Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

patriciolepe.files.wordpress.com
from patriciolepe.files.wordpress.com More from this publisher
15.05.2013 Views

388 MIL MESETAS que invoca Occidente para justificar su antipatía hacia el Islam. Sin embargo, las Cruzadas supusieron una aventura de ese tipo, específicamente cristiana. Pues bien, los profetas se esfuerzan inútilmente en condenar la vida nómada; la máquina de guerra reUgiosa se esfuerza inútilmente en privilegiar el movimiento de la migración y el ideal del asentamiento; la reUgión en general se esfuerza inútilmente en compensar su desterritorialización específica con una reterritorialización espiritual e incluso física, que con la guerra santa adquiere el aspecto bien dirigido de una conquista de los Santos Lugares como centro del mimdo. A pesar de todo eso, cuando la refigión se constituye en máquina de guerra, moviliza y Ubera una formidable carga de nomadismo o de desterritoriaUzación absoluta, y refuerza al migrante con un nómada que lo acompaña, o con un nómada potencial a punto de devenirlo, por último, vuelve contra la forma-Estado su sueño de im Estado absoluto. Y esa mversión forma parte de la "esencia" de la reügión tanto como ese sueño. La historia de las Cruzadas está atravesada por la más sorprendente serie de variación de direcciones: la firme orientación de los Santos Lugares como centro a alcanzar, diríase que a menudo sólo es un pretexto. Pero para expUcarlo sería todo un error invocar al papel de la codicia o de los factores económicos, comerciales o poUticos que desviarían la Cruzada de su puro camino. Pues la idea de Cruzada implica en sí misma esa variabilidad de direcciones, quebradas, cambiantes, posee intrínsecamente todos esos factores o todas esas variables a partir del momento en que convierte a la reUgión en ima máquina de guerta y, a la vez, utiliza y suscita el cortespondiente nomadismo Hasta tal punto esto es cierto que la necesidad de una distinción más rigurosa entre sedentarios, migrantes, noma-, das, no impide las combinaciones de hecho; al contiario, las hace a su vez tanto más necesarias. Y no se puede considerar el proceso general de sedentarización que ha vencido a los nómadas sin tener presente también las oleadas de nomadización local que arrastraron a los sedentarios y reforzaron a los migrantes (fundamentalmente gracias a la reUgión). El espacio Uso o nómada está entre dos espacios estriados: el del bosque, con sus verticales de gravedad; el de la agricultura, con su cuadriculado y sus paralelas generalizadas, su arborescencia devenida independiente, su arte de extraer el árbol y la madera del bosque. Pero "entre" significa que el espacio Uso está controlado por esos dos lados que lo limitan, que se oponen a su desartoUo y le asignan, en la medida de lo posible, un papel de comunicación, pero también, por el contrario, que se vuelve contra eUos, minando por un lado el bosque, ganando por otro las tiertas cultivadas, afirmando una fuerza no comunicante o de desviación, como un "claro" que avanza. Los nómadas se vuelven primero contra los habitantes del bosque y los de las montañas, luego se precipitan sobre los agricultores. Se produce ahí algo así como el reverso o el afuera de la forma-Estado —pero, ¿en qué sentido? Esa forma, como espacio global y relativo, impUca un cierto número de componentes: bosque-roturación; agricultura-rastriUado; ganadería subordinada al trabajo agrícola y a la aumentación sedentaria; conjunto de comunicaciones ciudad-campo {polis-nomos) como fundamento del comercio. Cuando los historiadores se intertogan sobre las razones de la victoria de Occidente sobre Oriente, invocan principalmente