más jóvenes, que dieron la<br />

vida por el Señor a lo largo de los siglos, ha habido un gran<br />

número de jóvenes aspirantes al sacerdocio o a la vida<br />

religiosa. Son otros tantos «tarsicios», que cuando se<br />

preparaban para la consagración a su Señor y la esperaban<br />

con ilusión, el mismo Señor se la a<strong>del</strong>antaba por su<br />

benevolencia y generosidad. Entre ellos nuestro <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>, joven, seminarista, jiennense.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> es un seminarista ejemplar, que dio<br />

la vida por el Señor, cuando solo contaba con 20 años...<br />

prefirió a Dios antes que su propia vida, había descubierto<br />

el «tesoro escondido» y, consecuentemente, lo había<br />

dejado todo por conseguirlo. Había puesto la mano en el<br />

arado y no volvió la mirada atrás, había escuchado la<br />

llamada de Jesús «ven y sígueme» y se había empeñado<br />

en seguir el camino. Había dicho sí en la ribera <strong>del</strong> mar<br />

verde de olivos, que es Monte Lope Álvarez, y lo mantuvo<br />

- 41


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

con ejemplar firmeza hasta identificarse con su Maestro en<br />

el Monte de la Cruz. Y el Señor le concedió la corona que<br />

no se marchita, por la que corrieron tantos y tantos<br />

mártires de la Iglesia Universal.<br />

Nuestra Iglesia de Jaén goza en su haber con verdaderos<br />

frutos de santidad. Si nos referirnos sólo al martirio, baste<br />

recordar que nos unimos a los Apóstoles por el primer<br />

Obispo, San Eufrasio, quien dio su vida por el Señor y sembró<br />

la fe en nuestras tierras. Los jóvenes Bonoso y Maximiano<br />

que pasaron de la milicia romana, en tierras de Arjona, a la<br />

milicia más gloriosa <strong>del</strong> martirio. San Amador, presbítero,<br />

nacido en Martos y decapitado en Córdoba, todavía murió<br />

joven, el 30 de abril <strong>del</strong> año <strong>85</strong>5. Jaén, en momentos bien<br />

difíciles, ofreció su testimonio en la sangre de su hijo el Beato<br />

Marcos Criado, nacido en Andújar, sacerdote de la Orden<br />

Trinitaria y que fue apedreado y colgado en Peza (Granada)<br />

el 24 de septiembre de 1519. Un siglo después, el Beato<br />

Garrido de la Orden Franciscana, natural de Porcuna, muere<br />

mártir en Argel, quemado vivo y a fuego lento. Y con ellos<br />

tantos y tantos, cuyos nombres desconocemos, pero que<br />

acompañan al cortejo <strong>del</strong> Cordero.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> se une a ellos, en su condición de mártir<br />

jiennense y con la especialidad de joven y seminarista.<br />

Llamado por el Señor en tiempos poco propicios para la<br />

vida religiosa y para el ejercicio <strong>del</strong> ministerio sacerdotal,<br />

entra en el Seminario de Baeza para hacer el primer curso<br />

de latín en septiembre de 1931. Termina tercero de Filosofía<br />

en junio de 1936. Cinco años bastaron para que el Espíritu<br />

42 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

cincelara en él a un santo, capaz <strong>del</strong> martirio que consumó<br />

el 8 de agosto de 1936, cuando se negó a blasfemar a cambio<br />

de su vida.<br />

<strong>Seminarista</strong> ejemplar, obediente y respetuoso a los<br />

superiores; buen amigo de sus compañeros a los que conoce<br />

y valora en sus cualidades; estudioso al máximo, tanto como<br />

para a<strong>del</strong>antar dos años, pues por concesión <strong>del</strong> Sr. Obispo<br />

Monseñor Basulto, será examinado en verano y superó<br />

airosamente las pruebas. Aparece entre los primeros en el<br />

aprovechamiento académico, como lo demuestran sus notas<br />

y «premios» o «accésit» conseguidos. <strong>Seminarista</strong> apóstol<br />

en tiempo de vacaciones, en la catequesis con los niños, en<br />

los círculos de estudio con jóvenes, en la preparación para el<br />

Bautismo y el Matrimonio.<br />

Joven valiente, con ilusiones y proyectos, con la alegría<br />

propia de su edad. Sano en cuerpo y alma, no fumaba,<br />

renunció a toda bebida que no fuera el agua... muchas veces<br />

renunciaba a ella como sacrificio, sobre todo, en las largas<br />

jornadas de trabajo en el campo. Trabajador incansable,<br />

comprensivo y firme a la vez; inquieto por saber y por los<br />

problemas que se debatían en la España de aquel tiempo.<br />

Joven de su tiempo, de lo bueno de aquel tiempo, sensible a<br />

los problemas de la época y con deseos de aportar lo mejor<br />

de sí mismo, apóstol, noble, sencillo, pues en él no había<br />

doblez.<br />

Jiennense, nacido en la aldea de Monte Lope Álvarez,<br />

en el municipio de Martos, en los límites de la vecina y<br />

hermana Córdoba. Nacido entre olivos, distintivo y fuente<br />

- 43


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

de vida de nuestra tierra. En la ciudad de la Peña recibió las<br />

aguas bautismales y en su registro se consignó su nacimiento.<br />

En verdad «El Monte» era tan pequeño que podía uno<br />

preguntarse si de allí saldría algo bueno... pero una vez más<br />

se repitió la historia... Estudió en Baeza y Jaén. Frecuentaba<br />

los pueblos de Santiago y Bobadilla para asistir a las<br />

celebraciones religiosas, que en el Monte no había. Jiennense<br />

de nacimiento, de vida, de estilo y costumbres. Miró nuestro<br />

cielo azul, tamizado por el viso verde <strong>del</strong> olivar, trabajó<br />

nuestra tierra y la regó con la propia sangre. Su propósito<br />

era servir a la Iglesia en Jaén, nuestra iglesia diocesana, a<br />

sus gentes, sus tradiciones, sus proyectos; a esta iglesia que<br />

se extendía entre la antigua Vicaría de Segura y la Abadía de<br />

Alcalá la Real, en la que se incluían los territorios de la Orden<br />

de Calatrava y de la Orden de Santiago, las antiguas diócesis<br />

de Tucci, Mentesa o Cástulo. Jiennense por los cuatro<br />

costados.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, seminarista, joven, jiennense y mártir.<br />

La Iglesia Diocesana de Jaén y su Presbiterio al frente,<br />

presidido por el Obispo, tratan de ofrecernos su ejemplo de<br />

santidad de un modo oficial y solemne, con la declaración<br />

<strong>del</strong> Papa. Que Dios nos conceda esta gracia y <strong>Manuel</strong><br />

interceda por nosotros.<br />

44 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 124- 17-XII-1995)


IV<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Francisco Solís Pedrajas<br />

«Sacerdote. Hombre de Dios»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Entre los muchos sacerdotes que dieron testimonio de<br />

fe en Dios, amor a Jesucristo y servicio a su Iglesia, en nuestra<br />

Diócesis de Jaén, encontramos al Sacerdote Don Francisco<br />

Solís. Él dio su vida por el Señor. Él prefirió al Señor, pues<br />

era el gran tesoro donde tenía puesto su corazón. Don<br />

Francisco forma parte <strong>del</strong> grupo de seis Siervos de Dios, cuyo<br />

Proceso de Canonización se inició el pasado día 24 de<br />

Octubre de 1994, y que, bajo el título de «Monseñor Basulto<br />

y Compañeros» lo constituye el Obispo de la Diócesis Don<br />

<strong>Manuel</strong> Basulto y su Vicario General Don Félix Pérez Portela;<br />

nuestro Don Francisco, Párroco y Arcipreste de Mancha Real<br />

y Don Francisco López Navarrete, Párroco y Arcipreste de<br />

Orcera; el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> y el joven José María<br />

Poyatos.<br />

Algunos datos sobre la vida y muerte de Don Francisco<br />

Solís nos ocuparan unos momentos:<br />

Nace en Marmolejo el día 9 de Julio de 1877, siendo<br />

hijo de Miguel Solís Padilla y Antonia Pedrajas Rodríguez.<br />

- 45


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

El mismo día recibió las aguas bautismales en la Iglesia<br />

Parroquial de Ntra. Sra. de la Paz. Su padre, carpintero,<br />

sustentaba humildemente la casa, de modo que Don<br />

Francisco se consideraba hijo de pobreza y trabajo,<br />

obrero él también, que pasó su infancia a la sombra de un<br />

taller.<br />

Ordenado Sacerdote el 22 de Diciembre de 1900 por Don<br />

Victoriano Guisasola, con los 23 años recién cumplidos,<br />

desempeña su ministerio en Valdepeñas, consiguiendo el<br />

título de Licenciado en estos primeros años, lo que demuestra<br />

su amor al estudio, acreditado ya en su estancia en el<br />

Seminario.<br />

En 1906 es nombrado Cura Propio de Baños de la Encina,<br />

donde se acredita como un gran pastor, amante de Cristo y<br />

de María y predicador excelente.<br />

En 1913 pasa en «comisión de servicios» a Santisteban<br />

<strong>del</strong> Puerto, donde es recordado como «párroco docto, celoso<br />

y piadoso».<br />

En febrero de 1914 toma posesión de la Parroquia de<br />

San Juan Bautista de Mancha Real, siendo nombrado también<br />

Arcipreste.<br />

Una de sus mayores preocupaciones fue atraer al<br />

mundo obrero, ofreciéndole toda la dimensión<br />

liberadora <strong>del</strong> Evangelio, de tal manera que fundó un<br />

sindicato, conocido por «sindicato católico», donde<br />

acudían muchos obreros y recibían <strong>del</strong> celoso sacerdote<br />

enseñanzas profundas y realizaban acciones sociales<br />

de honda envergadura.<br />

46 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Promovió la fundación de un colegio con ideario<br />

cristiano, dentro de la Institución SADEL. Organizó a<br />

los padres, como responsables de la educación<br />

cristiana de sus hijos, y se abrió el Colegio de San<br />

Juan de la Cruz en 1934, con un fondo económico<br />

conseguido a través de bonos y acciones de padres<br />

y simpatizantes.<br />

Ante la escasez y el hambre abrió un comedor, donde<br />

se repartía comida diaria en colaboración con las<br />

Conferencias de San Vicente y con la aportación y<br />

trabajo de feligreses y feligresas.<br />

Atento a las orientaciones de la Jerarquía, estableció la<br />

Acción Católica en sus dos ramas, hombres y mujeres,<br />

con secciones según edades y estado. Con múltiples<br />

círculos de formación. Tal fue su buen hacer en este<br />

campo, que el Sr. Obispo lo nombró Consiliario<br />

Diocesano de Acción Católica.<br />

Interesado por la Catequesis, Adoración nocturna,<br />

Conferencias de San Vicente, visita de enfermos,<br />

estudio, confesionario, preparación para la<br />

predicación... Entusiasta promotor de vocaciones<br />

sacerdotales y religiosas. Amante de los sacerdotes a<br />

los que ayudaba como padre y amigo.<br />

Nada más iniciada la guerra civil fue hecho prisionero<br />

en la prisión <strong>del</strong> partido judicial en el mismo pueblo de<br />

Mancha Real, junto a otros feligreses suyos. De esta pasó,<br />

como «prisionero de Cristo» a la Iglesia Catedral de Jaén,<br />

donde se distinguió por:<br />

- 47


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Cuidar con exquisitez, dadas las circunstancias, a los<br />

compañeros de prisión, sobre todo, ancianos, enfermos<br />

y de menos ánimo. Tanto era su celo y capacidad que<br />

se le encomendó dar una meditación diaria, a la que<br />

asistían, por grupos, los compañeros y fieles. Siempre<br />

estaba el riesgo de los vigilantes, que salvaban como<br />

era posible.<br />

El 25 de Marzo de 1937, día de la Encarnación y Jueves<br />

Santo, magnifica coincidencia, Don Francisco celebró<br />

la Santa misa para Sacerdotes y fieles en la enfermería<br />

improvisada en la cárcel catedralicia, a escondidas de<br />

los vigilantes, en el lecho <strong>del</strong> dolor, anticipo de la<br />

muerte cercana. En aquel misterioso convite, los<br />

supervivientes afirman que jamás gozaron de más<br />

libertad de espíritu.<br />

Con la muerte <strong>del</strong> Sr. Obispo, pensaron elegirle para<br />

Administrador de la Diócesis, hasta que la Santa Sede<br />

dispusiera otra cosa, pero él declinó este cargo,<br />

creyendo que otros podían llevar este honor y que a él<br />

le dejaran el trabajo y el servicio.<br />

El 4 de Abril de 1937, domingo «in albis» en pleno gozo<br />

de resurrección, Don Francisco entregaría su vida al Señor:<br />

le sacan, junto con otros, en un camión, a media noche,<br />

tomando el camino de Mancha Real, hasta las paredes <strong>del</strong><br />

Cementerio. Por el camino anima a sus compañeros y exhorta<br />

a los guardias... ; los que van al sacrificio cantan al Señor y a<br />

la Virgen, preparándose así para la muerte. Don Francisco<br />

será el último en morir, nadie se atrevía a disparar. Al fin<br />

segaron su vida con un fatal disparo.<br />

48 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Como escribe Don Francisco Cavallé, que fue<br />

catequizando suyo, «Él fue tan solo sacerdote: sacerdote de<br />

Cristo cien por cien. Fue párroco de todos sus feligreses,<br />

saliendo con remedios eficaces, en favor de sus almas en<br />

todas circunstancias. Fue sola y exclusivamente pastor de<br />

almas. Fue guía de almas en tiempos difíciles. FUE HOMBRE<br />

DE DIOS»<br />

(Iglesia en Jaén -nº 125- 31-XII-1995 )<br />

- 49


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

50 -


V<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, en el 60 aniversario de su<br />

triunfo<br />

El 8 de Agosto de 1936, nuestro <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> alcanzaba, a nuestro modo de ver, la palma <strong>del</strong><br />

martirio. Celebraremos en estas fechas el sesenta aniversario<br />

y al menos debemos hacerlo con un recuerdo emocionado y<br />

una oración confiada.<br />

Porque en realidad se trata de celebrar un triunfo, mucho<br />

más que lamentar una muerte, porque si «la vida de los que<br />

en Ti creemos, Señor, no termina, se transforma y al<br />

deshacerse nuestra morada terrena adquirimos una mansión<br />

eterna en el cielo...» cuanto más los que creyendo firmemente,<br />

y por ello mismo, dieron la propia vida en testimonio de<br />

amor y de fi<strong>del</strong>idad; estos no solo adquirirán una mansión<br />

eterna en el cielo, sino que acompañarán, muy cerca, al<br />

Cordero Inmaculado, vestidos <strong>del</strong> rojo vivo de su sangre y<br />

<strong>del</strong> manto inconfundible <strong>del</strong> amor.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> tuvo el gran honor de ser elegido por<br />

Cristo para formar parte de este inmenso cortejo. <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> tenía todas las cualidades para ser elegido; pero en<br />

- 51


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

realidad, todo fue amor gratuito de Dios hacia él... muy bien<br />

correspondido, ciertamente; pero, al fin de cuentas, elección<br />

gratuita.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> era joven, había cumplido los veinte<br />

años hacía menos de cinco meses; era casto, consagrado a la<br />

Virgen en cuerpo y alma; era valiente para manifestar su fe<br />

y su condición de cristiano y su vocación para ser sacerdote:<br />

a la vez era tan bueno como para deponer su juicio, sobre<br />

todo, si podía molestar a otros; era fuerte y sano, fruto de<br />

esta tierra nuestra jiennense, donde la humildad y la sencillez<br />

de sus gentes está a la altura de la grandeza y el calor de sus<br />

corazones.<br />

De algún modo, <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> se merecía estar en<br />

aquel cortejo. En él todo era verdad, comentaba un<br />

compañero suyo. Por ello era noble, capaz de grandes<br />

proyectos, quería a los niños, prefería a los más pobres, estaba<br />

siempre dispuesto a servir. <strong>Manuel</strong> estaba lleno de esa<br />

caridad o amor que define San Pablo en el capítulo 13 de la<br />

primera a los Corintios. Por ello <strong>Manuel</strong> era paciente y<br />

servicial, tan íntegro y dueño de sí como para no envidiar a<br />

nadie y no creerse superior a nadie, ni a compañeros, ni a<br />

paisanos.<br />

Nos cuentan que sonreía siempre, aún cuando alguno le<br />

tuviera «bromas» y otros, maliciosamente, subrayaran su<br />

dificultad en pronunciar la «r»... y «porque la caridad no se<br />

ofende» él no contestaba molesto y menos aún con grosería;<br />

al contrario, sonreía condescendiente y amable. El planteaba<br />

cuestiones más serias y comprometidas... y no siempre eran<br />

aceptadas por los compañeros más jóvenes y menos<br />

52 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

dispuestos a conversaciones profundas; pero <strong>Manuel</strong>, sin<br />

buscar lo suyo, alternaba bondadoso con todos.<br />

No simpatizaba con la injusticia, la que actúa contra Dios<br />

o contra los hombres, por ello pedía el honor, el respeto y el<br />

amor para con Dios y un trato equilibrado entre los hombres<br />

y preferente cuando se trataba de pobres, pequeños y débiles.<br />

Sabía perdonar las injurias, disculpaba, aguantaba,<br />

esperaba siempre, así lo hizo con los mismos que segaron su<br />

vida.<br />

Por todo ello parece que <strong>Manuel</strong> tenía un lugar reservado<br />

en el cortejo <strong>del</strong> Cordero, entre aquellos que aparecen al<br />

abrirse el quinto sello apocalíptico: «Vi al pie <strong>del</strong> altar, con<br />

vida, a los asesinados por proclamar la palabra de Dios y<br />

por el testimonio que mantenían» y clamaban a grandes<br />

voces vestidos de blanco y con palmas en las manos: «¡La<br />

victoria pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono<br />

y al Cordero!» y todos contestaban: «Amén». «La alabanza, la<br />

gloria, la sabiduría, la gracia, el honor, la potencia y la fuerza<br />

se deben a nuestro Dios por los siglos de los siglos! Amén».<br />

Por ello recordamos el aniversario de su triunfo: su noche<br />

pascual que se abrió a la luz esplendorosa de la mañana de<br />

su resurrección. Y las coincidencias: aquél 8 de agosto de<br />

1936 fue un sábado. <strong>Manuel</strong>, siguiendo las prácticas piadosas<br />

inculcadas en el Seminario, se consagraría a María, rezaría<br />

bien temprano el Rosario, se dispondría a la fiesta <strong>del</strong> Señor<br />

que le llamaba: «Ven, ven, ven». Y así acompañado de la<br />

Virgen subió al cielo para celebrar el Día <strong>del</strong> Señor en la<br />

eternidad siempre nueva.<br />

- 53


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Celebramos el aniversario <strong>del</strong> triunfo de <strong>Manuel</strong>, porque<br />

eso son las muertes de los mártires, las cuales, unidas a la de<br />

Cristo, los vincula indefectiblemente a su resurrección<br />

gloriosa.<br />

El triunfo de <strong>Manuel</strong> es triunfo de Cristo. Al alegrarnos<br />

con él, recordarlo y celebrarlo, estamos honrando a Cristo<br />

Jesús, Rey de los Mártires.<br />

El día 8 de agosto de 1936 se escribió de rojo y verde, a<br />

las afueras <strong>del</strong> blanco caserío de Monte Lope Álvarez, una<br />

página gloriosa de la Iglesia Diocesana de Jaén y de su<br />

Seminario. El rojo de la sangre de <strong>Manuel</strong>, mezclado con el<br />

verde de los olivos tejió un manto de gloria para esta aldea<br />

jiennense. La sangre generosa, joven y fuerte de <strong>Manuel</strong>,<br />

amasada con la fecunda tierra «<strong>del</strong> Monte», formó el fruto<br />

de santidad, maduro y fresco, de exquisito sabor, de nuestra<br />

Iglesia Diocesana y de nuestro Seminario, que es el<br />

<strong>Seminarista</strong> Mártir.<br />

Dios va manifestando su voluntad, a través de las<br />

personas y de los hechos y de los testimonios, para que<br />

pronto podamos celebrar este día de la muerte de <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>, como su «Día <strong>del</strong> Nacimiento a la Vida» y así<br />

podamos alegrarnos y gozarnos en el Señor celebrando tan<br />

espléndida fiesta.<br />

54 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 126- 14-I-1996)


VI<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

A ellos en el 60 aniversario de su glorificación<br />

Se cumplirá en este año de 1996 el sesenta aniversario<br />

de la muerte de nuestros mártires... en realidad, de su tránsito<br />

glorioso al Reino de los Cielos; el sesenta aniversario de su<br />

maravilloso testimonio; el sesenta aniversario de la siembra<br />

evangelizadora más amplia y profunda que se haya hecho<br />

en nuestro siglo: amplia por el número de testigos, profunda<br />

por la hondura y calidad <strong>del</strong> testimonio... y fecunda porque<br />

fue regada con la propia sangre.<br />

Recordemos, agradecidos, a todos los que dieron la vida<br />

por el Señor en la contienda iniciada en 1936; reconozcamos<br />

su valor; apreciemos su valimiento en favor de nuestra iglesia<br />

diocesana y pidamos su intercesión.<br />

Estamos empeñados en el Proceso de Canonización <strong>del</strong><br />

Obispo y Pastor, Mons. <strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez, <strong>del</strong> Vicario<br />

General y Canónigo Félix Pérez Portela, <strong>del</strong> Párroco y<br />

Arcipreste de Mancha Real Francisco Solís Pedrajas (+ 1937),<br />

<strong>del</strong> Párroco y Arcipreste de Orcera Francisco López<br />

Navarrete; <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> de Monte Lope Álvarez <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> Espejo y <strong>del</strong> joven seglar, natural de Vílches, vecino<br />

- 55


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

de Rus y Úbeda, José María Poyatos Ruiz. Ciertamente que<br />

es una muestra bien seleccionada, pero no son los únicos.<br />

Nuestra iglesia fue fecunda en este tiempo: el Obispo,<br />

124 sacerdotes de los 365 incardinados, Religiosos y<br />

Religiosas de distintas órdenes y Congregaciones, el<br />

<strong>Seminarista</strong> y muchos Seglares, hombres y mujeres. En<br />

verdad que se dieron unas circunstancias, pero los corazones<br />

estaban cargados de amor y de entrega, pues de lo contrario<br />

no hubiera podido haber testimonio ni testigos. Y creo que<br />

esta es la gran lección para nuestra iglesia de hoy; y porque<br />

esta lección no se olvide y consecuentemente la aprendamos,<br />

se inició el Proceso, y se escriben estas reflexiones, y se<br />

movilizan grupos y comisiones.<br />

Con el riesgo de ser simplistas, podríamos hacernos esta<br />

reflexión o pregunta: ¿Cómo responderíamos hoy?. ¿Cómo<br />

respondemos día a día a las exigencias de nuestra vida<br />

cristiana de sacerdotes, religiosos y fieles?. Hemos avanzado<br />

mucho; pero, ¿nuestros corazones están cargados <strong>del</strong> amor<br />

y de la entrega que supone dar la propia vida por Dios y por<br />

nuestros hermanos, por la fe que profesamos, por el<br />

ministerio que recibimos y ejercemos, y además desearlo y<br />

estar preparados para ello?.<br />

Es toda la iglesia Diocesana la que se está sensibilizando<br />

ante estos ejemplos de santidad. Es nuestro Obispo el<br />

promotor principal de todo este movimiento. Es el Consejo<br />

<strong>del</strong> Presbiterio el que se constituyó como Actor en el Proceso,<br />

y es el clamor <strong>del</strong> pueblo cristiano, que, cuando encuentra<br />

cauces, se expresa y «reconoce» la santidad, desbrozándola<br />

de todo otro condicionamiento.<br />

56 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Nuestros mártires tienen una «patria chica» dentro de<br />

nuestra Diócesis, que son los pueblos donde nacieron,<br />

vivieron y actuaron. Tienen también unos admiradores que<br />

ponderan sus virtudes, y, sobre todo, su último testimonio.<br />

Algunos tienen aún familiares más o menos cercanos,<br />

quienes pueden sentir el orgullo <strong>del</strong> ser cristianos y de llevar<br />

la sangre de uno que la dio por Dios.<br />

Nuestra reflexión, en estos momentos, va dirigida a las<br />

comunidades cristianas, a estos pueblos y a sus instituciones<br />

y, en lo que corresponda, a los propios familiares.<br />

Por el Sr. Obispo: todo Jaén. Por Don Félix Pérez como<br />

Canónigo, de modo especial el Cabildo Catedralicio. Por Don<br />

Francisco Solís: Marmolejo, Valdepeñas de Jaén, Baños de la<br />

Encina, Santisteban <strong>del</strong> Puerto y, sobre todo, Mancha Real.<br />

