Salinas, P. (2010). - Repositorio Digital - Instituto Politécnico Nacional

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situaciones que ya fueron tratadas anteriormente sobre cierto tema, provocando la reflexión sobre ellas sin realizarlas nuevamente. Situaciones de este tipo se refieren a una serie de problemas sobre un tema que abarcará un tiempo prolongado para su aprendizaje. Con ellas se pretende integrar una serie de problemas en un proceso que se interioriza con un nuevo sentido, y al relacionar diferentes situaciones se articulan viejos y nuevos conocimientos. A nuestro parecer, Sadovsky (2005) hace un señalamiento oportuno acerca de la necesidad adicional de que el estudiante tenga un proyecto de aprendizaje que le permita iniciar un proceso de descontextualización de los conocimientos que va a producir. Si el estudiante no tiene este proyecto, el profesor, ejerciendo la devolución para dárselo, a la vez estará ejerciendo la institucionalización. Además del imprescindible deseo por aprender, este proyecto del estudiante “supone un futuro que se inscribe en el pasado y el presente escolar” (p. 45). El estudiante debe tomar en cuenta la representación que tiene del saber cultural relacionado al momento de interactuar con la situación y debe nutrir ese saber de lo que ha ido organizando y estructurando como producto de su práctica escolar. Esa “imagen cultural” incluye las expectativas que el estudiante piensa que se tienen de él en cuanto a lo que se quiere que aprenda y que relacione con otros problemas anteriores, y todo esto condiciona su producción. A nuestro juicio, este concepto de proyecto del estudiante funciona como una especie de “devolución” que el estudiante ejerce para sí mismo, porque es como reflexionar en su responsabilidad matemática sobre los problemas que la situación le presenta. Por otra parte, desde nuestra perspectiva, el momento mismo en que una situación adidáctica es llevada al aula escolar, el papel del profesor o su influencia no puede ser aislada del evento que, al fin y al cabo, está enmarcado en una institución educativa, donde rol de estudiante y profesor quedan sobredeterminados. El estudiante, tal vez no de manera consciente, pero está habituado a responder en su papel de tal; debe “jugar el juego” que implica concentrarse y actuar ante la situación que el profesor le ha presentado; en cierta forma, la participación del profesor está incluida en su percepción. En este sentido, el ambiente social en el que se propone la situación adidáctica ya lleva implícito cierto nivel de interacción entre estudiante y profesor. Sadovsky (2005) expresa no estar de acuerdo en la oposición que hace Brousseau entre la adaptación al medio y la adaptación al deseo del profesor. Brousseau expresa que el estudiante no podría aprender sin la intencionalidad del profesor en la relación didáctica y los conocimientos que el estudiante necesita aprender sobrepasan lo que pudo haber construido en las interacciones adidácticas. Sin embargo, si no funcionara la relación de contrato que une al estudiante con el profesor en relación a los objetos matemáticos, la interacción adidáctica no se produciría. Las elaboraciones del estudiante ocurren entre las resistencias del medio y el deseo del profesor. Sadovsky y Sessa (2005) argumentan sobre la ineludible dimensión social de la emergencia de algunos conocimientos; en algunos casos la naturaleza del problema hace necesaria la interacción en clase entre los estudiantes, lo cual puede establecerse como las retroacciones de los pares. Esta interacción puede sobrepasar la organización social que 39

se asumió en el análisis a priori sobre la situación didáctica, lo que provoca que el modo en que un estudiante aborda el problema pueda llegar a modificar lo que otros estudiantes decidan hacer. A la vez esta interacción entre soluciones diferentes puede ser fuente de nuevos problemas que el profesor sea capaz de reconocer y encontrar un sentido a su planteamiento para confrontar a los estudiantes, problematizando de este modo las cuestiones surgidas de la interacción. Se ilustra esto al referir la investigación relativa a la transición aritmética – álgebra donde se constató la emergencia de conocimientos en el transcurso del debate ocurrido durante clase después de la interacción adidáctica de cada estudiante con cierto problema. Cabe señalar que este problema propone un cambio drástico en las prácticas matemáticas comunes de los estudiantes porque solicita no sólo hallar las soluciones del problema, sino asegurarse además que se han encontrado todas las soluciones posibles. En el trabajo referido se muestra que las diferencias entre las producciones de los estudiantes constituyeron una fuente de desequilibrio en la clase que generó el surgimiento de nuevas preguntas. Los estudiantes pueden verificar sus soluciones pero no tienen modo de asegurar que no hay otras soluciones; “establecer un procedimiento para generar cualquier solución posible requeriría poner una estaca en las relaciones matemáticas inherentes al problema y eso se representaría a través de nuevas herramientas semióticas” (p. 93). Sadovsky (2005) comenta que el momento de “la confrontación entre las diferentes producciones de la clase funcionó como una primera retroacción al punto de vista de cada alumno y, a la vez, dio sentido a la búsqueda de criterios para establecer cómo se sabe cuántas soluciones hay” (p. 50). La interacción con soluciones diferentes puede hacer surgir nuevos problemas, algunos de los cuales sólo pueden ser planteados por el profesor que es el único que puede reconocerlos como tales. Ejemplifica esta afirmación con un hecho reconocible: los estudiantes pueden pensar en dos procedimientos correctos de un problema que producen respuestas diferentes. Sólo cuando salgan a la luz esas diferencias y sean fuente de conflicto como producto de la interacción entre los estudiantes, entonces el profesor podrá intervenir para plantearlo como problema a discutir. Llegar a establecer la norma según la cual dos procedimientos son equivalentes si y sólo si llevan a la misma solución es algo que necesita tanto de la interacción entre pares, para que emerja la cuestión, como de la intervención del profesor al plantear el problema a discutir. De este modo Sadovsky (2005) ha planteado una relación entre lo didáctico y lo adidáctico apoyándose en resultados del estudio de las discusiones colectivas generadas en clase. Confirma que los estudiantes producen conocimiento en el marco de la situación didáctica cuando se realizan debates en los cuales las intervenciones de estudiantes y profesor se realizan desde una posición en la que se preserva la autonomía intelectual. Se inclina hacia considerar que lo que determina una situación adidáctica es la posición que sostiene el estudiante y el docente, y no la interacción del estudiante con la problemática de forma independiente a la intervención del profesor. Pensar la situación adidáctica en términos de la posición que sostiene el estudiante por el tipo de reconocimiento que hace del profesor, permitiría estudiar la intervención del profesor no como compensación de las insuficiencias de un medio, sino como un modo de intervención que puede enriquecer la calidad de las relaciones que el estudiante establece 40

