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DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2012 / CIUDAD <strong>CCS</strong> / AÑO 3 N° 106<br />
Por Orlando Araujo<br />
(1927-1987)<br />
Cuando yo tenía ocho años, <strong>Samuel</strong> tenía<br />
diez, y fuimos amigos cuando yo tuve trece y<br />
el quince. Se enamoró de una hermana mía y<br />
como éramos amigos yo lo ayudaba a<br />
escribir cartas de amor y compartía la lectura<br />
de todas las respuestas.<br />
Leímos juntos Los tres mosqueteros. Él se hizo<br />
Aramis y yo fui D’Artagnan. Cuando luché<br />
con un grandote, ya <strong>Samuel</strong> me había<br />
enseñado a vencer; y cuando me enamoré<br />
por primerita vez, él me avisó de los<br />
primeros desengaños. Tuvo paciencia para<br />
dirigirme en el arte más difícil: cómo cruzar<br />
a nado un río andino. Se deslizaba por el<br />
fondo si la corriente era violenta, y levantaba<br />
la cabeza y braceaba de pecho en la inestable<br />
ocasión de los remansos.<br />
Ahora no sé si era tan alto como entonces lo<br />
veía, pero sé que era fuerte, que tenía color<br />
de guayaba, y hombros y pecho y contextura<br />
de afrecho.<br />
No sé si era valiente, y creo que algunas<br />
veces tuvo miedo, pero jamás lo vi<br />
retroceder.<br />
En todo caso, no soy disecador de héroes.<br />
Sólo pido que se me permita y se me escuche<br />
decir que <strong>Samuel</strong> andaba por el mundo<br />
despreocupado de su fuerza, de su belleza<br />
abrupta y de la hombría con que su voz casi<br />
de niño iba imponiéndonos la madurez de la<br />
montaña.<br />
Lo que escribo y digo y canto alcanza en<br />
lejanía sus tranquilas hazañas, sus amores<br />
con luna y sus canciones amaneciendo en el<br />
camino.<br />
Había nacido para apacentar ganados,<br />
para sembrar árboles, para preñar la tierra.<br />
No para soldado. No para el uniforme, el<br />
servicio, la obediencia. Cuando bebíamos el<br />
agua parameña de la quebrada molinera,<br />
cuando echábamos el anzuelo en sus<br />
remansos, cuando caminábamos un día para<br />
querer una hora, sentíamos la eternidad del<br />
cuerpo, la vida infinita, el girasol del mundo.<br />
Un día lo hicieron soldado. A él, nacido<br />
campesino de sábila, aguardiente y chimó.<br />
Se fue o se lo llevaron cuando no tenía veinte<br />
años. Después mandó una fotografía con<br />
gorra, uniforme y cuchillito.<br />
Cuando lo mataron supe, por primera vez,<br />
que el llanto no consuela. He visto piedras,<br />
ríos y caminos que a pesar de sus problemas<br />
se ponen a llorar cuando nos reconocen. Voy<br />
por el mundo encontrando a <strong>Samuel</strong> en mis<br />
amigos, y enamorándome siempre de una<br />
mujer que tenga hermana, porque <strong>Samuel</strong><br />
no me perdonaría que lo dejara solo.<br />
2. Poesía de Ana Enriqueta Arvelo 2-3. Ensayo La nueva<br />
vida de la Revista Nacional de Cultura de Luis A. Crespo<br />
3. Trizas de papel Seres lunares y lunáticos<br />
4. Entrevista a Rodolfo Santana, dramaturgo.<br />
Eventos Concursos Premios<br />
Hoy cierra III Feria del Libro de Caracas I Concurso Resonancias de Cuento 2013 Premios Nacionales de Cultura<br />
Se despide la Feria del Libro de Caracas, la cual congregó<br />
durante 10 días a más de 50 editoriales, escritores<br />
nacionales e internacionales en torno a foros, talleres y<br />
presentaciones, donde el ensayo como género literario<br />
fue el protagonista. El evento clausura hoy a las 7:00 pm<br />
con el concierto de Zapato 3 en el Parque Los Caobos.<br />
Narrativa<br />
<strong>Samuel</strong><br />
Despierta. Mirna Gamboa. Óleo sobre tela. 2011<br />
Podrán participar en este evento escritora(e)s mayores<br />
de 18 años de edad, de cualquier nacionalidad, con<br />
obras originales y de su sola y exclusiva autoría,<br />
escritas en castellano, inéditas y no premiadas en otros<br />
certámenes. Para mayor información sobre las bases<br />
visite http://www.resonancias.org/home<br />
Audio Cepeda, en Fotografía; Carlos Paolillo, en Danza;<br />
Carmen Bohórquez, en Humanidades; Domingo Álvarez,<br />
en Arquitectura; Francois Massiani, en Literatura; José<br />
Alirio Rojas, en Cine; José Antonio Dávila, en Artes<br />
Plásticas; José Elías Villarroel, en Cultura Popular; Néstor<br />
Martínez, en Teatro y Simón Díaz, en Música.
