Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

patriciolepe.files.wordpress.com
from patriciolepe.files.wordpress.com More from this publisher
15.05.2013 Views

380 MIL MESETAS tado, y que le marcaría fines y caminos, conductos, canales, órganos, todo un organon. Existiría, pues, una imagen del pensamiento que recubriría todo el pensamiento, que sería el objeto especial de una "noología", y que sería algo así como la forma-Estado desarrollada en el pensamiento. Esta imagen posee dos cabezas que remiten a los dos polos de la soberanía: un imperium del pensar-verdadero, que opera por captura mágica, confirmación o lazo, que constituye la eficacia de una fundación (muthos); una repúbfica de los espíritus libres, que procede por pacto o contrato, que constituye una organización legislativa y jurídica, que aporta la sanción de un fundamento (logos). Esas dos cabezas interfieren constantemente en la imagen clásica del pensamiento: una "república de los espíritus en la que el príncipe sería la idea de un Ser supremo". Y si las dos cabezas interfieren, no sólo es porque hay muchos intermediarios o transiciones entre las dos, y porque una prepara la otra, y ésta se vale de la primera y la conserva, smo también porque, antitéticas y complementarias, se necesitan la una á la otra. No obstante, no hay que excluir que, para pasar de la una a la otra, se necesite un acontecimiento de otra naturaleza, "entre" las dos, y que se oculta fiiera de la imagen, que se produce fuera de ella Pero, si nos atenemos a la imagen, vemos que cada vez que se nos habla de un imperium de lo verdadero y de una repúbUca de los espíritus, no es una simple metáfora. Es la codición de constitución del pensamiento como principio o forma de interioridad, como estrato. Vemos perfectamente lo que el pensamiento gana con ello: una gravedad que nunca tendría de por sí, un centro que hace que todas las cosas, incluido el Estado, den la knpresión de existfi gracias a su propia eficacia o a su propia sanción. Pero el Estado gana otro tanto. En efecto, la forma-Estado gana algo esencial al desarrollarse así en el pensamiento: todo un consenso. Sólo el pensamiento puede kiventar la ficción de un Estado universal por derecho, elevar el Estado a lo universal de derecho. Es como si el soberano deviniese único en el mundo, abarcase todo el oikumeney ya sólo tuviera que ver con sujetos, actuales o potenciales. Las potentes organizaciones extrínsecas, las bandas extrañas, han dejado de existir: el Estado deviene el único principio que establece la distmción entre sujetos rebeldes, que se remiten al estado namral, y sujetos dóciles, que de por sí remiten a su forma. Si para el pensamiento es interesante apoyarse en el Estado, no menos interesante es para el Estado desplegarse en el pensamiento, y recibir de él la sanción de forma única, universal. La particularidad de los Estados sólo es un hecho, e igual ocurre con su eventual perversidad o su imperfección. Pues, por derecho, el Estado moderno va a definirse como "la organización racional y razonable de una comunidad": la única particularidad de la comunidad es interna o moral (espíritu de un pueblo), al mismo tiempo que su organización hace que contribuya a la armonía de un universal (espíritu absoluto). El Estado proporciona al pensamiento una forma de interioridad, pero el pensamiento proporciona a esta iuterioridad una forma de universaUdad: "la finaüdad de la organización mundial es la satisfacción de los individuos razonables dentro de los Estados particulares Ubres". Entre el Estado y la razón se produce un curioso mtercambio, que también es una proposición anah'tíca, pues la razón realizada se confunde con el Estado de derecho, al igual que el Estado de hecho es el devemr de la razón En la filosofía TRATADO DE NOMADOLOGlA: LA MÁQUINA DE GUERRA Uamada moderna y en el Estado llamado moderno o racional, todo gira akededor del legislador y del sujeto. Es necesario que el Estado reaUce la distinción entre el legislador y el sujeto en tales condiciones formales que el pensamiento, por su parte, pueda pensar su identidad. Obedeced siempre, pues, cuanto más obedezcáis más dueño seréis, puesto que sólo obedeceréis a la razón pura, es decir, a vosotros mismos... Desde que la filosofía se ha atribuido el papel de fundamento, no ha cesado de bendecir los poderes establecidos y de calcar su doctrina de las facultades de los órganos de poder de Estado. El sentido común, la unidad de todas las facultades como centro del Cogito, es el consenso de Estado llevado al absoluto. Esa fue particularmente la gran operación de la "crítica" kantiana, asumida y desarrollada por el hegeüanismo. Kant no ha cesado de criticar los malos usos para mejor bendech la función. No debe, pues, extrañarnos que el filósofo haya devenido profesor púbüco o funcionario de Estado. Todo está regulado a partir del momento en que la forma-Estado inspha una imagen del pensamiento. Y a la mversa. Evidentemente, según las variaciones de esta forma, la imagen presenta perfiles diferentes: ni siempre ha representado o designado al filósofo, ni lo representará siempre. Se puede ir de una función mágica a una función racional. Con relación al Estado imperial arcaico el poeta ha podido desempeñar el papel de creador de knagen En los Estados modernos el sociólogo ha podido sustituir al filósofo (por ejemplo cuando Durkhekn y sus discípulos han querido dar a la repúbfica un modelo laico del pensamiento). En la actuaüdad, el psicoanálisis, en un retomo a la magia, aspira al papel de Cogitatio universalis como pensamiento de la Ley. Existen otros rivales y pretendientes. La noología, que no se confunde con la ideología, es precisamente el estudio de las imágenes del pensamiento y de su historicidad. En cierto sentido, diñase que eso apenas tiene importancia, que la gravedad del pensamiento sólo era una broma. Pero el pensamiento sólo pide eso: que no se le tome en serio, puesto que de esa manera puede pensar mejor por nosotros, y engendrar siempre sus nuevos funcionarios; cuanto menos en serio tomen las personas al pensamiento, más piensan conforme a lo que quiere el Estado. En efecto, ¿qué hombre de Estado no ha soñado con esa pequeña cosa knposible, ser un pensador? Pues bien, la noología choca con contra-pensamientos cuyos actos son violentos, las apariciones discontmuas, la existencia móvil a lo largo de la historia. Son los actos de un "pensador privado", por oposición al profesor púbhco: Kierkegard, Nietzsche, o mcluso Chestov... Donde quiera que habiten, aparece la estepa o el desierto. Destmyen las imágenes. Quizá el Schopenhauer educador áe Nietzsche sea la mayor crítica que se haya hecho a la hnagen del pensamiento, y su relación con el Estado. No obstante, "pensador prívado" no es una expresión satisfactoria, puesto que carga las tmtas sobre una mterioridad, cuando se trata de un pensamiento del afuera^^. Poner el pensamiento en relación mmediata con el afuera, con las fuerzas del afuera, en resumen, convertfi el pensamiento en una máquina de guerra, es una empresa extraña cuyos procedimientos precisos se pueden estudiar en Nietzsche (el aforismo, por ejemplo, es muy diferente de la máxuna, pues una máxima, en la repúbüca de las letras, es como un acto orgánico de Estado o un juicio soberano, mientras que un aforismo siempre espera su sen- 381

