Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
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MIL MESETAS<br />
que invoca Occidente para justificar su antipatía hacia el Islam. Sin embargo, las<br />
Cruzadas supusieron una aventura de ese tipo, específicamente cristiana. Pues<br />
bien, los profetas se esfuerzan inútilmente en condenar la vida nómada; la<br />
máquina de guerra reUgiosa se esfuerza inútilmente en privilegiar el movimiento<br />
de la migración y el ideal del asentamiento; la reUgión en general se esfuerza inútilmente<br />
en compensar su desterritorialización específica con una reterritorialización<br />
espiritual e incluso física, que con la guerra santa adquiere el aspecto bien dirigido<br />
de una conquista de los Santos Lugares como centro del mimdo. A pesar de<br />
todo eso, cuando la refigión se constituye en máquina de guerra, moviliza y Ubera<br />
una formidable carga de nomadismo o de desterritoriaUzación absoluta, y refuerza<br />
al migrante con un nómada que lo acompaña, o con un nómada potencial a punto<br />
de devenirlo, por último, vuelve contra la forma-Estado su sueño de im Estado<br />
absoluto. Y esa mversión forma parte de la "esencia" de la reügión tanto como<br />
ese sueño. La historia de las Cruzadas está atravesada por la más sorprendente serie<br />
de variación de direcciones: la firme orientación de los Santos Lugares como<br />
centro a alcanzar, diríase que a menudo sólo es un pretexto. Pero para expUcarlo<br />
sería todo un error invocar al papel de la codicia o de los factores económicos, comerciales<br />
o poUticos que desviarían la Cruzada de su puro camino. Pues la idea de<br />
Cruzada implica en sí misma esa variabilidad de direcciones, quebradas, cambiantes,<br />
posee intrínsecamente todos esos factores o todas esas variables a partir del<br />
momento en que convierte a la reUgión en ima máquina de guerta y, a la vez, utiliza<br />
y suscita el cortespondiente nomadismo Hasta tal punto esto es cierto que<br />
la necesidad de una distinción más rigurosa entre sedentarios, migrantes, noma-,<br />
das, no impide las combinaciones de hecho; al contiario, las hace a su vez tanto<br />
más necesarias. Y no se puede considerar el proceso general de sedentarización<br />
que ha vencido a los nómadas sin tener presente también las oleadas de nomadización<br />
local que arrastraron a los sedentarios y reforzaron a los migrantes (fundamentalmente<br />
gracias a la reUgión).<br />
El espacio Uso o nómada está entre dos espacios estriados: el del bosque, con<br />
sus verticales de gravedad; el de la agricultura, con su cuadriculado y sus paralelas<br />
generalizadas, su arborescencia devenida independiente, su arte de extraer el árbol<br />
y la madera del bosque. Pero "entre" significa que el espacio Uso está controlado<br />
por esos dos lados que lo limitan, que se oponen a su desartoUo y le asignan,<br />
en la medida de lo posible, un papel de comunicación, pero también, por el contrario,<br />
que se vuelve contra eUos, minando por un lado el bosque, ganando por<br />
otro las tiertas cultivadas, afirmando una fuerza no comunicante o de desviación,<br />
como un "claro" que avanza. Los nómadas se vuelven primero contra los habitantes<br />
del bosque y los de las montañas, luego se precipitan sobre los agricultores. Se<br />
produce ahí algo así como el reverso o el afuera de la forma-Estado —pero, ¿en<br />
qué sentido? Esa forma, como espacio global y relativo, impUca un cierto número<br />
de componentes: bosque-roturación; agricultura-rastriUado; ganadería subordinada<br />
al trabajo agrícola y a la aumentación sedentaria; conjunto de comunicaciones<br />
ciudad-campo {polis-nomos) como fundamento del comercio. Cuando los historiadores<br />
se intertogan sobre las razones de la victoria de Occidente sobre<br />
Oriente, invocan principalmente las siguientes características desfavorables en ge-<br />
