Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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456 MIL MESETAS embargo, si suponemos que las instituciones militar y burocrática son insuficientes, el terreno está preparado para que surja ese cuerpo especiafizado de artesanos no cufiivadores, cuyo trabajo reforzará la sedentarización de la agricultura. Pues bien, en Africa, en Oriente, es donde se cumple el conjunto de esas condiciones, donde se inventa el aparato de Estado: en el Próximo Oriente, Egipto y Mesopotamia, pero también en el fiido (y en Extremo Oriente). Ahí es donde se producen las reservas agrícolas y sus concomitantes, burocrática, miütar, pero también metalúrgica y comercial. Ahora bien, esta "solución" knperíal u oriental está amenazada por un callejón sin sahda: la sobrecodificación de Estado mantiene a los metalúrgicos, artesanos y comerciantes, dentro de fimites estrechos, bajo un fuerte control burocrático, una apropiación monopolistica del comercio exterior, al servicio de ima clase dirigente, por eso los campesinos se benefician poco de las innovaciones de Estado. Como consecuencia, es cierto que la forma-Estado profifera, y que la arqueología la descubre por todas partes, en el horizonte de la historia occidental en el mundo egeo. Pero las condiciones no son las mismas. Minos y Micenas son más bien una caricatura de imperio, Agamenón de Micenas no es el emperador de China lü el faraón de Egipto, por eso el egipcio puede deck a los griegos: "Vosotros siempre seréis como niños..." Pues los pueblos del Egeo están a la vez demasiado alejados para pertenecer a la esfera oriental, y son demasiado pobres para almacenar un excedente, pero no están lo bastante alejados ni son lo suficientemente pobres como para ignorar los mercados de Oriente. Es más, la sobrecodificación de Oriente asignaba a sus propios comerciantes un papel a larga distancia. Así pues, los pueblos del Egeo están en condiciones-de beneficiarse de las reservas agrícolas orientales, sin tener que producirlas por su cuenta: las saquean cuando pueden, y más regularmente adquieren una parte a cambio de materias primas, üicluso procedentes de Europa Central y Occidental (sobre todo madera y metales). Por supuesto, Oriente debe reproducir constantemente sus reservas; pero, formalmente, ha logrado un golpe "una vez por todas" del que Occidente se beneficia sin tener que reproducfilo. De donde se deduce que los artesanos metalúrgicos y los comerciantes adquieren en Occidente un estatuto diferente, puesto que para existfi no dependen directamente de un excedente acumulado por un aparato de Estado local: incluso si el campesino sufre una explotación tan dura o a veces más dura que en Oriente, el artesano y el comerciante gozan de un estatuto más ubre y de un mercado más diverso, que prefiguran una clase media. Muchos metalúrgicos y comerciantes de Oriente pasarán al mundo egeo, donde encuentran esas condiciones a la vez más fibres, más variadas y más estables. En resumen, los mismo flujos que están sobrecodificados en Oriente tienden a descodificarse en Europa, en una nueva situación que es como el reverso o el correlato de la otra. La plusvafia ya no es una plusvafia de código (sobrecodificación), sfiio que deviene una plusvafia de flujo. Es como si el mismo problema hubiese recibido dos soluciones, primero la solución de Oriente, luego la de Occidente, que se üiserta en la primera y la saca del punto muerto, sin dejar de presuponerla. El metalúrgico y el comerciante europeos o europeizados van a enconttarse ante un mercado mtemacional mucho menos codificado, que iio se hmita a una casa o clase