382 MIL MESETAS tido de una nueva fuerza exterior, de una última fuerza que debe conquistarlo o someterlo, utilizarlo). Pero también hay otra razón por la que "pensador privado" no es una buena expresión: pues si bien es cierto que este contra-pensamiento habla de una soledad absoluta, es una soledad extraordmariamente poblada, como el propio desierto, una soledad que ya enlaza con un pueblo futuro, que invoca y espera a ese pueblo, que sólo existe gracias a él, incluso si todavía no existe... "carecemos de esta última fuerza, a falta de un pueblo que nos empuje. Buscamos ese apoyo popular..." Todo pensamiento ya es una tribu, lo contrario de un Estado. Y esa forma de exterioridad para el pensamiento no es en absoluto simétrica de la forma de mterioridad. Para ser más exactos, la shnetría sólo podría existh entre polos o núcleos diferentes de interioridad. Pero la forma de exterioridad del pensamiento —la fuerza siempre exterior a sí misma o la últhna fuerza, la n" potencia— no es en modo alguno otra imagen que se opondría a la imagen que se mspha en el aparato de Estado. Al contrario, es la fuerza que destruye la hnagen y sus copias, el modelo y sus reproducciones, toda posibüidad de subordinar el pensamiento a un modelo de lo Verdadero, de lo Justo o del Derecho (lo verdadero cartesiano, lo justo kantiano, el derecho hegehano, etc.). Un "método" es el espacio estriado de la cogitatio universalis, y traza un camino que debe seguhse de un punto a otro. Pero la forma de exterioridad sitúa al pensamiento en un espacio hso que debe ocupar sm poder medhlo, y para el que no hay método posible, ni reproducción concebible, smo únicamente etapas, intermezzi, reactivaciones. El pensamiento es como el Vampho, no tiene hnagen, ni para crear modelo, ni para hacer copia. En el espacio hso del Zen, la flecha ya no va de im punto a otro, sino que será recogida en un punto cualquiera, para ser reenviada a otro punto cualquiera, y tiende a permutar con el thador y el blanco. El problema de la máquina de guerra es el del relevo, incluso con pobres medios, y no el problema arquitectónico del modelo o del monumento. Un pueblo ambulante de relevadores, en lugar de una ciudad modelo. "La naturaleza envía al filósofo a la humanidad como una flecha; no apunta, pero confi'a en que la flecha quedará clavada en algún sitio. Actuando de esa manera, se equivoca infinidad de veces y siente amargura por eUo. (...) Los artistas y los filósofos son un argumento contra la finaüdad de la naturaleza en sus medios, aunque constimyen una excelente prueba para la sabiduría de sus fines. Nunca afectan más que a un pequeño número, cuando deberían afectar a todo el mundo, y la forma en la que el pequeño número es afectado no responde a la fuerza que ponen los filósofos y los artistas en lanzar su artülería..." Nosotros pensamos sobre todo en dos textos patéticos, en el sentido de que en eUos el pensamiento es verdaderamente un pathos (un antilogos y un antimuthos). El texto de Artaud, en sus cartas a Jacques Riviere, exphcando que el pensamiento se ejerce a parth de un desmoronamiento central, que sólo puede vivh de su propia imposibüidad para crear forma, poniendo de reheve únicamente rasgos de expresión en un material, desarroUándose periféricamente, en un puro medio de exterioridad, en función de smgularidades no universalizables, de chcunstancias no mteriorizables. Y también el texto de Kleist, "A propósito de la elaboración progresiva de pensamientos al hablar": Kleist denuncia en él la mterioridad central del concepto como medio de control, control de la palabra, de