XVIII P - Hermandad Sacramental Esperanza de Triana

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VIII. LLOS OS DDOGMAS OGMAS DEL AAMOR MOR E N esta realidad tan deshumanizada, si un concepto tiende a perderse, ése es el del amor, no buscándose la profundidad de ese sentimiento al reducirse todo hoy a una mera banalidad. Los jóvenes, quizás, somos quienes más buscamos este sentir, pero tendemos a confundirnos, y a hacer daño sin pretenderlo, por ello, la Virgen jamás nos desasiste de su Esperanza. Por todo ello, este joven acude a las plantas de Ella y de su Hijo, el Santísimo Cristo de las Tres Caídas, para implorarles por la espiritualidad de la que tanto se carece, y especialmente les pide por nuestros niños, los que corretean por la casa de hermandad, los que participan como inquietos monaguillos en los cultos, los que juguetean con su medalla mas llevándola con orgullo para decir que son hermanos de la Esperanza de Triana, los que guardan un sepulcral silencio cuando se ven tan cerca de Él y de Ella en la íntima reserva de la sacristía –¿Rocío, a que jamás te olvidarás de esa noche del 14 de diciembre, en la que el sueño no te rindió para poder verla?–... Cabría recordar la carta encíclica de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, que dice que “en un mundo en el cual se relaciona el nombre de Dios con la venganza o, incluso, con la obligación del odio o de la violencia, éste es un mensaje de gran actualidad y de significado muy concreto, (...) el amor del cual Dios nos colma y que nosotros debemos comunicar a los demás”. Dios es, ante todo y sobre todo, Amor, el mismo que fluye por el corazón de Santa María, ese amor que no tiene sentido alguno si no va unido a la práctica de la caridad, la que se refleja a través de nuestras hermandades en sus economatos, guarderías, centro de estimulación precoz, hospitales en países subdesarrollados, escuelas, fundaciones asistenciales, asilos... aunque toda esa labor se ve colmada con la acogida de los niños bielorrusos durante los meses del verano, proyecto en el que participan actualmente numerosas corporaciones cofrades, a la que ojalá pronto se una esta Hermandad. El pueblo confía eternamente en Jesús y en María, y a Ellos se ofrecen nuestras oraciones, ruegos y súplicas. Dais amor en abundancia al devoto que os venera, otorgándose quimera con el rezo y la constancia. Se presiente la fragancia que regala primavera con la gracia trianera de una celestial prestancia. En la tierra queda escrita 26

esa verdad que se grita, como bienaventuranza, cuando la boca derrama ese canto que proclama Tres Caídas de Esperanza. 27

VIII. LLOS OS DDOGMAS OGMAS DEL AAMOR<br />

MOR<br />

E<br />

N esta realidad tan <strong>de</strong>shumanizada, si un concepto tien<strong>de</strong> a per<strong>de</strong>rse,<br />

ése es el <strong>de</strong>l amor, no buscándose la profundidad <strong>de</strong> ese sentimiento al<br />

reducirse todo hoy a una mera banalidad. Los jóvenes, quizás, somos<br />

quienes más buscamos este sentir, pero ten<strong>de</strong>mos a confundirnos, y a hacer<br />

daño sin preten<strong>de</strong>rlo, por ello, la Virgen jamás nos <strong>de</strong>sasiste <strong>de</strong> su <strong>Esperanza</strong>.<br />

Por todo ello, este joven acu<strong>de</strong> a las plantas <strong>de</strong> Ella y <strong>de</strong> su Hijo, el Santísimo<br />

Cristo <strong>de</strong> las Tres Caídas, para implorarles por la espiritualidad <strong>de</strong> la que tanto<br />

se carece, y especialmente les pi<strong>de</strong> por nuestros niños, los que corretean por la<br />

casa <strong>de</strong> hermandad, los que participan como inquietos monaguillos en los<br />

cultos, los que juguetean con su medalla mas llevándola con orgullo para <strong>de</strong>cir<br />

que son hermanos <strong>de</strong> la <strong>Esperanza</strong> <strong>de</strong> <strong>Triana</strong>, los que guardan un sepulcral<br />

silencio cuando se ven tan cerca <strong>de</strong> Él y <strong>de</strong> Ella en la íntima reserva <strong>de</strong> la<br />

sacristía –¿Rocío, a que jamás te olvidarás <strong>de</strong> esa noche <strong>de</strong>l 14 <strong>de</strong> diciembre,<br />

en la que el sueño no te rindió para po<strong>de</strong>r verla?–...<br />

Cabría recordar la carta encíclica <strong>de</strong> Su Santidad el Papa Benedicto<br />

XVI, que dice que “en un mundo en el cual se relaciona el nombre <strong>de</strong> Dios<br />

con la venganza o, incluso, con la obligación <strong>de</strong>l odio o <strong>de</strong> la violencia, éste es<br />

un mensaje <strong>de</strong> gran actualidad y <strong>de</strong> significado muy concreto, (...) el amor <strong>de</strong>l<br />

cual Dios nos colma y que nosotros <strong>de</strong>bemos comunicar a los <strong>de</strong>más”.<br />

Dios es, ante todo y sobre todo, Amor, el mismo que fluye por el<br />

corazón <strong>de</strong> Santa María, ese amor que no tiene sentido alguno si no va unido a<br />

la práctica <strong>de</strong> la caridad, la que se refleja a través <strong>de</strong> nuestras hermanda<strong>de</strong>s en<br />

sus economatos, guar<strong>de</strong>rías, centro <strong>de</strong> estimulación precoz, hospitales en<br />

países sub<strong>de</strong>sarrollados, escuelas, fundaciones asistenciales, asilos... aunque<br />

toda esa labor se ve colmada con la acogida <strong>de</strong> los niños bielorrusos durante<br />

los meses <strong>de</strong>l verano, proyecto en el que participan actualmente numerosas<br />

corporaciones cofra<strong>de</strong>s, a la que ojalá pronto se una esta <strong>Hermandad</strong>. El<br />

pueblo confía eternamente en Jesús y en María, y a Ellos se ofrecen nuestras<br />

oraciones, ruegos y súplicas.<br />

Dais amor en abundancia<br />

al <strong>de</strong>voto que os venera,<br />

otorgándose quimera<br />

con el rezo y la constancia.<br />

Se presiente la fragancia<br />

que regala primavera<br />

con la gracia trianera<br />

<strong>de</strong> una celestial prestancia.<br />

En la tierra queda escrita<br />

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