Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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400 MIL MESETAS "uno" (gravedad), y el desplazamiento relativo de ese pimto de aplicación. En la acción libre, lo fundamental es la manera en que los elementos del cuerpo se escapan de la gravitación para ocupar absolutamente un espacio no puntuado. Las armas y su manejo parecen remitir a un modelo de acción libre, de la misma manera que las herramientas parecen remitir a un modelo de trabajo. El desplazamiento üneal, de un punto a otro, constituye el movimiento relativo de la herramienta, pero la ocupación turbulenta de im espacio constituye el movimiento absoluto del arma. Es como si el arma fuera móvil, auto-móvil, mientras que la herramienta es movida. Esta relación de las herramientas con el trabajo no es en modo alguno evidente, mientras que el trabajo no reciba la definición motriz o real que acabamos de darle. No es la herramienta la que define el trabajo, sino a la inversa. La herramienta supone el trabajo. No obstante, también las armas impücan evidentemente ima renovación de la causa, un consumo o incluso una desaparición en el efecto, un enfrentamiento a resistencias extemas, un desplazamiento de la fuerza, etc. Sería inútil prestar a las armas un poder mágico que se opondría a la violencia de las herramientas: armas y herramientas están sometidas a las mismas leyes que definen precisamente la esfera común. Ahora bien, el principio de toda tecnología es mostrar como un elemento técnico continúa siendo abstracto, totalmente indeterminado, mientras que no se le relacione con un agenciamiento que él supone. La máquina es primera con relación al elemento técnico: no la máquma técnica que de por sí es un conjunto de elementos, sino la máquina social o colectiva, el agenciamiento maquínico que va a determinar lo que es elemento técnico en tal momento, cuáles son su uso, su extensión, su comprensión..., etc. Por medio de los agenciamientos, el filum selecciona, cualifica e incluso inventa los elementos técnicos. Por eso no se puede hablar de armas o herramientas sin haber definido previamente los agenciamientos constituyentes que suponen y en los que entran. En ese sentido, decíamos que las armas y las herramientas no sólo se distinguen de manera extrínseca, y sin embargo no tienen características distintivas intrínsecas. Tienen carcterísticas intemas (y no intrínsecas) que remiten a los respectivos agenciamientos en los que están incluidas. Un modelo de acción ubre no es, pues, efectuado por las armas en sí mismas y en su ser físico, sino por el agenciamiento "máquina de guerra" como causa formal de las armas. Por otro lado, el modelo trabajo no es efectuado por las herramientas, sino por el agenciamiento "máquina de trabajo" como causa formal de las herramientas. Cuando decimos que el arma es inseparable de un vector-velocidad, mientras que la herramienta continúa unida a condiciones de gravedad, tan sólo pretendemos señalar una diferencia entre dos tipos de agenciamiento, incluso si la herramienta en su agenciamiento específico es abstractamente más "rápida", y el arma abstractamente más "grave". La herramienta está esenciaknente unida a una génesis, a un desplazamiento y a un consumo de la fuerza, que encuentran sus leyes en el trabajo, mientras que el arma sólo concieme al ejercicio o a la manifestación de la fuerza en el espacio y en el tiempo, de acuerdo con la acción libre. El arma no surge del cielo, y supone evidentemente producción, desplazamiento, gasto y resistencia. Pero este aspecto remite a la esfera común del arma y de la herramienta, y no concieme todavía a la especificidad del arma, que sólo aparece cuando la TRATADO DE NOMADOLOGÍA: LA MÁQUINA DE GUERRA 401 fuerza es considerada por sí misma, cuando ya sólo se la relaciona con el número, con el movimiento, con el espacio y con el tiempo, o cuando la velocidad se añade al desplazamiento Concretamente, un arma en la medida en que no está relacionada con el modelo Trabajo, sino con el modelo Acción libre, dando por supuesto por otta parte que las condiciones del trabajo se cumplen. En resumen, desde el punto de vista de la fuerza, la herramienta va unida a un sistema gravedad-desplazamiento, peso-altura. Y el arma, a un sistema velocidad-perpetuum mobile {en este sentido puede decirse que la velocidad es en sí misma un "sistema de armas"). La primada muy general del agenciamiento maquínico y colectivo sobre el elemento técnico es váMda en todas partes, tanto para las herranúentas como para las armas. Las armas y las herramientas son consecuencias, sólo consecuencias. A menudo se ha señalado que un arma no era nada al margen de la organización de combate en la que estaba kicluida. Por ejemplo, las armas "hopHticas" sólo existen gracias a la falange como mutación de la máquina de guerra: la única arma nueva en ese momento, el escudo de doble empuñadura, es creada por ese agenciamiento; en cuanto a las demás armas, preexisü'an, pero incluidas en otras combinaciones en las que no tenían la misma función, ni la misma naturaleza En todas partes, el agenciamiento constituye el sistema de armas. La lanza y la espada sólo han existido desde la edad de bronce gracias a un agenciamiento hombre-caballo, que alarga el puñal y el chuzo, y que descalifica a las primeras armas de infantería, el martillo y el hacha. El estríbo impone a su vez una nueva figura del agenciamiento hombre-caballo, que entraña un nuevo tipo de lanza y nuevas armas; y además este conjunto hombre-cabaUo-estribo varía, y no tiene los mismos efectos, según que forme parte de las condiciones generales del nomadismo, o vuelva a fomar parte más tarde de las condiciones sedentarias de la feudafidad. Pues bien, la situación es exactamente la misma para la hertamienta: también aquí todo depende de una organización del trabajo, y de agenciamientos variables entre hombre, animal y cosa. Por ejemplo, el arado sólo existe como herramienta específica en un conjunto en el que predominan los "campos abiertos alargados", én el que el cabaUo tiende a sustitufi al buey como animal de tko, en el que la tierta comienza a sufrk una rotación trienal, y en el que la economía deviene comunal. Con anterioridad, el arado puede perfectamente existk, pero al margen de otros agenciamientos que no explotan su especificidad, que dejan mexplotado su carácter diferencial respecto al arado común Los agenciamientos son pasionales, son composiciones de deseo. El deseo no tiene nada que ver con una determinación natural o espontánea, sólo agenciando hay deseo, agenciado, maquinado. La racionafidad, el rendimiento de un agenciamiento no existe sin las pasiones que pone en juego, los deseos que lo constituyen tanto como él los constituye a ellos. Détienne ha mostrado como la falange griega era inseparable de toda una inversión de valores, y de una mutación pasional que trastoca las relaciones del deseo con la máquina de guerra. Es uno de los casos en los que el hombre desciende del cabaUo, y en los que la relación hombre-animal es sustituida por una relación entre hombres en un agenciarniento de infantería que prepara la aparición del soldado-campesino, del soldado-ciudadano: todo el Eros de guerra cambia, un Eros homosexual de gmpo tiende a sustituir al Eros zoose-

