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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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MIL MESETAS<br />

nido adecuado a la Idea, la invención de la Idea, con sus objetos propios, espacio<br />

y composición del nomos. No obstante, es una Idea, hay que mantener el concepto<br />

de Idea pura, aunque esta máquina de guerra haya sido realizada por los<br />

nómadas. Más bien son los nómadas los que continúan siendo una abstracción,<br />

una Idea, algo real y no actual, por varias razones: en primer lugar porque, ya lo<br />

hemos visto, los elementos del nomadismo se combinan de hecho con elementos<br />

de migración, de itmerancia y de transhumancia, que no empañan la pureza del<br />

concepto, pero que introducen objetos siempre mixtos, o combinaciones de espacio<br />

y de composición, que actúan ya sobre la máquina de guerra. En segundo lugar,<br />

incluso en la pureza de su concepto, la máquina de guerra nómada efectúa<br />

necesariamente su relación sintética con la guerra como suplemento, descubierto y<br />

desarrollado contra la forma-Estado que trata de destruh. Ahora bien, efectúa ese<br />

objeto suplementario o esa relación sintética sin que el Estado, por su lado, no encuentre<br />

en eUa la ocasión de apropiarse de la máquina de guerra, y el medio de<br />

convertir la guerra en el objeto dhecto de esa máquina invertida (de ahí que la integración<br />

del nómada en el Estado sea un vector que atraviesa el nomadismo<br />

desde el principio, desde el primer acto de la guerra contra el Estado).<br />

Así pues, el problema no es tanto el de la reahzación de la guerra como el de<br />

la apropiación de la máquina de guerra. Al mismo tiempo que el aparato del Estado<br />

se apropia de la máquina de guerra, la subordina a fines "pohticos", le da por<br />

objeto dhecto la guerra. Una misma tendencia histórica Ueva a los Estados a evolucionar<br />

desde un triple punto de vista: pasar de formas de encastramiento a formas<br />

de apropiación propiamente dichas, pasar de la guerra limitada a la guerra<br />

Uamada total, y transformar la relación de la fínahdad y del objeto. Ahora bien,<br />

los factores que convierten a la guerra de Estado en guerra total están estrechamente<br />

hgados al capitahsmo: se trata de la inversión del capital constante en material,<br />

mdustria y economía de guerra, y de la inversión del caphal variable en población<br />

física y moral (que hace la guerra y a la vez la padece)"". En efecto, la<br />

guerra total no sólo es una guerra de aniquüamiento, sino que surge cuando el<br />

aniquUamiento no sólo toma "como centro" el ejército enemigo, ni el Estado enemigo,<br />

shio la totaUdad de la población y su economía. Que esa doble mversión<br />

sólo pueda hacerse en las condiciones previas de la guerra limitada muestra el carácter<br />

irresistible de la tendencia capitahsta a desarroUar la guerra total'"^. Es,<br />

pues, cierto que la guerra total continúa subordinada a fines pohticos de Estado y<br />

sólo reahza el máximo de las condiciones de la apropiación de la máquma de guerra<br />

por el aparato de Estado. Pero también es cierto que, cuando el objeto de la<br />

máquina de guerra apropiada deviene guerra total, a ese nivel de un conjunto de<br />

todas las condiciones, el objeto y la finahdad entran en esas nuevas relaciones que<br />

pueden Uegar hasta la contradicción. De ahí la vacüación de Clausewitz cuando<br />

muestra que unas veces la guerra total continúa siendo una guerra condicionada<br />

por la finahdad pofitica de los Estados, nüentras que otras tiende a efectuar la<br />

