Nuestra - Memorial da América Latina

gadores extranjeros. En este comienzo
de año, Grêmio tiene el boliviano Marcelo
Moreno y el argentino Miralles. Ya
Internacional honora el nombre con
los argentinos D´Alessandro, Guiñazu,
Dátolo y Bolatti. Probablemente, traería
más porteños si en Brasil no hubiera el
límite para cuatro extranjeros en campo.
Solo en esta pequeña lista hay más
de treinta hermanos.
Los tupís no ganaron la guerra del
siglo XV, pero están ganando la guerra
económica del século XXI. Y el fútbol
viene a remolque.
¿Queréis más pruebas? Ahí tenéis:
Durante los cinco años del gobierno
Sarney y los dos del gobierno
Collor, tiempos de fracasados planes
económicos, Brasil no llegó a ninguna
final de Libertadores. Y, aun más grave,
estuvo solo en una semifinal.
Bastó un poco más de competencia
económica con Itamar, Fernando Henrique,
Lula y Dilma para el país quitar la
panza, es decir, los piés, de la miseria.
Desde 1992 volvemos a frecuentar
asiduamente las decisiones de la Libertadores.
En estes últimos veinte campeonatos,
estuvimos en todas las semifinales
y solo no decidimos cuatro torneos. En
los años más recientes, la cosa está mucho
mejor: participamos de las últimas
siete finales y vencemos cuatro.
O sea, con el crecimiento económico,
nos estamos convirtiendo en imperialistas.
Imperialistas regionales, es
verdad, pero imperialistas.
Ahora, del mismo modo como
nosotros, brasileños, maldecimos Milans
y Reais por nos llevarem jugadores,
Flamengos e Internacionais debem ser
odiados por nuestros vecinos.
José Roberto Torero es periodista, analista de fútbol y
colunistana Folha de S. Paulo.
En la página opuesta,
D’Alessandro y
Guiñazú, del Sport Club
Internacional de Porto
Alegre. En esta página,
Bottinelli, jugador de
Flamengo. Todos los
argentinos.
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