2 LETRAS <strong>CCS</strong> / CIUDAD <strong>CCS</strong> / DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2012<br />
Poesía<br />
Respuesta<br />
(Fragmento)<br />
Por Ana Enriqueta Arvelo<br />
Larriva<br />
(1886-1962)<br />
Te hablo, oh antena temeraria,<br />
con la armonía de mi río profundo<br />
y de mi lago sin copia de palmeras.<br />
Quiero saber, hombre lejano que me llevaste<br />
por una ribera muy tuya para mí desconocida,<br />
si en un paso de insomnio<br />
tus pájaros briosos y relucientes<br />
picaron en las moras zumosas de mi soledad.<br />
Si me sentiste allí,<br />
en la espesura de tu bosque sumido,<br />
como hoja soterrada,<br />
como liana sin anillo,<br />
como brisa curiosa<br />
castigada en cárcel vaporosa y oscura.<br />
Si me aspiraste en el último humo de la tarde<br />
o si pasé despertándote por tu más raro amanecer.<br />
Dime si le nací a tu sentir en nube de promesa<br />
o en volcán impaciente y a punto,<br />
o sobre hierbas ya pardas.<br />
Dime si me tomaste como canción de sueño<br />
o como lengua de fuego en extravío dichoso,<br />
o si sólo amaste en mí una arena apagada.<br />
Quiero saber si tu pulso de fiebre<br />
imaginó el candente lejos de mi sangre<br />
o si fui la mancha casta de tu medianoche.<br />
(…)<br />
Me pediste mi distante secreto.<br />
Da el tuyo a mi curiosa lejanía.<br />
Quiero saber qué funda mi poema<br />
en tu mar, en tu playa, en tus jardines<br />
Ensayo<br />
La nueva vida<br />
de la Revista<br />
Nacional de Cultura<br />
Canción que vuela. León Giner. Mixta. 2011<br />
Por Luis A.<br />
Crespo<br />
Poeta<br />
Poemas para recordar a Venezuela<br />
le dicen sus escasos<br />
lectores a un libro conmovedor<br />
de Rafael Pineda, mientras<br />
espera desde 1951 que el olvido<br />
le perdone su belleza. Esta tierra<br />
de gracia, llamó Isaac Pardo a<br />
una clase de Historia de Venezuela<br />
que le recitara a sus hijos<br />
mientras bostezaban cuando su<br />
padre les preguntaba dónde<br />
nació Venezuela y dónde vivían<br />
el río Atabapo y del Páramo de<br />
Piedras Blancas. Camino para ir<br />
a Venezuela quiso el humboldtiano<br />
larense Francisco Tamayo<br />
que así se titulara un libro suyo<br />
sobre su amor al país, del que<br />
muy pocos sabían dónde<br />
quedaba cuando inquiría por el<br />
botón de la brusca y el humilde<br />
bojarro blanco y viaje al amane-<br />
cer sería el sendero que llevó a<br />
Picón Salas a encontrarse con su<br />
verde corazón.<br />
En estos amorosos de nuestra<br />
tierra pienso (hay tantos, como<br />
Uslar, como Armas Alfonzo,<br />
como Arraiz, como Enrique<br />
Bernardo Núñez, como Acosta<br />
Saignes, como muchos otros,<br />
más lejanos o más cercanos en el<br />
tiempo) durante mi lectura de la<br />
Revista Nacional de Cultura a la que<br />
el poeta y cronista Antonio<br />
Trujillo le ha devuelto su<br />
presencia, ay, tanto tiempo<br />
muda por razones casi de<br />
castillo kafkiano.<br />
Mi amigo de levantadas<br />
virtudes supo cuán tenaz habría<br />
de serle ese reto, y cuán rudo;<br />
pero pronto –no me corro al<br />
suponerlo– su conciencia de<br />
inventor de emociones, de<br />
artesano de proyectos y su<br />