TRATADO DE NOMADOLOGf A: LA MÁQUINA DE GUERRA 389<br />
neral a Críente: desmonte más bien que roturación, de donde derivan grandes dificultades<br />
para extraer o mcluso procurarse la madera; agricultura de tipo "arrozal y<br />
huerto" más bien que arborescencia y campo; ganadería, que escapa en gran parte<br />
al control de los sedentarios, por eso éstos carecen de fuerza animal y de alimentación<br />
cárnica; escasa comunicación entre el campo y la ciudad, cuyo resultado es un<br />
comercio mucho menos flexible Evidentemente, de todo ésto no hay que deducfi<br />
que la forma-Estado no existe en Oriente. Al contrario, para mantener y reunir<br />
las diversas componentes, sobre las que actúan vectores de fuga, hace falta una mstancia<br />
más dura. Los Estados siempre tienen la nfisma composición; si tan siquiera<br />
hay una verdad en la filosofi'a poKtica de Hegel, esa es que "todo Estado contiene<br />
en sí mismo los momentos esenciales de su existencia". Los Estados no sólo están<br />
compuestos de hombres, smo también de bosques, campos o huertos, animales y<br />
mercancías. Hay una unidad de composición de todos los Estados, pero los Estados<br />
no tienen ni el rnismo desarrollo ni la misma organización. En Oriente, las<br />
componentes están mucho más fragmentadas, separadas, lo que supone una gran<br />
Forma imnutable para lograr mantenerlas juntas: las "formaciones despóticas",<br />
asiáticas o africanas, estarán sacudidas por constantes revueltas, secesiones, cambios<br />
dinásticos, pero que no afectan a la inmutabiUdad de la forma. Por el contrario,<br />
la complejidad de las componentes hace posible en Occidente transformaciones<br />
de la forma-Estado mediante revoluciones. Bien es verdad que la idea de<br />
revolución es ambigua; es occidental en la medida en que remite a una transformación<br />
del Estado; pero es oriental en la medida en que proyecta una destrucción,<br />
una aboUción del Estado Pues los grandes imperios de Oriente, de Africa y de<br />
América, se enfrentan a ampUos espacios Usos que los atraviesan y mantienen separaciones<br />
entre sus componentes (el nomos no deviene campo, el campo no comunica<br />
con la ciudad, los nómadas se ocupan de la ganaden'a mayor, etc.): hay una<br />
confrontación directa enfre el Estado de Oriente y una máquina de guerta<br />
nómada. Esta máquina de guerra podrá adoptar la vía de la integración, y proceder<br />
únicamente por rebeUón y cambio dinástico; no obstante, en tanto que nómada, inventa<br />
el sueño y la reaUdad aboUcionistas. Los Estados de Occidente están mucho<br />
más protegidos en su espacio estriado, por esp tienen mucha más Ubertad para<br />
mantener sus componentes, y sólo se enfrentan a los nómadas indirectamente, mediante<br />
migraciones que éstos desencadenan o cuya apariencia toman<br />
Una de las tareas fundamentales del Estado es la de estriar el espacio sobre el<br />
que reina, o utilizar espacios Usos como un medio de comunicación al servicio de<br />
un espacio estriado. Para cualquier Estado no sólo es vital vencer el nomadismo,<br />
sino también confrolar las migraciones, y, más generalmente, reivindicar una zona<br />
de derechos sobre todo un "exterior", sobre el conjunto de flujos que atraviesan el<br />
ecumene. En efecto, el Estado es inseparable, aUí donde puede, de un proceso de<br />
captura de flujos de todo tipo, de poblaciones, de mercancías o de comercio, de<br />
dinero o de capitales, etc. Pero se necesitan trayectos fijos, de direcciones bien determmadas,<br />
que limiten la velocidad, que regulen las circulaciones, que relativicen<br />
el movimiento, que midan detaUadamente los movimientos relativos de los sujetos<br />
y objetos. De ahí la importancia de la tesis de Paul VirUio, cuando muestra que "el<br />
poder político del Estado es polis, poUcía, es decfr, red de comunicación", y que