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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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MIL MESETAS<br />

signo que le permite escapar a la muerte. Signo de Caín. ¿Peor castigo que la<br />

muerte imperial? El Dios judío inventa la prórroga, la existencia condicionada, la<br />

moratoria ilimitada Pero también la posibilidad de la alianza como nueva relación<br />

con el dios, puesto que el sujeto siempre continúa vivo. Abel no es nada, su<br />

nombre sólo es vanidad, mientras que Caín es el verdadero hombre. Este sistema<br />

ya no es el de la falsificación o de la trampa que animaba el rostro del significante,<br />

la interpretación del adivino y los desplazamientos del sujeto. Es el régimen de la<br />

traición, de la traición universal, en el que el verdadero hombre no cesa de traicionar<br />

a Dios tanto como Dios traiciona al hombre, en una cólera de Dios que define<br />

la nueva positividad. Antes de morir, Moisés recibe las palabras del gran cántico<br />

de la traición. Contrariamente al sacerdote-adivino, incluso el profeta es fundamentalmente<br />

traidor, y reafiza así la orden de Dios mejor que si le hubiera sido<br />

fiel. Dios encarga a Jonás k a Nínive para invitar a sus habitantes a enmendarse, a<br />

eUos precisamente que no han cesado de traicionarlo. Pero el primer gesto de Jonás<br />

es ir en la dirección opuesta; también él traiciona a Dios, y huye "lejos del rostro<br />

de Adonái". Jonás embarca hacia Tarsis y se duerme como un justo. La tempestad<br />

suscitada por Dios lo arroja al agua, donde es tragado por una ballena que<br />

luego lo expulsará en el límite de la tierrra y de las aguas, hmite de separación o hnea<br />

de fuga que ya era la de la paloma del Arca (Jonás es precisamente el nombre<br />

de la paloma). Ahora bien, huyendo del rostro de Dios, Jonás ha hecho exactamente<br />

lo que Dios quería, cargar con el mal de Nínive, y lo ha hecho mejor incluso<br />

de lo que Dios quería, se ha anticipado a Dios. Por eso dormía como un<br />

justo. Dios lo mantiene con vida, protegido provisionalmente por el árbol de Caín,<br />

pero dejando morir al árbol a su vez, puesto que Jonás ha reconstituido la afianza<br />

al ocupar la Línea de fuga Jesús hará universal el sistema de la traición: traicionando<br />

al Dios de los judíos, traicionando a los judíos, traicionado por Dios ("¿por<br />

qué me has abandonado?"), traicionado por Judas, el verdadero hombre. Jesús ha<br />

cargado con el mal, pero los judíos que lo matan cargan también con ese mismo<br />

mal. Cuando le piden a Jesús un signo de su fifiación divina, Jesús mvoca un signo<br />

de Jonás. Caín, Jonás y Jesús forman tres grandes procesos lineales en los que los<br />

signos se precipitan y se alternan. Existen también otros muchos. Pero lá doble<br />

desviación en la línea de fuga es una constante en todos eUos.<br />

Cuando el profeta declina la carga que Dios le confi'a (Moisés, Jeremías,<br />

Isaías, etc.), no lo hace porque esa carga le resulte demasiado pesada, como un<br />

oráculo o un adivino del imperio que rechazan una misión pehgrosa: más bien<br />

hace como Jonás, que se anticipa a la intención de Dios, ocultándose y huyendo<br />

de él, traicionándolo, mucho mejor que si obedeciera. El profeta, más que mspirado,<br />

no cesa de ser forzado por Dios, hterahnente violado por él. El profeta no es<br />

un sacerdote. El profeta no sabe hablar. Dios le introduce las palabras en la boca:<br />

manducación de la palabra, semifagia de una nueva forma. El profeta, al contrario<br />

que el adivino, no interpreta nada: más que un delirio de idea o de imaginación,<br />

tiene un delirio de acción, una relación con Dios pasional y autoritaria, no despótica<br />

y significante; más que aphcar los poderes pasados y presentes, se anticipa y<br />

detecta las fuerzas del futuro. Los rasgos de rostridad ya no tienen por función impedir<br />

