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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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452 MIL MESETAS<br />

ción ni apropiación, ni venta-compra, más bien es una operación de tipo nexum.<br />

Sólo hay igualdad entre el conjunto B y el conjunto A, entre el conjunto repartido<br />

y el conjunto mdiviso. Llamaríamos salario nominal ai conjunto repartido, aunque<br />

los salarios nommales son la forma de expresión de todo el conjunto indiviso ("la<br />

expresión nommal total", o, como se dice habituahnente, "la expresión de toda la<br />

renta nacional"): el aparato de captura aparece aqm' como semiológico. —C. Así<br />

pues, ni siquiera se puede dech que el salario, concebido como repartición, remuneración,<br />

sea una compra; al contrario, el poder adquisitivo derivará de él: "La<br />

remuneración de los productores no es una compra, es la operación gracias a la<br />

cual las compras son posibles en un segundo tiempo, cuando la moneda ejerza su<br />

nueva potencia..." En efecto, en la medida en que es repartido el conjunto B deviene<br />

riqueza, o adquiere un poder comparativo, con relación todavía a otra cosa.<br />

Esa otra cosa es el conjunto determmado de los bienes producidos, y, por tanto,<br />

adquhibles. Heterogénea primero a los bienes producidos, la moneda deviene un<br />

bien homogéneo a los productos que puede comprar, adquiere un poder adquisitivo<br />

que dismmuye con la compra real. O, más generalmente, entre los dos conjuntos,<br />

el conjunto distribuido B y el conjunto de los bienes reales C, se establece<br />

una correspondencia, una comparación ("la capacidad adquisitiva se crea en conjunción<br />

dhecta con el conjunto de las producciones reales"). —D. Ahí, en una especie<br />

de desfase, es donde residen el misterio o la magia. Pues, si Uamamos B' al<br />

conjunto comparativo, es dech, al conjunto que se pone en correspondencia con<br />

los bienes reales, vemos que es necesariamente mferior al conjunto distribuido. B'<br />

es necesariamente mferior a B: iacluso si suponemos que el poder adquisitivo<br />

tiene que ver con todos los objetos producidos durante un periodo, siempre existe<br />

un exceso del conjunto distribuido sobre el conjunto utüizado o comparado, por<br />

eso los productores inmediatos sólo pueden converth una parte. Los salarios reales<br />

sólo son una parte de los salarios nommales; y, de igual modo, el trabajo<br />

"útü" sólo es una parte del trabajo, y la tierra "utüizada" sólo es una parte de la<br />

tierra distribuida. Por eso Uamaremos Captura a esa diferencia o mcluso a ese exceso<br />

que van a constituh el beneficio, el sobretrabajo o el sobreproducto: "Los salarios<br />

nommales lo engloban todo, pero los asalariados sólo conservan los mgresos<br />

que logran convertir en bienes, y pierden los mgresos captados por las empresas".<br />

Así pues, se dhá que el todo era claramente distribuido a los "pobres"; pero a los<br />

pobres también se les extorsiona todo aqueUo que no logran converth, en esa extraña<br />

carrera de velocidad: la captura opera una mversión de la onda o del flujo<br />

divisible. La captura es precisamente objeto de apropiación monopofistíca. Y esta<br />

apropiación (por los "ricos") no es posterior: está mcluida en los salarios nommales,<br />

aunque escape a los salarios reales. Está entre los dos, se inserta entre la distribución<br />

sha posesión, y la conversión por correspondencia o comparación; expresa<br />

la diferencia de potencia entre los dos conjuntos, entre B y B'. Fmahnente, no hay<br />

nmgún misterio: el mecanismo de captura ya forma parte de la constitución del<br />

conjunto en el que se efectúa la captura.<br />

Es un esquema muy difícil de comprender, dice su autor, y sm embargo es<br />

operatorio. Consiste en aislar una máquina abstracta de captura o de extorsión,<br />

presentando un "orden de razones" muy particular. Por ejemplo, la remuneración<br />