asendereada angustia venezolana<br />
(por largo rato ha sido<br />
viandante de sus caminos, sus<br />
orillas y contertulio de sus<br />
pobladores oyendo, copiando lo<br />
que dicen y callan, lo que los<br />
alegra y los artistas) frenaron la<br />
natural incertidumbre que lo<br />
ganara cuando la vehemencia,<br />
su carta de presentación, su fe<br />
de bautismo –diría yo– flaqueara<br />
al escuchar la proposición de<br />
que reanimase e hiciera de<br />
nuevo visible la histórica, la<br />
legendaria publicación de don<br />
Mariano Picón Salas, cuyos<br />
seguidores y veladores de su<br />
continuidad se cuentan entre los<br />
más conspicuos de nuestras<br />
letras.<br />
La indecisión no duró mucho:<br />
pronto sintió en su pecho el<br />
poeta de blanco de orilla que<br />
trapos y helechos, la revista que<br />
creara años atrás su fervor por la<br />
memoria colectiva de su pueblo,<br />
el alto mirandino –vale decir,<br />
San Antonio de los Altos– se le<br />
ofrecía ahora como horizonte<br />
para darle más desmesura a su
Aspiración. Jorge Vegas. Óleo sobre tela. 2011<br />
desvelo de amor por Venezuela.<br />
Ello explica la determinación<br />
con que atendió la propuesta de<br />
dirigir la Revista Nacional de<br />
Cultura. En su ánimo ardía desde<br />
antes, como la llama viva de su<br />
indesmayable ansia de servidor<br />
público (¿qué poeta verdadero<br />
no lo es?) la terca y acérrima<br />
voluntad con que ha vivido por<br />
sus manos y con su aliento la<br />
referida publicación sanantoñera<br />
enfrentada siempre al<br />
desprecio que le profesan con<br />
bochornosa puntualidad los<br />
conmilitones de municipio, esos<br />
sembradores de cemento y<br />
antipatria que jamás pudieron<br />
con la rabia acusadora y la<br />
piedad montañesa de Orlando<br />
Araujo, el primer lector,<br />
colaborador y pregonero de<br />
trapos y helechos.<br />
Hubo sin embargo de guerrear<br />
el nuevo director de la RNC con los<br />
imponderables de costumbre: la<br />
corrección, la transcripción, el<br />
diseño, la pendular predisposición.<br />
¿A qué nombrarlos? Triunfaría,<br />
en definitiva, su ya famoso<br />
frenesí. Hace unas semanas,<br />
mientras transcurría el Festival<br />
Mundial de Poesía, anunciaba a<br />
voz en cuello la resurrección de la<br />
revista. “El año bicentenario de<br />
nuestra Independencia encuentra<br />
en las páginas de la Revista Nacional<br />
de Cultura espacio y sobrada<br />
emoción para difundir un hecho<br />
trascendente provocado por el<br />
genio y temperamento de un<br />
pueblo imperturbable en su afán<br />
libertario”, subrayó en la página<br />
editorial.<br />
Fue menester prolongar<br />
durante dos tomos (el número<br />
338) aquella profusa tradición<br />
de amor por Venezuela que he<br />
encontrado en el poemario de<br />
Pineda, en la crónica de Isaac<br />
Pardo, en la biografía de la flor y<br />
de los suelos de Tamayo, en el<br />
viaje de Picón Salas. Es que no<br />
hay página en la Revista Nacional<br />
de Cultura donde no sintamos o<br />
pensemos a Venezuela y<br />
sabemos dónde vive y cómo ha<br />
sido y cómo es y qué la acosa y<br />
cómo hacer para que persista.<br />
La soberanía geográfica y<br />
