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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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MIL MESETAS<br />

naturaleza de los estados intermediarios, pero también según la intervención de<br />

fuerzas exteriores para la formación de la expresión. Entre lo molecular y lo molar<br />

podía haber más o menos estados intermediarios; en la forma molar podían iatervenir<br />

más o menos fuerzas exteriores o centros organizadores. Y sin duda, estos<br />

dos factores estaban en razón inversa, e indicaban dos casos-límites. Por ejemplo,<br />

la forma de expresión molar podía ser del tipo "molde", movilizando un máximo<br />

de fuerzas exteriores o, por el contrario, del tipo "modulación", haciendo intervenir<br />

sólo un mínimo; no obstante, incluso en el caso del molde, había estados üitermediarios<br />

interiores, casi instantáneos, entre el contenido molecular que adoptaba<br />

sus formas específicas, y la expresión molar determinada desde fuera por la forma<br />

del molde. Y a la inversa, cuando la multipücación y la temporalización de los estados<br />

intermediarios manifestaban el carácter endógeno de la forma molar, como<br />

en el caso de los cristales, no por ello dejaba de haber un mínimo de fuerzas exteriores<br />

que intervenían en cada una de esas etapas Se debía, pues, decir que la<br />

independencia relativa del contenido y de la expresión, la distinción real entre el<br />

contenido molecular con sus formas y la expresión molar con las suyas, tenía un<br />

estatuto especial dotado de una cierta übertad entre los casos-hmites.<br />

Puesto que los estratos eran juicios de Dios, no había que dudar en utilizar todas<br />

las sutilidades de la escolástica y de la teología de la Edad Media. Entre el contenido<br />

y la expresión había verdaderamente una distinción real, puesto que las formas<br />

correspondientes eran actoalmente distintas en la "cosa" y no sólo en el<br />

espíritu de un observador. Pero esta distinción real era muy particular, sólo era formal,<br />

puesto que las dos formas compom'an o conformaban una sola y misma cosa,<br />

un solo y mismo sujeto estratificado. Se podrían poner diversos ejemplos de distmción<br />

formal: entre escalas u órdenes de tamaño (como entre un mapa y su modelo;<br />

o bien, de otra manera, entre niveles microfi'sico y macrofisico, como en la parábola<br />

de los dos escritorios de Eddington) —entre diversos estados o razones formales<br />

por las que pasa una misma cosa— entre la cosa considerada bajo una forma, y en la<br />

relación de causahdad eventualmente exterior que le da otra forma... etc. (Habría<br />

tantas formas distmtas que no sólo el contenido y la expresión tenían cada uno la<br />

suya, sino que los estados intermediarios introducían formas de expresión propias<br />

del contenido y formas de contenido propias de la expresión).<br />

Por muy variadas y reales que sean las distinticiones formales, lo que cambia<br />

con el estrato orgánico es la naturaleza de la distinción, y, como consecuencia,<br />

toda la distribución del contenido y de la expresión en ese estrato. No obstante,<br />

éste conserva e incluso amplía la relación entre lo molecular y lo molar, con todo<br />

tipo de estados intermediarios. Ya lo hemos visto en el caso de la morfogénesis, en<br />

el que la doble articulación sigue siendo inseparable de la comunicación entre dos<br />

órdenes de tamaño. E igual ocurre en el caso de la química celular. Pero el estrato<br />

orgánico tiene una característica original, que debe exphcar esas mismas ampUficaciones.<br />

En el caso anterior, la expresión dependía del contenido molecular expresado,<br />

en todas las direcciones y según todas las dimensiones, y sólo era mdependiente<br />

en la meicía en que recurría a un orden de tamaño superior y a fuerzas<br />

exteriores: la distinción real era entre formas, pero formas de un solo y mismo<br />

conjunto, de una misma cosa o sujeto. Ahora, por el contrario, la expresión de-<br />