las siguientes características desfavorables en ge- TRATADO DE NOMADOLOGf A: LA MÁQUINA DE GUERRA 389 neral a Críente: desmonte más bien que roturación, de donde derivan grandes dificultades para extraer o mcluso procurarse la madera; agricultura de tipo "arrozal y huerto" más bien que arborescencia y campo; ganadería, que escapa en gran parte al control de los sedentarios, por eso éstos carecen de fuerza animal y de alimentación cárnica; escasa comunicación entre el campo y la ciudad, cuyo resultado es un comercio mucho menos flexible Evidentemente, de todo ésto no hay que deducfi que la forma-Estado no existe en Oriente. Al contrario, para mantener y reunir las diversas componentes, sobre las que actúan vectores de fuga, hace falta una mstancia más dura. Los Estados siempre tienen la nfisma composición; si tan siquiera hay una verdad en la filosofi'a poKtica de Hegel, esa es que "todo Estado contiene en sí mismo los momentos esenciales de su existencia". Los Estados no sólo están compuestos de hombres, smo también de bosques, campos o huertos, animales y mercancías. Hay una unidad de composición de todos los Estados, pero los Estados no tienen ni el rnismo desarrollo ni la misma organización. En Oriente, las componentes están mucho más fragmentadas, separadas, lo que supone una gran Forma imnutable para lograr mantenerlas juntas: las "formaciones despóticas", asiáticas o africanas, estarán sacudidas por constantes revueltas, secesiones, cambios dinásticos, pero que no afectan a la inmutabiUdad de la forma. Por el contrario, la complejidad de las componentes hace posible en Occidente transformaciones de la forma-Estado mediante revoluciones. Bien es verdad que la idea de revolución es ambigua; es occidental en la medida en que remite a una transformación del Estado; pero es oriental en la medida en que proyecta una destrucción, una aboUción del Estado Pues los grandes imperios de Oriente, de Africa y de América, se enfrentan a ampUos espacios Usos que los atraviesan y mantienen separaciones entre sus componentes (el nomos no deviene campo, el campo no comunica con la ciudad, los nómadas se ocupan de la ganaden'a mayor, etc.): hay una confrontación directa enfre el Estado de Oriente y una máquina de guerta nómada. Esta máquina de guerra podrá adoptar la vía de la integración, y proceder únicamente por rebeUón y cambio dinástico; no obstante, en tanto que nómada, inventa el sueño y la reaUdad aboUcionistas. Los Estados de Occidente están mucho más protegidos en su espacio estriado, por esp tienen mucha más Ubertad para mantener sus componentes, y sólo se enfrentan a los nómadas indirectamente, mediante migraciones que éstos desencadenan o cuya apariencia toman Una de las tareas fundamentales del Estado es la de estriar el espacio sobre el que reina, o utilizar espacios Usos como un medio de comunicación al servicio de un espacio estriado. Para cualquier Estado no sólo es vital vencer el nomadismo, sino también confrolar las migraciones, y, más generalmente, reivindicar una zona de derechos sobre todo un "exterior", sobre el conjunto de flujos que atraviesan el ecumene. En efecto, el Estado es inseparable, aUí donde puede, de un proceso de captura de flujos de todo tipo, de poblaciones, de mercancías o de comercio, de dinero o de capitales, etc. Pero se necesitan trayectos fijos, de direcciones bien determmadas, que limiten la velocidad, que regulen las circulaciones, que relativicen el movimiento, que midan detaUadamente los movimientos relativos de los sujetos y objetos. De ahí la importancia de la tesis de Paul VirUio, cuando muestra que "el poder político del Estado es polis, poUcía, es decfr, red de comunicación", y que