humana es allí asunto de razón y<br />
de invento, desde la historia a la<br />
Es que no hay<br />
página en la Revista<br />
Nacional<br />
de Cultura donde<br />
no sintamos<br />
o pensemos a<br />
Venezuela y sabemos<br />
dónde<br />
vive y cómo ha<br />
sido y cómo es y<br />
qué la acosa y<br />
cómo hacer para<br />
que persista.<br />
leyenda, desde la confesión al<br />
diálogo. Leemos en ella la<br />
herencia aborigen y africana, el<br />
paisaje y su metáfora literaria y<br />
ecológica, la añoranza de los<br />
héroes civiles y guerreros, el<br />
cielo y la tierra de lo nacional y<br />
lo universal, el arte y la ciencia,<br />
DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2012 / CIUDAD <strong>CCS</strong> / LETRAS <strong>CCS</strong> 3<br />
el libro como lectura y como<br />
ética; y en todo, a vuelta de<br />
página, se escucha la voz del<br />
país, su testimonio, su idioma de<br />
hacedor de escritura hablada y<br />
de literatura comunal. He aquí a<br />
la Venezuela oral y escrita, a la<br />
pensadora y sentimental. En<br />
resumen, a la Venezuela de la<br />
montaña y de sus orillas, la de la<br />
sabana y de la costa, la de su<br />
selvas y de sus espinas, la de su<br />
bruma y su canícula, la del<br />
cantor y el artista, la del músico<br />
y el memorialista, la del intelectual<br />
y el escritor, la del historiador<br />
y el cronista.<br />
Pocas veces una revista se parece<br />
tanto a lo que propone su título.<br />
Pocas veces fue tan venezolana.<br />
Que el poeta guayanés, el sabio de<br />
El Tocuyo, el humanista caraqueño<br />
de utopía y el padre merideño<br />
de la RNC lo digan con sus propios<br />
sentimientos: ella es como los<br />
poemas con que nos recordarnos,<br />
como un camino para ir hasta<br />
nosotros mismos, como la lectura<br />
de nuestro había una vez y como<br />
el viaje a nuestro amanecer. Su<br />
definitivo amanecer.<br />
Trizas de papel<br />
Seres<br />
lunares<br />
y lunáticos<br />
Tocados<br />
por la luna<br />
de Carlos Sosa.<br />
Colección Delta,<br />
del Fondo Editorial<br />
Fundarte, 2012 /<br />
p. 212<br />
La luna<br />
como<br />
emblema<br />
ancestral y<br />
por excelencia<br />
de todos<br />
los misterios,<br />
secretos y<br />
profundidades<br />
de la<br />
vida<br />
humana, es<br />
el centro en<br />
torno al cual<br />
halla su<br />
núcleo e<br />
hilo conductor,<br />
en un<br />
ritmo menguante y ascendente,<br />
la propuesta ensayística de<br />
Carlos Sosa Osorio, quien<br />
apelando al ímpetu expresivo<br />
y el desenfado personal de<br />
Montaigne, fundador del<br />
género como un discurso casi<br />
confesional, constela un<br />
homenaje más emotivo y poético<br />
que meramente académico<br />
al enigmático astro<br />
selenita, genio tutelar de la<br />
creación, lo femenino, la<br />
muerte y la resurrección.<br />
La luna como inspiradora<br />
del arte, y a su vez reflejada<br />
insistentemente en las<br />
creaciones estéticas de todas<br />
las épocas, es el motivo axial<br />
que permite al autor un paseo<br />
heteróclito y desprejuiciado<br />
por una galería de figuras<br />
históricas y literarias marcadas<br />
todas por el estigma lunar,<br />