Por Don Francisco López Navarrete: Villanueva <strong>del</strong><br />

Arzobispo, Cañada Catena, las Carmelitas Descalzas, las<br />

Calasancias de la Divina Pastora, Beas de Segura, Orcera y<br />

toda la Sierra de Segura. Por el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>:<br />

Monte Lope Álvarez y Martos, y muy especialmente el<br />

Seminario y sus <strong>Seminarista</strong>s. Por el joven José María<br />

Poyatos: Vílches, Rus, Úbeda.<br />

Vosotros, pueblos enumerados y familiares, fuisteis<br />

elegidos por Dios porque de vosotros salieron de algún modo<br />

estos testigos de fe. Especialmente vosotros deberíais conocer<br />

la vida e historia de vuestro mártir, invocar su intercesión,<br />

propagar su nombre, organizar como pequeñas comisiones<br />

«pro beatificación de...» de donde partieran iniciativas y<br />

proyectos, propaganda y publicaciones, dentro de vuestro<br />

- 57


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

propio ámbito y aún transcendiéndolo. Todo esto en<br />

conexión con la Parroquia, las organizaciones diocesanas:<br />

Consejo <strong>del</strong> Presbiterio, Delegación para las Causas de Santos<br />

y Tribunal Eclesiástico.<br />

Así, entre todos, iríamos creando un ambiente en el que<br />

la beatificación cayera como agua de primavera; así, la causa<br />

por la que dieron la vida, nuestros mártires, encontraría tierra<br />

abonada en nuestros corazones y produciría nuevos frutos<br />

de santidad; así, los ejemplos de fi<strong>del</strong>idad de los pastores, el<br />

sincero compromiso de seglares, la generosidad <strong>del</strong><br />

seminarista, la entrega de religiosos y religiosas prenderá<br />

en nuestra iglesia y servirá para una renovación profunda<br />

en estos años en que nos estamos preparando intensamente<br />

para comenzar el tercer milenio <strong>del</strong> Nacimiento de Cristo.<br />

58 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 127- 28-I-1996)


VII<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Don Francisco López Navarrete<br />

«Padre de los pobres»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Don Francisco de Paula López Navarrete nació en<br />

Villanueva <strong>del</strong> Arzobispo a las 10 de la mañana <strong>del</strong> 2 de<br />

Marzo de 1892. Así aparece en el Registro Civil, <strong>libro</strong> 38 en<br />

el folio 60, y era hijo de Andrés y María Fuensanta.<br />

La situación económica de la familia era bastante<br />

acomodada, comerciantes y propietarios de algunas fincas.<br />

La condición cristiana estaba también acreditada; familias<br />

aquellas en las que se respetaba a Dios y a la Iglesia, se<br />

participaba en las misas y en las fiestas religiosas, se<br />

consideraba a los sacerdotes y era un honor tener entre los<br />

propios alguna religiosa, sacerdote o religioso.<br />

En Villanueva <strong>del</strong> Arzobispo existía la Parroquia de San<br />

Andrés, un Convento de Dominicas de Clausura, una<br />

Comunidad de Religiosos Trinitarios, que custodiaban el<br />

Santuario de Ntra. Sra. de la Fuensanta, Patrona de las Cuatro<br />

Villas, un asilo que regentaban las Hermanitas de los<br />

Ancianos Desamparados y otros templos y capillas, entre<br />

los que destacar «la Vera Cruz». Un ambiente religioso, en<br />

el que se cultivó la vocación de Don Francisco.<br />

- 59


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Cuando solo tenía dos años muere su madre a la que<br />

echaría mucho de menos, cuya ausencia marcaría su alma<br />

con una tierna devoción a la Santísima Virgen a la que<br />

llamaba «su mamá».<br />

Desde niño, cuentan que tenía una inclinación especial<br />

por los pobres a los que socorría a escondidas y pidiendo el<br />

anonimato. En 1900 es enviado a estudiar a Úbeda, cuando<br />

su padre había contraído matrimonio en segundas nupcias.<br />

Entra en el seminario menor de San Felipe Neri de Baeza<br />

en el año 1905 con solo 13 años. Quienes le conocieron<br />

afirman que pronto se hizo querer por superiores y<br />

compañeros, que la Eucaristía fue el gran alimento de su<br />

vida y que podía definirse como un seminarista mo<strong>del</strong>o, en<br />

piedad, obediencia y caridad. Su apariencia era fuerte y su<br />

estatura corpulenta, pero su salud fue siempre precaria.<br />

Ordenado Sacerdote, en 1917, es enviado a Beas de<br />

Segura, como Párroco de Cañada Catena y Capellán de las<br />

Religiosas de la Divina Pastora, institución educativa<br />

establecida entonces en la Ciudad; fue también nombrado<br />

Confesor de estas religiosas y de las Carmelitas Descalzas,<br />

llegando a ser coadjutor de la Parroquia.<br />

Su entrega a los niños en la Catequesis, su caridad<br />

siempre viva en las visitas a los enfermos, pobres y<br />

desvalidos, a quienes dejaba siempre alguna ayuda, hizo<br />

despertar las envidias y las críticas.<br />

Silencioso se retiró a su pueblo natal en 1927. Nombrado<br />

Capellán <strong>del</strong> orfelinato establecido por las Hijas de Cristo<br />

Rey, permaneció en Villanueva hasta 1933. También ayudaba<br />

60 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

en la parroquia. La salud, que nunca le acompañó, seguía<br />

débil; pero su estilo de vida era muy sacerdotal: Oración,<br />

visitas a enfermos y pobres, ayuda a analfabetos, trabajo<br />

ministerial, fomento de vocaciones sacerdotales,<br />

organización de propaganda religiosa, mediante hojitas y<br />

folletos, además <strong>del</strong> cultivo de sus dotes artísticas.<br />

Es nombrado párroco de Orcera, donde llega el 12 de<br />

Agosto de 1933. Don Francisco va a Orcera, cargado de<br />

experiencias, sufrimiento moral y corporal, en plena<br />

madurez, con 41 años... y se enfrenta con un nuevo destino<br />

difícil, pues la Sierra tiene malas comunicaciones, tiene una<br />

población diseminada y la lejanía y aislamiento hacen que<br />

surjan problemas y dificultades... pero viene con una gran<br />

ilusión. Se ganará el corazón de la buena gente serrana.<br />

A su llegada buscó a los 12 más pobres para conocerlos<br />

y darles una limosna. Este gesto lo repetiría,<br />

invitándoles a comer en Navidad y Semana Santa o<br />

fiestas especiales<br />

Proyectó una gran acción misional en toda la Sierra de<br />

Segura, que de haberse llevado a cabo, hubiera tenido<br />

hondas repercusiones. Igualmente proyectó construir<br />

una casa sacerdotal para la Evangelización y el<br />

Ministerio Sacerdotal en toda la Sierra; tampoco pudo<br />

llevarse a cabo.<br />

Funda la Acción Católica. Organiza el Apostolado de<br />

la Prensa. Visita las casas <strong>del</strong> pueblo, ofreciendo<br />

soluciones a los problemas matrimoniales o de familia.<br />

Visita aldeas y cortijadas, andando o en burro. Pedía<br />

- 61


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

oraciones a las Casas de Clausura para solucionar los<br />

problemas y él mismo oraba hasta muy entrada la<br />

madrugada ante el Sagrario.<br />

Destacaremos su dedicación a enfermos y pobres.<br />

Repartía lo que su padre te mandaba y con frecuencia<br />

acogía en casa a los más pobres y desgraciados.<br />

En Orcera se le recuerda como hombre de corazón<br />

grande, que dejaba siempre algo debajo de la almohada <strong>del</strong><br />

enfermo que visitaba y... «escondía entre los hábitos las<br />

botellas de leche y las talegas de comida que llevaba a los<br />

pobres». Un día le registraron creyendo que llevaba «armas<br />

entre la sotana» y encontraron una botella de leche y seis<br />

huevos para una anciana enferma. La gente de Orcera le<br />

querían y le defendían. Estaban de su parte y nunca hubieran<br />

atentado contra él.<br />

Pero llega el 1936. Las dificultades aumentan. Del temor<br />

a una persecución se pasa a soportarla; en Don Francisco se<br />

afianza el deseo <strong>del</strong> martirio. Su salud se quebranta más y<br />

más, de modo que el médico le aconseja marche a Villanueva,<br />

su pueblo, para recuperarse. Así lo hace el 13 de julio; no<br />

obstante en los días siguientes y al conocer la situación de<br />

España, Don Francisco dijo: «Me vuelvo a Orcera, mi sitio<br />

no está aquí», pero su padre se lo impidió.<br />

Iniciada la Guerra Civil, Don Francisco seguiría<br />

celebrando en Cristo Rey hasta que un día le dieron el<br />

alto y cachearon en la llamada «Cruz Dorada» por lo que<br />

desistió de celebrar, aunque lo hiciera en casa, de donde<br />

no salía.<br />

62 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Le acusaron de hacer propaganda religiosa, defendiendo<br />

la fe, aunque siempre le reconocieron como «el padre de los<br />

pobres». De modo brutal le sacaron de su casa, estando<br />

enfermo, y le condenaron arbitrariamente a muerte. Así nos<br />

lo cuentan: el día 28 de agosto de 1936, hacia las dos de medio<br />

día, un grupo de milicianos exigen a Don Francisco la entrega<br />

de cuantas imágenes y objetos religiosos tuviera... se trata<br />

de profanarlos; él se niega a ello, pidiendo hicieran con él lo<br />

que pensaban hacer con las imágenes.<br />

Se lo llevaron montado en un camión y tomaron la<br />

carretera en dirección a Beas de Segura. Entre los olivos, cerca<br />

<strong>del</strong> cortijo de la Venta Porras, junto a la vía proyectada <strong>del</strong><br />

ferrocarril Utiel - Baeza, en la boca de un túnel le fusilaron,<br />

pero viendo que no habían terminado con su vida le rociaron<br />

de gasolina y lo tiraron por el túnel al vacío. Se ensañaron<br />

con el cadáver, cortando cabeza y extremidades, como<br />

aparecerá en 1939.<br />

Don Francisco, Párroco y Arcipreste de Orcera, nos deja<br />

el testimonio de su fe en Dios, su celo apostólico, su amor y<br />

entrega al servicio de los más pobres. Buen ejemplo a seguir.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 128- 11-II-1996)<br />

- 63


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

64 -


VIII<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

José María Poyatos Ruiz<br />

«Joven apóstol seglar»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Entre el grupo de seis hermanos, cuyo Proceso de<br />

Canonización se sigue en nuestra Diócesis por haber dado<br />

la vida por el Señor, encontramos, junto al Obispo, Vicario<br />

General, dos Sacerdotes y un <strong>Seminarista</strong>, el testimonio de<br />

un joven seglar. Es el admirable ejemplo que hoy tratamos<br />

de presentar.<br />

José María Poyatos Ruiz nace en Vílches (Jaén) el día 20<br />

de Octubre de 1914, hijo de Blas y María, quienes<br />

engendraron quince hijos, de los que José María fue el<br />

número 13. Cinco hijos murieron a muy corta edad, a pesar<br />

de lo cual la familia seguía siendo muy numerosa. Una<br />

familia cristiana. Vivieron en varios lugares de la provincia,<br />

debido al trabajo <strong>del</strong> padre, que era contratista de Obras<br />

Públicas. José María residió principalmente en Rus, donde<br />

regentó una tienda de comestibles, la cual no produjo todos<br />

los beneficios esperados, debido, posiblemente, a la<br />

generosidad y a las obras de caridad que realizaba con los<br />

pobres. José María no podía permitir se fueran sin los<br />

alimentos necesarios quienes no tenían para pagarlos.<br />

- 65


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

En Úbeda y en el centro parroquial de San Nicolás de<br />

Bari se distinguió como miembro de Acción Católica y de la<br />

Adoración Nocturna. Se había trasladado a esta ciudad por<br />

las dificultades económicas y el ambiente antirreligioso que<br />

se extendía. Trabajó en una fábrica de aceites y orujo. Era<br />

José María joven de sanas costumbres, como correspondía a<br />

su pertenencia. Cristiano, practicante y apóstol entre los<br />

jóvenes. Sus amigos le recuerdan como «simpático, cariñoso<br />

y que nunca tenía miedo a hablar de su fe en aquellos tiempos<br />

difíciles».<br />

José María intuía los sucesos que se avecinaban en<br />

España y la persecución que sufriría la Iglesia, pero él estaba<br />

firme en la fe y pediría como el padre <strong>del</strong> Evangelio: «Señor,<br />

yo creo, pero aumenta mi fe». Cuentan que predijo el<br />

establecimiento de la obra religiosa, social y educativa de la<br />

«Sagrada Familia», que la regentaría una Orden Religiosa,<br />

que la calle donde se estableciera se llamaría Avenida de<br />

Cristo Rey, en sustitución <strong>del</strong> llamado «Paseo León».<br />

Igualmente cuentan que predijo su muerte, cuando hablando<br />

con su hermana María Castillo le afirmó que el día de Santa<br />

Teresita, 3 de Octubre, habría un nuevo mártir y que sería él.<br />

«El día de Santa Teresita y San Francisco jamás se te<br />

olvidarán. Vendrán por mí, porque yo, desde luego, no voy<br />

a buscarme la muerte, y me llevarán al sitio que tenga que ir<br />

para declarar; más allí, por mucho que me pregunten nada<br />

diré contra nadie, ni contra nada; puedes estar tranquila.<br />

Entonces me atarán y me conducirán al lugar destinado...»<br />

y así va describiendo lo que realmente sucedió en su<br />

momento y que coincide con lo predicho.<br />

66 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Efectivamente, cuando tenía 21 años, el día 3 de Octubre<br />

de 1936, fiesta de Santa Teresita <strong>del</strong> Niño Jesús, fue buscado<br />

y apresado, llevado a declarar, le ataron las manos al pecho,<br />

lo llevaron al cementerio y allí, junto a la Cruz de la puerta<br />

le invitaron a volverse de espaldas. Él con gran valentía quiso<br />

morir de frente... hubo disparos que no llegaban o no<br />

atravesaban el pecho o rebotaban; vivas a Cristo Rey;<br />

enfurecimiento de los verdugos... finalmente un tiro en la<br />

nuca y José María cayó envuelto en su propia sangre.<br />

José María un seglar, en el que habitaba Cristo y el<br />

Espíritu por los Sacramentos <strong>del</strong> Bautismo y de la<br />

Confirmación. Llamado a seguir a Jesucristo hasta ser<br />

«perfecto como vuestro Padre Celestial es perfecto». Vocación<br />

universal a la santidad.<br />

José María, joven de nuestro siglo, muestra que Jesús y<br />

su mensaje es actual, que El puede enamorar un corazón<br />

grande y que puede hacer surgir de los jóvenes un amor tan<br />

grande, como para dar la vida por la persona amada. «Y<br />

nadie tiene más amor que quien da la vida...»<br />

José María, joven jiennense, cercano a Sierra Morena por<br />

Vílches y a la Sierra de Cazorla por su estancia en Tiscar.<br />

Comerciante por trabajo en Rus y rural por el ambiente.<br />

Inclinado a los nudos ferroviarios de Vílches y de la Estación<br />

Linares-Baeza. Obrero en la fábrica de orujo y urbano como<br />

trabajador y habitante de la ciudad de Úbeda... José María,<br />

ante todo, mo<strong>del</strong>o para nuestros jóvenes, que viven en esta<br />

tierra concreta <strong>del</strong> Santo Reino. En José María Poyatos tenéis<br />

un heroico ejemplo de valentía, fi<strong>del</strong>idad y amor a Dios.<br />

- 67


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Familias y cristianos de la Iglesia en Jaén, disponemos<br />

de sugerentes ejemplos nacidos en nuestra tierra, cercanos a<br />

nosotros en tiempo y espacio: aprendamos de ellos, pidamos<br />

su intercesión por nuestros jóvenes, para que en ellos prenda<br />

el ideal cristiano y se manifiesten fieles en el seguimiento<br />

<strong>del</strong> Señor. La Comunión de los Santos nos garantiza el poder<br />

gozar de toda la Gracia acumulada en el seno de la Madre<br />

Iglesia.<br />

68 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 129- 25-II-1996)


IX<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Mons. <strong>Manuel</strong> Basulto y Don Félix Pérez<br />

«Obispo y Vicario, mártires»<br />

Tuvo la Iglesia de Jaén la suerte de ser gobernada por<br />

grandes pastores, unos de nuestra propia tierra, algunos de<br />

otras iglesias andaluzas, otros venidos de lo largo y ancho<br />

de España. Nuestro reconocimiento y veneración para todos<br />

ellos, en cuanto formaron parte de ella, dirigiéndola por el<br />

camino <strong>del</strong> Señor.<br />

Entre los obispos castellanos contamos con Don <strong>Manuel</strong><br />

Basulto Jiménez, promocionado o trasladado desde Lugo y<br />

que se hizo acompañar <strong>del</strong> joven sacerdote Don Félix Pérez<br />

Portela, como secretario particular y más tarde Vicario<br />

General. Ambos habían nacido en el pueblo avulense de<br />

Adanero. Ambos con la reciedumbre de los hombres de fe.<br />

Ambos entregados al servicio de la Iglesia, allí donde ella lo<br />

necesitara.<br />

El Obispo, pastor bueno y fiel, amó a su iglesia y dio<br />

testimonio de ello, tuvo ocasión de demostrarlo y no la<br />

desperdició. Anciano venerable, humilde y sencillo,<br />

inteligente y señor fue llevado hacia el «suplicio glorioso»<br />

- 69


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

atravesando el suelo de su Diócesis, por la vía férrea, la<br />

misma por donde había entrado hacía ya l6 años: Espeluy,<br />

Linares-Baeza, Vílches, el paso de Despeñaperros... pero sus<br />

ojos quedaron prendidos <strong>del</strong> Santo Rostro, y su corazón junto<br />

a todos sus hijos en una bendición prolongada hasta el cielo,<br />

y expresada en un amplio perdón a sus asesinos, a la vez<br />

que lo pedía para sí.<br />

En otro número de Iglesia en Jaén, 19 de Noviembre<br />

de 1995, escribimos sobre el Obispo Mártir, «Buen Pastor»,<br />

ofreciendo algunas notas biográficas y sobre todo el<br />

testimonio de su muerte. Ahora pienso que nada podría<br />

definir mejor al Sr. Obispo Mons. Basulto, que el texto de<br />

San Gregorio Magno sobre el Evangelio <strong>del</strong> Buen Pastor,<br />

aplicado a los obispos: «No se llama pastor, sino<br />

mercenario, a quien apacienta las ovejas <strong>del</strong> Señor no por<br />

amor íntimo, sino por las ganancias temporales. En efecto,<br />

es mercenario quien ocupa, sí, el puesto de pastor, pero<br />

no busca las ganancias de las almas; quien codicia las<br />

comodidades de la tierra, goza con el honor de la<br />

prelatura, se apacienta con las ganancias temporales y se<br />

alegra de la reverencia que le tributan los hombres; porque<br />

éstas son las recompensas <strong>del</strong> mercenario, que encuentra<br />

aquí lo que busca y por lo que trabaja en su gobierno y<br />

queda después extrañado de la heredad <strong>del</strong> Rey. Mas, en<br />

verdad, no puede conocerse si uno es pastor o mercenario<br />

mientras falte la ocasión oportuna; porque en tiempo<br />

normal, generalmente el mercenario también atiende al<br />

cuidado de la grey, como el pastor, pero cuando viene el<br />

lobo, da a conocer con qué disposición de ánimo estaba<br />

70 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

uno guardando las ovejas». (San Gregorio Magno,<br />

Homilías sobre los Evangelios, 1,14.)<br />

Don <strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez encarnó en su vida la figura<br />

<strong>del</strong> buen pastor, y tuvo la ocasión, que es una gracia de Dios,<br />

de poder demostrarlo. La Iglesia de Jaén, al volver la mirada<br />

sobre quien fue su pastor, reconoce la categoría humana de<br />

Don <strong>Manuel</strong>, su servicio como obispo, su enseñanza en cartas<br />

pastorales, homilías, conferencias, intervenciones en el II<br />

Congreso Nacional de Catequesis celebrado en Granada, sus<br />

visitas y gobierno pastoral, su profundidad espiritual y sus<br />

virtudes. Damos gracias a Dios por la santidad de quien fue<br />

nuestro obispo y por su martirio, que le llenó y nos llena de<br />

gloria. Pedimos la gracia <strong>del</strong> Señor para verle pronto<br />

reconocido y proclamado bienaventurado para ejemplo de<br />

la iglesia Universal.<br />

A Don Félix Pérez Portela, a quien hemos llamado en<br />

otro momento «Testigo Fiel» por su fi<strong>del</strong>idad a Cristo y<br />

porque el camino recorrido fue el de la fi<strong>del</strong>idad a su obispo,<br />

podíamos aplicarle el siguiente escrito de San Ignacio de<br />

Antioquía: «Seguid todos al obispo como Jesucristo al Padre.<br />

Que nadie, sin contar con el obispo, haga nada de cuanto<br />

atañe a la Iglesia. Sin contar con el obispo no es lícito ni<br />

bautizar ni celebrar la eucaristía; sino más bien aquello que<br />

él aprobare, eso es también lo agradable a Dios, a fin de que<br />

cuanto hagáis sea seguro y válido. El que honra al obispo es<br />

honrado de Dios. El que a ocultas <strong>del</strong> obispo hace algo, rinde<br />

culto al diablo». (San Ignacio de Antioquía. Carta a los<br />

Esmirnotas, 7,1-9,1).<br />

- 71


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Efectivamente. Don Félix quiso seguir hasta la muerte a<br />

Mons. Basulto, que le había llamado a trabajar en la Diócesis<br />

de Jaén, primero como secretario particular, después como<br />

Canónigo de la Santa Iglesia Catedral, Profesor <strong>del</strong> Seminario<br />

y Vicario General.<br />

Pero, ¿por qué llamó Don <strong>Manuel</strong> Basulto a Don Félix?.<br />

Razones de parentesco o paisanaje y conocimiento previo,<br />

pues ambos eran de Adanero y ambos incorporados a la<br />

Diócesis de Madrid. Don Félix había vuelto de Roma en 1918<br />

con un Doctorado en Teología, pero parece que la Cátedra<br />

prometida en el Seminario matritense la ocupó otro, y él<br />

ejerció de Capellán en las Franciscanas Concepcionistas y<br />

por poco tiempo de Párroco de Cobeña, pueblo pequeño de<br />

la comarca de Alcalá de Henares. El traslado de Don <strong>Manuel</strong>,<br />

desde Lugo a la Diócesis <strong>del</strong> Santo Reino en 1920, encontró<br />

a Don Félix en el ejercicio de Párroco Rural. Don <strong>Manuel</strong><br />

con cincuenta y un años y la experiencia de la diócesis gallega<br />

pudo pensar en la conveniencia de un «familiar» que le<br />

acompañase en su nuevo cargo pastoral. Pediría a Don Félix<br />

que le acompañase, y a este se le ofreció la posibilidad de<br />

prestar otros servicios, posibilidad que transformó con<br />

creces. Desde ese momento se unió a su obispo y le sirvió<br />

con fi<strong>del</strong>idad, que no con servilismo; así le ayudó<br />

eficazmente a dirigir la diócesis. El ejemplo de Don Félix<br />

puede servimos en nuestro quehacer pastoral, su fi<strong>del</strong>idad<br />

y amplitud de espíritu es una llamada para todos.<br />

72 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 130- 10-III-1996)