finperiales. Y, como dice Chüde, los Estados del Egeo y occidentales estarán in- APARATO DE CAPTURA 457 cluidos desde el principio en un sistema econónfico supranacional: están totalmente inmersos en él, en lugar de mantenerlo en los limites de sus propias redes Surge así otro polo de Estado, y que podemos definir sumariamente. La esfera pública ya no caracteriza la naturaleza objetiva de la propiedad, sino que es más bien el medio común de una apropiación que ha deverfido privada; entramos así en las combinaciones púbfico-privado que constituyen el mundo moderno. El lazo deviene pmona/; relaciones personales de dependencia, a la vez entre propietarios (contratos) y entre propiedades y propietarios (convenciones), sustituyen o reemplazan a las relaciones commütarias y de función; incluso la esclavitud ya no define la disposición púbfica del trabajador comunal, süio la propiedad privada que se ejerce sobre trabajadores individuales El derecho en su totafidad sufre una mutación, y deviene derecho subjetivo, conjuntivo, "tópico": el aparato de Estado se encuentra ante una nueva tarea, que no consiste tanto en sobrecodificar flujos ya codificados como en organizar conjunciones de flujos descodificados como tales. Así pues, el régimen de signos ha cambiado: por todos estos conceptos, la operación del "significante" knperial es sustituida por procesos de subjetivación; la esclavitad maquínica tiende a ser sustituida por un régimen de sujeción social Y, contrariamente al polo imperial relativamente uniforme, este segundo polo presenta las formas más diversas. Pero, por variadas que sean las relaciones de dependencia personal, siempre señalan conjunciones tópicas y cualificadas. Los hnperios evolucionados, tanto en Oriente como en Occidente, son los que. primero elaboran esta nueva esfera púbUca de lo privado, en instituciones como las del consilium o del fiscus del Imperio Romano (en estas instituciones es donde el esclavo Uberto adquiere un poder pofitico que sustituye al de los funcionarios) Pero también las ciudades autónomas, las feudahdades... Y el problema de saber si estas últimas formaciones siguen respondiendo al concepto de Estado sólo puede plantearse teniendo en cuenta ciertas cortelaciones: al igual que los imperios evolucionados, las ciudades y las feudaüdades suponen un imperio arcaico que le sfive de fondo; están en contacto con imperios evolucionados que actúan sobre eUas; preparan activamente nuevas formas de Estado (por ejemplo, la monarquía absoluta como resultado de un derecho subjetivo y de un proceso feudal) En efecto, en el rico dommio de las relaciones personales, lo fundamental no es el capricho o la variabüidad de las personas, sino la consistencia de las relaciones y la adecuación de una subjetividad que puede Uegar hasta el delirio, con actos cuafificados que son fuentes de derechos y de obügaciones. En una hermosa página, Edgar Quinet subrayaba esta coincidencia entre "el defirió de los doce Césares y la edad de oro del derecho romano" ''^ Pues bien, las subjetivaciones, las conjunciones, las apropiaciones no impiden que los flujos descodificados continúen circulando y engendrando constantemente nuevos flujos que se escapan (ya lo hemos visto, por ejemplo, al nivel de una micropofitica en la Edad Media). Ese es incluso el equívoco de esos aparatos: sólo funcionan con flujos descodificados, y a la vez, ski embargo, no los dejan converger, efectúan las conjunciones tópicas que equivalen a otros tantos nudos o recodificaciones. De ahí la impresión de los historiadores cuando dicen que el capitahsmo "hubiera podido" producirse desde ese momento —en Chfiia, en Roma, en

