Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
382 MIL MESETAS<br />
tido de una nueva fuerza exterior, de una última fuerza que debe conquistarlo o<br />
someterlo, utilizarlo). Pero también hay otra razón por la que "pensador privado"<br />
no es una buena expresión: pues si bien es cierto que este contra-pensamiento habla<br />
de una soledad absoluta, es una soledad extraordmariamente poblada, como el<br />
propio desierto, una soledad que ya enlaza con un pueblo futuro, que invoca y espera<br />
a ese pueblo, que sólo existe gracias a él, incluso si todavía no existe... "carecemos<br />
de esta última fuerza, a falta de un pueblo que nos empuje. Buscamos ese<br />
apoyo popular..." Todo pensamiento ya es una tribu, lo contrario de un Estado. Y<br />
esa forma de exterioridad para el pensamiento no es en absoluto simétrica de la<br />
forma de mterioridad. Para ser más exactos, la shnetría sólo podría existh entre<br />
polos o núcleos diferentes de interioridad. Pero la forma de exterioridad del pensamiento<br />
—la fuerza siempre exterior a sí misma o la últhna fuerza, la n" potencia—<br />
no es en modo alguno otra imagen que se opondría a la imagen que se mspha<br />
en el aparato de Estado. Al contrario, es la fuerza que destruye la hnagen y<br />
sus copias, el modelo y sus reproducciones, toda posibüidad de subordinar el pensamiento<br />
a un modelo de lo Verdadero, de lo Justo o del Derecho (lo verdadero<br />
cartesiano, lo justo kantiano, el derecho hegehano, etc.). Un "método" es el espacio<br />
estriado de la cogitatio universalis, y traza un camino que debe seguhse de un<br />
punto a otro. Pero la forma de exterioridad sitúa al pensamiento en un espacio hso<br />
que debe ocupar sm poder medhlo, y para el que no hay método posible, ni reproducción<br />
concebible, smo únicamente etapas, intermezzi, reactivaciones. El<br />
pensamiento es como el Vampho, no tiene hnagen, ni para crear modelo, ni para<br />
hacer copia. En el espacio hso del Zen, la flecha ya no va de im punto a otro, sino<br />
que será recogida en un punto cualquiera, para ser reenviada a otro punto cualquiera,<br />
y tiende a permutar con el thador y el blanco. El problema de la máquina<br />
de guerra es el del relevo, incluso con pobres medios, y no el problema arquitectónico<br />
del modelo o del monumento. Un pueblo ambulante de relevadores, en lugar<br />
de una ciudad modelo. "La naturaleza envía al filósofo a la humanidad como una<br />
flecha; no apunta, pero confi'a en que la flecha quedará clavada en algún sitio. Actuando<br />
de esa manera, se equivoca infinidad de veces y siente amargura por eUo.<br />
(...) Los artistas y los filósofos son un argumento contra la finaüdad de la naturaleza<br />
en sus medios, aunque constimyen una excelente prueba para la sabiduría de<br />
sus fines. Nunca afectan más que a un pequeño número, cuando deberían afectar<br />
a todo el mundo, y la forma en la que el pequeño número es afectado no responde<br />
a la fuerza que ponen los filósofos y los artistas en lanzar su artülería..."<br />
Nosotros pensamos sobre todo en dos textos patéticos, en el sentido de que en<br />
eUos el pensamiento es verdaderamente un pathos (un antilogos y un antimuthos).<br />
El texto de Artaud, en sus cartas a Jacques Riviere, exphcando que el pensamiento<br />
se ejerce a parth de un desmoronamiento central, que sólo puede vivh de<br />
su propia imposibüidad para crear forma, poniendo de reheve únicamente rasgos<br />
de expresión en un material, desarroUándose periféricamente, en un puro medio<br />
de exterioridad, en función de smgularidades no universalizables, de chcunstancias<br />
no mteriorizables. Y también el texto de Kleist, "A propósito de la elaboración<br />
progresiva de pensamientos al hablar": Kleist denuncia en él la mterioridad<br />
