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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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514<br />

MIL MESETAS<br />

distinción real, su presuposición recíproca, sus inserciones fragmento a<br />

fragmento. Pero si el agenciamiento no se reduce a los estratos es por que<br />

en él la expresión deviene un sistema semiotico, un régimen de signos, y el<br />

contenido, un sistema pragmático, acciones y pasiones. Es la doble articulación<br />

rostro-mano, gesto-palabra, y la presuposición recíproca entre ambos.<br />

Esa es, pues, la primera división de todo agenciamiento: por un lado, agenciamiento<br />

maquínico, y por otro, a la vez e inseparablemente, agenciamiento<br />

de enunciación. En cada caso hay que encontrar uno y otro: ¿qué<br />

se hace y qué se dice? Y entre los dos, entre el contenido y la expresión, se<br />

establece una nueva relación que todavía no aparecía en los estratos: los<br />

enunciados o las expresiones expresan transformaciones incorporales que<br />

como tales (propiedades) "se atribuyen" a los cuerpos o a los contenidos.<br />

En los estratos, ra las expresiones formaban signos, ni los contenidos pragmata,<br />

por eso no apareda esa zona autónoma de transformaciones incorporales<br />

expresadas por las primeras, atribuidas a los segundos. Por supuesto,<br />

los regímenes de signos sólo se desarroUan en los estratos<br />

aloplásticos o antropomorfos (mcluidos los animales territorializados).<br />

Pero no por eUo dejan de atravesar todos los estratos, y los desbordan. En<br />

la medida en que los agenciamientos contmúan sometidos a la distinción<br />

del contenido y de la expresión, siguen perteneciendo a los estratos; y los<br />

regímenes de signos se pueden considerar como si constituyeran a su vez<br />

estratos, en el sentido ampho que hemos visto precedentemente. Ahora<br />

bien, puesto que la distinción contenido-expresión adquiere una nueva figma,<br />

nos encontramos ya, en sentido estricto, en otro elemento que el de<br />

los estratos.<br />

Pero el agenciamiento también se divide según otro eje. Su territoriahdad<br />

(contenido y expresión incluidos) sólo es un primer aspecto, el otro<br />

está constituido por las líneas de desterritorialización que lo atraviesan y lo<br />

arrastran. Estas líneas son muy diversas: unas abren el agenciamiento territorial<br />

a otros agenciamientos, y lo hacen pasar a eUos (por ejemplo, el ritornelo<br />

territorial del animal deviene ritornelo de corte o de grupo...). Otras<br />

actúan dhectamente sobre la territoriahdad del agenciamiento, y lo abren a<br />

una tierra excéntrica, hmiemorial o futura (por ejemplo, el juego del terri-<br />

11 torio y de la tierra en el Redo, más generahnente, en el artista romántico).<br />

y 4 Otras, por últhno, abren esos agenciamientos a máquinas abstractas y cósmicas<br />

que ellos efectúan. Y, al igual que la territoriahdad del agenciamiento<br />

tenía su origen en una cierta descodificación de los medios, también<br />

se prolonga necesariamente en esas Uheas de desterritorialización. El territorio<br />

es tan inseparable de la desterritorialización como el código lo era de<br />

la descodificación. Y según esas hneas el agenciamiento ya no presenta expresión<br />

ni contenido distintos, smo úiücamente materias no formadas, fuerzas<br />

y funciones desestratifícadas. Las reglas concretas de agenciamiento actúan,<br />

pues, según esos dos ejes: por un lado, ¿cuál es la territoriahdad del<br />

agenciamiento, cuáles son el régimen de signos y el sistema pragmático?<br />

Por otro, ¿cuáles son los máximos de desterritorialización, y las máquinas<br />

CONCLUSIÓN: REGLAS CONCRETAS Y MÁQUINAS ABSTRACTAS 515<br />

abstractas que efectúan? El agenciamiento es tetravalente: 1) contenido y<br />

expresión; 2) territoriahdad y desterritorialización. Como los cuatro aspectos<br />

en el ejemplo privüegiado de los agenciamientos de Kafka.<br />

R<br />

Rizoma<br />

10 No sólo los estratos, también los agenciamientos son complejos de<br />

hneas. Se puede fijar un primer estado de la línea, o una primera especie: la<br />

línea está subordinada al punto; la diagonal, a la horizontal y a la vertical;<br />

la línea fiace contomo, figurativo o no; el espacio que traza es de estriaje: la<br />

multipUcidad numerable que constituye contmúa sometida a lo Uno en una<br />

dhnensión siempre superior o suplementaria. Las líneas de este tipo son<br />

9 molares, y forman un sistema arborescente, binario, chcular, segmentario,<br />

y 1 La segunda especie es muy diferente, molecular y del tipo "rizoma". La<br />

diagonal se hbera, se rompe o serpentea. La línea ya no fiace contomo, y<br />

pasa entre las cosas, entre los pimtos. Pertenece a un espació fiso. Traza un<br />

plan que ya no tiene más dimensiones que lo que lo recorre; la multiphcidad<br />

que constituye ya no está subordinada a lo Uno, smo que adquiere<br />

2 consistencia en sí misma. Son multipücidades de masas o de manadas, no<br />

10 de clases; multiphcidades anómalas y nómadas, y ya no normales o legales;<br />

12 multiphcidades de devenh, o de transformaciones, y ya no de elementos<br />

y 14 numerables y relaciones ordenadas; conjuntos difusos, y ya no exactos, etc.<br />

Desde el punto de vista del pathos, la psicosis y sobre todo la <strong>esquizofrenia</strong><br />

expresan esas multiphcidades. Desde el punto de vista de la pragmática, la<br />

bmjería las maneja. Desde el punto de vista de la teoría, el estatuto de las<br />

multiphcidades es correlativo del de los espacios e inversamente: pues los<br />

espacios hsos del tipo desierto, estepa o mar, no carecen de pueblo o están<br />

despoblados, están poblados por las multiphcidades de segunda especie<br />

(las matemáticas y la música han ido muy lejos en la elaboración de esta<br />

teoría de las multiphcidades).<br />

No obstante, no basta con sustituh la oposición de lo Uno y de lo múltiple<br />

por una distinción de los tipos de multiphcidad. Pues la distinción de<br />

9 los dos tipos no hnpide su inmanencia, "surgiendo" cada uno de la otra a<br />

su manera. Más que multiphcidades arborescentes y otras que no lo son,<br />

existe una arborificación de las multiphcidades. Así sucede cuando los agujeros<br />

negros distribuidos en un rizoma se ponen a resonar juntos, o bien<br />

cuando los taUos forman segmentos que estrían el espacio en todos los sen-<br />

12 tidos, y lo vuelven comparable, divisible, homogéneo (lo hemos visto especialmente<br />

en el caso del Rostro). Así sucede también cuando los movimientos<br />

de "masa", los flujos moleculares, se conjugan en puntos de<br />

acumulación o de pausa que los segmentan y los rectifican. Y a la mversa,<br />

aunque no shnétricamente, los taUos de rizoma surgen constantemente de<br />

los árboles, las masas y los flujos constantemente se escapan, inventan conexiones<br />

que saltan de árbol en árbol, y que desenraizan: todo un ahsado

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