458 MIL MESETAS Bizancio, en la Edad Media— que las condiciones ya se daban, pero no eran efectuadas ni siquiera efectuables, pues la presión de los flujos esboza en el vacío el capitaHsmo, pero para realizarlo hace falta toda una integral de los flujos descodiflcados, toda una conjugación generalizada que desborda y destruye los aparatos precedentes. Y en efecto, cuando Marx trata de definh el caphaüsmo comienza invocando la aparición de una sola subjetividad global y no cualificada, que capitaliza todos los procesos de subjetivación, "todas las actividades sm distmción": "la actividad productora en general", "la esencia subjetiva única de la riqueza..." Y ese Sujeto único se expresa ahora en un Objeto cualquiera, ya no en tal o tal estado cuafitativo: "Con la universaüdad abstracta de la actividad creadora de riqueza se tiene al mismo tiempo la universafidad del objeto en tanto que riqueza, el shnple producto o el simple trabajo, pero en tanto que trabajo realizado, materializado" ''2. La chculación constituye el capital como subjetividad adecuada a toda la sociedad. Pues bien, esta nueva subjetividad social sólo puede constituhse en la medida en que los flujos descodificados desbordan sus conjunciones y alcanzan un nivel de descodificación que los aparatos de Estado ya no pueden alcanzar: por un lado es necesario que el flujo de trabajo ya no esté determmado en la esclavitud o la servidumbre, sino que devenga trabajo hbre y puro; por otro lado es necesario que la riqueza ya no sea determinada como de la tierra, mercantü, financiera, y devenga capital puro, homogéneo e independiente. Y, sm duda, esos dos devenires al menos (pues también participan otros flujos) hacen que mtervengan muchas contingencias y factores diferentes en cada una de las líneas. Pero su conjugación abstracta en una sola vez constituhá el capitahsmo, al proporcionar el uno al otro im sujeto-universal y un objeto-cualquiera. El caphahsmo se forma cuando el flujo de riqueza no cuahficado encuentra el flujo de trabajo no cualificado, y se conjuga con él Precisamente lo que las conjunciones precedentes, todavía cuafitativas o utópicas, siempre habían inhibido (los dos principales hihibidores eran la organización feudal de los campos y la organización corporativa de las ciudades). Lo que equivale a dech que el capitahsmo se forma con una axiomática general de los flujos descodiflcados. "El capital es un derecho o, para ser más exactos una relación de producción que se manifiesta como un derecho, y que como tal es independiente de la forma concreta que reviste en cada momento de su función productiva" La propiedad privada ya no expresa el lazo de dependencia personal, sino la mdependencia de un Sujeto que constituye ahora el único lazo. Es una gran diferencia en la evolución de la propiedad privada: cuando se basa en derechos, en lugar de que el derecho la haga basarse en la tierra, las cosas o las personas (de ahí, sobre todo, el célebre problema de la eliminación de la renta de la tierra en el capitahsmo). Nuevo umbral de desterritorialización. Y, cuando el capital deviene así un derecho activo, todo el aspecto histórico del derecho cambia. El derecho deja de ser la sobrecodificación de las costumbres, como en el imperio arcaico; ya no es un conjunto de tópicas, como en los Estados evolucionados, las ciudades y las feudahdades; adquiere cada vez más la forma dhecta y las características htmediatas de la axiomática, como vemos en nuestro "código" civü Cuando los flujos alcanzan ese umbral capitahsta de descodificación y de desterritorialización (trabajo puro, capital independiente), podría pensarse que ya no APARATO DE CAPTURA hay necesidad de Estado, de dominación poh'tica y jurídica mdependiente, para asegurar la apropiación que ha deverfido dhectamente económica. En efecto, la econonua forma una axiomática mundial, una "energía cosmopofita universal que derriba toda barrera y todo vínculo", una sustancia móvü y convertible "como el valor total del producto anual". En la actuaüdad podría describhse una enorme masa monetaria Uamada apatrida, que chcula a través de los intercambios y de las fronteras, que escapa al control de los Estados, que forma una organización ecuménica multinacional, que constituye una potencia supranacional de hecho insensible a las decisiones de los gobiernos Pero, cualesquiera que sean las dimensiones y cantidades actuales, el capitahsmo ha movihzado desde el principio una fuerza de desterritorialización que desbordaba infinitamente la desterritorialización propia del Estado. Pues el Estado, desde el paleofitico o el neofitico, es desterritoriahzante en la medida en que convierte la tierra en un objeto de su unidad superior, en un conjunto ineluctable de coexistencia, en lugar del fibre juego de los territorios entre sí y con los linajes. En ese sentido precisamente, se dice que el Estado es "territorial". En cambio, el capitahsmo no es en modo alguno temtorial, ni siquiera en sus comienzos: su potencia de desterritorialización consiste en tener por objeto, no ya la tierra, sino el "trabajo materializado", la mercancía. Y la propiedad privada ya no es la de la tierra o del suelo, ni siqiüera la de los medios de producción como tales, smo la de los derechos abstiactos convertibles Por eso el capitahsmo señala una mutación de las organizaciones ecuménicas o mundiales, que adquieren una consistencia en sí mismas: en lugar de resultar de las formaciones sociales heterogéneas y de sus relaciones, la axiomática mundial, en gran medida, distribuye esas formaciones, fija sus relaciones, al organizar una división internacional del trabajo. Bajo todos estos aspectos, diríase que el capitahsmo desarroUa un orden económico que podría prescmdh del Estado. Y.en efecto, en el capitahsmo no faltan gritos de guerra contra el Estado, no sólo en nombre del mercado, smo en vhtud de su desterritoriahzación superior. No obstante, este sólo es un aspecto muy parcial del capital. Pues si bien es cierto que nosotros no empleamos la palabra "axiomática" a la manera de una simple metáfora, hay que recordar lo qué distmgue una axiomática de todo género de códigos, sobrecodificaciones y recodificaciones: la axiomática considera dhectamente elementos y relaciones puramente funcionales cuya naturaleza no está especificada, y que se realizan inmediatamente a la vez en dominios muy diversos, mientras que los códigos son relativos a esos dominios, enuncian relaciones específicas entre elementos cuafificados, que sólo pueden ser reducidos a una unidad formal superior (sobrecodificación) por trascendencia e indirectamente. Pues bien, en ese sentido, la axiomática inmanente encuentra en los dominios que atraviesa otros tantos modelos llamados de realización. De igual modo, se dhá que el capital como derecho, como elemento "cuahtativamente homogéneo y cuantitativamente conmensurable", se reaUza en sectores y medios de producción (o que el "capital global" se realiza en el "capital fragmentado"). Sm embargo, no son los diferentes sectores los que shven por sí solos de modelos de realización, son los Estados, cada uno de los cuales agrupa y combina varios sectores, según sus recursos, su población, su riqueza, su equipamiento, etc. Con el caphahsmo, los Esta- 459