la formación de una hnea de fuga, o formar un cuerpo de significancia que<br />

SOBRE ALGUNOS REGIMENES DE SIGNOS 129<br />

la controla y sólo le envía un chivo sin rostro. Al contrario, la rostridad organiza la<br />

línea de fuga, en el cara a cara de los dos rostros que se ahuecan y se desvían, se ponen<br />

de perfil. La tiaición se ha convertido en la idea fija, la obsesión mayor, que<br />

sustituye a la trampa del paranoico y del histérico. La relación "perseguidor-perseguido"<br />

no es en modo alguno pertmente: cambia completamente de sentido según<br />

se trate del régimen paranoico despótico, o del régimen pasional autoritario.<br />

Hay algo que todavía sigue inquietándonos: la historia de Edipo. Pues Edipo,<br />

en el mundo griego, es casi excepcional. Toda la primera parte de su historia es<br />

imperial despótica, paranoica, mterpretativa, adivinatoria. Pero toda la segimda<br />

parte es la enrancia de Edipo, su hnea de fuga en la doble desviación, su propio<br />

rostro y el rostro de Dios. En lugar de límites bien precisos que se franquean en<br />

orden, o, al contrario, que no se tiene el derecho de franquear (hybris), un ocultamiento<br />

del límite en el que se precipita Edipo. En lugar de la irradiación significante<br />

interpretativa, un proceso lineal subjetivo que permitirá precisamente a<br />

Edipo guardar un secreto como residuo capaz de relanzar un nuevo proceso hneal.<br />

Edipo, Uamado atheos, inventa algo peor que la muerte o que el exifio, toma<br />

la línea de separación o de desterritoriahzación extrañamente positiva en la que<br />

erra y sobrevive. Hölderhn y Heidegger veían ahí el nacimiento de la doble desviación,<br />

el cambio de rostro, y el nacimiento de la tragedia moderna, que curiosamente<br />

eUos atribuyen a los griegos: el resultado ya no es el asesinato y la muerte<br />

brusca, sino una supervivencia condicionada, una moratoria ilimitada". Nietzsche<br />

sugería que Edipo, por oposición a Prometeo, era el mito semita de los griegos, la<br />

glorificacion.de la Pasión o de la pasividad^^. Edipo, el Caín griego. Volvamos una<br />

vez más al psicoanáüsis: no es casuafidad que Freud haya recurrido a Edipo.<br />

Edipo es un caso claro de semiótica mixta: régimen despótico de la significancia y<br />

de la interpretación, con irradiación del rostro; pero también régimen autoritario<br />

de la subjetivación y del profetismo, con desviación del rostro (como consecuencia,<br />

el que el psicoanaUsta se sitúe detrás del paciente adquiere todo su sentido).<br />

Los recientes esfuerzos por exphcar que un "significante representa el sujeto para<br />

otro significante" son típicamente sincretismo: proceso lineal de la subjetividad y,<br />

a la vez, desarroUo circular del significante y de la interpretación. Dos regímenes<br />

de signos absolutamente diferentes para un compuesto. En eso se basan los peores<br />

poderes, los más solapados.<br />

Aún tenemos algo que deck sobre la historia de la traición pasional autoritaria,<br />

por oposición a la trampa paranoico despótica. Todo es mfamia, pero Borges<br />

ha malogrado su Historia universal de la infamia. Habría que haber diferenciado<br />

el gran dominio de las trampas y gran dominio de las traiciones. Y después, las diferentes<br />

figuras de la traición. En efecto, existe una segunda figura de la traición,<br />

que surge eii determinados momentos, en determinados lugares, pero siempre en<br />

virtud de un agenciamiento que varía según nuevas componentes. El cristianismo<br />

es un caso particularmente knportante de semiótica mixta, con su combmación<br />

imperial significante, pero también su subjetividad judía postsignificante. Transforma<br />

tanto el sistema ideal significante como el sistema pasional postsifnificante.<br />

Inventa un nuevo agenciamiento. Las herejías todavía forman parte de la trampa,<br />

igual que la ortodoxia forma parte de la significancia. Pero ya hay herejías que son

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