390 MIL MESETAS "las puertas de la ciudad, sus fielatos y sus aduanas son barreras, filtros para la fluidez de las masas, para la capacidad de penetración de las manadas migratorias", personas, animales y bienes Gravedad, gravitas, es la esencia del Estado. No es que el Estado ignore la velocidad; pero tiene necesidad de que incluso el movimiento más rápido deje de ser el estado absoluto de un móvil que ocupa un espacio fiso, para devenir el carácter relativo de un "movido" que va de un punto a otro en un espacio estriado. En ese sentido, el Estado no cesa de descomponer, recomponer y transformar el movimiento, o regular la velocidad. El Estado como inspector de caminos, transformador o échangeur routier: papel del ingeniero a este respecto. La velocidad o el movimiento absoluto no carecen de leyes, pero esas leyes son las del nomos, del espacio liso que lo despfiega, de la máquina de guerra que lo puebla. Si los nómadas han creado la máquina de guerra fue porque inventaron la velocidad absoluta, como "sinónimo" de velocidad. Y siempre que se produce una acción contra el Estado, indisciphna, sublevación, guerriUa o revolución como, acto, diríase que una máquina de guerra resucita, que un nuevo potencial nomádico surge, con reconstitución de un espacio hso o de una manera de estar en el espacio como si fuera hso (Vhiho recuerda la importancia del tema sedicioso o revolucionario "ocupar la caUe"). En ese sentido, la respuesta del Estado es estriar el espacio, contra todo lo que amenaza con desbordarlo. El Estado no se ha apropiado de la máquina de guerra sin darle la forma del movimiento relativo: por ejemplo, con el modelo fortaleza como regulador de movimiento, y que fue precisamente el obstáculo que encontraron los nómadas, el escoho y la defensa contra la que venía a estreUarse el movimiento turbulento absoluto. Y a la inversa, cuando im Estado no logra estriar su espacio interior o contiguo, los flujos que lo atraviesan adquieren necesariamente el aspecto de una máquina de guerra dirigida contra él, desplegada en un espacio hso hostü o rebelde (hicluso si otros Estados pueden introduch en él sus estrías). Esa fue la aventura de China que, hacia el siglo XIV, y a pesar de su gran nivel técnico en navios y navegación, es apartada de su inmenso espacio marítimo, ve entonces cómo los flujos comerciales se vuelven contra eUa y se afian con la phatería, y sólo puede reaccionar con una pofitica de inmovihdad, de restricción masiva del comercio, que refuerza la relación de éste con una máquina de guerra La situación es aún mucho más comphcada de lo que nosotros decimos. El mar es quizá el principal de los espacios Usos, el modelo hidráuhco por excelencia. Pero el mar también es, de todos los espacios hsos, el que primero se intenta estriar, transformar en un anexo de la tierra, con caminos fijos, dhecciones constantes, movhnientos relativos, toda una contrahidráuüca de los canales o conductos. Una de las razones de la hegemonía de Occidente fue la capacidad que tuvieron sus aparatos de Estado para estriar el mar, conjugando las técnicas del Norte y las del Medherraneo, y anexionándose el Atíántico. Pero esta empresa conduce al resultado más inesperado: la multipficación de los movhnientos relativos, la mtensificación de las velocidades relativas en el espacio estriado, acaba por reconstituh un espacio hso o un movimiento absoluto. Como lo señala Vhiho, el mar será el lugar del fleet in being, en el que ya no se va de un punto a otro, smo que se ocupa todo el espacio a parth de un punto cualquiera: en lugar de estriar el espacio, se le TRATADO DE NOMADOLOGlA: LA MÁQUINA DE GUERRA 391 ocupa con un vector de desterritorialización en constante movimiento. Y del mar, esta estrategia moderna, pasará al ahe como nuevo espacio hso, pero también a toda la Tierra considerada como un desierto o como un mar. Transformador y capturador, el Estado no sólo relativiza el movimiento, sino que vuelve a produch movimiento absoluto. No sólo va de lo hso a lo estriado, sino que vuelve a produch espacio hso, vuelve a produch hso al final del estriado. Es cierto que este nuevo nomadismo acompaña a una máquma de guerra mundial cuya organización desborda los aparatos de Estado, está presente en complejos energéticos, mifitares-mdustriales, multmacionales. Todo esto para recordar que el espacio hso y la forma de exterioridad no tienen una vocación revolucionaria hresistible, sino que, por el contrario, cambian singularmente de sentido según las interacciones a las que se ven sometidos y las condiciones concretas de su ejercicio o de su establecimiento (por ejemplo, cómo la guerra total y la guerra popular, o mcluso la guerri­ Ua, se prestan sus métodos) Proposición IV: La existencia nómada implica necesariamente los elementos numéricos de una máquina de guerra. Decenas, centenas, miUares, miríadas: todos los ejérchos retendrán estos agrupamientos dechnales, hasta el punto de que cada vez que los encontremos podemos prejuzgar una organización mihtar. ¿No es así cómo el ejército desterritorializa sus soldados? El ejércho está compuesto de unidades, de compañías y de divisiones. Los Números pueden cambiar de función, de combinación, entrar en estrategias completamente diferentes, pero siempre existe esa relación del Número con la máquina de guerra. No es un problema de cantidad, sino de organización o de composición. El Estado no crea un ejércho sm aphcar este principio de organización numérica; en reahdad, adopta este principio, al mismo tiempo que se apodera de la máquina de guerra. Pues una idea tan curiosa —la organización numérica de lo hombres—, pertenece primero a los nómadas. Los hicsos, conquistadores nómadas, la aportan a Egipto; y cuando Moisés la aphca a su pueblo en éxodo, sigue el consejo de su suegro nómada Jetró el Cananeo, y lo hace para constituh una máquma de guerra, tal como el Libro de los Números describe sus elementos. El nomos es en primer lugar numerico, aritmético. Cuando al geometrismo griego se opone un aritmetismo mdio-árabe, se ve perfectamente que éste hnphca un nomos que se opone al logos: no porque los nómadas "creen" la aritmética o el algebra, smo porque la aritmética o el álgebra surgen en un mundo predominantemente nómada. Hasta el presente conocemos tres grandes tipos de orgaiüzación de los hombres: de linaje, territorial y numérica. La organización de hnaje permite definir las Uamadas sociedades primitivas. Los hnajes cláiücos son esencialmente segmentos en acto, que se funden o se escinden, variables según el ancestro considerado, según las tareas y las chcunstancias. Evidentemente, el número desempeña un gran papel en la determmación de hnaje o en la creación de nuevos hnajes. La tierra también, puesto que una segmentaridad tribal viene a reforzar la segmentaridad ciánica. Pero la tierra es sobre todo la materia en la que se mscribe la dinámica de