Idea de la guerra incondicionada. En efecto, la finafidad continúa siendo esencialmente<br />

pofitica y como tal determinada por el Estado, pero el propio objeto ha<br />

devenido ilimitado. Dhíase que la apropiación se ha invertido, o más bien que<br />

los Estados tienden a hberar, a reconstituh una inmensa máquina de guerra<br />

TRATADO DE NOMADOLOGÍA: LA MÁQUINA DE GUERRA 421<br />

en la que eUos ya sólo son las partes, oponibles o superpuestas. Esta máquina de<br />

guerra mundial, que en cierto sentido "resulta" de los Estados, presenta dos figuras<br />

sucesivas: en primer lugar la del fascismo que convierte la guerra en un movimiento<br />

iümitado cuya única finafidad es él mismo; pero el fascismo no es más que<br />

un "esbozo", y la figura posfascista es la de un máquina de guerra que toma dhectamente<br />

la paz por objeto, como paz del Terror o de la Supervivencia. La máquina<br />

de guerra vuelve a formar un espacio hso que pretende ahora controlar, rodear<br />

toda la tierra. La guerra total se ve desbordada por un forma de paz todavía más<br />

terrorífica. La máquina de guerra se ha responsabilizado de la finafidad, del orden<br />

mundial, y los Estados ya sólo son objetos o medios apropiados a esta nueva<br />

máquina. Ahí es donde la fórmula de Clausewitz invierte efectivamente; pues,<br />

para poder dech que la pofitica es la contmuación de la guerra por otros medios,<br />

no basta con mverth las palabras como si se pudiesen pronunciar en un sentido o<br />

en el otro, hay que seguh el movimiento real al final de cual los Estados, habiéndose<br />

apropiado de una máquina de guerra, habiéndola adaptado a sus fines, vuelven<br />

a produch una maquina de guerra que se encarga de la finafidad, se apropia<br />

de los Estados y asume cada vez más funciones pofiticas'"^.<br />

La situación actual es sin duda desesperante. Hemos visto a la máquina de<br />

guerra mundial constituhse cada vez más fuertemente, como en un relato de ciencia-ficción;<br />

la hemos visto asignarse como objetivo una paz quizá todavía más terrorífica<br />

que la muerte fascista; la hemos visto mantener o suscitar las más terribles<br />

guerras locales como formando parte de cha; la hemos visto fijar un nuevo<br />

tipo de enemigo, que ya no era otro Estado, ni siquiera otro régimen, sino "el enemigo<br />

indeterminado"; la hemos visto crear sus elementos de contra-guerriUa, de<br />

tal forma que puede dejarse sorprender una vez, pero no dos... No obstante, las<br />

propias condiciones de la máquma de guerra de Estado o de Mundo, es dech, el<br />

caphal constante (recursos y material) y el capital variable humano, no cesan de<br />

recrear posibhdades de respuestas inesperadas, de miciativas imprevistas que determinan<br />

máquinas mulantes, mmoritarias, populares, revolucionarias. Lo confirma<br />

la definición del Enemigo indeterminado... "multiforme, maniobrero y omnipresente<br />

(...), de orden económico, subersivo, pofitico, moral, etc.", el<br />

inasignable Saboteador material o Desertor humano, con formas muy diversas'"''.<br />

Los variados sentidos de la máquma de guerra constituyen el primer elemento<br />

teórico importante, y precisamente porque la máquina de guerra tiene una relación<br />

extremadamente variable con la guerra. La máquina de guerra no se define uniformemente,<br />

e hnphca otra cosa que cantidades de fuerza en progresión. Nosotros<br />

hemos mtentado definir dos polos de la máquina de guerra: según uno de ellos, la<br />

máquina de guerra tiene por objeto la guerra, y forma una línea de destrucción<br />

prolongable hasta los límites del universo. Pues bien, bajo todos los aspectos que<br />

adquiere aquí, guerra limitada, guerra total, organización mundial, no representa<br />

en modo alguno la supuesta esencia de la máquina de guerra, sino únicamente,<br />

cualquiera que sea la potencia, el conjunto de las condiciones bajo las cuales los<br />

Estados se apropian de esa máquma, sin perjuicio de proyectarla finalmente como<br />

el horizonte del mundo, o el orden dominante del que los Estados ya no son más<br />

que partes. El otro polo diríamos que es el de la esencia, cuando la máquina de<br />

guerra, con "cantidades" infinitamente inferiores, tiene por objeto, no la guerra.

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