hermanadas por una “poética<br />
de la luna” que las acerca al<br />
inconsciente y la locura, que<br />
las arrebata hasta los abismos<br />
del dolor, la muerte y el<br />
misterio, pero que las hace<br />
reemerger, a la vuelta de su<br />
elipsis, arropadas por la halo<br />
de la lucidez, la verdad y la<br />
iluminación.<br />
En una secuencia de ensayos<br />
literarios breves y concisos,<br />
escritos con la soltura de una<br />
libre intuición y una pasión<br />
lírica parecida al amor o la<br />
veneración, Carlos Sosa Osorio<br />
presenta los retratos inquietantes<br />
de estos seres lunares y<br />
lunáticos, dispares pero<br />
afines, en quienes se percibe el<br />
vaivén de la marea lunar que<br />
los trae desde el sin fondo de<br />
la noche a las cúspides solares<br />
de un nuevo día.<br />
Seres lunares y lunáticos forma<br />
parte de la colección Delta del<br />
Fondo Editorial Fundarte.
4 LETRAS <strong>CCS</strong> / CIUDAD <strong>CCS</strong> / DOMINGO 5 DE AGOSTO DE 2012<br />
Rodolfo Santana<br />
Dramaturgo<br />
“El obricida”<br />
Con los dramaturgos nunca se sabe: ¿hablan con<br />
nosotros cuando responden nuestras preguntas o<br />
son sus palabras ya un diálogo autónomo que nos<br />
reserva un palco en la conversación? Para adivinar<br />
a este hombre cauteloso y afable que es Rodolfo<br />
Santana hay que ser un testigo vivaz: ver entre<br />
líneas, leer tras bastidores, inventar, si es preciso,<br />
los detalles y sospechar de su imponente silencio.<br />
Quizá por ser autor de dramas uno se predispone a<br />
la idea de que existe en Santana Rodolfo encerrado.<br />
Y quizá por eso sea posible el milagro ese de que<br />
siendo un escritor influyente en el pensamiento<br />
actual sea a la vez un espíritu aparte. Acá<br />
intentamos retratarlos a ambos: él y a su doble, con<br />
relativo éxito.<br />
Por Freddy Ñáñez<br />
Poeta<br />
— Defínase en dos actos.<br />
—1er acto: entro y curioseo, vivo. 2do:<br />
convivo, exagero la curiosidad, me<br />
enamoro en exceso, me divorcio dos veces<br />
y escribo dramas sobre lo poco que<br />
entiendo sobre lo que vivo.<br />
—¿Cuál es su definición de la infelicidad<br />
absoluta?<br />
—Desconocer que la persona a quien amas<br />
también te ama.<br />
—Como dramaturgo dígame, ¿cuál es el<br />
mayor de los conflictos del hombre?<br />
—El miedo al cambio. Tendemos al arraigo<br />
y en él prolifera la defensa de lo peor.<br />
—Y como hombre, ¿cuál es el mayor<br />
conflicto del dramaturgo?<br />
—Lograr mantener el peligroso equilibrio<br />
que requiere una idea dramática.<br />
—De niño, ¿qué programa de TV lo<br />
perjudicó más?<br />
—Cuando niño, en Venezuela, la programación<br />
de TV era muy sana: obras de teatro<br />
clásicas, conciertos, programas de humor<br />
en vivo, con excelentes comediantes. Es<br />
ahora, de adulto, cuando muchos programas<br />
de televisión me han perjudicado.<br />
—A su juicio, ¿por qué las telenovelas<br />
venezolanas son tan malas?<br />
—Se debe a los criterios necios, conservadores,<br />
economicistas, de la gerencia<br />
televisiva sobre “lo que es una telenovela”,<br />
pues influyen decisivamente en la<br />
creatividad de los libretistas originando los<br />