390<br />

MIL MESETAS<br />

"las puertas de la ciudad, sus fielatos y sus aduanas son barreras, filtros para la<br />

fluidez de las masas, para la capacidad de penetración de las manadas migratorias",<br />

personas, animales y bienes Gravedad, gravitas, es la esencia del Estado.<br />

No es que el Estado ignore la velocidad; pero tiene necesidad de que incluso el<br />

movimiento más rápido deje de ser el estado absoluto de un móvil que ocupa un<br />

espacio fiso, para devenir el carácter relativo de un "movido" que va de un punto<br />

a otro en un espacio estriado. En ese sentido, el Estado no cesa de descomponer,<br />

recomponer y transformar el movimiento, o regular la velocidad. El Estado como<br />

inspector de caminos, transformador o échangeur routier: papel del ingeniero a<br />

este respecto. La velocidad o el movimiento absoluto no carecen de leyes, pero<br />

esas leyes son las del nomos, del espacio liso que lo despfiega, de la máquina de<br />

guerra que lo puebla. Si los nómadas han creado la máquina de guerra fue porque<br />

inventaron la velocidad absoluta, como "sinónimo" de velocidad. Y siempre que<br />

se produce una acción contra el Estado, indisciphna, sublevación, guerriUa o revolución<br />

como, acto, diríase que una máquina de guerra resucita, que un nuevo potencial<br />

nomádico surge, con reconstitución de un espacio hso o de una manera de<br />

estar en el espacio como si fuera hso (Vhiho recuerda la importancia del tema sedicioso<br />

o revolucionario "ocupar la caUe"). En ese sentido, la respuesta del Estado<br />

es estriar el espacio, contra todo lo que amenaza con desbordarlo. El Estado no se<br />

ha apropiado de la máquina de guerra sin darle la forma del movimiento relativo:<br />

por ejemplo, con el modelo fortaleza como regulador de movimiento, y que fue<br />

precisamente el obstáculo que encontraron los nómadas, el escoho y la defensa<br />

contra la que venía a estreUarse el movimiento turbulento absoluto. Y a la inversa,<br />

cuando im Estado no logra estriar su espacio interior o contiguo, los flujos que lo<br />

atraviesan adquieren necesariamente el aspecto de una máquina de guerra dirigida<br />

contra él, desplegada en un espacio hso hostü o rebelde (hicluso si otros Estados<br />

pueden introduch en él sus estrías). Esa fue la aventura de China que, hacia el siglo<br />

XIV, y a pesar de su gran nivel técnico en navios y navegación, es apartada de<br />

su inmenso espacio marítimo, ve entonces cómo los flujos comerciales se vuelven<br />

contra eUa y se afian con la phatería, y sólo puede reaccionar con una pofitica de<br />

inmovihdad, de restricción masiva del comercio, que refuerza la relación de éste<br />

con una máquina de guerra<br />

La situación es aún mucho más comphcada de lo que nosotros decimos. El<br />

mar es quizá el principal de los espacios Usos, el modelo hidráuhco por excelencia.<br />

Pero el mar también es, de todos los espacios hsos, el que primero se intenta estriar,<br />

transformar en un anexo de la tierra, con caminos fijos, dhecciones constantes,<br />

movhnientos relativos, toda una contrahidráuüca de los canales o conductos.<br />