X<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo<br />

«El <strong>Seminarista</strong> mártir» (I)<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

La vida de <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, su breve historia de 20 años,<br />

su estancia en el Seminario de San Felipe Neri en Baeza y en<br />

el de la Inmaculada y San Eufrasio de Jaén y, sobre todo, sus<br />

días de Calvario en la cárcel-capilla de Monte Lope Álvarez<br />

y su heroica muerte es conocida suficientemente por los<br />

lectores de esta sección «Nuestros Mártires». Diversas<br />

publicaciones y entre ellas IGLESIA EN JAÉN han<br />

contribuido al conocimiento y valoración de nuestro querido<br />

y admirado <strong>Manuel</strong>. Por ello, voy a presentaros sus<br />

pensamientos, ilusiones y proyectos, que conocemos por los<br />

pocos escritos, que se pudieron salvar en aquellos días... sólo<br />

unas cuantas cuartillas.<br />

Buen catequista, constante y entregado, nos da una gran<br />

lección a quienes a veces nos dominan los métodos y la<br />

eficacia <strong>del</strong> número. <strong>Manuel</strong> escribe: «Hemos tenido<br />

Doctrina todos los días. Y ¿qué método seguías en la<br />

enseñanza <strong>del</strong> Catecismo? ¡Hombre! Yo... yo, método...<br />

ninguno. Si no he estudiado esta asignatura. Lo que hacía<br />

- 73


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

era amarlos como una madre, reprenderlos como un padre<br />

y enseñarles corno un maestro. Bueno pero... ¿iban muchos?<br />

Al principio si, movidos por la novedad; los primeros<br />

entusiasmos de algunos pronto se desvanecieron como<br />

pavesas. Los chicos tienen poca constancia, uno de los<br />

mayores inconvenientes para enseñarles. Un remedio:<br />

nuestra asiduidad. Hay que estar dispuesto para enseñar a<br />

uno solo, si uno solo viene».<br />

<strong>Manuel</strong> es un joven con los jóvenes y por los jóvenes,<br />

empeñado en la promoción y educación religiosa de los<br />

mismos, en un lugar donde nada había para ellos, si no era<br />

la taberna y el juego. Así deja escrito: «Los círculos de estudio.<br />

Es necesario discutir y hacer que penetren en el espíritu de<br />

los jóvenes. Yo me propuse celebrar dos círculos todas las<br />

semanas: jueves y domingos. La buena marcha que llevaban<br />

nos la interrumpió el agosto y cada uno tuvo que retirarse a<br />

su era». «Dadme unos pocos jóvenes buenos, honrados,<br />

cumplidores de sus obligaciones, convencidos de su fe<br />

católica, y el mundo se salvará. Y si no decidme ¿que no<br />

puede hacer un joven?»<br />

Animador y custodio de vocaciones sacerdotales. Su<br />

ejemplo es llamada para sacerdotes y familias a fomentar en<br />

nuestras comunidades las vocaciones al sacerdocio y a la<br />

vida consagrada al Señor. Así se expresa <strong>Manuel</strong>: «Después<br />

de mis familiares, mi preocupación va dirigida a mi paisano<br />

Aurelio, seminarista, que es el de mi mayor predilección.<br />

Creo pues, que habré hecho mucho bien si soy el Ángel<br />

Custodio de él, porque se trata de la formación de un<br />

seminarista. Con él doy la Catequesis, pasearnos juntos, con<br />

74 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

lo cual conseguimos tres cosas: evitar el aburrimiento,<br />

animarnos mutuamente a obrar el bien y cumplir el mandato<br />

<strong>del</strong> Señor: «que os queráis mutuamente» más aún, en el<br />

medio <strong>del</strong> día se viene a mi casa, damos lección, charlamos,<br />

leemos algún <strong>libro</strong>...».<br />

¡Dadnos, Señor, muchos y santos sacerdotes!<br />

<strong>Manuel</strong> tiene un profundo contacto con Dios durante<br />

su estancia en el Seminario y también en vacaciones. La<br />

oración es el alimento espiritual de su vida: «Si no procuro<br />

que haya en mí vida interior, no podré comunicarla a los<br />

demás... practico las mismas devociones que en el Seminario,<br />

excepción hecha de la Santa Misa, que aquí no puedo oírla<br />

por no haberla. En la fiesta de la Santísima Trinidad y Corpus<br />

Christi fui a Santiago de Calatrava, en donde este último<br />

día asistí a la procesión <strong>del</strong> Señor... comulgué, me acordé de<br />

los nuevos sacerdotes. Rezo muchos días dos veces el<br />

Rosario, con mi familia y con mi paisano. He tenido mi retiro<br />

mensual».<br />

Era un apóstol y con el estilo que exigían aquellos años<br />

y el ambiente <strong>del</strong> lugar. La encarnación debe ser el primer<br />

principio de pastoral: también en esto <strong>Manuel</strong> es ejemplo<br />

para nosotros y para nuestro tiempo. «Como aquí abundan<br />

los niños sin bautizar, he emprendido una campaña en favor<br />

de ellos. Llego a los cortijos, unas veces en plan de visita,<br />

otras como sediento a pedir un vaso de agua, y mientras<br />

echan agua al porrón, que no tenía, un chiquillo me observa<br />

por no conocerme y yo lo acaricio: y después ¿porqué no lo<br />

bautizas, mujer?, le digo. Los bautizados en estas vacaciones<br />

- 75


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

han sido 24, he preparado nueve hombres para contraer<br />

matrimonio y una niña de ocho años para recibir el<br />

bautismo».<br />

<strong>Manuel</strong> estaba cerca de los pobres, ellos eran sus<br />

preferidos, lo había aprendido de su Maestro: «Mama<br />

échame aceite y pan en abundancia para que Tomás y sus<br />

hijos puedan satisfacerse... Papa, este obrero gana poco<br />

jornal. No seáis así los que tenéis algo».<br />

Nuestro <strong>Seminarista</strong> se formaba en una visión exacta de<br />

la justicia social y por ello nos dejó escrito en un largo trabajo:<br />

«Todos tenemos alguna culpa en el malestar de la sociedad.<br />

Todos hemos de remediarla. Que el Estado busque el bien<br />

común, la Iglesia no absorba la actividad de los individuos,<br />

ni limite sus derechos y tenga como norma el principio<br />

siguiente: todo para todos».<br />

Finalmente transcribiré una especie de canto a la Caridad<br />

y a su Autor, que <strong>Manuel</strong> dejó escrito cuando hablaba de la<br />

justicia social: «Y puesto que no bastará con la justicia y la<br />

ayuda, venga la Caridad a suplir sus deficiencias, Caridad<br />

que dulcifica, porque su Autor es la Dulzura, que todo lo<br />

puede porque para el amor no hay dificultades. Caridad que<br />

cansada no se cansa, fatigada no se fatiga, durmiendo no<br />

duerme, angustiada no se angustia, y espantada no se<br />

espanta. Caridad para con los pequeños y humildes,<br />

huérfanos, viejos, desvalidos... para con todos».<br />

76 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 131- 24-III-1996)


XI<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Francisco López Navarrete y Francisco Solís<br />

Pedrajas<br />

«Ejemplos de una viva caridad pastoral»<br />

He dicho en otra ocasión y en estas mismas páginas, que<br />

la selección - el Obispo, el Vicario General y canónigo, dos<br />

sacerdotes, un seminarista y un joven seglar - para la<br />

Beatificación de nuestros mártires es acertada, pero no son<br />

los únicos. La verdad de esta afirmación honra a nuestra<br />

iglesia diocesana y es un reconocimiento de tantos hermanos<br />

sacerdotes, religiosos y seglares jiennenses, que dieron la vida<br />

por el Señor. Cuando hoy vuelvo a escribir sobre los<br />

sacerdotes Francisco Solís Pedrajas y Francisco López<br />

Navarrete, como ejemplos de caridad pastoral, debo declarar<br />

nuevamente que a ellos podíamos añadir una larga cinta de<br />

gloria con los nombres de otros muchos presbíteros, que<br />

dieron la vida por amor a su misión pastoral, a sus feligreses<br />

y al Señor. También deseo recordar aquí a un buen número<br />

de sacerdotes, miembros <strong>del</strong> Cabildo Catedral, Párrocos,<br />

Coadjutores o Capellanes, que sobrevivieron a la contienda,<br />

pero que padecieron persecución, azotes y cárcel. La mayoría<br />

- 77


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

de ellos ya han muerto, pero su recuerdo no debe<br />

desaparecer.<br />

López Navarrete nació cerca <strong>del</strong> alumbramiento <strong>del</strong><br />

Guadalquivir, Solís Pedrajas donde el río andaluz comienza<br />

a derramarse en huertas y llanuras. Uno bajo la mirada de la<br />

Virgen de la Fuensanta, Reina de las Cuatro Villas; el otro a<br />

los pies de la Virgen de la Cabeza, puesto que en el pueblo<br />

de Marmolejo y en el corazón de sus gentes, Aquella tiene<br />

como una segunda casa. Uno trabajó, casi exclusivamente,<br />

en la Sierra de Segura; el otro, de modo principal, en las<br />

cercanías de la ciudad de Jaén. Uno de origen acomodado y<br />

agrícola, el otro de ambiente trabajador y artesano. Ambos<br />

párrocos y arciprestes, cargo este último al que habían<br />

llegado con 41 y 47 años respectivamente. López Navarrete,<br />

fuerte de apariencia pero con salud quebrantada, con<br />

preparación suficiente y dotado de sensibilidad artística,<br />

apóstol voluntarioso y espíritu sacrificado, generoso con los<br />

pobres y desprendido hasta dar lo que le era necesario, muere<br />

a los 44 años; Solís Pedrajas, de rica preparación intelectual<br />

y capacidad para responsabilidades diocesanas, hombre de<br />

empresas de honda envergadura y con exquisita formación<br />

cultural, que solía expresar con atractiva finura; conocedor<br />

de la dimensión liberadora <strong>del</strong> Evangelio e iniciador de<br />

movimientos cristianos obreros, muere próximo a cumplir<br />

los 60 años, cuando ya entraba en la venerable ancianidad.<br />

Coincidencias y diferencias aparte, eran dos sacerdotes<br />

de la Diócesis, Párrocos y Arciprestes, formados en nuestros<br />

seminarios, que trabajaban en nuestros pueblos y con sus<br />

gentes, con los que hoy trabajamos nosotros.<br />

78 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

¿Y qué podemos aprender de ellos, a sesenta años de<br />

distancia?<br />

1. Entrega total a Jesucristo. A un Jesucristo conocido y<br />

amado, a quien contemplaban largamente en la oración, y así<br />

lo comprendían, pues no escuchaban otra cosa más que a El.<br />

2. Servicio a la Iglesia. A una Iglesia, cuya cabeza era y<br />

es Cristo y en cuyo interior actúa el Espíritu, a pesar de las<br />

deficiencias con las que ellos tropezaron tantas veces; pero a<br />

la que amaban con todo el corazón, a la que se habían<br />

consagrado y a la que servían en sus personas y en sus<br />

estructuras concretas.<br />

3. Amor y servicio a los más pobres y desvalidos: niños,<br />

enfermos, ancianos, necesitados de toda índole. Habían<br />

comprendido que el siervo no puede ser más que su señor,<br />

le basta al siervo parecerse a su amo para ser perfecto. Habían<br />

comprendido que seguir a Jesucristo era ir por ciudades y<br />

aldeas para instruir a los ignorantes, consolar a los afligidos,<br />

curar a los enfermos y anunciar la salvación al mundo.<br />

4. Fraternidad con los hermanos sacerdotes, obediencia<br />

y colaboración con el Obispo, amor a la propia vocación,<br />

fomento de la vocación sacerdotal y religiosa en los niños y<br />

jóvenes de sus parroquias, tanto al clero secular como regular<br />

y también a las congregaciones femeninas.<br />

5. Apóstoles de su tiempo: catequesis, círculos de jóvenes,<br />

organización de la Acción Católica. Preocupación por la<br />

Doctrina Social de la Iglesia y esfuerzo creativo para ponerla<br />

en práctica en los propios ambientes. Organización de obras<br />

de caridad con los fieles y ejercicio personal de las mismas.<br />

- 79


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

6. Ricos en vida espiritual: pasaron por el simbólico<br />

Egipto <strong>del</strong> destierro, por el Nazaret <strong>del</strong> silencio y de la<br />

soledad, por el desierto de la oración profunda... y<br />

caminando por la vía de las persecuciones e injusticias de<br />

este mundo, subieron hasta el Calvario para morir allí con<br />

Cristo y por Cristo.<br />

7. Ambos amaron tiernamente a la Virgen María; de uno<br />

dicen que le llamaba «mamá» y que llenaba con Ella la<br />

ausencia de la propia madre; <strong>del</strong> otro que, camino de la<br />

muerte, entonó aquél «Sálvame Virgen María, sálvame te<br />

imploro con fe...»<br />

8. Ambos encontraron en la Eucaristía el alimento<br />

necesario para una vida tan entregada y el sustento de una<br />

muerte tan heroica.<br />

9. Frente a posibles fallos sacerdotales, tenemos los<br />

ejemplos de estos hermanos sacerdotes, que pueden<br />

sustentar nuestra vocación y entrega, y que pueden<br />

ayudarnos a renovar diariamente nuestra consagración<br />

sacerdotal.<br />

10. Los fieles, especialmente, donde ellos ejercieron su<br />

ministerio, tienen estos mo<strong>del</strong>os maravillosos de vida<br />

sacerdotal y la intercesión por aquellas parroquias, que tanto<br />

amaron y tan bien sirvieron.<br />

Nuestra reflexión se ha convertido en un decálogo; bien<br />

estaría que lo meditáramos y lo aplicáramos a nuestra vida.<br />

Que nuestros mártires intercedan por nosotros. Amén.<br />

80 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 132- 14-IV-1996)


XII<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> y José María Poyatos<br />

«Dos jóvenes mártires»<br />

Con frecuencia se ha dicho que la juventud es la edad<br />

de la generosidad, de los grandes ideales, de la valentía. Si y<br />

no. No son las edades el aposento de virtudes más o menos<br />

cotizadas en el tiempo o en una cultura determinada, sino<br />

las personas que tratan de desarrollar sus proyectos de vida,<br />

desde una visión humanista, responsable, comprometida<br />

consigo mismo y con la sociedad... desde una visión cristiana.<br />

A veces se manipula «la juventud» diciendo que es la<br />

mejor edad, que es un fenómeno a tener en cuenta, que de<br />

ella depende tal y tal... de camino el consumismo hace «su<br />

agosto» y así los anuncios vienen envueltos en un hálito de<br />

juventud, los carteles «moda joven» etc... Y se supervalora<br />

la juventud porque se infravaloran otras edades, y, sin<br />

embargo cada una tiene su importancia. Lo mejor es ser<br />

hombre, mujer, persona humana, y asumirse como tal. El<br />

resto es accidental.<br />

No obstante lo dicho y precisamente por ello, hemos de<br />

destacar la condición joven de estos dos Siervos de Dios,<br />

- 81


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

<strong>Manuel</strong> y José María, <strong>Seminarista</strong> y Militante de Acción<br />

Católica respectivamente. Porque en una edad en la que,<br />

lógicamente, no se supone la madurez total, en la que los<br />

horizontes se ofrecen halagüeños, en la que las decisiones<br />

comprometen radicalmente la propia vida casi recién<br />

estrenada... resultan por todo ello muy interesantes estos<br />

testimonios de santidad.<br />

Además, porque cuando en nuestro tiempo palpamos<br />

la ausencia de mo<strong>del</strong>os de comportamiento, lamentamos un<br />

pasotismo demoledor, cuando los valores se pierden o se<br />

invierten y el sentido de la vida brilla por su ausencia,<br />

conviene poder ofrecer ejemplos de vida de gente joven, de<br />

nuestro siglo y de nuestra tierra, para que, conocidos por<br />

todos, puedan ser tenidos en cuenta.<br />

Y nuestra Iglesia de Jaén tiene la suerte de contar con<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> y José María Poyatos, quienes pueden ser<br />

presentados como ejemplos, no solo por la heroicidad de su<br />

muerte, sino también por la ejemplaridad de su vida.<br />

Ambos jóvenes de 20 y 22 años: uno ejemplo para jóvenes<br />

seminaristas que piensan consagrar su vida a Cristo y<br />

entregarse al servicio <strong>del</strong> pueblo de Dios; el otro, ejemplo<br />

para jóvenes trabajadores comerciantes o industriales, de<br />

ámbito rural o estudiantes profesionales o universitarios.<br />

Ambos jóvenes jiennenses, que en la primera mitad <strong>del</strong><br />

siglo XX consiguieron la palma <strong>del</strong> martirio y que hoy son<br />

recordados con la esperanza de que sean propuestos<br />

oficialmente como ejemplos para los jóvenes <strong>del</strong> tercer<br />

milenio.<br />

82 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> enamorado <strong>del</strong> Señor, coherente consigo<br />

mismo, consecuente con las decisiones tomadas, trabajador<br />

incansable en el estudio y en el trabajo manual para ayudar<br />

en casa y compensar los gastos de sus estudios, apóstol entre<br />

sus vecinos y amigos y entre sus familiares; catequista de<br />

los niños y «consiliario» amigo de jóvenes a quienes instruía<br />

en la fe y en las buenas costumbres. Él impartía cultura entre<br />

los jóvenes y en ellos quería inculcar el ideal cristiano y, en<br />

lo posible, el deseo de ser sacerdotes. <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>,<br />

responsable, buen alumno y buen compañero, observante<br />

seminarista, amaba a Cristo y profesaba el más tierno afecto<br />

a la Virgen María. Preocupado por los problemas sociales y<br />

dispuesto a contribuir, desde el cambio social, a un mundo<br />

nuevo iluminado por el Evangelio. Reconocía en los pobres<br />

y desvalidos a Jesús, fiado en aquellas palabras «cuanto<br />

hicierais por uno de estos mis más humildes hermanos por<br />

mí lo estáis haciendo» por lo que ellos eran sus preferidos,<br />

visitando enfermos, compartiendo alimentos con necesitados<br />

e intercediendo en favor de un trato justo en el trabajo y en<br />

el salario.<br />

José María Poyatos, joven seglar, trabajador en una<br />

fábrica de aceites y orujo, miembro activo de Acción Católica<br />

y Adoración Nocturna, animador de otros jóvenes en el<br />

seguimiento de Jesucristo. A través <strong>del</strong> Bautismo se había<br />

injertado en Cristo, había entrado en la gran familia de la<br />

Iglesia y enriquecido por la fuerza <strong>del</strong> Espíritu. Comprendió<br />

que debía ser miembro activo, misionero entre los suyos,<br />

apóstol en su puesto de trabajo y en su ambiente juvenil.<br />

Animador de grupos y círculos de estudio, organizador de<br />

- 83


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

campañas, reuniones, peregrinaciones y marchas.<br />

Colaborador siempre en las Parroquias y en el apostolado<br />

que en ellas se realizaba. José María Poyatos, joven generoso<br />

y lleno de caridad cristiana. El pequeño comercio que<br />

regentaba en Rus podría hablarnos de mercancías fiadas y<br />

perdonadas, cuentas rotas y socorros múltiples entre los más<br />

pobres. Buen amigo de sus compañeros de trabajo a quienes<br />

ayudaría más de una vez, si no en lo económico, cierto que<br />

en la orientación y con el consejo. José María Poyatos, joven<br />

valiente, que no buscó la muerte, pero la afrontó con<br />

gallardía, sin <strong>del</strong>atar a nadie, proclamando su condición de<br />

militante cristiano y practicando el perdón aprendido de<br />

Jesús, cuando desde el Calvario decía: «¡Padre perdónalos,<br />

que no saben lo que hacen!».<br />

<strong>Manuel</strong> y José María, dos jóvenes testigos de Dios, honra<br />

de la Iglesia de Jaén, <strong>del</strong> Seminario y de la juventud... que<br />

ellos intercedan por nosotros, para que tengamos muchos y<br />

santos sacerdotes, salidos de una juventud sana y de una<br />

iglesia renovada.<br />

84 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 133- 28-IV-1996)


XIII<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Seis testigos de Dios en la Diócesis de Jaén<br />

Los seis siervos de Dios, cuyo Proceso se abrió<br />

solemnemente en nuestra Diócesis el 24 de Octubre de 1994,<br />

son suficientemente conocidos para los lectores de «Iglesia<br />

en Jaén». Coincidiendo con el primer aniversario de la<br />

apertura <strong>del</strong> Proceso, comenzamos a publicar en este medio<br />

de comunicación e información diocesano una serie de<br />

reflexiones y notas biográficas sobre cada uno: Obispo,<br />

<strong>Manuel</strong> Basulto y su Vicario General, Félix Pérez; Párrocos,<br />

Francisco Solís y Francisco López; el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> y el seglar José María Poyatos.<br />

Además de estas informaciones disponemos de algunos<br />

<strong>libro</strong>s ya publicados sobre nuestros mártires, y otros que se<br />

publicarán sin tardar mucho.<br />

Desearía hoy que la reflexión sobre «Nuestros Mártires»<br />

pasara de lo concreto <strong>del</strong> testimonio particular de cada uno,<br />

a dar a conocer los elementos necesarios para que realmente<br />

se dé el martirio y aplicarlo a nuestro caso.<br />

Traemos en nuestra ayuda al historiador y eclesiástico<br />

ilustre Don Vicente Cárcel Orti en su <strong>libro</strong> titulado «La<br />

- <strong>85</strong>


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

persecución religiosa en España durante la Segunda<br />

República (1931-1939)». Ediceps. Valencia 1990. El autor nos<br />

dice en la página 36:<br />

«Cuando la Iglesia concede el honor de los Altares a sus<br />

mártires no hace un proceso de los asesinos, ni les condena; sino<br />

que emite un juicio sobre las virtudes heroicas <strong>del</strong> mártir que murió<br />

perdonando, como Cristo en la Cruz y como ha hecho siempre la<br />

Iglesia con sus verdugos, porque predica la Ley <strong>del</strong> Amor y <strong>del</strong><br />

