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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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472 MIL MESETAS<br />

Tercer Mundo o la periferia; e incluso que hay sures o terceros mundos ulteriores<br />

al centro. También está claro que esta desestabilización no es accidental, smo que<br />

es una consecuencia (teoremática) de los axiomas del capitaUsmo, y fundamentalmente<br />

del axioma llamado del intercambio desigual, indispensable para su funcionamiento.<br />

Esta fórmula también es la versión moderna de la más vieja fórmula<br />

que ya era váhda para los imperios arcaicos, bajo otras condiciones. Cuanto más<br />

sobrecodificaba los flujos el imperio arcaico, más flujos descodiñcados suscitaba,<br />

que se volvían contra él y lo obligaban a modificarse. En la actuaüdad, cuanto más<br />

los flujos descodificados entran en una axiomática central, más tienden a escaparse<br />

a la periferia, y a plantear problemas que la axiomática es incapaz de resolver<br />

o de controlar (incluso con los axiomas especiales que añade para esta periferia).<br />

— Los cuatro flujos principales que atormentan a los representantes de la<br />

economía-mundo o de la axiomática son: el flujo de materia-energía, el flujo de<br />

población, el flujo ahmentario y el flujo urbano. La situación parece inextricable,<br />

puesto que la axiomática no cesa de crear el conjunto de esos problemas, al mismo<br />

tiempo que sus axiomas, incluso multípücados, le privan de los medios para resolverlos<br />

(por ejemplo, la circulación y la distribución que harían posible la alimentación<br />

del mundo). Incluso una socialdemocracia adaptada al Tercer Mundo no se<br />

propone realmente integrar toda una población miserable a vm mercado interior,<br />

smo más bien llevar a cabo la ruptura de clase que seleccionará los elementos integrables.<br />

Y los Estados del centro no sólo tienen que enñrentarse al Tercer Mundo,<br />

no sólo tienen cada uno un tercer mundo exterior, smo que también hay terceros<br />

mundos interiores que crecen en ellos y actúan sobre ellos desde dentro. Dkíase<br />

kicluso que en ciertos aspectos la periferia y el centro intercambian sus-determinaciones:<br />

una determinación del centro, un despegue del centro con relación a los<br />

conjuntos territoriales y nacionales, hace que las formaciones periféricas devengan<br />

verdaderos centros de inversión, mientras que las formaciones centrales se periferizan.<br />

Las tesis de Samfi Amin se ven así a la vez reforzadas y relativizadas.<br />

Cuanto más la axiomática mundial mstala en la periferia una alta industria y una<br />

agricultura altamente industrializada, reservando provisionalmente para el centro<br />

las llamadas actividades postindustriales (automatización, electrónica, informática,<br />

conquista del espacio, sobrearmamento...), más instala también en el centro zonas<br />

periféricas de subdesarroUo, terceros mundos interiores, sures interiores. "Masas"<br />

de la población entregadas a im trabajo precario (subcontratación, trabajo fiiterüio<br />

o negro), y cuya subsistencia oficial sólo es asegurada por prestaciones de Estado<br />

y salarios precarios. Pensadores como Negri, a partfi del caso ejemplar de Itaha,<br />

han sido los que han elaborado la teoría de este margen interior, que tiende cada<br />

vez más a fusionar los estudiantes como los emarginati Estos fenómenos confirman<br />

la diferencia entre la nueva esclavimd maquínica y la sujeción clásica. Pues<br />

la sujeción continuaba centrada en el trabajo, y remitía a una organización bipolar<br />

propiedad-trabajo, burguesía-proletariado. En cambio, en la esclavitud y la dominación<br />

central del capital constante, el trabajo parece fragmentarse en dos direcciones:<br />

la de un sobretrabajo intensivo que ya ni siquiera pasa por el trabajo, y la<br />

de un trabajo extensivo que ha devenido precario y flotante. La tendencia totaütaria<br />

a abandonar los axiomas del empleo, y la tendencia socialdemócrata a multipü-<br />