Una de las razones de la hegemonía de Occidente fue la capacidad que tuvieron<br />

sus aparatos de Estado para estriar el mar, conjugando las técnicas del Norte y las<br />

del Medherraneo, y anexionándose el Atíántico. Pero esta empresa conduce al resultado<br />

más inesperado: la multipficación de los movhnientos relativos, la mtensificación<br />

de las velocidades relativas en el espacio estriado, acaba por reconstituh<br />

un espacio hso o un movimiento absoluto. Como lo señala Vhiho, el mar será el<br />

lugar del fleet in being, en el que ya no se va de un punto a otro, smo que se ocupa<br />

todo el espacio a parth de un punto cualquiera: en lugar de estriar el espacio, se le<br />

TRATADO DE NOMADOLOGlA: LA MÁQUINA DE GUERRA 391<br />

ocupa con un vector de desterritorialización en constante movimiento. Y del mar,<br />

esta estrategia moderna, pasará al ahe como nuevo espacio hso, pero también a<br />

toda la Tierra considerada como un desierto o como un mar. Transformador y<br />

capturador, el Estado no sólo relativiza el movimiento, sino que vuelve a produch<br />

movimiento absoluto. No sólo va de lo hso a lo estriado, sino que vuelve a produch<br />

espacio hso, vuelve a produch hso al final del estriado. Es cierto que este<br />

nuevo nomadismo acompaña a una máquma de guerra mundial cuya organización<br />

desborda los aparatos de Estado, está presente en complejos energéticos, mifitares-mdustriales,<br />

multmacionales. Todo esto para recordar que el espacio hso y la<br />

forma de exterioridad no tienen una vocación revolucionaria hresistible, sino que,<br />

por el contrario, cambian singularmente de sentido según las interacciones a las<br />

que se ven sometidos y las condiciones concretas de su ejercicio o de su establecimiento<br />

(por ejemplo, cómo la guerra total y la guerra popular, o mcluso la guerri­<br />

Ua, se prestan sus métodos)<br />

Proposición IV: La existencia nómada implica necesariamente los elementos<br />

numéricos de una máquina de guerra.<br />

Decenas, centenas, miUares, miríadas: todos los ejérchos retendrán estos agrupamientos<br />

dechnales, hasta el punto de que cada vez que los encontremos podemos<br />

prejuzgar una organización mihtar. ¿No es así cómo el ejército desterritorializa<br />

sus soldados? El ejércho está compuesto de unidades, de compañías y de<br />

divisiones. Los Números pueden cambiar de función, de combinación, entrar en<br />

estrategias completamente diferentes, pero siempre existe esa relación del Número<br />

con la máquina de guerra. No es un problema de cantidad, sino de organización<br />

o de composición. El Estado no crea un ejércho sm aphcar este principio de<br />

organización numérica; en reahdad, adopta este principio, al mismo tiempo que se<br />

apodera de la máquina de guerra. Pues una idea tan curiosa —la organización numérica<br />

de lo hombres—, pertenece primero a los nómadas. Los hicsos, conquistadores<br />

nómadas, la aportan a Egipto; y cuando Moisés la aphca a su pueblo en<br />

éxodo, sigue el consejo de su suegro nómada Jetró el Cananeo, y lo hace para<br />

constituh una máquma de guerra, tal como el Libro de los Números describe sus<br />

elementos. El nomos es en primer lugar numerico, aritmético. Cuando al geometrismo<br />

griego se opone un aritmetismo mdio-árabe, se ve perfectamente que éste<br />

hnphca un nomos que se opone al logos: no porque los nómadas "creen" la aritmética<br />

o el algebra, smo porque la aritmética o el álgebra surgen en un mundo<br />

predominantemente nómada.<br />

Hasta el presente conocemos tres grandes tipos de orgaiüzación de los hombres:<br />

de linaje, territorial y numérica. La organización de hnaje permite definir las<br />

Uamadas sociedades primitivas. Los hnajes cláiücos son esencialmente segmentos<br />

en acto, que se funden o se escinden, variables según el ancestro considerado, según<br />

las tareas y las chcunstancias. Evidentemente, el número desempeña un gran<br />

papel en la determmación de hnaje o en la creación de nuevos hnajes. La tierra<br />

también, puesto que una segmentaridad tribal viene a reforzar la segmentaridad<br />

ciánica. Pero la tierra es sobre todo la materia en la que se mscribe la dinámica de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!