Perdón, y no la <strong>del</strong> Odio y la Venganza».<br />

Hoy, que gracias a Dios, las figuras de nuestros mártires<br />

van saliendo <strong>del</strong> anonimato, se habla abiertamente de ellos,<br />

se hacen actos públicos en su memoria y se les recuerda en<br />

todos los lugares de nuestra Diócesis, creo que es muy<br />

interesante no perder jamás de vista esta acertadísima<br />

reflexión.<br />

No es cierto lo que algunos han querido achacarnos, «el<br />

deseo de revivir viejas rencillas». No juzgamos las<br />

circunstancias que provocaron la muerte y mucho menos a<br />

los que la causaron, pero estamos obligados por amor a la<br />

verdad, para reconocer la gracia <strong>del</strong> martirio y el valor de<br />

nuestros mártires, a no ocultar sus valores, ni callar sus<br />

méritos, sobre todo cuando, pasado un tiempo prudencial,<br />

el momento es más oportuno. Puedo decir, y lo he publicado<br />

en otros lugares, que jamás en nuestra casa y familia se habló<br />

con odio y ni siquiera con rencor hacia quienes fueron<br />

instrumentos de la muerte <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>,<br />

mi tío. Pienso que así habrá sucedido en la mayoría de las<br />

familias cristianas y en los verdaderos casos de martirio.<br />

86 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Para que la Iglesia llegue a la declaración de martirio es<br />

necesario que se realice un largo proceso por el que se<br />

demuestre la existencia de los elementos teológicos<br />

esenciales <strong>del</strong> martirio, cuales son:<br />

Que la víctima sea cristiana.<br />

Que muera «in odiium fidei», es decir, que el motivo<br />

de su muerte, por parte de quienes la provocan, sea el<br />

ir en contra de la fe, la persecución de lo religioso, «el<br />

odio a la fe».<br />

Que la víctima acepte las torturas y la muerte por amor<br />

a Dios y fi<strong>del</strong>idad a Cristo, virtudes que se manifiestan<br />

además en el perdón explícito a los asesinos y en la<br />

oración por ellos a imitación de Cristo en la cruz.<br />

Ahora bien, si los tres elementos se realizan plenamente<br />

y con claridad meridiana en Mons. Basulto y Compañeros,<br />

habremos de concluir que sus muertes son testimonios de fe<br />

y por ello pueden ser considerados acompañantes <strong>del</strong><br />

Cordero Inmaculado en el ejército glorioso de los mártires.<br />

Que eran cristianos, pastores de la iglesia, con una<br />

trayectoria de vida ejemplar, con un compromiso cristiano<br />

de apóstoles... buen obispo, buenos sacerdotes, seminarista<br />

mo<strong>del</strong>o, seglar de profundas convicciones, amantes de Cristo<br />

y de su Iglesia... es algo tan claro que bastan los testimonios<br />

de cuantos les conocieron.<br />

Que murieron a causa de la fe es algo que está en la mente<br />

y convicción de todos... y mucho más, conforme se van<br />

conociendo sus vidas, los días de persecución o<br />

encarcelamiento y los mismos testimonios de sus muertes.<br />

- 87


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

¿Qué razón habría para matar a un Obispo, bueno,<br />

sencillo y mayor en edad, con 67 años, si no era el ser obispo?,<br />

es decir: su propia condición de creyente. Igual podríamos<br />

decir <strong>del</strong> Vicario General y Canónigo, siempre junto a su<br />

Obispo.<br />

Y de los Párrocos de Orcera y Mancha Real, ¿qué<br />

podríamos decir?: murieron a causa de la fe, pues ellos ni<br />

pertenecían a facción política alguna, ni habían atentado<br />

contra ningún «orden establecido». Eran personas sencillas,<br />

conocidos y queridos de la mayoría de sus feligreses; habían<br />

predicado la doctrina de Cristo, estaban cerca de los pobres.<br />

¿Qué pudo hacerles acreedores de la muerte? Su condición<br />

de sacerdotes de Cristo.<br />

¿Y el joven <strong>Seminarista</strong>...? bien conocemos su vida,<br />

nacimiento, vocación. Sus cinco años de Seminario, sus<br />

escritos, sus trabajos y comportamientos en las vacaciones<br />

de verano. ¿Qué pudo suceder?: su condición de seminarista<br />

y su negativa a «blasfemar» es la «razón» que dieron los<br />

testigos, los compañeros de prisión y los mismos autores de<br />

su muerte.<br />

Igualmente digamos <strong>del</strong> joven militante de Acción<br />

Católica, el motivo fue ese: ser de Acción Católica y estar<br />

bajo la bandera de Cristo.<br />

Que todos aceptaron la muerte y los sufrimientos por<br />

amor a Dios y que murieron perdonando a sus perseguidores<br />

y asesinos es el sentir más común y popular. Nos cuentan<br />

que el Obispo pidió perdón para sí y para quienes le<br />

asesinaban; que Don Félix Pérez iba animando e impartiendo<br />

88 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

el Sacramento <strong>del</strong> perdón a los que morían; los sacerdotes<br />

Solís y López Navarrete exhortaban y rezaban por sus<br />

guardianes. El <strong>Seminarista</strong> murió pidiendo perdón y<br />

misericordia por quienes le disparaban. Y ya durante su<br />

prisión disculpaba y perdonaba a cuantos le hacían algún<br />

mal, aunque siempre se mantuvo firme en su negativa a<br />

blasfemar y actuar contra los objetos o imágenes sagradas.<br />

El mismo joven José María nos consta que indicó a su<br />

hermana que no debía tener rencor ni odio a quienes le<br />

asesinaran.<br />

El ejemplo de nuestros mártires es admirable. Creemos<br />

son verdaderos mártires y esperamos la decisión de la Iglesia<br />

en la autoridad <strong>del</strong> Romano Pontífice.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 134- 12-V-1996)<br />

- 89


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

90 -


XIV<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Monseñor Basulto<br />

«Obispo Mártir y Testigo Fiel»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Fueron trece los pastores que dieron la vida por el Señor<br />

en aquellos años de persecución religiosa que supuso la<br />

guerra civil española. Son los Obispos de Sigüenza-<br />

Guadalajara, Lérida, Cuenca, Barbastro, Segorbe-Castellón,<br />

Jaén, Ciudad Real, Almería, Guadix, Barcelona, y Teruel -<br />

Albarracín; el Obispo Auxiliar de Tarragona y el<br />

Administrador Apostólico de Orihuela - Alicante, aunque<br />

este último no tuviera la consagración episcopal.<br />

En los últimos tiempos han sido beatificados el Obispo<br />

de Almería Mons. Diego Ventaja, el Obispo de Guadix Mons.<br />

<strong>Manuel</strong> Medina Olmo y el Obispo de Teruel Mons. Fray<br />

Anselmo Polanco. Esperemos que pronto lo sea el que fuera<br />

Padre y Pastor de nuestra Diócesis de Jaén, durante los<br />

dieciséis años que van <strong>del</strong> 1920 a 1936, y con él los heroicos<br />

sacerdotes, el seminarista y el joven seglar.<br />

De Don <strong>Manuel</strong> Basulto Jiménez, deberíamos destacar,<br />

ante todo, la sencillez que ya demostró en su entrada a<br />

nuestra Diócesis, cuando se limitó a pedir a los sacerdotes y<br />

- 91


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

fieles le ayudasen con su obediencia y oración a llevar la<br />

carga pastoral «muy superior a nuestras propias fuerzas».<br />

La actitud <strong>del</strong> Obispo en el primer contacto con Jaén hizo<br />

exclamar a algunos Capitulares de la Catedral: «nos ha dado<br />

una lección magistral de sencillez y humildad».<br />

Consecuente con lo anterior, Don <strong>Manuel</strong> Basulto<br />

estuvo muy cerca de los sacerdotes, tanto en sus<br />

necesidades y problemas espirituales, como en la<br />

satisfacción de las mismas necesidades materiales, que en<br />

aquellos tiempos se presentaban frecuentemente y no eran<br />

pequeñas. Trataba de ser justo en la distribución de<br />

«cargos y beneficios» y estos los meditaba muy<br />

detenidamente, para que las responsabilidades <strong>del</strong> cargo<br />

estuvieran en consonancia con las cualidades <strong>del</strong><br />

aspirante. Reconocía el trabajo de sus sacerdotes, los<br />

valoraba y en todo momento trataba de animarles y así<br />

ayudarles, también, en su ministerio.<br />

Era escrupuloso en la celebración diaria de la Eucaristía,<br />

en la preparación personal para la misma y en la acción de<br />

gracias, todo como el ritual de obispos mandaba. Hacía<br />

oración mental en actitud profunda y reverente, con muestras<br />

de presencia e intimidad con Dios.<br />

Don <strong>Manuel</strong> fue obispo por encima de todo. El don que<br />

había recibido con la plenitud <strong>del</strong> Sacerdocio no lo consideró<br />

como propia ganancia, sino para el bien espiritual de sus<br />

diocesanos. Presentemos un hecho que demuestra, más allá<br />

<strong>del</strong> mismo, la visión que tenía de su ministerio: muerta su<br />

madre el mismo Domingo de Resurrección de 1932, a las 8<br />

92 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

de la mañana, cuando tenía anunciada Misa Pontifical en la<br />

Catedral, optó por celebrar dicha Pontifical e impartir la<br />

bendición papal, dejando a su madre de cuerpo presente,<br />

pues nada debería interponerse en su misión de Pastor y él<br />

no debería privar a sus fieles <strong>del</strong> don episcopal recibido para<br />

su servicio.<br />

El Obispo Basulto se caracterizó por un amplio trato con<br />

los seglares y la promoción <strong>del</strong> Apostolado, mediante la<br />

Acción Católica y la Catequesis. Fue hombre bien preparado<br />

intelectualmente y dotado de cualidades de organizador: y<br />

ambos aspectos no podían quedar ocultos por su trato<br />

sencillo.<br />

Las invitaciones <strong>del</strong> Papa Pío XI a la participación de<br />

los seglares en el quehacer pastoral de la Iglesia, se unían<br />

a las llamadas de León XIII en pro de la Acción Social y a<br />

las de San Pío X para implantar la Catequesis de los niños<br />

en las parroquias, concursos catequísticos, fomento <strong>del</strong><br />

estudio de esta materia y <strong>del</strong> avance en las mimas técnicas.<br />

Las circunstancias adversas que se avecinaban sobre la<br />

Iglesia Española, y que en su momento llegaron, hizo que<br />

se movilizaran muchas fuerzas seglares para llevar la<br />

Palabra de Dios y la enseñanza de la iglesia, allí donde<br />

los sacerdotes no podían, y para multiplicar la acción en<br />

bien <strong>del</strong> Reino. Don <strong>Manuel</strong> Basulto supo promover,<br />

alentar y orientar todos estos movimientos en su Diócesis,<br />

así demostró su capacidad organizativa y su celo pastoral.<br />

Don <strong>Manuel</strong> se hacía presente en toda la Diócesis para<br />

estimular los trabajos parroquiales y los que se<br />

organizaban a nivel arciprestal o zonal.<br />

- 93


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

En lo referente a Catequesis organizó en junio de 1932<br />

una Semana Catequística Diocesana, a la que asistieron<br />

sacerdotes de toda la Diócesis, religiosos y religiosas,<br />

seminaristas, seglares empeñados en la acción catequética y<br />

deseosos de mayor preparación y conocimientos. El peso de<br />

la Semana lo llevó el sacerdote Don Daniel Llorente, ya<br />

conocido como un maestro de Catequesis y que había sido<br />

alma <strong>del</strong> I Congreso Nacional <strong>del</strong> Catequesis en Valladolid,<br />

<strong>del</strong> 26 al 29 de Junio de 1913. El mismo Don <strong>Manuel</strong> participó<br />

activamente en el II Congreso Nacional de Catequesis<br />

celebrado en Granada, durante los días 13 al 16 de junio de<br />

1926.<br />

En cuanto a la Acción Católica, también organizó una<br />

Semana Diocesana en mayo de 1934, semana que en su<br />

programación, conferenciantes, distribución de tiempo,<br />

participación de grupos por materias y arciprestazgos etc.<br />

fue mo<strong>del</strong>o de las de su clase. Baste citar los nombres de<br />

Juan Hervás, Vicente Enrique Tarancón, Ángel Herrera Oria<br />

y <strong>Manuel</strong> Aparici que dirigieron las respectivas sesiones.<br />

El aliento de Don <strong>Manuel</strong> llegó a todos los movimientos<br />

de promoción y asistencia social, con el estilo propio de<br />

aquella época y con los límites que imponían la falta de<br />

medios económicos. Prueba de lo dicho es la valoración que<br />

tuvo de Don Francisco Solís, fundador de una sección de<br />

sindicato de obreros en Mancha Real, al que hizo Consiliario<br />

Diocesano de Acción Católica, permaneciendo como Párroco<br />

y Arcipreste de Mancha Real.<br />

94 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 135- 26-V-1996)


XV<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Don Félix Pérez Portela<br />

«Un castellano al servicio de la Iglesia de Jaén»<br />

Ya ofrecimos en este mismo medio de «Iglesia en Jaén»<br />

(3-XII-1995) algunos datos biográficos de Don Félix Pérez<br />

Portela, y a través de ellos destacábamos la ejemplaridad de<br />

su vida en un fiel servicio al Obispo Basulto y, su no menos<br />

heroica muerte, junto al mismo Obispo. Ambos aspectos le<br />

han hecho acreedor a un lugar en la lista de los seis hermanos<br />

para quienes la Iglesia de Jaén pide la declaración oficial de<br />

Mártires. Conviene que conozcamos y valoremos a aquellos<br />

que pronto entrarán en el martirologio propio de Jaén, para<br />

que, una vez más, resuene potentemente la llamada a la<br />

santidad, para que así podamos imitar sus virtudes y para<br />

que nos estimulemos a pedir su intercesión ante el Padre<br />

Dios.<br />

Volvemos de nuevo sobre la figura de Don Félix<br />

destacando algunos aspectos de su servicio a nuestra iglesia<br />

de Jaén en los diversos cargos que en ella desempeñó y, sobre<br />

todo, para hacer justicia a un hombre, castellano por<br />

nacimiento y formación, que se integró perfectamente en<br />

- 95


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

nuestro presbiterio, ayudando en todo momento al buen<br />

gobierno de la Diócesis.<br />

Vino a Jaén el 29 de Junio de 1920, acompañando a<br />

Monseñor Basulto. Contaba con 25 años y algunos meses,<br />

llevaba de sacerdote poco más de dos años, tenía la corta<br />

experiencia de Capellán de Religiosas y Párroco <strong>del</strong> pueblo<br />

de Cobeña en la Diócesis de Madrid, pero se distinguía por<br />

su prudencia, sencillez y humildad, espíritu de obediencia,<br />

y una buena preparación teológica, adquirida en Roma<br />

durante los cinco años de estancia en el Colegio Español.<br />

El joven secretario particular de Su Excelencia era un<br />

sacerdote en quien se podían cifrar grandes esperanzas. La<br />

venida a Jaén con el Obispo le iniciaba en una prometedora<br />

carrera eclesiástica. A los dos años de estar en nuestra<br />

Diócesis, oposita a una canonjía y la consigue airosamente.<br />

Jovencísimo canónigo tomará posesión en el maravilloso<br />

coro catedralicio y en la artística sala capitular, asumiendo<br />

las responsabilidades que imponían los estatutos y las<br />

funciones propias de canónigo. Docto prebendado, de sana<br />

ciencia y paciente escucha, cuya participación en los actos<br />

litúrgicos de la Misa y las Horas, ayudaba a acercarse a Dios<br />

por su unción y pulcritud en las ceremonias.<br />

Profesor <strong>del</strong> Seminario, ejerció la labor docente con todo<br />

empeño. Estudiaba y preparaba conscientemente las clases,<br />

que las impartía con puntualidad ejemplar. Sobre todo estaba<br />

muy cercano a los seminaristas, a quienes quería y servía,<br />

sabiendo lo que se jugaba en una vocación. Su propia<br />

hermana manifestaba que recibía con frecuencia visitas de<br />

96 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

seminaristas en su propio domicilio, que ayudaba<br />

económicamente a los mismos y sentaba a su mesa a más de<br />

uno de los residentes en Jaén, especialmente en vacaciones<br />

de verano.<br />

Don Félix va adentrándose paso a paso en la vida de la<br />

Diócesis, conoce al clero y se va haciendo al modo de ser<br />

andaluz en la versión propia de jiennense: parece preparado<br />

para asumir la más alta responsabilidad, después <strong>del</strong> obispo,<br />

en la vida diocesana. La prudencia de Mons. Basulto le ha<br />

considerado bien dispuesto a los trece años de su estancia<br />

en la Diócesis, y así en 1933 es nombrado Vicario General y<br />

en 1934 recibe de Roma el nombramiento de Deán de la Santa<br />

Iglesia Catedral de Jaén. Don Félix ha llegado a la cumbre<br />

para servir más y mejor. Preside el Cabildo Catedralicio,<br />

único órgano colegiado <strong>del</strong> que disponía entonces el Sr.<br />

Obispo para consultar y decidir en el gobierno de la Diócesis.<br />

Para todos es claro la importancia de un Deán y en una<br />

ciudad como la de Jaén, pequeña y dominada, al menos<br />

materialmente, por la Catedral: su presencia en los círculos<br />

culturales, religiosos y sociales, y en especial en las<br />

instituciones eclesiásticas como seminario, administración<br />

diocesana y atención <strong>del</strong> clero, presidencia de juntas para<br />

movimientos apostólicos, para semanas, congresos etc.<br />

Vicario General con jurisdicción ordinaria sobre toda la<br />

Diócesis, junto al Obispo, en estrecha colaboración con él, y<br />

en especial en su ausencia, es responsable de la organización<br />

diocesana, de la marcha pastoral, <strong>del</strong> nombramientos de<br />

sacerdotes, de la marcha de la Curia Diocesana y de los<br />

servicios, que desde ella se prestan. Don Félix recibe estos<br />

- 97


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

cargos con su talante de sencillez, equilibrio de carácter,<br />

dominio de sí y, por tanto, con firmeza ejemplar cuando no<br />

se trataba de sus intereses, sino de los de Dios y de la Iglesia.<br />

Un castellano al servicio de la Iglesia de Jaén, fiel hasta<br />

la muerte, habiendo entregado lo mejor de sí mismo: su<br />

juventud, sus conocimientos, sus aspiraciones... su propia<br />

familia... su padre. Un sacrificio, que Don Félix llevó en el<br />

corazón en aquellos días de prisión y, que sumó al sacrificio<br />

definitivo de su vida. Don Miguel, su padre anciano y<br />

enfermo, quedaba solo con la hermana que les atendía, fuera<br />

de su tierra y de su familia, en un ambiente de guerra y<br />

estando tan fatalmente señalados como «los amigos <strong>del</strong><br />

Obispo y familiares de su Vicario», el peor pasaporte de esos<br />

momentos. La misma hermana lo escribe como testimonio.<br />

Don Félix sufrió mucho por esta circunstancia; el anciano<br />

padre había puesto todas sus esperanzas en el hijo y ahora<br />

era para él un peligro amenazante: pero sobre todo, el propio<br />

dolor <strong>del</strong> padre por el hijo, que se le transmitía<br />

instintivamente y cuya intensidad presentía, aumentando<br />

el suyo propio.<br />

También la Iglesia de Jaén está orgullosa por Don Félix,<br />

al que acogió en su momento y para quien ahora pide sea<br />

proclamado oficialmente Mártir de la Iglesia. Él intercederá<br />

por nosotros, continuadores de la misma iglesia que amó,<br />

sirvió y por la que murió.<br />

98 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 136- 9-VI-1996)


XVI<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>,<br />

«El <strong>Seminarista</strong> mártir» (II)<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Efectivamente, apenas se había estrenado la primavera<br />

<strong>del</strong> año 1916, el 22 de Marzo, nació <strong>Manuel</strong> en la aldea de<br />

Monte Lope Álvarez <strong>del</strong> municipio de Martos. Cumpliría,<br />

pues, en este año de 1996 y en este mes de Marzo los ochenta<br />

años de edad, así como en el de Agosto los sesenta de su<br />

martirio acaecido el 8 de agosto de 1936.<br />

En esta coincidencia de aniversarios, os ofreceré dos<br />

testimonios, especialmente importantes por su extensión y<br />

claridad. Será un homenaje, también, a los testigos; son Don<br />

Lorenzo Estero, que me escribía el 2 de Diciembre de 1987 y<br />

Don Eduardo Montilla Morente, que lo hacía el 3l de Mayo<br />

de 1988. En ambos escritos se dibujan el estilo y modo de ser<br />

<strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> Mártir, <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>.<br />

1. Carta de Don Lorenzo Estero.<br />

Fue Don Lorenzo durante muchos años Párroco de Beas<br />

de Segura. <strong>Seminarista</strong> mayor que <strong>Manuel</strong>, pero muy<br />

amigos. Ordenado Sacerdote en 1935, invitó a <strong>Manuel</strong> para<br />

- 99


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

que asistiera a su Primera Misa, a la que no pudo asistir por<br />

la distancia y dificultad de viajes. Disponemos de la carta<br />

con la que <strong>Manuel</strong> contestó a Don Lorenzo, felicitándole por<br />

la Ordenación, excusándose de la no asistencia y deseando<br />

le nombraran para Párroco de Higuera de Calatrava con lo<br />

cual podrían tratar por la cercanía. Pasados muchos años,<br />

Don Lorenzo me escribió así sobre <strong>Manuel</strong>:<br />

«Aunque entre nosotros había diferencia de varios cursos, sin<br />

embargo los recreos había ocasión para vernos y tener cambio de<br />

impresiones; teníamos muchas coincidencias al enjuiciar hechos y<br />

actitudes, en aquellos cursos de difícil valor, cuando el porvenir<br />

para los futuros sacerdotes no era halagüeño en ningún aspecto.<br />

Esto no quebrantaba nuestra fortaleza de espíritu, todo lo contrario,<br />

nos alentaba pera forjar planes de acción y propaganda, no de<br />

carácter teórico sino de eficacia real, de aplicación ejecutiva, en<br />

medio de disimulos y negaciones de las más abyectas; pero a costa<br />

de todo, aún de la vida, nos embarcábamos cada día en ilusiones de<br />

martirio como prendas de inmolación para lograr una resurrección<br />

espiritual plena.<br />

Tu tío encarnaba este prototipo de entrega, poniendo a<br />

disposición <strong>del</strong> Altísimo toda su capacidad intelectual y moral.<br />

Sentiría gran gozo de obtener una muerte así, como garantía de<br />

beatitud eterna, pero le dolería dejar un vacío tan precisado de<br />

mano fuerte.<br />

Seguramente salpicaría voluntariamente gotas de su sangre<br />

para que encajaran al cabo de los años y la distancia en criaturas<br />

allegadas a él por vínculos de parentesco o amistad. ¿No habrás<br />

sido tú, una criatura de sus anhelos y oración? Su oración e<br />

intercesión es eficaz <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> Señor.<br />