central del concepto como medio de control, control de la palabra, de la lengua.<br />
TRATADO DE NOMADOLOGLA: LA MÁQUINA DE GUERRA<br />
pero también control de los afectos, de las chcimstancias e incluso del azar. A él<br />
opone un pensamiento como proceso y desarroUo, un curioso diálogo antiplatónico,<br />
un antidiálogo entre el hermano y la hermana, en el que el uno habla antes<br />
de saber, y el otro ya ha tomado el relevo antes de haber entendido: es el pensamiento<br />
del Gemüt, dice Kleist, que procede como debería hacerlo un general en<br />
una máquina de guerra, o como un cuerpo que se carga de electricidad, de mtensidad<br />
pura. "Mezclo sonidos marticulados, prolongo los términos de transición, utilizo<br />
iguahnente las aposiciones justo donde no serían necesarias". Ganar tiempo, y<br />
quizá después renunciar, o esperar. Necesidad de no tener el control de la lengua,<br />
de ser un extranjero en su propia lengua, para que la palabra venga hacia imo y<br />
"crear algo mcomprensible". ¿Sería esa la forma de exterioridad, la relación entre<br />
el hermano y la hermana, el devenh-mujer del pensador, el devenir-pensamiento<br />
de la mujer: el Gemüt, que ya no se deja controlar, que forma una máquina de<br />
guerra? Un pensamiento que se enfrenta a fuerzas exteriores en lugar de recogerse<br />
en una forma mterior, que actúa por etapas en lugar de formar una imagen, un<br />
pensamiento-acontecimiento, haecceidad, en lugar de un pensamiento-sujeto, un<br />
pensamiento-problema en lugar de un pensamiento esencia o teorema, un pensamiento<br />
que recurre a un pueblo en lugar de tomarse por un mmisterio. ¿Acaso es<br />
un azar si cada vez que un "pensador" lanza así una flecha, siempre hay un hombre<br />
de Estado, una sombra o una hnagen de hombre de Estado que le aconseja y<br />
amonesta y quiere fijar una "meta"? Jacques Riviere no duda en responder a Artaud:<br />
trabaje, trabaje, todo se arreglará, Uegará a encontrar un método y a expresar<br />
adecuadamente lo que con todo derecho piensa (Cogitatio universalis). Riviere<br />
no es un jefe de Estado, pero no es el último en la N.R.F. que se ha tomado<br />
por el príncipe secreto en una repúbhca de las letras o por la eminencia gris en un<br />
Estado de derecho. Lenz y Kleist se enfrentaban a Goethe, genio grandioso, verdadero<br />
hombre de Estado entre todos los hombres de letras. Pero lo peor no es<br />
eso: lo peor es cómo los propios textos de Kleist, de Artaud, acaban convirtiéndose<br />
en un monumento, e insphan un modelo a imitar mucho más msidioso que el<br />
otro, para todos los tartamudos artificiales y los innumerables calcos que pretenden<br />
equipararse a eUos.<br />
La hnagen clásica del pensamiento, y el estriaje del espacio mental que eUa<br />
efectúa, aspha a la urüversahdad. En efecto, opera con dos "universales", el Todo<br />
como últhno fundamento del ser u horizonte que engloba, y el Sujeto como principio<br />
que convierte el ser en ser para-nosotros Imperiumy Tepúbiica. Entre uno<br />
y otro, todos los géneros de lo real y de lo verdadero encuentran su sitio en un es^<br />
pació mental estriado, desde el doble punto de vista del Ser y del Sujeto, bajo la<br />
dhección de un "método universal". Por eso es fácU caracterizar el pensamiento<br />
nómada que rechaza ese tipo de imagen y procede de otra forma. Pues no mvoca<br />
un sujeto pensante universal, al contrario, invoca una raza singular; y no se basa<br />
en una totahdad englobante, smo que, por el contrario, se desphega en un medio<br />
sin horizonte como espacio hso, estepa, desierto o mar.. Se establece aquí otro tipo<br />
de adecuación entre la raza definida como "tribu" y el espacio Uso defirüdo como<br />
"medio". Una tribu en el desierto, en lugar de un sujeto universal bajo el horizonte<br />
del Ser englobante. Kenneth White ha msistido recientemente en esa com-<br />
383