LA GEOLOGÍA DE LA MORAL (¿POR QUIÉN SE TOMA LA TIERRA?) 65<br />

viene independiente en sí misma, es decir, autónoma. Mientras que la codificación<br />

de un estrato precedente era coextensiva al estrato, la del estrato orgánico se desarrolla<br />

en una Hnea independiente y autónoma, que se separa al máximo de la segunda<br />

y tercera dimensiones. La expresión deja de ser voluminosa o superficial<br />

para devenir lineal, unidimensional (incluso en su segmentaridad). Lo esencial es<br />

la linealidad de la secuencia nucleica La distinción real contenido-expresión ya<br />

no es, pues, simplemente formal, es real en sentido estricto, aparece ahora en lo<br />

molecular, independientemente de los órdenes de tamaño, entre dos clases de moléculas,<br />

ácidos nucleicos de expresión y proteínas de contenido, entre elementos<br />

nucleicos o nucleótidos y elementos proteicos o aminoácidos. La expresión y el<br />

contenido tienen cada uno parte de molecular y de molar. La distinción ya no con<br />

cierne a un solo y mismo conjunto o sujeto; la üneaüdad nos permite sobre todo<br />

avanzar en el orden de las multiphcidades planas más bien que hacia la unidad.<br />

En efecto, la expresión remite a los nucleótidos y a los ácidos nucleicos como a<br />

moléculas que, en su sustancia y en su forma, son completamente independientes<br />

no sólo de las moléculas de contenido, sino de cualquier acción orientada del medio<br />

exterior. La invariancia corresponde así a ciertas moléculas, y ya no a la escala<br />

molar. Y a la inversa, las proteínas, en su sustancia y también en su forma de contenido,<br />

no son menos independientes de los nucleótidos: lo único que está determinado<br />

de manera unívoca es que tal ácido aminado más bien que otro corresponde<br />

a una secuencia de tres nucleótidos Lo que la forma de expresión lineal<br />

determina es, pues, una forma de expresión derivada, en este caso relativa al contenido,<br />

y que producirá finaknente, por replegamiento de la secuencia proteica de<br />

los ácidos aminados, las estructuras específicas de tres dimensiones. En resumen,<br />

lo que caracteriza al estrato orgánico es ese alineamiento de la expresión, esa relevancia<br />

o esa preponderancia de una línea de expresión, ese plegamiento de la<br />

forma y de la sustancia de expresión en una línea unidimensional, que va a garantizar<br />

la independencia recíproca con el contenido sin necesidad de tener en cuenta<br />

los órdenes de tamaño.<br />

Muchas consecuencias derivan de lo anterior. Esta nueva situación de la expresión<br />

y del contenido no sólo condiciona la capacidad de reproducción del organismo,<br />

sino que todavía condiciona más su potencia o su aceleración de desterritoriaüzación.<br />

En efecto, el alineamiento del código o la linealidad de la<br />

secuencia mucléica señalan un umbral de desterritorialización del "signo", que define<br />

la nueva actitud para ser recopiado, pero que también define al organismo<br />

como más desterritoriahzado que un cristal: sólo lo desterritorializado es capaz de<br />

reproducirse. En efecto, mientras que el contenido y la expresión se distribuyen<br />

según lo molecular y lo molar, las sustancias van de estado a estado, del estado<br />

precedente al estado siguiente, o de capa en capa, de una capa ya constituida a la<br />

capa en vías de constituirse, mientras que las formas se establecen en el límite entre<br />

la última capa o el último estado y el medio exterior. Como consecuencia, el<br />

estrato se desarrolla en epistratos y en paraestratos por un conjunto de inducciones<br />

de capa en capa, de estado en estado, o bien en el límite. Un cristal presenta<br />

ese proceso al estado puro, puesto que su forma se extiende en todas las direcciones,<br />

pero siempre en función de la capa superficial de la sustancia, que puede ser

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