100 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Era mo<strong>del</strong>o de aplicación y seriedad, aunque no tuviera una<br />

atracción de simpatía arrolladora, era respetable y digno de aprecio,<br />

pues sus cualidades de verdad y de hombre de Dios capaz de<br />

desarrollar un apostolado sacerdotal en plenitud de frutos. A pesar<br />

de los años transcurridos cada día rezo por él; me encomiendo a él;<br />

ruego por su glorificación ante los hombres, ya que ante Dios lo<br />

consiguió con su vida ejemplar, y perdiendo la suya por defender<br />

la Honra y el Nombre de Dios con ardor inaudito.<br />

Trabajó con denuedo para su logro, es muy digno de admiración<br />

para todo el mundo creyente, no solo cristiano, por su juventud, y<br />

valía intelectual. Hubiera conseguido un hueco brillante en la<br />

vida civil «¡y era tan fácil congraciarse con el mal y la apostasía,<br />

convertirse en ídolo de multitudes!»<br />

2. Carta de Don Eduardo Montilla.<br />

El Sr. Mantilla fue seminarista hasta 1936; decidió dejar<br />

el Seminario independientemente de la guerra; era mayor<br />

que <strong>Manuel</strong>, pero debió impresionarle, profundamente, si<br />

tenemos en cuenta los detalles en la descripción que hace de<br />

nuestro seminarista mártir. En un encuentro casual en<br />

Porcuna, de donde es natural Don Eduardo, le pregunté<br />

sobre mi tío, el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>; él pensó un<br />

momento en silencio, y después de preguntarme «¿pero me<br />

habla de <strong>Aranda</strong>?...» Entonces comenzó a hablar con la<br />

fluidez, frescor y limpieza de un surtidor de agua. Estábamos<br />

en el Paseo de Jesús, no podía tomar nota de lo que me decía<br />

y entonces le pedí me lo escribiera. Me envió la siguiente<br />

carta:<br />

- 101


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

«Tuve la gran suerte y dicha de conocer y tratar a su tío, si no<br />

íntimamente, pero lo suficiente para atreverme a decir algunas notas<br />

sobre la personalidad rica y profunda de su tío, y que por lo mismo<br />

resaltaba sobre el común de sus compañeros.<br />

Fue un seminarista afable que atraía por su gran bondad,<br />

humildad y sencillez, que dejaba impronta en el ánimo de cuantos<br />

le tratábamos.<br />

Su afán era permanecer en el silencio que paradójicamente<br />

resultaba clamoroso y notorio, pues todos lo admiraban y tenían<br />

en cuenta al dar su opinión, aún en temas triviales, que aceptábamos<br />

sumisos; destacaba su sencillez y un no sé qué, admitíamos<br />

graciosamente el contenido de sus palabras, escasas pero precisas<br />

y acertadas.<br />

Una nota destacada de su carácter fue su sonrisa agradecida,<br />

y, en ocasiones aprobativa, cuando charlábamos con él: Su saludo<br />

habitual era la sonrisa; el encuentro con sus compañeros, su sonrisa,<br />

su comprensión, sonrisa que repartía por doquier, muestra<br />

inequívoca, a mi atender, de su santidad; en él no había engaño.<br />

Su fino amor par lo que le rodeaba, y es que Dios estaba en él, y<br />

puedo afirmar que Dios se manifestaba y daba a todos por medio<br />

de su sonrisa. Siempre estaba alegre y, es natural, tenía que<br />

contagiar a los demás.<br />

Fino observador, aprendía de otros lo que estimaba digno, y en<br />

este constante aprendizaje se auto-educaba y así fue discreto,<br />

comprensivo, muy acertado en sus observaciones, por lo que atraía,<br />

y, como he dicho más arriba, sin gran componente, su sencillez.<br />

Entiendo que su disfrute era permanecer desapercibido, y de<br />

esta guisa, no me sorprendía la estima de sus superiores hacia él,<br />

102 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

los que gustaban de oírle y bromear algún tanto con sus ocurrencias,<br />

que aceptaban con humor sano y siempre en estima. En los ratos<br />

de recreo buscaba la compañía de aquellos, no jugaba al fútbol ni al<br />

frontón, deportes entonces en boga en el Seminario, pero cómo<br />

disfrutaba viéndolos jugar, felicidad y contento que exteriorizaba<br />

con su SONRISA, siempre abierta, y nunca manifestada de forma<br />

ruidosa: no lo vi nunca carcajear. No podía ser de otro modo. La<br />

alegría de Dios es así, debe ser así, pero cuantos quilates tenía su<br />

sonrisa. Su físico adecuado con sus virtudes, le acercaba a sus<br />

compañeros: era de mediana estatura, complexión fuerte, tez<br />

morena, y, en ocasiones mostraba cierto tic nervioso, manifiesto<br />

en su parpadear, esporádico, a veces, no habitual. Su andar era<br />

rítmico, acompasado pero lento y decidido, que no impetuoso. Tal<br />

es a grandes rasgos el bosquejo biográfico de su tío, (hecho con<br />

sincero afecto) y durante nuestra permanencia en el Seminario y<br />

siempre recordado con admiración. (1)<br />

Suyo afectísimo en Cristo. (Rúbrica)<br />

(1) En la capilla <strong>del</strong> Seminario se situaba dos o tres bancos anteriores a los que yo<br />

estaba, y gustaba de observarlo: me edificaba, pues dada su compostura yo estimaba<br />

que oraba, y con cuanta entrega, pues no parecía darse cuenta de lo que le rodeaba.<br />

Cuando salíamos y pasábamos por el Altar Mayor, el <strong>del</strong> Santísimo, con cuanta fe y<br />

devoción hacía la genuflexión».<br />

(Iglesia en Jaén -nº 137- 23-VI-1996)<br />

- 103


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

104 -


XVII<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Don Francisco López Navarrete<br />

«El arcipreste de Orcera»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Nacido y sacrificado en Villanueva <strong>del</strong> Arzobispo, pasará<br />

a la historia de nuestra iglesia de Jaén como párroco y<br />

arcipreste de Orcera, puesto que, desempeñando ambos<br />

cargos, le cogió la guerra civil y como tal dio testimonio de<br />

su fe y adhesión inquebrantable a Cristo y a su iglesia.<br />

El Arciprestazgo de Orcera abarca la comarca natural<br />

de la Sierra de Segura, situada al noroeste de la Provincia de<br />

Jaén, excluido el término de Beas de Segura con las<br />

parroquias en él ubicadas, las cuales no han pertenecido a<br />

dicho arciprestazgo. Lo constituyen las siguientes<br />

parroquias: Puente de Génave, La Puerta de Segura, Génave,<br />

Torres de Albanchez, Villarrodrigo, Siles, Benatae, Orcera,<br />

Segura de la Sierra, Hornos de Segura, Pontones, Santiago<br />

de la Espada, una por municipio. A estas deben añadirse:<br />

Casicas de Río Segura, Casas de Carrasco, Miller, La Matea.<br />

Río Madera y Cortijos Nuevos; algunas ya desaparecidas<br />

como Bujaraiza y Canalejas. Es una zona con características<br />

propias y concretas, distinta <strong>del</strong> resto de la diócesis, con su<br />

- 105


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

historia como Vicaría perteneciente al Obispado de<br />

Cartagena. La Sierra de Segura es una zona entrañable,<br />

dentro de la iglesia de Jaén, en la que hemos trabajado con<br />

ilusión tantos sacerdotes, de la que han brotado frutos<br />

ubérrimos y en la que hay comunidades ricas en vida<br />

cristiana.<br />

Acertado estuvo Don <strong>Manuel</strong> Basulto para encargar la<br />

Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Orcera a Don<br />

Francisco López Navarrete, y no menos cuando le dio el<br />

nombramiento de Arcipreste <strong>del</strong> «termino» y así le encargó<br />

tuviera un cierto cuidado vigilante sobre las comunidades o<br />

parroquias y sobre sus hermanos sacerdotes. Y Don Francisco<br />

desempeñó bien sus cargos: con exquisitez el apoyo y la<br />

atención a sus compañeros, con celo apostólico el de<br />

arcipreste, con verdadera entrega, aún no olvidada, el de<br />

párroco.<br />

Párroco de Ntra. Sra. de la Asunción de Orcera.<br />

Cuando, después de unos años de retiro en su pueblo<br />

natal de Villanueva <strong>del</strong> Arzobispo, recibiera Don<br />

Francisco el encargo de regir la parroquia de Orcera,<br />

sentiría vibrar su corazón de alegría y de cierto temor.<br />

Alegría por volver a su vocación de pastor, párroco,<br />

padre y maestro de una comunidad, con la misión de<br />

santificar, enseñar y dirigir; alegría porque Orcera se<br />

consideraba como un pueblo religioso, a pesar de los<br />

tiempos que corrían. Orcera era cabeza de aquella zona<br />

en lo administrativo. Alegría por el amplio campo de<br />

apostolado que se le entregaba y alegría porque en<br />

aquella disposición <strong>del</strong> Sr. Obispo encontraría<br />

106 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

expresada la voluntad de Dios. Pero, junto a ello, una<br />

cierta sombra de temor llegaría a su espíritu: su salud<br />

no era fuerte; la zona fría, aldeas y población<br />

diseminada, y el esfuerzo por desempeñar y salir de<br />

su propia casa, <strong>del</strong> ambiente familiar y de un pueblo,<br />

el de Villanueva, con más posibilidades que Orcera.<br />

Temor, sobre todo, ante la misión que se le encomienda.<br />

Confiado en el Señor, bajo la mirada de la Madre, se<br />

entregó en cuerpo y alma a Orcera y a sus gentes. Les<br />

fue llevando el mensaje de Jesús a base de amor, visitas<br />

a los enfermos y menesterosos, hasta el reparto de sus<br />

propios bienes. Don Francisco tenía casa y corazón<br />

abiertos para quienes le necesitaran. Su enseñanza era<br />

sencilla, acomodada a la mente y cultura de quien le<br />

escuchaba. La catequesis a niños, visitas a cortijos y<br />

aldeas, cumplimiento pascual, novena a la Asunción,<br />

quinario al Cristo de la Vera Cruz, Semana Santa,<br />

Misterios de Navidad... Don Francisco se hacía<br />

presente en cada casa y en cada familia, con su aliento,<br />

su consejo acertado y la ayuda cuando era necesario.<br />

Cada calle, plaza o rellano conocían el aire diligente<br />

<strong>del</strong> párroco, que pasaba a cumplir su ministerio. Y la<br />

gente de Orcera, buena gente, lo reconocían y lo<br />

valoraban. Querían a su Párroco.<br />

Arcipreste de Orcera... en la Sierra de Segura. Don<br />

Francisco asume con la Parroquia de Orcera, el encargo<br />

de su Arciprestazgo. Generalmente los arciprestazgos<br />

iban unidos a las parroquias de mayor prestigio en las<br />

diferentes zonas: por ello se elegía a sus párrocos,<br />

- 107


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

108 -<br />

teniendo esto en cuenta. Don Francisco comprende que<br />

ha de ser un hermano mayor con los demás sacerdotes,<br />

que su casa ha de estar abierta para todos, que sus<br />

consejos, comprensión y apoyo no les puede faltar.<br />

Conocía la zona, pues había sido párroco de Cañada<br />

Catena y había vivido años en Beas... había relación<br />

con la Sierra. Conocía a los sacerdotes <strong>del</strong><br />

Arciprestazgo, los más alejados de la capital de la<br />

Diócesis. Conocía las dificultad para comunicarse entre<br />

los pueblos y entre los sacerdotes y que algunos<br />

padecían serias limitaciones económicas. Acogía a<br />

unos, visitaba a otros... pensó en fundar una «Casa<br />

Sacerdotal» en Orcera, donde los sacerdotes pudieran<br />

ir a descansar, estudiar, orar, proyectar y convivir.<br />

Sustituía a los compañeros, ayudándoles así a cumplir<br />

sus deberes familiares, de salud o espirituales.<br />

Arcipreste en la Sierra de Segura. Y se preguntó: ¿No<br />

sería oportuna una acción conjunta en todo el<br />

arciprestazgo?. ¿No sería bueno que resonara por todos<br />

los montes y valles la Palabra <strong>del</strong> Señor, y que los pies<br />

de los misioneros recorrieran todos los caminos y<br />

veredas para llegar a los lugares mas intrincados y<br />

recónditos de la Sierra? Y Don Francisco, consciente<br />

de su responsabilidad de Arcipreste, piensa, estudia y<br />

programa una misión popular y conjunta para todos<br />

los pueblos, parroquias y aldeas. En nuestros tiempos<br />

se han llevado a cabo en la Sierra otras experiencias<br />

conjuntas, en el suyo, ya pensó Don Francisco en la<br />

posibilidad y conveniencia de las mismas...y acarició


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

entusiasmado la idea. Que no se llevó a cabo, es cierto.<br />

Dificultades concretas de personas, lugares y tiempos<br />

se confabularon para impedir la realización <strong>del</strong><br />

proyecto; pero el celo pastoral y la ilusión en el trabajo,<br />

el sentido de corresponsabilidad y de ayuda a los<br />

compañeros, la visión de pastoral de conjunto... eso si<br />

que lo tenía Don Francisco.<br />

Los sacerdotes de Jaén tenemos en Don Francisco López<br />

Navarrete un gran ejemplo de vida sacerdotal, entregado a<br />

su parroquia, a los más pobres, a los compañeros sacerdotes,<br />

a su Señor Jesucristo por quien dio la vida. Pidamos su<br />

intercesión ante el Padre de las Misericordias.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 138- 7-VII-1996)<br />

- 109


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

110 -


XVIII<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Don Francisco Solís Pedrajas<br />

«Un párroco de talla»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Hasta hace poco tiempo, «el Párroco» fue una figura muy<br />

importante en la vida de los pueblos, aún hoy lo es, pero sin<br />

las connotaciones de antaño. El párroco era director de las<br />

conciencias, consultor familiar, orientador en serias<br />

decisiones personales, de las familias y de la comunidad<br />

entera: quizá era el único y, ciertamente, el más influyente.<br />

El Párroco permanecía en los pueblos por largo tiempo, y<br />

eso hacía que conociera varias generaciones, hasta el extremo<br />

de «casar abuelos, hijos y nietos» y, a través de los bautizos,<br />

entierros y la vida diaria... su presencia continua le hacía ser<br />

parte <strong>del</strong> pueblo. Sus estudios le hacían ser una de las pocas<br />

personas cultas <strong>del</strong> lugar, su misión de predicador, educador<br />

en la fe, confesor y responsable de la vida religiosa y eclesial,<br />

le llevaban a influir hondamente en el desarrollo de la vida<br />

de las instituciones, fiestas, celebraciones etc.<br />

Don Francisco Solís fue un párroco de talla; lo fue en<br />

Baños de la Encina por siete años, y por breve tiempo, de<br />

modo provisional, en Santisteban <strong>del</strong> Puerto; pero, sobre<br />

- 111


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

todo, fue párroco en Mancha Real. Llegó a esta ciudad, donde<br />

se inicia Sierra Mágina, en Febrero de 1914 y en ella murió<br />

en Marzo de 1937, veintitrés años y un mes... aunque el<br />

último año «como párroco prisionero por Cristo y por su<br />

pueblo». Veintitrés años de párroco de la única Iglesia<br />

Parroquial de San Juan Bautista de Mancha Real y Arcipreste<br />

<strong>del</strong> Arciprestazgo <strong>del</strong> mismo nombre, que comprendía el<br />

Partido Judicial de Mancha Real.<br />

Y efectivamente, todos dicen que era un párroco de talla.<br />

Enumeraremos algunos hechos que demostrarán la<br />

categoría de Don Francisco y que revalidó con «Summa cum<br />

Laude» entregando su vida por el Señor.<br />

Cuidó de la fábrica <strong>del</strong> Templo Parroquial y de los<br />

alrededores <strong>del</strong> mismo con exquisito estilo y elegancia. El<br />

Templo de Mancha Real, bajo la advocación de San Juan<br />

Bautista, es una joya, perfectamente ubicado en el centro <strong>del</strong><br />

pueblo y de cara a una amplia plaza. Era y sigue siendo el<br />

orgullo de sacerdotes y fieles. Intervinieron en ella los<br />

arquitectos Andrés de Van<strong>del</strong>vira, Alonso Barba, Hernando<br />

Berbel y Juan de <strong>Aranda</strong>; es de estilo renacentista, se terminó<br />

en 1628; la torre es de Eufrasio López de Rojas, rematada en<br />

1775 por Ventura Rodríguez.<br />

Catequista incansable, siempre presente en las sesiones<br />

de catequesis. Hablaba con los niños, organizaba, orientaba,<br />

«estaba al tanto de todo...»<br />

Hombre ordenado, exigente consigo mismo, elegante en<br />

su escritura y expresión, <strong>del</strong>icado en el trato con la gente,<br />

desprendido.<br />

112 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Con las autoridades, fueran o no de su agrado, era atento,<br />

respetando en todo momento su misión y la misma condición<br />

de responsables <strong>del</strong> pueblo.<br />

Cercano a las necesidades <strong>del</strong> pueblo, sobre todo de los<br />

más pobres. Revitalizó un Sindicato Obrero anteriormente<br />

constituido, y tal fue la fuerza inyectada en él, que la mayor<br />

parte de los obreros <strong>del</strong> pueblo estaban inscritos en el mismo.<br />

Esto agradó muy poco a otros sindicatos... que le declararon<br />

«la guerra».<br />

Coherente hasta las últimas consecuencias, no se<br />

contentó con expresar ideas, doctrina y principios de la<br />

Doctrina Social de la Iglesia, sino que trató de llevarlos a<br />

cabo, mediante la parcelación de grandes fincas y el<br />

reparto en plan de «Colonización» entre los trabajadores.<br />

Ahora la «guerra» le vino declarada por parte de algunos<br />

terratenientes.<br />

Junto a la catequesis, Don Francisco cuidó sobremanera<br />

la Acción Católica, siguiendo las orientaciones de la<br />

Jerarquía. Se fundaron y organizaron las cuatro ramas:<br />

hombres, mujeres y jóvenes de ambos sexos. Los círculos<br />

eran preparados concienzudamente por Don Francisco y los<br />

desarrollaba de modo práctico e inteligente. Debió destacar<br />

en este aspecto, de tal modo que Don <strong>Manuel</strong> Basulto le<br />

nombró Consiliario Diocesano de Acción Católica,<br />

residiendo en Mancha Real y compatibilizando el cargo con<br />

el de Párroco y Arcipreste.<br />

Don Francisco era estudioso e inteligente: en los primeros<br />

años de sacerdote, siendo coadjutor de Valdepeñas de Jaén,<br />

- 113


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

hace los estudios teológicos que le darán acceso a la<br />

Licenciatura en Teología; después continuará cultivando sus<br />

conocimientos, y así, estará preparado para asumir cargos y<br />

responsabilidades.<br />

Su predicación era cercana, bien preparada, expresada<br />

con calor y unción, como quien vivía íntimamente lo que<br />

decía a los demás, de modo que para él no era aquella crítica<br />

de Jesús: «haced lo que dicen pero no lo que hacen».<br />

Supo responder a las exigencias de los tiempos: en<br />

momentos difíciles de hambre y sequía organizó comedores,<br />

solucionando los problemas básicos. En todo momento hacía<br />

que surgieran colaboradores, bien en el trabajo, bien con la<br />

aportación económica, o con ambas cosas a la vez. Cuando<br />

se prohibió la enseñanza religiosa en la escuelas y el laicismo<br />

anti-religioso se adueñó de los centros escolares, Don<br />

Francisco promueve una institución educativa, y ciertamente<br />

con muy buenos fundamentos: comienza por hacer<br />

conscientes a los padres de la responsabilidad intransferible<br />

en cuanto a la educación de sus hijos, y así organiza una<br />

especie de «cooperativa educativa» mediante participación<br />

por «acciones». De la cooperativa salen becas para los más<br />

necesitados, los mismos padres administran y dirigen la<br />

institución, el profesorado es competente y los resultados<br />

son evidentes.<br />

Hombre de oración. Estaba revestido de la luz que da el<br />

contacto con Dios. Constante en la contemplación de los<br />

misterios y vida de Jesucristo, y en la meditación <strong>del</strong> ejemplo<br />

de María y de los Santos.<br />

114 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Un Párroco de talla por todo lo dicho, y también porque<br />

era reconocido y estimado sobremanera por sus compañeros.<br />

Poco antes de entregar su vida al Señor, como holocausto de<br />

agradable olor, fue propuesto por los compañeros de prisión<br />

para que se encargara <strong>del</strong> gobierno de la Diócesis, en tanto<br />

que la Santa Sede, ante el martirio <strong>del</strong> Obispo Basulto,<br />

resolvía de otro modo. Es bien sabido que renunció a tal<br />

encargo y suplicó pusieran los ojos en otros compañeros más<br />

cualificados que él y que hubieran sufrido más por el Señor,<br />

«pues que él no había padecido más que la pequeña<br />

incomodidad de estar preso».<br />

Don Francisco quedó en la memoria de quienes le<br />

trataron como un gran párroco, y, para nosotros, sacerdotes<br />

de hoy, puede ser un mo<strong>del</strong>o. Para la Iglesia de Jaén estará<br />

siendo un intercesor, haciendo que las gracias <strong>del</strong> cielo<br />

desciendan en favor de los fieles, religiosos y sacerdotes.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 139- 21-VII-1996)<br />

- 115


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

116 -


XIX<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

A <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo<br />

«Testigo de Dios»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

¡Señor, que bueno fuiste con llamarle!:<br />

seguimiento, primero, <strong>del</strong> Camino,<br />

despojarse más y más de sí mismo,<br />

y seguirte, seguirte hasta la entrega.<br />

Entrega total y plena, ¡hasta la muerte!<br />

cual apóstol valeroso,<br />

que al amante silbido <strong>del</strong> Maestro<br />

abrió su corazón joven y fuerte<br />

para decirte ¡si!<br />

En solitario,<br />

cual atleta que recorre su camino,<br />

confiado en Ti, pues solo bastas,<br />

sin mirar para atrás,<br />

en misteriosa comunión contigo mismo,<br />

te dio su vida.<br />

- 117


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

118 -<br />

Cuantas veces al silencio de la noche<br />

le dirías:<br />

te basta mi Gracia,<br />

te bastan mis manos;<br />

y él, nobleza sin igual,<br />

enamorado de Ti,<br />

se fió y dijo ¡si!<br />

Seguimiento y entrega,<br />

¡SI! de lo que soy para quien amo,<br />

es lo que hizo en ti joven <strong>Manuel</strong>,<br />

fundirte en El:<br />

pastor con pastor, sarmiento y Vid.<br />

Hoy podemos mirar a la luz de tu vida,<br />

desmedida confianza en quien no falla,<br />

y aprender de ti, quien seguirle quiera,<br />

la alegría misteriosa de tu ¡si!.