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Bizancio, en la Edad Media— que las condiciones ya se daban, pero no eran efectuadas<br />

ni siquiera efectuables, pues la presión de los flujos esboza en el vacío el<br />

capitaHsmo, pero para realizarlo hace falta toda una integral de los flujos descodiflcados,<br />

toda una conjugación generalizada que desborda y destruye los aparatos<br />

precedentes. Y en efecto, cuando Marx trata de definh el caphaüsmo comienza<br />

invocando la aparición de una sola subjetividad global y no cualificada, que capitaliza<br />

todos los procesos de subjetivación, "todas las actividades sm distmción":<br />

"la actividad productora en general", "la esencia subjetiva única de la riqueza..."<br />

Y ese Sujeto único se expresa ahora en un Objeto cualquiera, ya no en tal o tal<br />

estado cuafitativo: "Con la universaüdad abstracta de la actividad creadora de riqueza<br />

se tiene al mismo tiempo la universafidad del objeto en tanto que riqueza, el<br />

shnple producto o el simple trabajo, pero en tanto que trabajo realizado, materializado"<br />

''2. La chculación constituye el capital como subjetividad adecuada a toda<br />

la sociedad. Pues bien, esta nueva subjetividad social sólo puede constituhse en la<br />

medida en que los flujos descodificados desbordan sus conjunciones y alcanzan un<br />

nivel de descodificación que los aparatos de Estado ya no pueden alcanzar: por un<br />

lado es necesario que el flujo de trabajo ya no esté determmado en la esclavitud o<br />

la servidumbre, sino que devenga trabajo hbre y puro; por otro lado es necesario<br />

que la riqueza ya no sea determinada como de la tierra, mercantü, financiera, y<br />

devenga capital puro, homogéneo e independiente. Y, sm duda, esos dos devenires<br />

al menos (pues también participan otros flujos) hacen que mtervengan muchas<br />

contingencias y factores diferentes en cada una de las líneas. Pero su conjugación<br />

abstracta en una sola vez constituhá el capitahsmo, al proporcionar el uno al otro<br />

im sujeto-universal y un objeto-cualquiera. El caphahsmo se forma cuando el flujo<br />

de riqueza no cuahficado encuentra el flujo de trabajo no cualificado, y se conjuga<br />

con él Precisamente lo que las conjunciones precedentes, todavía cuafitativas o<br />

utópicas, siempre habían inhibido (los dos principales hihibidores eran la organización<br />

feudal de los campos y la organización corporativa de las ciudades). Lo que<br />

equivale a dech que el capitahsmo se forma con una axiomática general de los flujos<br />

descodiflcados. "El capital es un derecho o, para ser más exactos una relación<br />

de producción que se manifiesta como un derecho, y que como tal es independiente<br />

de la forma concreta que reviste en cada momento de su función productiva"<br />

La propiedad privada ya no expresa el lazo de dependencia personal, sino<br />

la mdependencia de un Sujeto que constituye ahora el único lazo. Es una gran diferencia<br />

en la evolución de la propiedad privada: cuando se basa en derechos, en<br />

lugar de que el derecho la haga basarse en la tierra, las cosas o las personas (de<br />

ahí, sobre todo, el célebre problema de la eliminación de la renta de la tierra en el<br />

capitahsmo). Nuevo umbral de desterritorialización. Y, cuando el capital deviene<br />

así un derecho activo, todo el aspecto histórico del derecho cambia. El derecho<br />

deja de ser la sobrecodificación de las costumbres, como en el imperio arcaico; ya<br />

no es un conjunto de tópicas, como en los Estados evolucionados, las ciudades y<br />

las feudahdades; adquiere cada vez más la forma dhecta y las características htmediatas<br />

de la axiomática, como vemos en nuestro "código" civü<br />

Cuando los flujos alcanzan ese umbral capitahsta de descodificación y de desterritorialización<br />

