Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
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MIL MESETAS<br />
pues, extrañarnos que se hayan podido invocar viajes esphituales que se hacían sin<br />
movimiento relativo, smo en intensidades in situ: forman parte del nomadismo).<br />
En resumen, se dhá por convención que sólo el nómada tiene un movimiento absoluto,<br />
es dech, una velocidad; el movüniento en torbellino o ghatorio pertenece<br />
esencialmente a su máquina de guerra.<br />
En ese sentido, el nómada no tiene puntos, trayectos ni tierra, aunque evidentemente<br />
los tenga. Si el nómada puede ser denominado el Desterritorializado por<br />
excelencia es precisamente porque la reterritorialización no se hace después, como<br />
en el migrante, ni en otra cosa, como en el sedentario (en efecto, la relación del<br />
sedentario con la tierra está mediatizada por otra cosa, régimen de propiedad,<br />
aparato de Estado...). Para el nómada, por el contrario, la desterritorialización<br />
constituye su relación con la tierra, por eso se reterritoriahza en la propia desterritoriahzación.<br />
La tierra se desterritoriahza eUa misma, de tal manera que el<br />
nómada encuentra en eUa un territorio. La tierra deja de ser tierra, y tiende a devenh<br />
un shnple suelo o soporte. La tierra no se desterritoriahza en su movimiento<br />
global y relativo, sino en lugares precisos, ahí donde el bosque retrocede y la estepa<br />
y el desierto progresan. Hubac tiene razón cuando dice que el nomadismo no<br />
se exphca tanto por una variación universal de los chmas (que remitiría más bien a<br />
migraciones) como por una "divagación de los climas locales" El nómada aparece<br />
ahí, en la tierra, cada vez que se forma un espacio hso que mina y tiende a<br />
crecer en todas dhecciones. El nómada habita esos lugares, se mantiene en esos<br />
lugares, y él mismo los hace crecer en el sentido en el que se constata que el nómada<br />
crea el desierto en la misma medida en que es creado por él. El nómada es<br />
un vector de desterritoriahzación. Añade el desierto al desierto, la estepa a la estepa,<br />
mediante una serie de operaciones locales cuya orientación y dhección no<br />
cesan de variar El desierto de arena no sólo hnphca oasis, que son como puntos<br />
fijos, smo también vegetaciones rizomáticas, temporales y móvües en función de<br />
Uuvias locales, y que determman cambios de orientación de los trayectos El desierto<br />
de arena y el de hielo se describen en los mismos términos: en eUos ninguna<br />
finca separa la tierra y cielo; no existe distancia intermedia, perspectiva ni contorno,<br />
la visibihdad es hmitada; y sm embargo, hay una topología extraordinariamente<br />
fina, que no se basa en puntos u objetos, sino en haecceidades, en conjuntos<br />
de relaciones (vientos, ondulaciones de la nieve o de la arena, canto de la<br />
arena o chasquido del hielo, cuaUdades táctües de ambos); es un espacio táctil, o<br />
más bien "háptíco", y un espacio sonoro, mucho más que visual... La variabiüdad,<br />
la pohvocidad de las dhecciones es un rasgo esencial de los espacios fisos, del<br />
tipo rizoma, y que modifica su cartografi'a. El nómada, el espacio nómada, es locahzado,<br />
no delimitado. Lo que sí es hmitado, y a la vez hmhante, es el espacio estriado,<br />
lo global relativo: es limitado en sus partes, a las que corresponden dhecciones<br />
constantes, que están orientadas las unas respecto a las otras, divisibles por<br />
fronteras, y componibles conjuntamente; y lo limitante (limes o muraUa, y ya no<br />
frontera), es ese conjunto respecto a los espacios fisos que "contiene", cuyo crecimiento<br />
frena o impide, y que restrmge o deja fuera. Incluso cuando sufre su<br />
efecto, el nómada no pertenece a ese global relativo en el que se pasa de un punto<br />
a otro, de una región a otra. Más bien está en un absoluto local, un absoluto que<br />