«<strong>Seminarista</strong> mártir»<br />

Venciste la batalla, <strong>Manuel</strong>,<br />

apenas comenzada,<br />

señalando de paz los horizontes<br />

con el rojo subido de tu sangre<br />

limpia y generosa de los veinte.<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Te diste a Dios hasta dejar la vida,<br />

testigo de su amor, que inmenso era,<br />

y siempre fiel guardaste la promesa<br />

de no ofender su Nombre Sacrosanto.<br />

Él te acogió allá en los cielos,<br />

ciñendo tus manos con la cinta<br />

y quedaste consagrado eternamente<br />

en el ejército sagrado de los mártires.<br />

Mira nuestra tierra y nuestra gente,<br />

ángel tutelar, ¡qué bueno fueras!<br />

para que haya muchos sacerdotes,<br />

abundante paz, amor y vida... ¡intercede!.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 140- 1-IX-1996)<br />

- 119


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

120 -


XX<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Testimonios Patrísticos «En su honor»<br />

Amigos lectores:<br />

En este número os voy a presentar algunos textos de los<br />

Santos Padres sobre el martirio y los mártires, así tendremos<br />

ocasión de reflexionar sobre la doctrina patrística y valorar<br />

con más fundamento, si necesario fuera, la importancia <strong>del</strong><br />

martirio también en nuestro tiempo.<br />

En la breve selección que ofrecemos se trasluce la estima<br />

que las comunidades cristianas de los primeros siglos<br />

tuvieron hacia estos testigos de la fe.<br />

Éste, como toda la serie de trabajos que están apareciendo<br />

en el recuadro «NUESTROS MÁRTIRES» va en honor de<br />

ellos, es decir, de todos los mártires que pertenecieron a<br />

nuestra Iglesia de Jaén, pero especialmente de aquellos de<br />

los últimos tiempos y muy en concreto de los seis en cuya<br />

beatificación estamos trabajando: Monseñor Basulto Jiménez,<br />

su Vicario General y Canónigo Félix Pérez, los Párrocos y<br />

Arciprestes de Mancha Real y Orcera Francisco Solís y<br />

Francisco López Navarrete, el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

y el seglar José María Poyatos.<br />

- 121


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Es un pequeño y sencillo homenaje por lo tardío <strong>del</strong><br />

mismo, pero también salido <strong>del</strong> corazón. Sabemos que con<br />

el mismo afecto y agrado se acoge por los lectores de «Iglesia<br />

en Jaén», por lo que nos sentimos animados a seguir en el<br />

empeño.<br />

Conocéis la enseñanza de Ignacio de Antioquía y el<br />

testimonio maravilloso de su vida. Condenado a morir<br />

devorado por las fieras, fue trasladado a Roma, donde recibió<br />

la corona <strong>del</strong> martirio en el año 107, en tiempos <strong>del</strong><br />

emperador Trajano. Tanto deseaba el martirio que invitaba<br />

a los fieles de Roma a que le dejaran morir, a no interceder<br />

por él, a que no le dificultaran alcanzar el gran premio y la<br />

corona incorruptible. Así se expresa en su Carta a los<br />

Romanos: «Por lo que a mí toca, escribo a todas las Iglesias, y a<br />

todas les encargo que yo estoy pronto a morir de buena gana por<br />

Dios, con tal que vosotros no me lo impidáis. Yo os lo suplico: no<br />

mostréis para conmigo una benevolencia importuna. Permitidme<br />

ser pasto de las fieras, por las que me es dado alcanzar a Dios.<br />

Trigo soy de Dios, y por los dientes de las fieras he de ser molido, a<br />

fin de ser presentado como limpio pan de Cristo»<br />

También nuestros mártires pensaron que dar la vida por<br />

el Señor era lo mas maravilloso que ellos podían hacer, y<br />

que la muerte infligida por tal causa se convertía en vida y<br />

resurrección.<br />

El filósofo y mártir San Justino, martirizado en el año<br />

165 y en la persecución de Marco Aurelio, por negarse a<br />

ofrecer sacrificios a los dioses, se expresó <strong>del</strong> siguiente modo:<br />

«Es nuestro deseo más ardiente sufrir por amor a nuestro Señor<br />

122 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento nos dará la<br />

salvación».<br />

Estupenda también la lección de San Cipriano, obispo<br />

de Cartago y mártir <strong>del</strong> siglo tercero en la persecución de<br />

Valeriano. Nos muestra lo que significaba ser mártir y el valor<br />

y aprecio a los instrumentos de martirio, pues que hacen<br />

posible alcanzar tan deseada corona: «¡Feliz cárcel dignificada<br />

por vuestra paciencia! ¡Feliz cárcel, que traslada al cielo a los<br />

hombres de Dios!».<br />

Y en su carta al Papa Cornelio alaba su fortaleza al<br />

confesar la fe que le llevará al martirio: «No hay manera de<br />

expresar cuán grande ha sido aquí la alegría y el regocijo, al<br />

enterarnos de vuestra fortaleza: de cómo has ido tú a la cabeza de<br />

tus hermanos, en la confesión <strong>del</strong> nombre de Cristo...»<br />

Y en las actas de su martirio se dice que cuando se leyó<br />

su sentencia de muerte por la que se decretaba que Tascio<br />

Cipriano fuera decapitado, el santo mártir contestó: «Gracias<br />

sean dadas a Dios»<br />

En el Tratado sobre los apóstatas, refiriéndose a quienes,<br />

fieles a su fe, daban la vida por el Señor escribía el mismo<br />

Cipriano: «Ahí está la cándida cohorte de soldados de Cristo,<br />

que, dispuestos a sufrir la cárcel y armados para arrostrar la muerte,<br />

quebrantaron con su irresistible empuje la violencia arrolladora de<br />

los golpes de la persecución. Rechazasteis con firmeza al mundo,<br />

ofrecisteis a Dios magnífico espectáculo y a los hermanos disteis<br />

ejemplo para seguirlo»<br />

También nuestro mártires recibieron agradecidos la<br />

gracia <strong>del</strong> martirio, valoraron y se sintieron estimulados por<br />

- 123


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

el ejemplo de otros, convirtiéndose en ejemplo elocuente para<br />

nosotros, y hasta supieron apreciar los instrumentos <strong>del</strong><br />

propio martirio.<br />

El Obispo San Agustín se expresa de este modo en el<br />

Sermón de la fiesta de Fructuoso, mártir: «Bienaventurados<br />

los santos en cuya memoria celebramos el día de su martirio: ellos<br />

recibieron la coraza eterna y la inmortalidad sin fin, a cambio de la<br />

vida corporal. Y a nosotros nos dejaron su exhortación. Cuando<br />

oímos cómo padecieron los mártires nos alegramos y glorificamos<br />

en ellos a Dios»<br />

La grandeza de los mártires, para el santo de Nipona,<br />

está en la unión maravillosa con Cristo:<br />

«¿Cómo podrían haber triunfado los mártires si en ellos no<br />

hubiera vencido aquel que afirmó: Tened valor, yo he vencido al<br />

mundo? El que reina en el cielo regía la lengua y la mente de sus<br />

mártires, y por medio de ellos, en la tierra vencía al diablo y, en el<br />

cielo, coronaba a sus mártires. ¡Dichosos los que así bebieron este<br />

cáliz! Se acabaron los dolores y recibieron el honor»<br />

En nuestros mártires Dios fue glorificado y, a través de<br />

ellos, debe seguir siéndolo. ¡A Él todo honor y toda gloria!...<br />

porque ¿quien dio la grandeza al soldado sino aquel que<br />

antes derramó la propia sangre por él?.<br />

Los sentimientos de nuestros mártires también<br />

sintonizaron con los expresados en la oración <strong>del</strong> mártir San<br />

Policarpo ante su propio martirio: «Señor Dios todo poderoso,<br />

Padre de nuestro amado y bendito Jesucristo, te bendigo, porque<br />

en este día y en esta hora me has concedido ser contado entre el<br />

número de tus mártires, participar <strong>del</strong> cáliz de Cristo y, por el<br />

124 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Espíritu Santo, ser destinado a la resurrección de la vida eterna en<br />

la incorruptibilidad <strong>del</strong> alma y <strong>del</strong> cuerpo»<br />

Tertuliano, refiriéndose a la cárcel y a los encarcelados<br />

para el martirio dice: «Hay oscuridad, pero la luz sois vosotros<br />

precisamente; hay cepos, mas vosotros estáis liberados por Dios;<br />

allí se percibe un mal hedor, pero vosotros sois un perfume suave;<br />

estáis en espera <strong>del</strong> juicio, pero seréis vosotros quienes haréis el<br />

proceso de vuestros jefes»<br />

Las alabanzas de Tertuliano las podríamos hacer propias,<br />

referirlas a nuestros seis mártires, verdaderas lámparas que<br />

iluminan nuestro caminar, ejemplos de libertad, de grandeza<br />

de ánimo y suave perfume con el que podemos hacer una<br />

ofrenda agradable a Dios.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 141- 15-IX-1996)<br />

- 125


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

126 -


XXI<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Testimonios de los Papas: «En su honor» (I)<br />

Ofrecíamos, en la colaboración anterior, unos cuantos<br />

textos patrísticos en torno a los mártires y al martirio, para<br />

expresar la grandeza de estos y el aprecio de la Iglesia a la<br />

acción heroica que les constituye en testigos de Cristo. Lo<br />

hacíamos como homenaje a nuestros seis mártires: <strong>Manuel</strong><br />

Basulto y Compañeros: presbíteros Félix Pérez, Francisco<br />

Solís, Francisco López Navarrete; seminarista <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong> y seglar José María Poyatos. Expresábamos cómo<br />

en ellos se podía apreciar aquel valor y entrega, el amor a<br />

Cristo, su conciencia de testigos de la fe... su verdadera<br />

convicción de que morían por el Señor.<br />

Hoy resumiremos algunas aportaciones <strong>del</strong> Papa Juan<br />

Pablo II en sus discursos o en homilías con motivo de<br />

beatificaciones de mártires. Continuamos con el mismo<br />

propósito: el de prestar una oportunidad de reflexión y<br />

aportar un sencillo testimonio en honor de nuestros mártires,<br />

para quienes estamos pidiendo el reconocimiento de la Iglesia.<br />

Y en primer lugar las palabras <strong>del</strong> Papa Juan Pablo II el<br />

día l0 de Octubre de 1993 en la beatificación de Pedro Poveda,<br />

sacerdote jiennense, nacido en Linares y cuya sangre de<br />

- 127


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

mártir se derramó en Madrid el 28 de Junio de 1936. En el<br />

mismo acto fueron beatificados la Maestra de la Institución<br />

Teresiana Victoria Díez, los Obispos de Almería Diego<br />

Ventaja y de Guadix <strong>Manuel</strong> Medina, más siete hermanos<br />

de las Escuelas Cristianas.<br />

«Todo lo puedo en aquel que me conforta (Flp. 4,13). Hoy la<br />

Iglesia pone estas palabras <strong>del</strong> apóstol Pablo en labios de los mártires<br />

que, en nuestro tiempo, han dado nuevo testimonio de una fuerza<br />

sorprendente. ¡En Cristo todo lo puedo!. Esta es la fuerza <strong>del</strong> amor:<br />

un amor más fuerte que la muerte; un amor vivificante, que se ha<br />

manifestado plenamente en la resurrección. Pedro Poveda<br />

Castroverde, fundador de la Institución Teresiana, supo mantener<br />

el propio testimonio hasta derramar su sangre. Su máxima fue<br />

siempre responder, como Jesús, a la voluntad <strong>del</strong> Padre... Se trata<br />

de mártires, es decir de testigos de verdad y de libertad. En el<br />

martirio resplandece la íntima conexión existente entre estas dos<br />

dimensiones, que la cultura actual siente la tentación de separar y,<br />

a veces incluso, de oponer. Con su sacrificio el mártir grita ante el<br />

mundo su elección libre de la verdad de Dios contra toda lisonja o<br />

amenaza de quien se opone a Dios»<br />

El 29 de marzo de 1987, en la beatificación de las tres<br />

Carmelitas Descalzas de Guadalajara, se decía en la Capilla<br />

Papal presidida por Juan Pablo II:<br />

«Humildes y gozosos testigos de la fuerza <strong>del</strong> amor de Cristo,<br />

las tres beatas carmelitas descalzas mártires son para toda la Iglesia<br />

ejemplo de fi<strong>del</strong>idad heroica que brota de la atención amorosa a<br />

cumplir en todo la voluntad <strong>del</strong> Padre, con caridad y coherencia<br />

evangélica»<br />

(Iglesia en Jaén -nº 142- 29-IX-1996)<br />

128 -


XXII<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Testimonios de los Papas: «En su honor» (II)<br />

Continuamos con los testimonios de los papas que,<br />

en torno a los mártires y al martirio, comenzamos en el<br />

número anterior, como homenaje a nuestros mártires<br />

diocesanos.<br />

En el Consistorio <strong>del</strong> 13 de Junio de 1994 Su Santidad<br />

Juan Pablo II, dirigiéndose a los Cardenales de la Iglesia,<br />

decía:<br />

«Como cada siglo en la historia de la Iglesia, también el nuestro<br />

ha dado numerosos santos y beatos, y especialmente muchos<br />

mártires. En el ya citado memorándum sobre el tema de la<br />

preparación para el gran jubileo he subrayado la oportunidad de<br />

elaborar un martirologio contemporáneo, que tenga en cuenta a<br />

todas las iglesias particulares, también en una dimensión y en una<br />

perspectiva ecuménicas. Hay muchos mártires en las iglesias no<br />

católicas: ortodoxos en Oriente y también protestantes»<br />

Nosotros esperemos llegar a tiempo para que nuestros<br />

mártires entren a formar parte de ese martirologio<br />

contemporáneo. Su ausencia sería una falta para con Dios,<br />

- 129


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

una injusticia para con nuestra iglesia y un olvido de unos<br />

hermanos excelentes y de sus ejemplos aleccionadores.<br />

En la Carta apostólica «Tertio milenio adveniente» el<br />

Santo Padre afirma que la Iglesia <strong>del</strong> primer milenio nació<br />

de la sangre de los mártires, y que ella nunca hubiera podido<br />

desarrollarse de este modo si no hubiera sido por «aquella<br />

siembra de mártires y aquel patrimonio de santidad que<br />

caracterizaron a las primeras generaciones cristianas». Pide<br />

que no olvidemos este testimonio y que actualicemos<br />

nuestro martirologio. «En nuestro siglo han vuelto los<br />

mártires, con frecuencia desconocidos, casi ’’miles ignoti’’ de la<br />

causa de Dios».<br />

El Papa pide a las iglesias locales que no pierdan la<br />

memoria de los que han sufrido el martirio y que se recoja la<br />

documentación necesaria, pues, proclamando y venerando<br />

la santidad de sus hijos e hijas, la Iglesia rinde máximo honor<br />

a Dios mismo. Y continúa:<br />

«El mayor homenaje que todas las Iglesias tributarán a Cristo<br />

en el umbral <strong>del</strong> tercer milenio será la demostración de la<br />

omnipotente presencia <strong>del</strong> Redentor, mediante frutos de fe,<br />

esperanza y caridad en hombres y mujeres de tantas lenguas y<br />

razas, que han seguido a Cristo en las distintas formas de vocación<br />

cristiana».<br />

Finalmente en el Ángelus <strong>del</strong> día de San Esteban, 26 de<br />

Diciembre de 1994, comentando el ejemplo y significado <strong>del</strong><br />

Protomártir, decía:<br />

«La Iglesia se ha fortalecido constantemente con la<br />

contribución de los mártires que, como San Esteban, se han<br />

130 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

sacrificado por la gran causa de Dios entre los hombres. El pueblo<br />

cristiano, por consiguiente, no puede y no quiere olvidar el don<br />

que le han hecho estos miembros suyos elegidos: constituyen un<br />

patrimonio común de todos los creyentes. El ejemplo de los mártires<br />

y de los santos es una invitación a la plena comunión entre todos<br />

los discípulos de Cristo».<br />

Más lejanas en el tiempo son la palabras pronunciadas<br />

por el Papa Pablo VI en la canonización de Carlos Luanga y<br />

Compañeros, que fueron condenados por el rey Muanga en<br />

el siglo pasado, por negarse a los impuros deseos <strong>del</strong><br />

monarca, manteniéndose firmes a su fe cristiana.<br />

En 1964 el Papa decía:<br />

«Los mártires africanos vienen a añadir a este catálogo de<br />

vencedores, que es el martirologio, una página trágica y magnífica,<br />

verdaderamente digna de sumarse a aquellas maravillosas de la<br />

antigua África. Estos mártires africanos abren una nueva época ...<br />

La África, bañada por la sangre de estos mártires, resurge libre y<br />

dueña de sí misma. La tragedia que los devoró fue tan inaudita y<br />

expresiva que ofrece elementos representativos suficientes para la<br />

formación moral de un pueblo muevo, para la fundación de una<br />

nueva tradición espiritual, para simbolizar y promover el paso desde<br />

una civilización primitiva hacia expresiones superiores <strong>del</strong> espíritu<br />

y a las formas superiores de la vida social».<br />

Ante estas llamadas y enseñanzas, debemos seguir<br />

ilusionados en el propósito de dar a conocer a nuestros<br />

mártires, recoger y conservar todos los datos sobre ellos,<br />

difundir su ejemplo, proponer la declaración oficial de<br />

santidad.<br />

- 131


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Estamos especialmente obligados a dinamizar el Proceso<br />

iniciado sobre los seis mártires jiennenses, que mostrarán la<br />

vitalidad de nuestra Iglesia Diocesana y nos ofrecerán un<br />

testimonio perenne de fi<strong>del</strong>idad.<br />

132 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 143- 13-X-1996)


XXIII<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

«Mártir por ser <strong>Seminarista</strong>» (I)<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Continuamos en nuestras reflexiones sobre los mártires<br />

jiennenses que están en Proceso de Canonización: «Mons.<br />

Basulto y Compañeros»<br />

Hoy volvemos nuestra mente, una vez más, a <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>, mártir <strong>del</strong> Señor. Nos fijaremos en lo que tiene de<br />

propio y específico, el ser seminarista. <strong>Manuel</strong> se siente<br />

llamado por el Señor hacia el año 1930, tal vez el peor<br />

momento, humanamente hablando, para entrar en el<br />

Seminario.<br />

<strong>Manuel</strong> ingresará en el Seminario de Baeza para el curso<br />

1931-32. Es el primer año de la II República. La Constitución<br />

republicana no concede a lo religioso ni a la iglesia Católica<br />

el reconocimiento que exigiera la tradición católica <strong>del</strong><br />

pueblo español y, menos aún, la mínima consideración que<br />

pidiera una mayoría todavía católica.<br />

El artículo 3 proclama que el Estado no tiene religión<br />

oficial; el artículo 26 somete a todas las confesiones religiosas<br />

a una ley especial; manda a las provincias, a los municipios,<br />

- 133


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

regiones y al mismo Estado que no mantengan, auxilien o<br />

favorezcan económicamente a las iglesias, asociaciones e<br />

instituciones religiosas.<br />

Pero las consecuencias serán mucho más graves que la<br />

misma letra legal: se extinguirá el presupuesto para el clero;<br />

quedarán disueltas las Ordenes Religiosas con un voto<br />

especial de Obediencia al Papa y sus bienes serán<br />

nacionalizados; las demás órdenes y congregaciones se<br />

someterán a una ley especial, que se ajustará a una serie de<br />

normas entre las que se establecía expresamente la<br />

posibilidad de nacionalizar sus bienes y el peligro de ser<br />

suprimidas si se consideraban «peligrosas para la seguridad<br />

<strong>del</strong> Estado».<br />

El artículo 27 de la Constitución permite el culto privado,<br />

pero sus manifestaciones públicas han de ser autorizadas<br />

en cada caso por la autoridad. El artículo 48 imponía la<br />

inspección <strong>del</strong> Estado hasta en las enseñanzas que la Iglesia<br />

hiciera de sus propias doctrinas y en sus propios<br />

establecimientos.<br />

Las aplicaciones concretas y las leyes que explicitaban<br />

los diversos artículos de la Constitución fueron aún menos<br />

consideradas. Mala época para entrar en el Seminario... peor<br />

aún, para elegir el sacerdocio y de por vida entregarse a un<br />

ministerio o servicio «tan mal visto».<br />

En esta época <strong>Manuel</strong> decide prepararse para ser<br />

sacerdote y entra en el Seminario, con la oposición inicial<br />

<strong>del</strong> padre y desde luego sin el entusiasmo familiar. <strong>Manuel</strong><br />

se siente llamado por Dios en un ambiente de poca formación<br />

134 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

religiosa; en El Monte no había sacerdote, ni quien enseñara<br />

o ayudara a practicar la Religión Católica. Solo la práctica<br />

tradicional de bautizos, bodas, entierros y funerales, que<br />

habían de realizarlos en Martos, a 14 kilómetros.<br />

Lógicamente, los niños asistirían a muy pocos actos de esta<br />

índole.<br />

Bastó que se comenzara a intensificar la siembra de la<br />

Palabra, que se iniciara una somera acción catequística, que<br />

comenzara a aparecer más frecuentemente el sacerdote en<br />

aquella aldea, para que Dios hiciera surgir esta vocación,<br />

gloria de nuestro Seminario y de nuestra Iglesia de Jaén. La<br />

llamada le llevó a encontrarse con un Dios lleno de Amor y<br />

con un Cristo que, habiéndose entregado por él, le pedía<br />

ahora su entrega total.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 144- 27-X-1996)<br />

- 135


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

136 -


XXIV<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Final de una etapa. Un paso a<strong>del</strong>ante<br />

El día 24 de Octubre de 1994, hace exactamente dos años,<br />

se celebraba, con la solemnidad que permitía el hecho, la<br />

apertura <strong>del</strong> Proceso de Canonización de seis cristianos de<br />

nuestra Diócesis, que dieron la vida por el Señor en aquellas<br />

dolorosas fechas de 1936. Se trata de un grupo que hace<br />

honor a nuestra Iglesia de Jaén, y que, de algún modo,<br />

representan, incluyen y hacen presentes a tantos sacerdotes,<br />

religiosos, religiosas y seglares, como fueron testigos <strong>del</strong><br />

Señor en tiempos difíciles, cuyos sufrimientos y<br />

persecuciones hasta derramar la propia sangre fecundó<br />

nuestra tierra, nuestro Seminario, nuestras parroquias, los<br />

grupos seglares y de Acción Católica, la Iglesia Catedral... y<br />

todo ello, encabezados por el pastor de la grey. Todos<br />

sabemos que se trata de <strong>Manuel</strong> Basulto, Obispo; Félix Pérez<br />

Portela, Vicario y Canónigo; Francisco Solís, párroco y<br />

arcipreste de Mancha Real; Francisco López Navarrete,<br />

párroco y arcipreste de Orcera; <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo,<br />

<strong>Seminarista</strong> de Monte Lope Álvarez y José María Poyatos<br />

Ruiz, joven seglar de Rus.<br />

- 137


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Está para finalizar esta etapa <strong>del</strong> Proceso Diocesano. Han<br />

sido muchas las sesiones <strong>del</strong> Tribunal Eclesiástico,<br />

declaraciones, juramentos, testimonios de muy diversas<br />

personas, escritos, biografías, artículos de revistas y<br />

periódicos, visitas a los lugares <strong>del</strong> martirio, inspección de<br />

los respectivos enterramientos, llamadas y urgencias <strong>del</strong><br />

presbiterio y <strong>del</strong> Sr. Obispo, interesados en tan grande causa.<br />

Dos años ricos a intensos, gestados, quizá, en el silencio...<br />

largo tiempo, porque para tanta nobleza y heroísmo y para<br />

seis testigos de Dios, reconocidos por tanta diversidad de<br />

testigos, quizá, no podía hacerse en menos... una larga etapa<br />

que está por finalizar.<br />

En Junio se concluyeron las declaraciones de testigos,<br />

en julio se ordenaron los documentos, que fueron entregados<br />

al copista, para el «trasunto», que una vez terminado y<br />

debidamente cotejado, abrirá la puerta a la clausura solemne<br />

de la etapa diocesana, para el paso a Roma en el Dicasterio<br />

competente.<br />

Pero pienso que ahora se impone un paso a<strong>del</strong>ante: que<br />

el Clero y el Seminario manifiesten su adhesión y entusiasmo<br />

e iniciemos una marcha de imitación y veneración de tan<br />

grandes héroes; debemos iniciar, igualmente, una campaña<br />

para que los fieles, los grupos apostólicos y el pueblo en<br />

general, los conozcan, imiten y veneren, como hermanos<br />

mayores en la fe. Todo esto debería intensificarse en los<br />

pueblos donde nacieron, vivieron y murieron. Que toda la<br />

diócesis, lejos de cualquier ribete ajeno a la fe, rinda sencillos<br />

actos de homenaje, a quienes amando a Dios más que a su<br />

propia vida, se constituyeron en ejemplo para todos.<br />

138 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

El amor les movió a ellos... el amor nos ha de mover a<br />

nosotros.<br />

Ni siquiera condenamos a quienes obraron mal con ellos,<br />

pero ciertamente proclamamos el heroísmo, la santidad y el<br />

testimonio de nuestros mártires. Tenemos derecho a<br />

declararlos y tenerlos como ejemplos a seguir e intercesores<br />

a quienes pedir.<br />

No distinguimos bandos... donde hubiera un testigo de<br />

Dios, a ese reconoceremos, ya fuera de aquí o <strong>del</strong> otro lado...<br />

la fe y el amor es lo que proclamamos. Nuestros mismos<br />

mártires nos dieron ejemplo y nos enseñaron a perdonar,<br />

como Cristo en la cruz, a los propios asesinos.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 145- 10-XI-1996)<br />

- 139


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

140 -


XXV<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

«Mártir por ser <strong>Seminarista</strong>» (II)<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Continuamos el artículo que ya publicamos en su<br />

primera parte y en el número 144 de IGLESIA EN JAÉN,<br />

sobre <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, mártir por ser seminarista.<br />