la lengua. TRATADO DE NOMADOLOGLA: LA MÁQUINA DE GUERRA pero también control de los afectos, de las chcimstancias e incluso del azar. A él opone un pensamiento como proceso y desarroUo, un curioso diálogo antiplatónico, un antidiálogo entre el hermano y la hermana, en el que el uno habla antes de saber, y el otro ya ha tomado el relevo antes de haber entendido: es el pensamiento del Gemüt, dice Kleist, que procede como debería hacerlo un general en una máquina de guerra, o como un cuerpo que se carga de electricidad, de mtensidad pura. "Mezclo sonidos marticulados, prolongo los términos de transición, utilizo iguahnente las aposiciones justo donde no serían necesarias". Ganar tiempo, y quizá después renunciar, o esperar. Necesidad de no tener el control de la lengua, de ser un extranjero en su propia lengua, para que la palabra venga hacia imo y "crear algo mcomprensible". ¿Sería esa la forma de exterioridad, la relación entre el hermano y la hermana, el devenh-mujer del pensador, el devenir-pensamiento de la mujer: el Gemüt, que ya no se deja controlar, que forma una máquina de guerra? Un pensamiento que se enfrenta a fuerzas exteriores en lugar de recogerse en una forma mterior, que actúa por etapas en lugar de formar una imagen, un pensamiento-acontecimiento, haecceidad, en lugar de un pensamiento-sujeto, un pensamiento-problema en lugar de un pensamiento esencia o teorema, un pensamiento que recurre a un pueblo en lugar de tomarse por un mmisterio. ¿Acaso es un azar si cada vez que un "pensador" lanza así una flecha, siempre hay un hombre de Estado, una sombra o una hnagen de hombre de Estado que le aconseja y amonesta y quiere fijar una "meta"? Jacques Riviere no duda en responder a Artaud: trabaje, trabaje, todo se arreglará, Uegará a encontrar un método y a expresar adecuadamente lo que con todo derecho piensa (Cogitatio universalis). Riviere no es un jefe de Estado, pero no es el último en la N.R.F. que se ha tomado por el príncipe secreto en una repúbhca de las letras o por la eminencia gris en un Estado de derecho. Lenz y Kleist se enfrentaban a Goethe, genio grandioso, verdadero hombre de Estado entre todos los hombres de letras. Pero lo peor no es eso: lo peor es cómo los propios textos de Kleist, de Artaud, acaban convirtiéndose en un monumento, e insphan un modelo a imitar mucho más msidioso que el otro, para todos los tartamudos artificiales y los innumerables calcos que pretenden equipararse a eUos. La hnagen clásica del pensamiento, y el estriaje del espacio mental que eUa efectúa, aspha a la urüversahdad. En efecto, opera con dos "universales", el Todo como últhno fundamento del ser u horizonte que engloba, y el Sujeto como principio que convierte el ser en ser para-nosotros Imperiumy Tepúbiica. Entre uno y otro, todos los géneros de lo real y de lo verdadero encuentran su sitio en un es^ pació mental estriado, desde el doble punto de vista del Ser y del Sujeto, bajo la dhección de un "método universal". Por eso es fácU caracterizar el pensamiento nómada que rechaza ese tipo de imagen y procede de otra forma. Pues no mvoca un sujeto pensante universal, al contrario, invoca una raza singular; y no se basa en una totahdad englobante, smo que, por el contrario, se desphega en un medio sin horizonte como espacio hso, estepa, desierto o mar.. Se establece aquí otro tipo de adecuación entre la raza definida como "tribu" y el espacio Uso defirüdo como "medio". Una tribu en el desierto, en lugar de un sujeto universal bajo el horizonte del Ser englobante. Kenneth White ha msistido recientemente en esa com- 383