(trabajo puro, capital independiente), podría pensarse que ya no<br />

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hay necesidad de Estado, de dominación poh'tica y jurídica mdependiente, para<br />

asegurar la apropiación que ha deverfido dhectamente económica. En efecto, la<br />

econonua forma una axiomática mundial, una "energía cosmopofita universal que<br />

derriba toda barrera y todo vínculo", una sustancia móvü y convertible "como el<br />

valor total del producto anual". En la actuaüdad podría describhse una enorme<br />

masa monetaria Uamada apatrida, que chcula a través de los intercambios y de las<br />

fronteras, que escapa al control de los Estados, que forma una organización ecuménica<br />

multinacional, que constituye una potencia supranacional de hecho insensible<br />

a las decisiones de los gobiernos Pero, cualesquiera que sean las dimensiones<br />

y cantidades actuales, el capitahsmo ha movihzado desde el principio una<br />

fuerza de desterritorialización que desbordaba infinitamente la desterritorialización<br />

propia del Estado. Pues el Estado, desde el paleofitico o el neofitico, es desterritoriahzante<br />

en la medida en que convierte la tierra en un objeto de su unidad<br />

superior, en un conjunto ineluctable de coexistencia, en lugar del fibre juego de los<br />

territorios entre sí y con los linajes. En ese sentido precisamente, se dice que el Estado<br />

es "territorial". En cambio, el capitahsmo no es en modo alguno temtorial,<br />

ni siquiera en sus comienzos: su potencia de desterritorialización consiste en tener<br />

por objeto, no ya la tierra, sino el "trabajo materializado", la mercancía. Y la propiedad<br />

privada ya no es la de la tierra o del suelo, ni siqiüera la de los medios de<br />

producción como tales, smo la de los derechos abstiactos convertibles Por eso<br />

el capitahsmo señala una mutación de las organizaciones ecuménicas o mundiales,<br />

que adquieren una consistencia en sí mismas: en lugar de resultar de las formaciones<br />

sociales heterogéneas y de sus relaciones, la axiomática mundial, en gran medida,<br />

distribuye esas formaciones, fija sus relaciones, al organizar una división<br />

internacional del trabajo. Bajo todos estos aspectos, diríase que el capitahsmo desarroUa<br />

un orden económico que podría prescmdh del Estado. Y.en efecto, en el<br />

capitahsmo no faltan gritos de guerra contra el Estado, no sólo en nombre del<br />

mercado, smo en vhtud de su desterritoriahzación superior.<br />

No obstante, este sólo es un aspecto muy parcial del capital. Pues si bien es<br />

cierto que nosotros no empleamos la palabra "axiomática" a la manera de una<br />

simple metáfora, hay que recordar lo qué distmgue una axiomática de todo género<br />

de códigos, sobrecodificaciones y recodificaciones: la axiomática considera dhectamente<br />

elementos y relaciones puramente funcionales cuya naturaleza no está<br />

especificada, y que se realizan inmediatamente a la vez en dominios muy diversos,<br />

mientras que los códigos son relativos a esos dominios, enuncian relaciones específicas<br />

entre elementos cuafificados, que sólo pueden ser reducidos a una unidad<br />

formal superior (sobrecodificación) por trascendencia e indirectamente. Pues<br />

bien, en ese sentido, la axiomática inmanente encuentra en los dominios que atraviesa<br />

otros tantos modelos llamados de realización. De igual modo, se dhá que el<br />

capital como derecho, como elemento "cuahtativamente homogéneo y cuantitativamente<br />

conmensurable", se reaUza en sectores y medios de producción (o que el<br />

"capital global" se realiza en el "capital fragmentado"). Sm embargo, no son los<br />

diferentes sectores los que shven por sí solos de modelos de realización, son los<br />

Estados, cada uno de los cuales agrupa y combina varios sectores, según sus recursos,<br />

su población, su riqueza, su equipamiento, etc. Con el caphahsmo, los Esta-<br />

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