<strong>Manuel</strong> se siente llamado, cuando tiene una mínima<br />

preparación escolar. No había asistido a escuela oficial<br />

alguna. Era inteligente y con una fuerza de voluntad<br />

asombrosa, pero no pasaría de saber leer, escribir, hacer<br />

cuentas, algunos problemas, algunas lecciones de<br />

memoria...<br />

La llamada de Dios le impulsó a plantearse el estudio<br />

como un deber ineludible que llevó a cabo de modo<br />

meritorio.<br />

La vida de <strong>Manuel</strong> en el Seminario fue el recorrido de<br />

un camino que le llevaba hasta Dios. El espíritu ascético que<br />

le caracterizó, propio de su gran fuerza de voluntad, unido<br />

a la Gracia <strong>del</strong> Espíritu que, generosamente recibía por su<br />

inmensa confianza en El, le llevó al sacrificio y a la renuncia,<br />

pero también a vivir la alegría de los elegidos.<br />

- 141


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Cada renuncia le llevaba a contemplar con mayor<br />

claridad el amor de Dios y su Misterio; así fortalecía su<br />

entrega y esta se alimentaba nuevamente con la Gracia. «El<br />

desafío de una llamada y el riesgo de una respuesta».<br />

La respuesta de <strong>Manuel</strong> estuvo asistida por la Gracia de<br />

Dios y por su fuerza de voluntad; a tal respuesta ayudaron<br />

todos los auxilios que Dios envía, como los superiores,<br />

compañeros, el Seminario, su disciplina, su reglamento, el<br />

estudio, los profesores.... la misma vida de vacaciones en su<br />

pueblo, el contacto con su gente, con los sacerdotes de la<br />

zona etc...<br />

Pero, ante todo, la respuesta de <strong>Manuel</strong> a la llamada de<br />

Dios se fraguó en la oración. Imagino a <strong>Manuel</strong>, porque<br />

parece que percibo su estilo, contemplando a Dios en la<br />

naturaleza, hablando con Él cuando iba por las veredas y<br />

caminos, entre olivos o en aquellos espacios de tierras calmas.<br />

¡Que diálogos! ¡Que preguntas! ¡Que emociones íntimas!<br />

<strong>Manuel</strong> que era sensible ante la vida y la belleza...<br />

¡Cuanto gozaría comunicándose con el autor de la vida<br />

misma y de la misma belleza!<br />

Y cuando pasaba por los cortijos y cortijadas, ¡como<br />

hablaría a Dios de sus gentes, sencillos y buenos, aunque a<br />

veces descreídos por la misma ignorancia.<br />

Imagino a <strong>Manuel</strong> dialogando con Dios en su propio<br />

interior y contándole las ilusiones y proyectos sacerdotales,<br />

que ya iba experimentando en su propio pueblo. Le imagino<br />

hablándole de aquellos niños, de los jóvenes, matrimonios<br />

y familias, de los compañeros seminaristas, de los nuevos<br />

142 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

sacerdotes... de su propia familia, y, ¿quien sabe sino le<br />

pediría, alguna vez, tener entre sus sobrinos, un sacerdote?.<br />

Imagino a nuestro seminarista orando ante el Sagrario,<br />

a la luz de la lamparilla de aceite o ante la Custodia<br />

solemnemente expuesta a la adoración, o en la Procesión<br />

<strong>del</strong> Corpus en Santiago de Calatrava, o en la Adoración<br />

Nocturna de Martos, o cuando comulgaba. ¡Como le<br />

ofrecería su amor al Amor de los Amores!<br />

Le imagino ante la Virgen María, la de la Capilla <strong>del</strong><br />

Seminario o ante la Virgen <strong>del</strong> Carmen <strong>del</strong> Monte o La Virgen<br />

de la Villa de Martos... consagrándole su cuerpo y su alma y<br />

prometiéndole difundir su nombre bendito por todas partes.<br />

Y así le veo como un ejemplo para mí, para el clero de<br />

Jaén y muy especialmente para los <strong>Seminarista</strong>s, quienes<br />

pueden encontrar en él un mo<strong>del</strong>o y un intercesor, porque<br />

fue un seminarista ejemplar.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 146- 24-XI-1996)<br />

- 143


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

144 -


XXVI<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Testimonios Bíblicos «en su honor»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Jesucristo el Señor es el Rey de los Mártires, así lo<br />

proclamamos, con frecuencia, en letanías y oraciones; para<br />

ello nos ofrece fundamento su condición de Rey Universal,<br />

Rey de todo lo creado, de cielos y tierra, de todas las cosas.<br />

La Sagrada Escritura contiene el Mensaje <strong>del</strong> Amor de Dios,<br />

la Historia de nuestra salvación. Ella es la fuente preciosa<br />

de nuestro alimento espiritual. ¿Que encontramos en esta<br />

Escritura Santa sobre los mártires y el martirio?<br />

Presentaremos a continuación una serie textos, que nos<br />

darán motivo para apreciar más a aquellos hermanos, que<br />

dieron la vida por el Señor. Estos textos también nos ofrecerán<br />

motivo y materia para la oración.<br />

Extraemos <strong>del</strong> Antiguo Testamento la lección <strong>del</strong><br />

segundo <strong>libro</strong> de los Macabeos en el capítulo séptimo: se<br />

trata de los siete hermanos que murieron por Dios, y la<br />

actitud de la madre, que no solo presenció sus muertes, sino<br />

que los animaba, valientemente, para soportar el martirio.<br />

Aquella madre dijo al más pequeño de sus hijos estas<br />

palabras:<br />

- 145


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

«Hijo mío ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el<br />

seno... Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo<br />

lo que contiene y verás que Dios lo creó todo de la nada... No temas<br />

a ese verdugo, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte.<br />

Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos».<br />

Las mismas palabras de los jóvenes, que morían, están<br />

cargadas de fe, valentía y significado. Nos recuerdan<br />

situaciones repetidas a lo largo de la Historia de la Iglesia, y<br />

la actitud de los jóvenes refleja la de muchos de nuestros<br />

mártires más recientes.<br />

«Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la Ley».<br />

«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente. Pero cuando<br />

hayamos muerto por su Ley, el rey <strong>del</strong> universo nos resucitará<br />

para una vida eterna».<br />

«De Dios las recibí, y por Dios las desprecio. Espero<br />

recobrarlas <strong>del</strong> mismo Dios».<br />

«Vale la pena morir en manos de los hombres cuando se espera<br />

que Dios mismo nos resucitará. En cambio, tú no resucitarás<br />

para la vida».<br />

«Aunque eres un simple mortal, haces lo que quieres porque<br />

tienes poder... Pero no te creas que Dios, nos ha abandonado...<br />

Espera un poco y verás con que poder te torturará a ti y a tu<br />

descendencia».<br />

«No te engañes neciamente. No pienses que vas a quedar<br />

impune tú, que te has atrevido a luchar contra Dios».<br />

Y el más joven, antes que la madre terminara su<br />

exhortación, se dirigió al verdugo y dijo:<br />

146 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

«¿Qué esperáis? Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego<br />

mi cuerpo y mi vida por la Ley».<br />

El Nuevo Testamento es la doctrina perfecta, el Mensaje<br />

<strong>del</strong> Verbo Encarnado, la fotografía de Él mismo: Jesús de<br />

Nazaret.<br />

Él nos dijo: «No hay amor más grande que dar la vida por los<br />

amigos». Jn. 15, 13.<br />

Y esto lo aprendieron nuestros mártires, sintieron el gozo<br />

de poder demostrarlo y nos dejaron su ejemplo.<br />

«Cuando el mundo os odie, tened presente que primero me<br />

ha odiado a mí». Jn. 15, 18.<br />

Nuestros mártires se identificaron con Él, por ello cuando<br />

les honramos, es a Él a quien glorificamos.<br />

«Sí, os lo aseguro, si el grano de trigo cae en tierra y no<br />

muere, queda infecundo; en cambio, si muere, da fruto<br />

abundante. Quien tiene apego a la propia existencia, la pierde;<br />

quien desprecia la propia existencia en el mundo, este la<br />

conserva para una vida sin término». Jn.12, 12, 24 y 25.<br />

Nuestros mártires, como granos de trigo cargados de<br />

vida, cayeron en el surco de esta tierra jiennense, por ello,<br />

toda la Diócesis: Obispo, clero, fieles, jóvenes y adultos,<br />

seminaristas... miremos a nuestros mártires para percibir y<br />

aprender el abundante fruto de su ejemplo.<br />

«Un siervo no es más que su amo; si a mí me han perseguido,<br />

lo mismo harán con vosotros».<br />

«El que quiera venirse conmigo, que se niegue asimismo,<br />

que cargue cada día con su cruz y me siga; porque si uno<br />

- 147


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

148 -<br />

quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su<br />

vida por mí, la salvará» Luc. 9, 23.<br />

«Si uno quiere ser de los míos y no me prefiere a su padre y<br />

a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y<br />

hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío.<br />

Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no<br />

puede ser discípulo mío», Luc. 14, 26.<br />

«Mirad que yo os mando como ovejas entre lobos... os llevarán<br />

a los tribunales, os azotarán en la sinagoga y os conducirán<br />

ante gobernadores y reyes por mi causa... cuando os<br />

entreguen no os preocupéis por lo que vais a decir o cómo lo<br />

diréis». Mt. 10, 16.<br />

Nuestros mártires, a quienes ni se les permitió<br />

defenderse, tuvieron bien clara la causa de su condena: Ser<br />

Obispo, ser Sacerdotes, ser <strong>Seminarista</strong> y ser un Cristiano...<br />

no querer ofender el nombre de Dios, destruir sus imágenes<br />

o renunciar a su condición cristiana ...y eso fue todo.<br />

«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más<br />

que su amo. Y si al cabeza de familia lo han llamado Belcebú,<br />

¡Cuanto más a los de su casa!... No les tengáis miedo a los<br />

que matan el cuerpo y no pueden matar la vida...» Mt. 10,<br />

24 y 28.<br />

«El que conserve su vida, la perderá, y el que pierda su vida<br />

por mí la conservará». Mt. 10, 39.<br />

«Os entregarán al suplicio y os matarán, por mi causa os<br />

odiarán todos los pueblos» Mt. 24, 9.<br />

Desde el comienzo se cumplió la palabra <strong>del</strong> Maestro.


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

En los primeros días de la Iglesia, después de Pentecostés,<br />

comenzó la persecución... y la alegría de sentirse dignos<br />

de tales persecuciones... y la Comunidad siempre al lado de<br />

sus mártires:<br />

«El sumo sacerdote y los de su partido, llenos de coraje<br />

mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel<br />

común». Hch. 5, 17.<br />

«Llamaron a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron<br />

mencionar el nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles<br />

salieron <strong>del</strong> Consejo contentos de haber merecido aquél ultraje<br />

por causa de Jesús». Hch. 5, 40 y 41. (Ver arresto y ejecución<br />

de Esteban, Hch.7).<br />

«Aquel día se desató una violenta persecución contra la<br />

iglesia de Jerusalén, todos, menos los apóstoles, se dispersaron<br />

por Judea y Samaria». Hch. 8, l.<br />

«Por aquel entonces, el rey Herodes, con la peor intención,<br />

echó mano de algunos miembros de la iglesia. Hizo pasar a<br />

cuchillo a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto<br />

agradaba a los judíos procedió a detener también a Pedro...<br />

Mientras custodiaban a Pedro en la cárcel, la comunidad<br />

rezaba a Dios por él insistentemente». Hch. 12,1 ss. (Ver<br />

detención, procesamiento.. juicio, apelación y prisión de<br />

Pablo en Roma. Hch. 21,15 al 28).<br />

Y la Historia de la Iglesia nos muestra la realidad <strong>del</strong><br />

martirio, la heroicidad de los mártires, el valor de su<br />

testimonio y el lugar de honor que siempre ocuparon en las<br />

comunidades cristianas.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 147- 8-XII-1996)<br />

- 149


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

150 -


XXVII<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

Navidad en el cielo. 1996.<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

El l9 de Noviembre de 1995 se abría la sección<br />

NUESTROS MARTIRES en la hoja diocesana «Iglesia en<br />

Jaén». Han sido 27 artículos, que se cumplen en este número<br />

de Diciembre de 1996. En ellos hemos ido reflejando la<br />

identidad y el ejemplo de los seis mártires jiennenses, cuyo<br />

proceso de canonización está en marcha. Queremos cerrar<br />

esta primera fase de la serie, imaginándonos las navidades<br />

de nuestros mártires en el cielo, sus preocupaciones, sus<br />

alegrías, su intercesiones, sus áreas de acción y protección.<br />

Entiéndase esto en tono de parábola o narración ejemplar;<br />

pues bien:<br />

Monseñor Basulto, por haber sido el Obispo de la<br />

Diócesis, que ahora le contempla, y haber dado la vida por<br />

ello, estará en el cielo de fiesta, contemplando cómo se<br />

mantiene la fe en nuestra Diócesis, y cómo avanza... y la<br />

participación de seglares, el empeño de religiosos y los<br />

esfuerzos de los sacerdotes; pero sentirá la pena de las<br />

decepciones y <strong>del</strong> abandono, <strong>del</strong> cansancio y de la falta de<br />

profundidad. Intercederá por nosotros y nos proporcionará<br />

un buen aguinaldo.<br />

- 151


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Don Félix Pérez, Canónigo y Vicario General, Profesor<br />

<strong>del</strong> Seminario, Consiliario y Asesor de muchas instituciones<br />

diocesanas, dará gracias al Señor por la buena gestión, y<br />

pedirá a Dios para que sigamos avanzando en la acogida y<br />

en la atención humana con el talante evangélico de los<br />

seguidores de Jesús de Nazaret.<br />

Don Francisco Solís, Párroco y Arcipreste de Mancha<br />

Real, verá con muy buenos ojos el quehacer con el mundo<br />

obrero, la presencia de la diócesis en el mundo escolar y la<br />

recuperación <strong>del</strong> apostolado seglar, él que trabajó en estos<br />

tres frentes; pero pedirá para nosotros el sentido <strong>del</strong> bien<br />

obrar, comprometido, concreto, convincente... él fundó un<br />

«sindicato obrero», un colegio para defender la libertad de<br />

enseñanza y fue consiliario diocesano de Acción Católica.<br />

Don Francisco López Navarrete, Párroco y Arcipreste<br />

de Orcera, recordará las navidades blancas de la Sierra de<br />

Segura y sentirá la satisfacción por la presencia de la Iglesia<br />

en aquella comarca y en todo el mundo rural, y por el trabajo<br />

ilusionado de sus sacerdotes; pero dirigirá un SOS a Jesús<br />

que sabe tanto de estas cosas, en favor de los sacerdotes<br />

jóvenes, de los que viven menos comunicados y de ese<br />

amplio sector agrícola y ganadero, que soporta los problemas<br />

económicos y sociales de nuestra sociedad. Intercederá por<br />

los más pobres.<br />

<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, <strong>Seminarista</strong> de Monte Lope Álvarez,<br />

se reafirmará en su deseo de ser «ángel tutelar» de los<br />

seminaristas. ¡Cuanto regocijo habrá sentido con nuestros<br />

Seminarios llenos y con aquellas promociones de neo<br />

sacerdotes que llegaban hasta las más pequeñas aldeas!<br />

152 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

¡Cómo gozará al ver nuestro espléndido Seminario, que fue<br />

el suyo!; pero nos pedirá un verdadero e ilusionado empeño<br />

por las vocaciones, porque el Centro que lleva su nombre<br />

acoja y oriente a muchos jóvenes... que las familias estén<br />

orgullosas de tener un hijo en el Seminario y después un<br />

hijo sacerdote. Y a los seminaristas les dirá: «entrega total,<br />

que corazones partidos yo no los quiero» e intercederá por<br />

los superiores, que tienen una difícil misión, y nos dirá a<br />

todos que recemos por las vocaciones. Él mismo se presentará<br />

ante el Padre con aquella oración: «Danos muchos, sabios y<br />

santos sacerdotes».<br />

José María Poyatos, joven, trabajador, apóstol seglar, que<br />

nació en Vílches, vivió en Rus y murió en Úbeda... como sus<br />

compañeros mártires llevará ya 60 navidades en el cielo y<br />

seguirá siendo testigo de la llamada de Dios y mirará, desde<br />

allí, el trabajo que se hace con ellos, y verá lo negativo y lo<br />

positivo, lo que vale y lo que es apariencia superficial, pero<br />

siempre estará intercediendo por los jóvenes, y desde ellos<br />

por las familias, por los trabajadores, por las vocaciones<br />

consagradas al apostolado en los distintos ambientes.<br />

Las Navidades 1996 de nuestros mártires tendrán algo<br />

especial, cual es la culminación de la etapa diocesana de su<br />

Proceso de Canonización y por ello un doble compromiso:<br />

- para nosotros empeñarnos más en su imitación y<br />

glorificación...<br />

- y para ellos seguir intercediendo por nuestra iglesia,<br />

en la que vivieron y dieron el supremo testimonio.<br />

(Iglesia en Jaén -nº 148- 22-XII-1996)<br />

- 153


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

154 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

FINAL DEL PROCESO EN SU ETAPA DIOCESANA<br />

La memoria de nuestros mártires en el año 1996<br />

estuvo presente y viva en la iglesia diocesana y de modo<br />

especial en las comunidades relacionadas con alguno de<br />

ellos; a esto colaboró en gran manera «Iglesia en Jaén»<br />

aportando toda clase de noticias y publicando los 27<br />

artículos precedentes. El Proceso continuaba su ritmo, se<br />

publicaron breves y sencillas biografías de cada uno de<br />

los siervos de Dios y se difundieron ampliamente 6 . A<br />

comienzo de 1998 había un ambiente propicio y llegó el<br />

momento deseado: la clausura <strong>del</strong> Proceso en la fase<br />

Diocesana.<br />

6 ALIAGA ASENSIO, P., «Don Francisco López Navarrete 1.892-1936 Bosquejo<br />

histórico en el Primer Centenario de su nacimiento» VI Jornadas de<br />

Estudios Histórico Artísticos sobre las Cuatro Villas. Sorihuela <strong>del</strong><br />

Guadalimar, 6-7- XI-1992. Valdepeñas de Ciudad Real. Fabet. Industrias<br />

Gráficas.<br />

ARANDA CALVO, A., <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo, Testigo de Dios. Artes<br />

Gráficas. Jaén 1991<br />

Id., El desafío de una llamada y el riesgo de una respuesta.. Gráficas<br />

Catena. Jaén 1995<br />

CAVALLÉ COBO, F., Testigo Fiel. Biografía de Mons. <strong>Manuel</strong> Basulto<br />

Jiménez. Obispo de Jaén. 1869-1936. Gráficas Catena. Jaén 1995<br />

Id., Hombre de Dios. Apuntes biográficos sobre el Rvdo. Sr. D.<br />

Francisco Solís Pedrajas. Unión Tipográfica. Jaén 1993<br />

RUIZ SÁNCHEZ, A., José María Poyatos Ruiz. Testigo de Cristo.<br />

Departamento Publicaciones. Obispado de Jaén. Jaén 1998<br />

Id., Las huellas de una vida. Biografía de Félix Pérez Portela.<br />

Departamento Publicaciones Obispado de Jaén 1998<br />

- 155


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Clausura <strong>del</strong> Proceso en la fase Diocesana<br />

El 21de Febrero de 1998, sábado y a las trece horas,<br />

tuvo lugar el acto de clausura en su fase diocesana <strong>del</strong><br />

Proceso de Canonización de nuestros mártires. Tuvo lugar<br />

en el Salón de Actos <strong>del</strong> Seminario, que se encontraba<br />

repleto de asistentes: los miembros <strong>del</strong> Consejo <strong>del</strong><br />

Presbiterio, los miembros <strong>del</strong> Consejo Diocesano de<br />

Pastoral y gran número de familiares, conocidos y devotos<br />

de los mártires.<br />

El Obispo Mons. García Aracil presidió el acto de<br />

clausura y tras saludar a todos los presentes, «Calificó el<br />

acto como un acontecimiento consolador, ejemplar y<br />

estimulante para la vida de la Iglesia Diocesana,<br />

afirmando que lo que en estos momentos se celebraba<br />

significaba una llamado a la fi<strong>del</strong>idad permanente a la<br />

vocación de vida de cada uno. Así mismo se refirió a ese<br />

momento como la satisfacción de una deuda con la gracia<br />

de Dios, manifestada en las personas cuya beatificación<br />

se eleva al Vaticano; como un acto de justicia al ejemplo<br />

dado por estas personas, en uno de los momentos en los<br />

que tanta falta hay de mo<strong>del</strong>os a imitar; un acto de justicia<br />

para con la Iglesia, tantas veces erróneamente juzgada<br />

en ciertos momentos de nuestra historia reciente; y un<br />

acto de justicia, finalmente, para con la Diócesis de Jaén<br />

y para las comunidades respectivas, reconociendo a sus<br />

propios santos. Ellos son, decía el Obispo, la mejor gloria<br />

de la Diócesis y de las Parroquias» «Mons. Santiago García<br />

Aracil invitó a todos los cristianos a leer las sencillas<br />

biografías que se han editado y hacer, con ello, una<br />

156 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

aproximación a estos mo<strong>del</strong>os de vida cristiana. Y terminó<br />

sus palabras diciendo a título de aclaración, que<br />

resaltando el valor de los cristianos, no se pretende en<br />

ningún momento evidenciar posturas contrarias... y que<br />

exaltando el martirio nos abrimos al perdón» «Durante<br />

el Proceso, que duró tres años y medio, se tomó<br />

declaración a 41 testigos y se elaboró una amplia<br />

documentación que se conservará en la Chancillería <strong>del</strong><br />

Obispado y de la que se envía copia autenticada a la<br />

Congregación para los Santos en Roma, donde seguirá el<br />

proceso hasta la proclamación como «Beatos» de los que<br />

ahora son reconocidos como Siervos de Dios» 7<br />

Efectivamente, en una caja de madera lacrada habían<br />

sido depositadas las declaraciones de testigos, informes<br />

y documentos, además una minuciosa exposición histórica<br />

de hechos y circunstancias que rodearon el testimonio y<br />

la muerte de nuestros mártires. El informe histórico fue<br />

dado por la Comisión Histórica formada para el caso y<br />

compuesta por Profesores de la Universidad y Catedráticos<br />

de Institutos, Teólogos y Canonistas. Desde aquí nuestro<br />

agradecimiento.<br />

El día dos de marzo de 1998, a las 11 de la mañana,<br />

Don <strong>Manuel</strong> Peña Garrido, acompañado por el Postulador,<br />

Sr. Andrea Ambrosi, entregaba los documentos <strong>del</strong><br />

Proceso, siendo informados que pasada la Semana Santa,<br />

sería abierta la caja <strong>del</strong> Proceso y comenzaría la nueva<br />

andadura de verificación de todas las pruebas para la<br />

declaración de validez.<br />

7 «Iglesia en Jaén -nº 177- 22-II-1998 y -nº 178- 8-III-1998. «Diario Jaén» La<br />

Semana. Domingo 1-III-1998<br />

- 157


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Declaración de la validez <strong>del</strong> Proceso<br />

El 23 de Octubre de 1998 fue declarada por la Sagrada<br />

Congregación para los Santos, la validez <strong>del</strong> Proceso<br />

Diocesano de Canonización de los siervos de Dios Mons.<br />

Basulto y Compañeros. El decreto que acredita esta noticia<br />

está firmado por el Prefecto de la Sagrada Congregación,<br />

Arzobispo José Saraiva, y fue remitido en la fecha al Sr.<br />

Obispo de la Diócesis.<br />

Publicación de la «Positio super martirio»<br />

A las puertas <strong>del</strong> año 2000, nuevo siglo y nuevo<br />

milenio, el 28-12-1999 se firma y presenta la «Positio super<br />

Martirio», por parte <strong>del</strong> Relator de la Causa, Mons. Luis<br />

Gutiérrez. Es este un documento que ordenadamente<br />

resume todo el Proceso y fue editado en Roma 1999,<br />

Tipografía Guerra, s. r. l., Piazza di Porta Maggiore 2.; es el<br />

documento que servirá de base a la Comisión de Teólogos y<br />

de Cardenales para emitir su juicio en el tiempo oportuno.<br />

La Diócesis de Jaén entraba en el año 2000 con una gran<br />

ilusión, participar en la proclamación oficial de «Beatos» a sus<br />

mártires; recibía de ellos una fuerza especial para intensificar la<br />

acción evangelizadora, no en vano «la sangre de los mártires<br />

es semilla de nuevos cristianos»; veía en ellos un ejemplo de<br />

fi<strong>del</strong>idad que imitar; ponía bajo sus miradas el magnífico<br />

programa <strong>del</strong> Jubileo 2000. Todos: Obispo, Sacerdotes,<br />

<strong>Seminarista</strong>s y Seglares podíamos impetrar humildemente su<br />

intercesión. Ellos, el Obispo Basulto, el Vicario y Canónigo Don<br />

Félix Pérez, los Párrocos Francisco Solís y Francisco López<br />

Navarrete, el <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> y el Seglar José María<br />