380 MIL MESETAS<br />

tado, y que le marcaría fines y caminos, conductos, canales, órganos, todo un organon.<br />

Existiría, pues, una imagen del pensamiento que recubriría todo el pensamiento,<br />

que sería el objeto especial de una "noología", y que sería algo así como<br />

la forma-Estado desarrollada en el pensamiento. Esta imagen posee dos cabezas<br />

que remiten a los dos polos de la soberanía: un imperium del pensar-verdadero,<br />

que opera por captura mágica, confirmación o lazo, que constituye la eficacia de<br />

una fundación (muthos); una repúbfica de los espíritus libres, que procede por<br />

pacto o contrato, que constituye una organización legislativa y jurídica, que aporta<br />

la sanción de un fundamento (logos). Esas dos cabezas interfieren constantemente<br />

en la imagen clásica del pensamiento: una "república de los espíritus en la que el<br />

príncipe sería la idea de un Ser supremo". Y si las dos cabezas interfieren, no sólo<br />

es porque hay muchos intermediarios o transiciones entre las dos, y porque una<br />

prepara la otra, y ésta se vale de la primera y la conserva, smo también porque,<br />

antitéticas y complementarias, se necesitan la una á la otra. No obstante, no hay<br />

que excluir que, para pasar de la una a la otra, se necesite un acontecimiento de<br />

otra naturaleza, "entre" las dos, y que se oculta fiiera de la imagen, que se produce<br />

fuera de ella Pero, si nos atenemos a la imagen, vemos que cada vez que<br />

se nos habla de un imperium de lo verdadero y de una repúbUca de los espíritus,<br />

no es una simple metáfora. Es la codición de constitución del pensamiento como<br />

principio o forma de interioridad, como estrato.<br />

Vemos perfectamente lo que el pensamiento gana con ello: una gravedad que<br />

nunca tendría de por sí, un centro que hace que todas las cosas, incluido el Estado,<br />

den la knpresión de existfi gracias a su propia eficacia o a su propia sanción.<br />

Pero el Estado gana otro tanto. En efecto, la forma-Estado gana algo esencial al<br />

desarrollarse así en el pensamiento: todo un consenso. Sólo el pensamiento puede<br />

kiventar la ficción de un Estado universal por derecho, elevar el Estado a lo universal<br />

de derecho. Es como si el soberano deviniese único en el mundo, abarcase<br />

todo el oikumeney ya sólo tuviera que ver con sujetos, actuales o potenciales. Las<br />

potentes organizaciones extrínsecas, las bandas extrañas, han dejado de existir: el<br />

Estado deviene el único principio que establece la distmción entre sujetos rebeldes,<br />

que se remiten al estado namral, y sujetos dóciles, que de por sí remiten a su<br />

forma. Si para el pensamiento es interesante apoyarse en el Estado, no menos interesante<br />

es para el Estado desplegarse en el pensamiento, y recibir de él la sanción<br />

de forma única, universal. La particularidad de los Estados sólo es un hecho,<br />

e igual ocurre con su eventual perversidad o su imperfección. Pues, por derecho,<br />

el Estado moderno va a definirse como "la organización racional y razonable de<br />

una comunidad": la única particularidad de la comunidad es interna o moral (espíritu<br />

de un pueblo), al mismo tiempo que su organización hace que contribuya a<br />

la armonía de un universal (espíritu absoluto). El Estado proporciona al pensamiento<br />

una forma de interioridad, pero el pensamiento proporciona a esta iuterioridad<br />

una forma de universaUdad: "la finaüdad de la organización mundial es la<br />

satisfacción de los individuos razonables dentro de los Estados particulares Ubres".<br />