402 MIL MESETAS xuado del caballero. Y sin duda, cada vez que un Estado se apropia de la máquina de guerra, tiende a encauzar la educación del ciudadano, la formación del trabajador, el aprendizaje del soldado. Pero si bien es verdad que todo agenciamiento es un agenciamiento de deseo, el problema consiste en saber si los agenciamientos de guerra y de trabajo, considerados por sí mismos, no movilizan fundamentalmente pasiones de orden diferente. Las pasiones son efectuaciones de deseo que difieren según el agenciamiento: no es la misma justicia, ni la misma crueldad, ni la misma piedad, etc. El régimen del trabajo es inseparable de una organización y de un desarrollo de la Forma, a los que corresponden una formación del sujeto. Es el régimen pasional del sentimiento como "forma del trabajador". El sentimiento implica una evaluación de la materia y de sus resistencias, un sentido de la forma y de sus desarrollos, una economía de la fuerza y de sus desplazamientos, toda una gravedad. Pero el régimen de la máquina de guerra es más bien el de los afectos, que sólo remite al móvil en sí mismo, a velocidades y a composiciones de velocidad entre elementos. El afecto es la descarga rápida de la emoción, la respuesta, mientras que el sentimiento siempre es una emoción desplazada, retardada, resistente. Los afectos son proyectiles, tanto como las armas, mientras que los sentimientos son introceptivos como las herramientas. Hay una relación afectiva con el arma, de la que no sólo hablan las mitologías, sino la canción de gesta, la novela de caballerías y cortés. Las armas son afectos, y los afectos armas. Desde este punto de vista, la inmoviüdad más absoluta, la pura catatonía, forman parte del vector-velocidad, se apoya en ese vector que combma la petrificación del gesto con la precipitación del movimiento. El cabaUero duerme sobre su montura, y parte como una flecha. Kleist es el que mejor ha combinado esas bruscas catatonías, desvanecimientos, suspensos, con las más altas velocidades de una máquma de guerra: nos permite así asisth a un devemh-arma del elemento técnico, al mismo tiempo que a un devenh afecto del elemento pasional (ecuación de Pentesüea). Las artes marciales siempre han subordinado las armas a la velocidad, y en primer lugar a la velocidad mental (absoluto); pero de esa forma también eran artes del suspenso y de la hunovihdad. El afecto recorre esos extremos. Al mismo tiempo, las artes marciales no invocan un código, como un asunto de Estado, smo vías, que son otros tantos caminos del afecto. En esas vías, se aprende tanto a "desembarazarse" de las armas como a utilizarlas, como si la potencia y la cultura del afecto fuese el verdadero objetivo del agenciamiento, y el arma sólo fuera un medio provisional. Aprender a deshacer, y a deshacerse, es lo propio de la máquina de guerra: el "no hacer" del guerrero, deshacer el sujeto. La máquina de guerra está atravesada por un movhniento de descodificación, mientras que la sobrecodificación une la herramienta a una organización del trabajo y del Estado (la herramienta no se olvida, tan sólo se puede compensar su ausencia). Bien es verdad que las artes marciales no dejan de invocar el centro de gravedad y las reglas de su desplazamiento. Pues las vías no son todavía últhnas. Por mucho que profundicen, siguen perteneciendo al dommio del Ser, y lo único que hacen es traduch al espacio común los movimientos absolutos de otra naturaleza, —los que se efectúan en el Vacío, no en la nada, smo en lo hso del vacío donde ya no hay finahdad: ataques, respuestas y caídas "a cuerpo descubierto" TRATADO DE NOMADOLOGIA: LA MÁQUINA DE GUERRA 403 Continuando todavía desde el punto de vista del agenciamiento, existe una relación esencial entre las herramientas y los signos. Pues el modelo trabajo, que define la herramienta, pertenece al aparato de Estado. Se ha dicho con frecuencia que el hombre de las sociedades primitivas no trabajaba en sentido estricto, mcluso si sus actividades están muy disciphnadas y reguladas; y lo mismo ocurre con el hombre de guerre como tal (los "trabajos" de Hércules suponen la sumisión a un rey). El elemento técnico deviene herramienta cuando se abstrae del territorio y tiene por objeto la tierra; pero al mismo tiempo el signo deja de inscribhse en el cuerpo y se inscribe en una materia objetiva inmóvU. Para que haya trabajo hace falta una captura de la actividad por el aparato de Estado, una semiotización de la actividad por la escritura. De ahí la afinidad de agenciamiento signos-herramientas, signos de escritura-organización de trabajo. Con el arma, que mantiene una relación esencial con las joyas, ocurre algo completamente distinto. Ya no sabemos muy bien lo que son las joyas, hasta tal punto han sufrido adaptaciones secundarias. Pero algo se despierta en nuestra ahna cuando se nos dice que la orfebrería fue el arte bárbaro, o el arte nómada por excelencia, y cuando vemos esas obras maestras de arte menor. Esas fíbulas, esas placas de oro y de" plata, esas joyas, conciemen a pequeños objetos muebles, no sólo fácües de transportar, sino que sólo pertenecen al objeto en tanto que éste se mueve. Esas placas constituyen rasgos de expresión de pura velocidad, en objetos a su vez móvües y cambiantes. No pasan por una relación forma-materia, sino por una relación motivo-soporte, en la que la tierra ya sólo es un suelo, e incluso ya ni siquiera hay suelo, al ser el soporte tan móvil como el motivo. Proporcionan a los colores la velocidad de la luz, haciendo emojecer el oro, y convhtiendo la plata en una luz blanca. Forman parte de los ameses del cabaUo, de la funda de la espada, del traje del guerrero, de la empuñadura del arma: incluso decoran lo que sólo servhá una vez, la punta de una flecha. Cualesquiera que sean el esfuerzo y el trabajo que hnphcan, son de acción hbre relacionada con el puro móvü, y no de trabajo, con sus condiciones de gravedad, de resistencia y de gasto. El herrero ambulante relaciona la orfebrería con el arma, y a la inversa. El oro y la plata desempeñarán otras muchas funciones, pero no pueden entenderse sm esa aportación nómada de la máquina de guerra en la que no son materias, sino rasgos de expresión que corresponden a las armas (toda la mitología de la guerra no sólo subsiste en la plata, smo que es un factor activo de cha). Las joyas son los afectos que corresponden a las armas, arrastrados por el mismo vector-velocidad. La orfebrería, la joyería, la ornamentación, incluso la decoración, no forman una escritura, aunque su potencia de abstracción no es en modo alguno menor. Lo que sucede es que esa potencia está agenciada de otra forma. En lo que concierne a la escritura, los nómadas no tienen ninguna necesidad de crear una, la toman prestada de los vecmos hnperiales sedentarios que mcluso les proporcionan una transcripción fonética de sus lenguas "La orfebrería es el arte bárbaro por excelencia, las fihgranas y los revestimientos dorados o plateados. (...) El arte escha, asociado a una economía nómada y guerrera que utUiza y rechaza a la vez el comercio reservado a los extranjeros, se orientó hacia ese aspecto lujoso y decorativo. Los bárbaros no tendrán ninguna necesidad de poseer o crear un código pre-