Poyatos nos miran desde el cielo y ruegan por nosotros.<br />

158 -


ANEXO<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Los tres artículos que publicamos a continuación,<br />

formando parte de este Anexo, fueron escritos en su<br />

momento y publicados en «Iglesia en Jaén», y aunque no<br />

aparecieron bajo el epígrafe NUESTROS MÁRTIRES, sí<br />

tratan de lo mismo: Algunos testimonios sobre <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>, el testimonio de Madre Victoria, religiosa<br />

calasancia de Martos y el artículo escrito con motivo de<br />

la colecta diocesana mandada a favor <strong>del</strong> Proceso Pro-<br />

Mártires., por ello nos ha parecido oportuno incluirlos<br />

en esta publicación.<br />

- 159


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

160 -


XXVIII<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Testimonios actuales sobre <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

Conocida la personalidad y el heroísmo de <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>, nuestro seminarista mártir, principalmente, a través<br />

de la pequeña biografía «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, Testigo de Dios»,<br />

se fue engendrando gran admiración por él. Entrar en<br />

contacto con <strong>Manuel</strong> y quedar prendados de él, admirarlo y<br />

valorarlo, relacionarlo con el fomento de vocaciones y<br />

encomendarle los seminarios y los seminaristas, era todo una<br />

misma cosa. Nuestro joven seminarista tiene capacidad para<br />

atraer. Para su valoración os ofrezco estos testimonios, de<br />

los muchos que poseo.<br />

El Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Suquía:<br />

«Gracias por la hermosa vida <strong>del</strong> seminarista mártir, <strong>Manuel</strong>. Hará<br />

mucho bien en los Seminarios y el Clero».<br />

Mons. Carlos Amigo, Arzobispo de Sevilla: «Gracias por<br />

darme a conocer el ejemplo <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

Espejo».<br />

Sr. Obispo de Vich, Mons. José María Guix: «No llegó al<br />

Sacerdocio, pero ofreció el sacrificio de su propia vida como<br />

testimonio de coherencia y fi<strong>del</strong>idad a su vocación sacerdotal».<br />

Mons. José González, Obispo de Lugo: «He leído, con<br />

interés y cariño, la biografía <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong><br />

- 161


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Espejo, sí, «un espejo» en el que se puede uno mirar; y un «Testigo<br />

de Dios» que también hoy nos enseña a vivir con amor, claridad y<br />

valentía nuestra fe. Los seminaristas encontrarán en <strong>Manuel</strong> un<br />

buen mo<strong>del</strong>o a seguir».<br />

Don Juan Párraga Barranco, Párroco de Ibros: «La lectura<br />

<strong>del</strong> <strong>libro</strong> ha sido un alimento reconfortante. Antes de leerlo creía<br />

que tu tío habría sido mártir, al conocer muchos detalles, he visto<br />

que era un santo seminarista, y hubiera sido un gran sacerdote,<br />

estímulo para muchos... ¡Ojalá que pronto le veamos en los<br />

Altares!».<br />

Don Juan Cózar Castañar, Sacerdote de Jaén: «Nos has<br />

ofrecido al Clero de Jaén el relato de una vida casi sacerdotal, tan<br />

entregada, que todo compañero que lo lea se verá estimulado por<br />

las virtudes en grado sublime de su vida pre-martirial y por el<br />

testimonio de su entrega total a Dios en el martirio».<br />

Don Ramón Romera Vera, Provisor <strong>del</strong> Obispado de<br />

Jaén: «Sí, comencé la lectura con cierta curiosidad, he de reconocer<br />

que la acabé con honda admiración y sincero convencimiento de<br />

que la muerte de este joven seminarista jiennense había sido la<br />

muerte de un mártir, de un testigo de la fe en Cristo».<br />

Francisco Javier Izquierdo, seminarista de Burgos: «Hace<br />

tiempo cayó en mis manos una estampa <strong>del</strong> <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong><br />

<strong>Aranda</strong>: he de reconocer que la breve biografía, que tiene la estampa,<br />

despertó mi curiosidad».<br />

Ángel Luis Estecha González, seminarista de Cuenca:<br />

«... deseo saber algo más de su vida y martirio, así como difundir<br />

su figura entre compañeros y conocidos...».<br />

162 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Hermanitas de los Pobres de Jaén: «Nos encomendamos a<br />

él y pedimos le podamos ver pronto en los Altares. Le pedimos<br />

vocaciones para la vida sacerdotal y religiosa, dispuestos a dar la<br />

vida por Cristo, corno él».<br />

La Superiora General de las Hijas de la Divina Pastora:<br />

«Gracias por permitirnos leer los escritos sobre <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>,<br />

tu tío y honra de todos. ¡Que hombre de fe y entereza cristiana,<br />

honra nuestra querida tierra!».<br />

Don Adolfo Blanco Alcalde, seglar de Boiro (La Coruña):<br />

«Afortunadamente llegó a mis manos una estampa <strong>del</strong> joven<br />

seminarista <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, heroico mártir de la fe, que me causó<br />

verdadera admiración y deseos de darle a conocer entre nuestros<br />

jóvenes...».<br />

Don César Cruz, seglar de Porcuna: «Será un maravilloso<br />

ejemplo para los que dedican su vida al sacerdocio. La obra tendrá<br />

más éxito <strong>del</strong> que supone».<br />

Don Eduardo Montilla, seglar de Sevilla: «Recordando los<br />

años que acompañé a su tío en el Seminario, me viene a la memoria<br />

la sencillez de su quehacer diario. Por lo mismo su virtud fue<br />

eminente. Siempre hizo, sencillamente, lo que tenía que hacer».<br />

Pensamos que <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, joven seminarista de<br />

Monte Lope Álvarez, ha entrado en la historia de nuestra<br />

Diócesis y de la Iglesia, como una propuesta a tomar en<br />

cuenta por jóvenes y seminaristas, por todos aquellos que<br />

deseen dar una respuesta decidida al Maestro: respuesta<br />

urgente porque el tiempo es breve; total porque no valen las<br />

medias tintas; plenificadora porque puede llenar el corazón<br />

más grande y los deseos más ambiciosos.<br />

- 163


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

¡Que por intercesión de <strong>Manuel</strong>, el Señor bendiga<br />

nuestros Seminarios y nos dé muchos y santos Sacerdotes!.<br />

164 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 121- 5-XI-1995)


XXIX<br />

Victoria Valverde González,<br />

«mujer, religiosa y testigo de Dios»<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

El día 14 de Enero 1996, la Iglesia Diocesana de Jaén, el<br />

Instituto Calasancio de Hijas de la Divina Pastora y en<br />

especial el pueblo de Martos, vivieron la gran alegría de<br />

iniciar el Proceso de Canonización de la Madre Victoria<br />

Valverde González.<br />

Las Religiosas Calasancias, «Las Pastoras» como siempre<br />

se les llamó en Martos, fueron fundadas en Sanlúcar de<br />

Barrameda (Cádiz) el 2 de Enero de 18<strong>85</strong> por el escolapio<br />

Padre Faustino Minguez, con el fin específico de la formación<br />

integral de la mujer, en especial de las más necesitadas, a<br />

través de la escuela y de cualquier medio que conduzca a<br />

este fin; les mueve a todo ello la caridad incondicional a que<br />

las llama Cristo.<br />

Recibieron la aprobación Pontificia el 6 de diciembre de<br />

1910. Trabajan en colegios, residencias y en misiones. Están<br />

extendidas por Argentina, Chile, Colombia, Guinea,<br />

Nicaragua, Uruguay y más ampliamente en España. Cuentan<br />

con más de 300 religiosas y frutos maravillosos de entrega y<br />

servicio incondicional.<br />

- 165


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

Llegan a Martos a raíz <strong>del</strong> impulso recibido por el<br />

reconocimiento pontificio, y desde entonces continúan<br />

sirviendo a la juventud y dando testimonio de fi<strong>del</strong>idad a<br />

Cristo.<br />

Un testimonio de esta fi<strong>del</strong>idad lo tenemos en Victoria<br />

Valverde, quien prefirió a Cristo antes que su propia vida, y<br />

defendió su virginidad, que había consagrado a Él, hasta la<br />

muerte.<br />

Para la fundación marteña y en el año 1917 llega a la<br />

Ciudad de la Peña la Madre Victoria con apenas 29 años y<br />

con la experiencia vivida en varias comunidades: la andaluza<br />

de Sanlúcar, la alicantina de Modóvar y la gallega de<br />

Monforte de Lemos, donde se había consagrado definitivamente<br />

al Señor mediante los votos perpetuos.<br />

Martos, cargada de historia, sede episcopal de singular<br />

importancia en su tiempo, rica en olivar, de empinadas calles<br />

y de gente noble, recibiría a madre Victoria como a una más<br />

<strong>del</strong> grupo de religiosas que iniciaban su andadura, junto a<br />

la iglesia de San Francisco y frente a aquella «Fuente Nueva»<br />

de recuerdos imborrables... les guiaba la obediencia y la<br />

ilusión de una nueva fundación, junto a la responsabilidad<br />

de iniciar esta nueva obra. María Victoria, miraría a la Peña<br />

y saltando por encima de ella, se dirigiría al Padre con el<br />

«fiat» de su vida, sin sospechar, acaso, que allí daría el SI<br />

definitivo, derramando su sangre por el Esposo. En 1922 es<br />

nombrada Superiora de la Casa, pero poco después pasa a<br />

Sanlucar también como Superiora, hasta que en 1931 vuelve<br />

a Martos con el mismo cargo.<br />

166 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Madre Victoria se distinguió por vivir con profundidad<br />

y especial entrega su vida cristiana, como religiosa<br />

consagrada a Dios en cuerpo y alma y dentro de una<br />

congregación a la que amó con todo el corazón.<br />

Creyó en Dios y confió en su Santísima Madre; de Él y<br />

de la intercesión de Ella lo esperó todo; y amó a Dios y a sus<br />

hermanos con todas sus fuerzas, siendo digna de poder<br />

testificarlo con su propia sangre... la mayor gracia que el<br />

Amado le concediera.<br />

No gozó de salud física pero su fortaleza de ánimo le<br />

enriqueció junto con una actitud de justicia y templanza, tan<br />

necesarias para educar a niños y jóvenes.<br />

Mujer humilde, buena, sensible ante los dolores ajenos,<br />

religiosa obediente, de oración confiada y con la limpieza<br />

de corazón, propia de los que verán a Dios.<br />

Apenas iniciada la guerra de 1936, las Religiosas<br />

debieron abandonar el Colegio, aunque permanecieron en<br />

Martos, distribuidas en casas de conocidos. La preocupación<br />

básica de Madre Victoria es cuidar de las religiosas... y no<br />

piensa salir de Martos hasta que no estén todas a salvo; así<br />

permanecerá hasta enero de 1937. Finalmente es hecha<br />

prisionera el día 12 y preguntada por las demás hermanas<br />

contesta: «Mis hijas no han hecho nada, soy yo la responsable de<br />

todas y la que debo sufrir lo que a ellas les quieran hacer»<br />

Larga vigilia para Madre Victoria la <strong>del</strong> día 12, pasada<br />

en oración y conversaciones sobre el cielo, su próximo<br />

destino, junto a las superioras de los conventos de Trinitarias<br />

y Clarisas.<br />

- 167


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

En la madrugada <strong>del</strong> 13 de enero de 1937, son conducidas<br />

con más de cincuenta personas a las cercanías de Las Casillas.<br />

Madre Victoria sabe cual es su destino: el Martirio... el Triunfo<br />

por Cristo, la Vida de los que forman parte <strong>del</strong> cortejo <strong>del</strong><br />

Cordero Inmaculado... pero ella es débil, frágil y le asalta un<br />

temor. La Gracia de Cristo le fortalece y sigue rezando más<br />

y pide suplicando al Amado Esposo... ¡Que me disparen a<br />

distancia! ¡que no mancillen mi cuerpo ni mi alma, pues que<br />

te los entregué a Ti! Fusilan al grupo y mandan a las religiosas<br />

que entren en el cementerio. Madre Victoria teme lo peor, es<br />

la más joven... así que se aferra a los hierros de la puerta y<br />

allí, rendida de amor, se realiza el esperado encuentro... allí<br />

mismo comienzan a dispararle y entrega su vida a su Señor.<br />

El día 14 de Enero de 1996, al día siguiente <strong>del</strong> 59<br />

aniversario <strong>del</strong> Gran Triunfo, el Obispo de Jaén Mons. García<br />

Aracil abría el Proceso de Canonización. En la Eucaristía<br />

concelebramos un buen grupo de sacerdotes, asistieron<br />

muchas religiosas de la Divina Pastora con su extraordinaria<br />

y bondadosa Madre General a la cabeza y muchos vecinos<br />

de Martos.<br />

¡Madre Victoria, tratamos de reconocer oficialmente tu<br />

Victoria, que es la Victoria de Cristo! A Él todo honor y toda<br />

gloria.<br />

168 -<br />

(Iglesia en Jaén -nº 128- 1-II-1996)


XXX<br />

UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

NUESTROS MÁRTIRES<br />

24 de Octubre. Colecta extraordinaria Pro-<br />

Proceso de Beatificación de los Mártires<br />

Diocesanos<br />

«El mayor homenaje a Cristo es la santidad de sus hijos»<br />

Así se expresa Juan Pablo II en la Tertio Milenio Adveniente,<br />

y es el mensaje que nos ofrece el cartel, bellamente<br />

confeccionado, en el que se nos anuncia y sensibiliza sobre<br />

la Colecta extraordinaria que se hará en la Diócesis el<br />

próximo día 24 de Octubre, Pro-Proceso de Canonización<br />

de Nuestros Mártires.<br />

No sería necesario recordar que los testimonios de<br />

Santidad han sido abundantes en nuestra Diócesis de Jaén y<br />

en las distintas etapas de su larga historia: unos reconocidos<br />

mediante el proceso canónico oficial, y otros, los más, en el<br />

recuerdo y en la tradición <strong>del</strong> pueblo cristiano, y desde luego,<br />

intercediendo por nosotros ante el Padre Dios en la corte<br />

celestial. Estas son las perlas más preciadas y preciosas que<br />

enriquecen la corona de la Iglesia de Jaén, por lo que debemos<br />

venerarlas, imitarlas, darlas a conocer en su esplendor y<br />

mostrarlas humildemente a quienes quieran contemplarlas.<br />

- 169


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

La Diócesis de Jaén, al frente su Obispo Santiago García<br />

Aracil, hace diez años, asumió el compromiso de presentar<br />

ante la Santa Sede y en definitiva ante Su Santidad el Papa,<br />

el ejemplo de vida y el testimonio de la muerte de algunos<br />

hijos suyos, que dieron la vida por su fe, su amor a Jesucristo<br />

y su compromiso con la Iglesia.<br />

Recordemos al Obispo <strong>Manuel</strong> Basulto y al Vicario<br />

General Félix Pérez Portela; los párrocos, Francisco Solís de<br />

Mancha Real y Francisco López Navarrete de Orcera; el<br />

<strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo de Monte Lope Álvarez<br />

y el joven Seglar José María Poyatos de Rus. El proceso está<br />

casi culminado; en él se han empleado muchos esfuerzos y<br />

desvelos de tantas instituciones y personas de la Diócesis,<br />

que sería difícil enumerarlas. Gracias a todos, y de seguro<br />

que tendrán en ellos los mejores intercesores.<br />

Además, el Obispado ha sufragado los gastos<br />

económicos, que lógicamente llevan consigo los viajes a<br />

Roma, la edición de los distintos procesos, el sostenimiento<br />

de la causa ante los Tribunales Romanos por parte <strong>del</strong><br />

Postulador, Notarios y Abogados de la Causa.<br />

Vamos a tener la oportunidad de colaborar materialmente<br />

a esta empresa, que de seguro dará gloria a Dios, y ayudará<br />

a los seminaristas, sacerdotes y fieles al seguimiento<br />

en fi<strong>del</strong>idad a Jesucristo.<br />

Que la intercesión de Mons. Basulto se extienda a toda<br />

su Diócesis; que el ejemplo de los sacerdotes fortalezca al<br />

presbiterio diocesano en este nuevo siglo y milenio; que el<br />

testimonio <strong>del</strong> joven José María Poyatos sea acicate para el<br />

trabajo pastoral entre jóvenes.<br />

170 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

Apenas comenzado el curso 1999-2000 en la vida <strong>del</strong><br />

Seminario Diocesano de Jaén y teniendo entre los siervos de<br />

Dios al <strong>Seminarista</strong> <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>, bueno sería que le<br />

encomendáramos, desde nuestro corazón y en las oraciones<br />

privadas, el fomento de las Vocaciones Sacerdotales en<br />

nuestra Diócesis y el cuidado de nuestro Seminario, donde<br />

él vivió tan profundamente el ideal <strong>del</strong> Sacerdote Sabio y<br />

Santo. Para él, «un seminarista era alguien muy valioso para<br />

la Iglesia y para los cristianos, pues de él podía salir un<br />

sacerdote <strong>del</strong> que dependería la salvación de tanta gente»<br />

La generosidad con que participemos en la COLECTA<br />

EXTRAORDINARIA <strong>del</strong> día 24 de Octubre será una muestra<br />

de nuestro apoyo a causa tan justa y tan noble.<br />

(Iglesia en Jaén 17-X-1999)<br />

- 171


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

172 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

ESCRITOS SOBRE NUESTROS MÁRTIRES:<br />

ALFA Y OMEGA, Suplemento <strong>del</strong> ABC, 20-XI-2003, p 14 «Testimonio.<br />

Otro Mártir de la Persecución Religiosa en la Guerra Civil<br />

Española. Murió por no ofender a Dios. <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>»<br />

ÁLAMO BERZOSA, G. Semblanza <strong>del</strong> Excmo. y Rvdmo. D. <strong>Manuel</strong><br />

Basulto Jiménez, Obispo de Jaén desde 1920 a 1936. Manuscrito.<br />

ALIAGA ASENSIO, P. El Siervo de Dios, D. Francisco López Navarrete,<br />

Presbítero 1892- 1936. Obra inédita. Roma 1995.<br />

Id. «Don Francisco López Navarrete 1892-1936. Bosquejo histórico en el<br />

Primer Centenario de su nacimiento» VI Jornadas de Estudios<br />

Histórico Artísticos sobre las Cuatro Villas. Sorihuela <strong>del</strong><br />

Guadalimar, 6-7-XI-1992. Valdepeñas de Ciudad Real. Fabet.<br />

Industrias Gráficas.<br />

ARANDA CALVO, A., <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo, Testigo de Dios. Artes<br />

Gráficas. Jaén 1991<br />

Id. El desafío de una llamada y el riesgo de una respuesta. Gráficas<br />

Catena. Jaén 1995<br />

Id. <strong>Manuel</strong>, un muchacho que quiso ser cura. Unión Gráfica. Jaén 2001.<br />

Id. «Un Centro Vocacional» en «Diario Jaén» 17-3-1993<br />

Id. «Glorias <strong>del</strong> Seminario. <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>. Mártir» en «Mi Seminario»<br />

3ª Época Año II nº 4 Marzo 1993.<br />

Id. «Personajes de nuestra tierra. <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo» en «El<br />

Comarcal» Martos. Enero 1996.<br />

BERNABEU OSET, J. «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo». Revista «Mi Seminario»<br />

nº 10. Jaén 1948.<br />

CALDERÓN, S., LA FUERZA DE LA DEBILIDAD. Vida y Martirio de<br />

la M. Victoria Valverde González, Hija de la Divina Pastora.<br />

Gráficas Catena. Jaén 1996.<br />

- 173


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

CALVO MORILLO, M. «Breve glosa de un hombre que murió por<br />

Cristo» en «Diario Jaén» miércoles 8-XII-1993 p 22.<br />

Id. «Ceremonial por el llanto de una espiga tronchada» en ARANDA<br />

CALVO, A., <strong>Manuel</strong>, un muchacho que quiso ser cura. Unión<br />

Gráfica. Jaén 2001.<br />

CAVALLÉ COBO, F. Testigo Fiel. Biografía de Mons. <strong>Manuel</strong> Basulto<br />

Jiménez. Obispo de Jaén. 1869-1936. Gráficas Catena. Jaén 1995.<br />

Id. Hombre de Dios. Apuntes biográficos sobre el Rvdo. Sr. D. Francisco<br />

Solís Pedrajas. Unión Tipográfica. Jaén 1993.<br />

ESTERO LÓPEZ, L. Declaración sobre vida y virtudes de D. Francisco<br />

López Navarrete. Manuscrito.<br />

GALLEGO, I. M. «Profecía casi realizada» en la Revista Úbeda n.º 37<br />

1953.<br />

JIMÉNEZ COBO, M., Mancha Real. Historia y Tradición. Gráficas Castro<br />

Montiel. Mancha Real (Jaén) 1983.<br />

LEÓN PADILLA, M. «Trágico Aniversario» en «Diario Jaén» 8 Agosto<br />

1996 en el 60 aniversario <strong>del</strong> martirio de <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong>.<br />

LÓPEZ, I. Un mártir de nuestro clero D. Francisco López Navarrete.<br />

Manuscrito.<br />

MOLINA PRIETO, A., «Los Mejores entre nosotros. Los Mártires<br />

Beatificados de la Guerra Civil Española (1936-1939)» en «El<br />

Granito de Arena». Diciembre 1990.<br />

Id. «<strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> Espejo, mártir por negarse a blasfemar» en «El<br />

Granito de Arena» n.º 1467 Julio-Agosto 1996.<br />

MONTERO MORENO, A. Historia de la Persecución religiosa en España<br />

1936-1939. BAC Madrid 1961.<br />

MONTIJANO CHICA, J., Historia de la Diócesis de Jaén y sus Obispos.<br />

I.E.G. 1986.<br />

Id. Informe Diocesano sobre la persecución religiosa en Jaén. Manuscrito.<br />

Id. Flores de Martirio. Obra inédita.<br />

PÉREZ PORTELA, M., Fe <strong>del</strong> Santísimo Sacramento, Biografía de D.<br />

Félix Pérez Portela. Manuscrito.<br />

174 -


UN AMOR MÁS GRANDE QUE LA MUERTE<br />

ROMERA VERA, R.., «Un <strong>Seminarista</strong> de Jaén. Testigo de Cristo» en<br />

«Diario Jaén» 10-III-1993.<br />

RUIZ SÁNCHEZ, A., Monseñor <strong>Manuel</strong> Basulto y Compañeros.<br />

Ejemplaridad de vida y martirio. CAJASUR. Córdoba. 2001.<br />

Id. José María Poyatos Ruiz, Testigo de Cristo. Departamento<br />

Publicaciones Obispado de Jaén. Jaén 1998.<br />

Id. Las huellas de una vida. Biografía de Félix Pérez Portela.<br />

Departamento Publicaciones Obispado de Jaén 1998.<br />

RUS, B., «Un caballero de la fe» en «Diario Jaén» 12-III-1993.<br />

SÁCHEZ DEL CAÑO, D. Artículo sobre <strong>Manuel</strong> <strong>Aranda</strong> en «Revista<br />

Sígueme». Julio-Agosto 1940.<br />

VILLAR CASANOVA, J., «La huella de un <strong>Seminarista</strong>» en «Diario»<br />

Jaén 11-VIII- 2003.<br />

- 175


ANTONIO ARANDA CALVO<br />

176 -

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