APARATO DE CAPTURA<br />

car los status, pueden aquí combinarse, pero para efectuar siempre las rupturas de<br />

clase. Razón de más para que se acentúe la oposición entre la axiomática y los flujos<br />

que ella no logra dominar.<br />

6. Minorías. —Nuestra época deviene la época de las minorías. Hemos visto<br />

en varias ocasiones que éstas no se defím'an necesariamente por el pequeño<br />

número, smo por el devenir o la flotación, es decir, por la distancia que las separa<br />

de tal o tal axioma que constituye una mayoría redundante ("Ulyses o el europeo<br />

medio actual, que habita en las ciudades", o bien, como dice Yann MouUer, "el<br />

obrero nacional, cuafifícado, varón y de más de treinta y cinco años"). Una minoría<br />

puede imphcar únicamente un pequeño número; pero también puede impUcar<br />

el mayor número, constituir una mayoría absoluta indefinida. Es lo que sucede<br />

cuando autores, que incluso son considerados de izquierda, adoptan el gran grito<br />

de alarma capitahsta: en veinte años, "los blancos" sólo constituirán el 12% de la<br />

población mundial... Así, no se contentan con decir que la mayoría va a cambiar,<br />

o ya ha cambiado, sino más bien que sobre eUa actúa una minoría proliferante y<br />

no numerable que amenaza con destruir la mayoría en su mismo concepto, es decir,<br />

en tanto que axioma. Y en efecto, el extraño concepto de no-blanco no constituye<br />

un conjunto numerable. Lo que define, pues, una minoría no es el número,<br />

sino las relaciones internas al número. Una minoría puede ser numerosa o incluso<br />

infinita; e igual ocurre con una mayoría. Lo que las distmgue es que la relación intema<br />

al número constituye en el caso de una mayoría un conjunto, finito o infinito,<br />

pero siempre numerable, mientras que la minoría se define como conjunto<br />

no numerable, cualquiera que sea el número de sus elementos. Lo que caracteriza<br />

lo iimumerable no es ni el conjunto ni los elementos, más bien es la conexión, el<br />

"y", que se produce entre los elementos; entre los conjuntos, y que no pertenece a<br />

ninguno de los dos, que les escapa y constituye una h'nea de fuga. Pues bien, la<br />

axiomática sólo maneja conjuntos numerables incluso infinitos, mientras que las<br />

minon'as constimyen esos conjuntos "difusos" no numerables, no axiomatizables,<br />

en resumen, esas "masas", esas multipficidades de fuga o de flujo. — Ya se trate<br />

del conjunto fiifinito de los no-blancos de la periferia, o del conjunto reducido de<br />

los vascos, los corsos, etc., por todas partes encontramos las premisas de un movimiento<br />

mundial: las mmon'as recrean fenómenos "nacionahtarios" que los Estados-naciones<br />

se habían encargado de controlar y de ahogar. El sector sociafista<br />

burocrático no escapa ciertamente a estos movimientos, y, como decía Amahüc,<br />

los disidentes no son nada, o sólo sirven de peones en la pofitica internacional, si<br />

se les abstrae de las minorías activas en la U.R.S.S. Poco importa que las minorías<br />

sean incapaces de constituir Estados viables desde el punto de vista de la axiomática<br />

y del mercado, puesto que a largo plazo promueven composiciones que ya no<br />

pasan por la economía capitahsta ni por la forma-Estado. Evidentemente, la respuesta<br />

de los Estados, o de la axiomática, puede ser conceder a las minorías una<br />

autonomía regional, o federal, o estatutaria, en resumen, añadir axiomas. Pero<br />

precisamente ese no es el problema: esa operación sólo consistiría en traducir las<br />

mmorías en conjuntos o subconjuntos numerables, que pasarían a formar parte de<br />

la mayoría en cahdad de elementos, que podrían ser contados en una mayoría. E<br />

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