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"uno" (gravedad), y el desplazamiento relativo de ese pimto de aplicación. En la<br />

acción libre, lo fundamental es la manera en que los elementos del cuerpo se escapan<br />

de la gravitación para ocupar absolutamente un espacio no puntuado. Las armas<br />

y su manejo parecen remitir a un modelo de acción libre, de la misma manera<br />

que las herramientas parecen remitir a un modelo de trabajo. El desplazamiento<br />

üneal, de un punto a otro, constituye el movimiento relativo de la herramienta,<br />

pero la ocupación turbulenta de im espacio constituye el movimiento absoluto del<br />

arma. Es como si el arma fuera móvil, auto-móvil, mientras que la herramienta es<br />

movida. Esta relación de las herramientas con el trabajo no es en modo alguno<br />

evidente, mientras que el trabajo no reciba la definición motriz o real que acabamos<br />

de darle. No es la herramienta la que define el trabajo, sino a la inversa. La<br />

herramienta supone el trabajo. No obstante, también las armas impücan evidentemente<br />

ima renovación de la causa, un consumo o incluso una desaparición en el<br />

efecto, un enfrentamiento a resistencias extemas, un desplazamiento de la fuerza,<br />

etc. Sería inútil prestar a las armas un poder mágico que se opondría a la violencia<br />

de las herramientas: armas y herramientas están sometidas a las mismas leyes que<br />

definen precisamente la esfera común. Ahora bien, el principio de toda tecnología<br />

es mostrar como un elemento técnico continúa siendo abstracto, totalmente indeterminado,<br />

mientras que no se le relacione con un agenciamiento que él supone.<br />

La máquina es primera con relación al elemento técnico: no la máquma técnica<br />

que de por sí es un conjunto de elementos, sino la máquina social o colectiva, el<br />

agenciamiento maquínico que va a determinar lo que es elemento técnico en tal<br />

momento, cuáles son su uso, su extensión, su comprensión..., etc.<br />

Por medio de los agenciamientos, el filum selecciona, cualifica e incluso inventa<br />

los elementos técnicos. Por eso no se puede hablar de armas o herramientas<br />

sin haber definido previamente los agenciamientos constituyentes que suponen y<br />

en los que entran. En ese sentido, decíamos que las armas y las herramientas no<br />

sólo se distinguen de manera extrínseca, y sin embargo no tienen características<br />

distintivas intrínsecas. Tienen carcterísticas intemas (y no intrínsecas) que remiten<br />

a los respectivos agenciamientos en los que están incluidas. Un modelo de acción<br />

ubre no es, pues, efectuado por las armas en sí mismas y en su ser físico, sino por<br />

el agenciamiento "máquina de guerra" como causa formal de las armas. Por otro<br />

lado, el modelo trabajo no es efectuado por las herramientas, sino por el agenciamiento<br />

"máquina de trabajo" como causa formal de las herramientas. Cuando decimos<br />

que el arma es inseparable de un vector-velocidad, mientras que la herramienta<br />

continúa unida a condiciones de gravedad, tan sólo pretendemos señalar<br />

una diferencia entre dos tipos de agenciamiento, incluso si la herramienta en su<br />

agenciamiento específico es abstractamente más "rápida", y el arma abstractamente<br />

más "grave". La herramienta está esenciaknente unida a una génesis, a un<br />

desplazamiento y a un consumo de la fuerza, que encuentran sus leyes en el trabajo,<br />

mientras que el arma sólo concieme al ejercicio o a la manifestación de la<br />

fuerza en el espacio y en el tiempo, de acuerdo con la acción libre. El arma no<br />

surge del cielo, y supone evidentemente producción, desplazamiento, gasto y resistencia.<br />