TRATADO DE NOMADOLOGÍA: LA MÁQUINA DE GUERRA 387<br />
tiene su manifestación en lo local, y su gestación en la serie de operaciones locales<br />
de orientaciones diversas: el desierto, la estepa, el hielo, el mar.<br />
¿Una de las características más generales de la rehgión no es hacer que lo absoluto<br />
aparezca en un lugar (shi peijiücio de debath a continuación la nataraleza<br />
de la aparición y la legitimidad o no de las imágenes que la reproducen)? Pero el<br />
lugar sagrado de la rehgión es fundamentalmente un centro, que rechaza el nomos<br />
oscuro. Lo absoluto de la rehgión es esencialmente horizonte que engloba, y si<br />
aparece en el lugar es para fijar en lo global un centro sóhdo y estable. Se ha señalado<br />
a menudo el papel englobante de los espacios hsos, desierto, estepa u océano,<br />
en el monoteísmo. En resumen, la rehgión transforma lo absoluto. En ese sentido,<br />
la rehgión es una pieza del aparato de Estado (y lo es bajo las dos formas, la del<br />
"lazo" y la del "pacto o ahanza"), incluso si tiene la capacidad de converth ese<br />
modelo en universal o de constituir un Imperium absoluto. Pues bien, para el nómada<br />
las cosas se plantean de otra forma: en efecto, el lugar no está dehmitado; lo<br />
absoluto no aparece, pues, en el lugar, sino que se confunde con el lugar no limitado;<br />
la unión de los dos, del lugar y de lo absoluto, no consiste en una globahzación<br />
o una universalización centradas, orientadas, sino en una sucesión infinita de<br />
operaciones locales. Si contmuamos con esta oposición de puntos de vista constataremos<br />
que los nómadas no son un buen terreno para la rehgión; en el hombre de<br />
guerra siempre se da una ofensa contra el sacerdote o contra el dios. Los nómadas<br />
tienen un "monoteísmo" difuso, hterahnente vagabundo, les basta con eso, con<br />
flujos ambulantes. Los nómadas tienen un sentido de lo absoluto, pero singularmente<br />
ateo. Las rehgiones universahstas que han tenido algo que ver con los<br />
nómadas —Moisés, Mahoma, incluso el cristianismo con la herejía nestoriana—<br />
siempre han tenido problemas a este respecto, chocaban con lo que eUas Uamaban<br />
una obstinada hnpiedad. En efecto, esas rehgiones eran inseparables de una orientación<br />
firme y constante, de un Estado imperial de derecho, hicluso y sobre todo<br />
en ausencia de un Estado de hecho; promovían un ideal de sedentarización, y se<br />
dirigían a las componentes migrantes más que a las componentes nómadas. Incluso<br />
el Islam, en sus inicios, privüegia el tema de la hégha o de la migración respecto<br />
al nomadismo; si ha arrastrado a los nómadas árabes o bereberes ha sido<br />
más bien gracias a ciertos cismas ( por ejemplo, el kharidjismo)<br />
No obstante, una simple oposición de puntos de vista, rehgión-nomadismo, no<br />
es exhaustiva. Pues, en lo más profundo de su tendencia a proyectar sobre todo el<br />
ecumene un Estado universal o espiritual, la reUgión monoteísta no carece de ambivalencia<br />
ni de márgenes, y desborda incluso los límites ideales de un Estado, incluso<br />
hnperial, para entrar en una zona más imprecisa, un afuera de los Estados<br />
en el que tiene la posibihdad de una mutación, de una adaptación muy particular.<br />
Es la rehgión como elemento de una máquina de guerra, y la idea de la guerra<br />
santa como motor de esa máquina. Frente al personaje estatal del rey y el personaje<br />
rehgioso del sacerdote, el profeta traza el movimiento gracias al cual una rehgión<br />
deviene máquina de guerra o se pone de parte de esa máquma. Se ha dicho a<br />
menudo que el Islam y el profeta Mahoma habían reahzado esa conversión de la<br />
rehgión, y constituido un verdadero espíritu de cuerpo: según la fórmula de Georges<br />
BataiUe, "el naciente Islam, sociedad reducida a la empresa mihtar". Eso es lo