bodrios que ya se han hecho costumbre.<br />
—En el más allá, ¿con quién no le<br />
gustaría encontrarse?<br />
—Con unas ratas infames como Ronald<br />
Reagan, George Bush o Nixon. En fin, con la<br />
mayoría de los presidentes de EEUU.<br />
—¿Existe la vida después del teatro?<br />
—Mucha. El teatro es un desprendimiento<br />
intenso de la vida. Una vida probable<br />
diseñada para ser escrutada mientras nos<br />
modifica el alma.<br />
—¿Qué representan para usted sus<br />
personajes?<br />
El dramaturgo Rodolfo Santana .<br />
—Mis personajes, en este momento, son un<br />
colectivo muy arrecho. Viven en una<br />
Cooperativa que busca sus correcciones y<br />
nuevos atributos y persiguen las oportunidades<br />
que siempre les ha negado el autor,<br />
limitado siempre en sus visiones. Es en<br />
nuestra Revolución –por fortuna– donde yo,<br />
como autor, me he puesto reflexivo,<br />
consecuente, explosivo y mis personajes<br />
han adquirido el carácter que siempre<br />
desearon.<br />
—Y usted, ¿qué representa para ellos?<br />
—No acostumbro hablar con mis personajes<br />
más allá de sus exigencias, que son muchas,<br />
ya que me rebasan la imaginación y me<br />
joden todo el esquema previsto en la obra.<br />
Pero sí te puedo decir que si uno los atiende<br />
en exceso incurre en autofagia, que es la<br />
inmoral costumbre de devorarse a sí mismo.<br />
Costumbre de larga tradición en la literatura<br />
venezolana. Prefiero, por eso, cometer<br />
“obricidio”, que es asesinar la obra que<br />
quiere devorarte. Es ella o tú. Prefiero que<br />
sea ella.<br />
—En el amor, ¿qué es más importante el<br />
guión o la dirección?<br />
—Ninguna de las dos: es la acción irreflexiva,<br />
pues lo excepcional, loco y afortunado en<br />
el guión del amor es expresarnos, en el<br />
segundo preciso, con la más barata de las<br />
Directora Mercedes Chacín Coordinadora Odry Farnetano. Selección de textos Alba Velásquez<br />
Letras <strong>CCS</strong> es un suplemento de fin de semana de <strong>Ciudad</strong> <strong>CCS</strong>, forma parte integral del diario y se<br />
distribuye de forma gratuita | Redacción 0212-8607149 correo-e: letras.ciudadccs@gmail.com<br />
imbecilidades al ver el rostro de la persona<br />
amada que, a su vez, nos responde con una<br />
necedad peor.<br />
—Y en religión, ¿importa más el conflicto<br />
o la acción?<br />
—Dios es inmenso y tremendamente<br />
bueno. En Él me cobijo. Pero no acompaño<br />
las manifestaciones de la jerarquía eclesiástica<br />
contra la Revolución. La cúpula<br />
eclesiástica defiende sus intereses y han<br />
contribuido al derrumbe de democracias en<br />
toda América Latina. No se puede utilizar a<br />
Dios.<br />
—Dicen sus personajes que usted detesta<br />
la fantasía.<br />
—Ellos jamás dirán eso, pues los he<br />
explorado muy bien. Conozco sus tuétanos.<br />
La historia en que viven. Las formulaciones<br />
sociales, políticas y antropológicas que los<br />
mueven. Sin medias tintas, mis personajes y<br />
muchas de las fábulas en que viven pertenecen<br />
más al futuro que al hoy. Por eso los<br />
directores las ven con prevención. Tú lees<br />
Una tarde poco fastidiosa y es una obra que<br />