Pero este aspecto remite a la esfera común del arma y de la herramienta,<br />

y no concieme todavía a la especificidad del arma, que sólo aparece cuando la<br />

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fuerza es considerada por sí misma, cuando ya sólo se la relaciona con el número,<br />

con el movimiento, con el espacio y con el tiempo, o cuando la velocidad se añade al<br />

desplazamiento Concretamente, un arma en la medida en que no está relacionada<br />

con el modelo Trabajo, sino con el modelo Acción libre, dando por supuesto<br />

por otta parte que las condiciones del trabajo se cumplen. En resumen, desde el<br />

punto de vista de la fuerza, la herramienta va unida a un sistema gravedad-desplazamiento,<br />

peso-altura. Y el arma, a un sistema velocidad-perpetuum mobile {en este<br />

sentido puede decirse que la velocidad es en sí misma un "sistema de armas").<br />

La primada muy general del agenciamiento maquínico y colectivo sobre el<br />

elemento técnico es váMda en todas partes, tanto para las herranúentas como para<br />

las armas. Las armas y las herramientas son consecuencias, sólo consecuencias. A<br />

menudo se ha señalado que un arma no era nada al margen de la organización de<br />

combate en la que estaba kicluida. Por ejemplo, las armas "hopHticas" sólo existen<br />

gracias a la falange como mutación de la máquina de guerra: la única arma nueva<br />

en ese momento, el escudo de doble empuñadura, es creada por ese agenciamiento;<br />

en cuanto a las demás armas, preexisü'an, pero incluidas en otras combinaciones<br />

en las que no tenían la misma función, ni la misma naturaleza En todas<br />

partes, el agenciamiento constituye el sistema de armas. La lanza y la espada<br />

sólo han existido desde la edad de bronce gracias a un agenciamiento hombre-caballo,<br />

que alarga el puñal y el chuzo, y que descalifica a las primeras armas de infantería,<br />

el martillo y el hacha. El estríbo impone a su vez una nueva figura del<br />

agenciamiento hombre-caballo, que entraña un nuevo tipo de lanza y nuevas armas;<br />

y además este conjunto hombre-cabaUo-estribo varía, y no tiene los mismos<br />

efectos, según que forme parte de las condiciones generales del nomadismo, o<br />

vuelva a fomar parte más tarde de las condiciones sedentarias de la feudafidad.<br />

Pues bien, la situación es exactamente la misma para la hertamienta: también aquí<br />

todo depende de una organización del trabajo, y de agenciamientos variables entre<br />

hombre, animal y cosa. Por ejemplo, el arado sólo existe como herramienta específica<br />

en un conjunto en el que predominan los "campos abiertos alargados", én<br />

el que el cabaUo tiende a sustitufi al buey como animal de tko, en el que la tierta<br />

comienza a sufrk una rotación trienal, y en el que la economía deviene comunal.<br />

Con anterioridad, el arado puede perfectamente existk, pero al margen de otros<br />

agenciamientos que no explotan su especificidad, que dejan mexplotado su carácter<br />

diferencial respecto al arado común<br />

Los agenciamientos son pasionales, son composiciones de deseo. El deseo no<br />

tiene nada que ver con una determinación natural o espontánea, sólo agenciando<br />

hay deseo, agenciado, maquinado. La racionafidad, el rendimiento de un agenciamiento<br />

no existe sin las pasiones que pone en juego, los deseos que lo constituyen<br />

tanto como él los constituye a ellos. Détienne ha mostrado como la falange griega<br />

era inseparable de toda una inversión de valores, y de una mutación pasional que<br />

trastoca las relaciones del deseo con la máquina de guerra. Es uno de los casos en<br />

los que el hombre desciende del cabaUo, y en los que la relación hombre-animal es<br />

sustituida por una relación entre hombres en un agenciarniento de infantería que<br />

prepara la aparición del soldado-campesino, del soldado-ciudadano: todo el Eros<br />

de guerra cambia, un Eros homosexual de gmpo tiende a sustituir al Eros zoose-

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