se asumió en el análisis a priori sobre la situación didáctica, lo que provoca que el modo<br />

en que un estudiante aborda el problema pueda llegar a modificar lo que otros<br />

estudiantes decidan hacer. A la vez esta interacción entre soluciones diferentes puede ser<br />

fuente de nuevos problemas que el profesor sea capaz de reconocer y encontrar un<br />

sentido a su planteamiento para confrontar a los estudiantes, problematizando de este<br />

modo las cuestiones surgidas de la interacción. Se ilustra esto al referir la investigación<br />

relativa a la transición aritmética – álgebra donde se constató la emergencia de<br />

conocimientos en el transcurso del debate ocurrido durante clase después de la<br />

interacción adidáctica de cada estudiante con cierto problema. Cabe señalar que este<br />

problema propone un cambio drástico en las prácticas matemáticas comunes de los<br />

estudiantes porque solicita no sólo hallar las soluciones del problema, sino asegurarse<br />

además que se han encontrado todas las soluciones posibles. En el trabajo referido se<br />

muestra que las diferencias entre las producciones de los estudiantes constituyeron una<br />

fuente de desequilibrio en la clase que generó el surgimiento de nuevas preguntas. Los<br />

estudiantes pueden verificar sus soluciones pero no tienen modo de asegurar que no hay<br />

otras soluciones; “establecer un procedimiento para generar cualquier solución posible<br />

requeriría poner una estaca en las relaciones matemáticas inherentes al problema y eso se<br />

representaría a través de nuevas herramientas semióticas” (p. 93).<br />

Sadovsky (2005) comenta que el momento de “la confrontación entre las diferentes<br />

producciones de la clase funcionó como una primera retroacción al punto de vista de cada<br />

alumno y, a la vez, dio sentido a la búsqueda de criterios para establecer cómo se sabe<br />

cuántas soluciones hay” (p. 50). La interacción con soluciones diferentes puede hacer<br />

surgir nuevos problemas, algunos de los cuales sólo pueden ser planteados por el profesor<br />

que es el único que puede reconocerlos como tales. Ejemplifica esta afirmación con un<br />

hecho reconocible: los estudiantes pueden pensar en dos procedimientos correctos de un<br />

problema que producen respuestas diferentes. Sólo cuando salgan a la luz esas diferencias<br />

y sean fuente de conflicto como producto de la interacción entre los estudiantes,<br />

entonces el profesor podrá intervenir para plantearlo como problema a discutir. Llegar a<br />

establecer la norma según la cual dos procedimientos son equivalentes si y sólo si llevan a<br />

la misma solución es algo que necesita tanto de la interacción entre pares, para que<br />

emerja la cuestión, como de la intervención del profesor al plantear el problema a discutir.<br />

De este modo Sadovsky (2005) ha planteado una relación entre lo didáctico y lo adidáctico<br />

apoyándose en resultados del estudio de las discusiones colectivas generadas en clase.<br />

Confirma que los estudiantes producen conocimiento en el marco de la situación didáctica<br />

cuando se realizan debates en los cuales las intervenciones de estudiantes y profesor se<br />

realizan desde una posición en la que se preserva la autonomía intelectual. Se inclina<br />

hacia considerar que lo que determina una situación adidáctica es la posición que sostiene<br />

el estudiante y el docente, y no la interacción del estudiante con la problemática de forma<br />

independiente a la intervención del profesor.<br />

Pensar la situación adidáctica en términos de la posición que sostiene el estudiante por el<br />

tipo de reconocimiento que hace del profesor, permitiría estudiar la intervención del<br />

profesor no como compensación de las insuficiencias de un medio, sino como un modo de<br />

intervención que puede enriquecer la calidad de las relaciones que el estudiante establece<br />

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