desentraña las matanzas sociales, estudiantiles,<br />
de nuestra época. Como la matanza<br />
reciente en el cine donde se estrenaba una<br />
película de Batman. Léanla.<br />
—Dicen los realistas que usted exagera.<br />
—La realidad es un espejo demasiado<br />
cóncavo, sinuoso. Todos vivimos en el<br />
espacio que media entre nuestros sueños,<br />
los sueños que ansiamos en la vigilia y los<br />
sueños que deseamos cumplir en el<br />
quehacer concreto, que es el más<br />
conflictivo.<br />
—¿Quién mató a Alfredo Gris?<br />
—Esa fue mi primera obra. Lo mató la IV<br />
República. Al igual que a 3.500 militantes y<br />
opositores, pues era un Estado asentado en<br />
un sistema soez, criminal, que no tenía<br />
límites de represión en la defensa de sus<br />
privilegios obscenos.<br />
—Supongamos que es usted un dramaturgo<br />
de Saturno. Escriba una sinopsis<br />
sobre la extinta raza humana.<br />
—Extraños seres que siempre buscaron un<br />
mineral llamado amor que, lamentablemente,<br />
no hemos encontrado en nuestras<br />
exploraciones.<br />
—¿Cuál es la virtud que más envidia?<br />
—La reflexión, que es el espacio breve en<br />
que podemos calmarnos y responder a la<br />
tormenta de la violencia que nos ataca: en<br />
la esquina, en la cola, en el trabajo. No hay<br />
que dejar que la violencia nos corrompa.<br />
Ante ella, un lema sufí: “Todo pasa”.<br />
—Lo peor del cine venezolano.<br />
—No sigue las ideas centrales de la historia.<br />
Desconoce los géneros y cree poder<br />
inventarlos. Posee personajes poco explorados<br />
y poca vinculación con los conflictos de<br />
nuestra historia contemporánea. Y hay muy<br />
poca investigación temática.<br />
—Lo mejor del cine venezolano.<br />
—La osadía y dedicación de algunos<br />
realizadores buscando temáticas cruciales.<br />
Acodándose a un modo de hacer cine<br />
insurgente, pobre, que siempre es mucho<br />
dinero. Asentando sus posibilidades<br />
expresivas en la esencia de la historia.<br />
—En un strip-tease psicológico, ¿cuál es<br />
el defecto que se quitaría de primero?<br />
—Muchos, por tanto prefiero un strip-tease<br />
para exhibirlos, como he practicado toda<br />
mi vida. Hace ocho años efectué una<br />
encuesta sobre mí mismo, con amigos y<br />
conocidos, novias, esposas, amantes,<br />
compañeros de trabajo, enemigos, críticos,<br />
para lograr mi perfil y resultó un desbarajuste<br />
que, en esencia, decía, especialmente,<br />
que era un sociópata, amante del sexo y<br />
obsesionado con la escritura.<br />
—Si Dios le concede un plagio, ¿qué obra<br />
escogería?<br />
—¡Imaginación siempre, plagio nunca!<br />
Admiro con envidia cochina a decenas de<br />
autores y confieso que me he sumergido en<br />
ellos y utilizado en mis obras. Es lo que se<br />
llama “canibalismo benévolo”. Te tragas al<br />
autor y sus influencias, pero trabajas su<br />
corriente en direcciones nuevas. Es decir, lo<br />
canibalizas y el cadáver de la influencia no<br />
se nota. Yo he canibalizado a centenares de<br />
autores.<br />
<strong>Ciudad</strong> <strong>CCS</strong> es un periódico gratuito editado por la Fundación para la Comunicación Popular<br />
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