APARATO DE CAPTURA<br />

no es una compra, puesto que el poder adquisitivo deriva de eUa. Como dice<br />

Schmitt, no hay ni ladrón ni víctima, puesto que el productor sólo pierde lo que<br />

no tiene y no tiene rúnguna posibiüdad de adquirir: como en la filosofía del siglo<br />

XVn, hay negaciones, pero no privación... Todo coexiste en este aparato lógico<br />

de captura. En él la sucesión sólo es lógica: la captura en sí misma surge entre B y<br />

C, pero también existe entre A y B, entre C y A; hnpregna todo el aparato, actúa<br />

como conexión no locahzable del sistema. Igual ocurre con el sobretrabajo: ¿cómo<br />

íbamos a poder locahzarlo, puesto que el trabajo lo supone? Pues bien, el Estado<br />

—al menos el Estado hnperial arcaico—, es ese aparato. Nada más erróneo que<br />

exigh para el Estado una exphcación suplementaria: de ese modo situamos el Estado<br />

tras el Estado, hasta el mfinito. Más vale ponerlo donde está, desde el principio,<br />

puesto que existe puntualmente, más aUá del límite de las series primitivas.<br />

Basta con que ese punto, de comparación y de apropiación, sea efectivamente<br />

ocupado para que funcione el aparato de captura, que va a sobrecodificar los<br />

códigos primitivos, que va a sustituh las series por conjuntos, o inverth el sentido<br />

de los signos. Ese punto está necesariamente ocupado, efectuado, puesto que ya<br />

existe en la onda convergente que atraviesa las series primitivas y las arrastra hacia<br />

un umbral en el que, franqueando sus línütes, cambia de sentido. Los primitivos<br />

siempre han existido en estado de supervivencia, sobre eUos ya actuaba la onda<br />

reversible que los arrastra (vector de desterritorialización). Lo único que depende<br />

de las chcunstancias extemas es el lugar en el que se efectúa el aparato —justo<br />

donde puede nacer el "modo de producción" agrícola, Oriente—. En ese sentido,<br />

el aparato es abstracto. Pero, en sí mismo, no señala simplemente una posibihdad<br />

abstracta de reversibUidad, señala la existencia real de un punto de inversión como<br />

fenómeno irreductible, autónomo.<br />

De ahí el carácter tan particular de la violencia de Estado: es difích asignar<br />

esta violencia, puesto que siempre se presenta como ya hecha. No basta con dech<br />

que la violencia remite al modo de producción. Marx lo señalaba para el capitahsmo:<br />

hay una violencia que pasa necesariamente por el Estado, que precede al<br />

modo de producción caphahsta, que constitoye la "acmnulación primitiva", y hace<br />

posible ese modo de producción. Si uno se sitúa en el modo de producción capitafista<br />

es difícil dech quién es ladrón y quién es víctima, e incluso dónde está la violencia.<br />

Pues en él el trabajador nace objetivamente desnudo, y el caphahsta, objetivamente<br />

"vestido", propietario mdependiente. Lo que así ha formado al<br />

trabajador y el caphahsta nos escapa, puesto que achia en otros modos de producción.<br />

Es una violencia que se plantea como ya hecha, aunque se rehaga todos los<br />

días Ahora más que nunca es cuando hay que dech que la mutilación es previa,<br />

preestablecida. Ahora bien, esos análisis de Marx deben ser amphados. Pues también<br />

hay una acumulación primitiva imperial que, lejos de derivar del modo de<br />

producción agrícola, lo precede; por regla general, hay acumulación primitiva<br />

siempre que se organiza un aparato de captura, con esa violencia tan particular<br />

que crea o contribuye a crear aqueUo sobre lo que se ejerce, y que de esa forma se<br />

presupone El problema sería, pues, distinguh regímenes de violencia. Y, a este<br />

respecto, podemos distmgmr como otros tantos regímenes diferentes, la lucha, la<br />

guerta, el crimen y la poficía. La lucha sería como el réghnen de la violencia pri-<br />

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