Entre el Estado y la razón se produce un curioso mtercambio, que también<br />

es una proposición anah'tíca, pues la razón realizada se confunde con el Estado de<br />

derecho, al igual que el Estado de hecho es el devemr de la razón En la filosofía<br />

TRATADO DE NOMADOLOGlA: LA MÁQUINA DE GUERRA<br />

Uamada moderna y en el Estado llamado moderno o racional, todo gira akededor<br />

del legislador y del sujeto. Es necesario que el Estado reaUce la distinción entre el<br />

legislador y el sujeto en tales condiciones formales que el pensamiento, por su<br />

parte, pueda pensar su identidad. Obedeced siempre, pues, cuanto más obedezcáis<br />

más dueño seréis, puesto que sólo obedeceréis a la razón pura, es decir, a vosotros<br />

mismos... Desde que la filosofía se ha atribuido el papel de fundamento, no<br />

ha cesado de bendecir los poderes establecidos y de calcar su doctrina de las facultades<br />

de los órganos de poder de Estado. El sentido común, la unidad de todas las<br />

facultades como centro del Cogito, es el consenso de Estado llevado al absoluto.<br />

Esa fue particularmente la gran operación de la "crítica" kantiana, asumida y desarrollada<br />

por el hegeüanismo. Kant no ha cesado de criticar los malos usos para<br />

mejor bendech la función. No debe, pues, extrañarnos que el filósofo haya devenido<br />

profesor púbüco o funcionario de Estado. Todo está regulado a partir del<br />

momento en que la forma-Estado inspha una imagen del pensamiento. Y a la mversa.<br />

Evidentemente, según las variaciones de esta forma, la imagen presenta<br />

perfiles diferentes: ni siempre ha representado o designado al filósofo, ni lo representará<br />

siempre. Se puede ir de una función mágica a una función racional. Con<br />

relación al Estado imperial arcaico el poeta ha podido desempeñar el papel de<br />

creador de knagen En los Estados modernos el sociólogo ha podido sustituir al<br />

filósofo (por ejemplo cuando Durkhekn y sus discípulos han querido dar a la repúbfica<br />

un modelo laico del pensamiento). En la actuaüdad, el psicoanálisis, en un<br />

retomo a la magia, aspira al papel de Cogitatio universalis como pensamiento de<br />

la Ley. Existen otros rivales y pretendientes. La noología, que no se confunde con<br />

la ideología, es precisamente el estudio de las imágenes del pensamiento y de su<br />

historicidad. En cierto sentido, diñase que eso apenas tiene importancia, que la<br />

gravedad del pensamiento sólo era una broma. Pero el pensamiento sólo pide eso:<br />

que no se le tome en serio, puesto que de esa manera puede pensar mejor por nosotros,<br />

y engendrar siempre sus nuevos funcionarios; cuanto menos en serio tomen<br />

las personas al pensamiento, más piensan conforme a lo que quiere el Estado.<br />

En efecto, ¿qué hombre de Estado no ha soñado con esa pequeña cosa<br />

knposible, ser un pensador?<br />

Pues bien, la noología choca con contra-pensamientos cuyos actos son violentos,<br />

las apariciones discontmuas, la existencia móvil a lo largo de la historia. Son<br />

los actos de un "pensador privado", por oposición al profesor púbhco: Kierkegard,<br />

Nietzsche, o mcluso Chestov... Donde quiera que habiten, aparece la estepa<br />

o el desierto. Destmyen las imágenes. Quizá el Schopenhauer educador áe Nietzsche<br />

sea la mayor crítica que se haya hecho a la hnagen del pensamiento, y su relación<br />

con el Estado. No obstante, "pensador prívado" no es una expresión satisfactoria,<br />

puesto que carga las tmtas sobre una mterioridad, cuando se trata de un<br />

pensamiento del afuera^^. Poner el pensamiento en relación mmediata con el<br />

afuera, con las fuerzas del afuera, en resumen, convertfi el pensamiento en una<br />

máquina de guerra, es una empresa extraña cuyos procedimientos precisos se pueden<br />

estudiar en Nietzsche (el aforismo, por ejemplo, es muy diferente de la<br />

máxuna, pues una máxima, en la repúbüca de las letras, es como un acto orgánico<br />

de Estado o un juicio soberano, mientras que un aforismo siempre espera su sen-<br />

381

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!