Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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288 MIL MESETAS quiera que sean las finalidades o los resultados, el secreto tiene una forma de propagarse, que a su vez forma parte del secreto. El secreto como secreción. Es necesario que el secreto se inserte, se insinué, se introduzca entre las formas públicas, haga presión sobre chas y haga actuar a sujetos conocidos (influencia del tipo "lobby", incluso si éste no es en sí mismo una sociedad secreta). En resumen, el secreto, defhddo como contenido que ha ocultado su forma en beneficio de un simple continente, es inseparable de dos movimientos que accidentahnente pueden hiterrumph su curso o traicionarlo, pero que esencialmente forman parte de él: algo debe rezumar de la caja, algo que será percibido a través de la caja, o en la caja entreabierta. El secreto ha sido inventado por la sociedad, es una noción social o sociológica. Todo secreto es un agenciamiento colectivo. El secreto no es en modo alguno una noción estática o mmovüizada, sólo los devenires son secretos, el secreto tiene un devenir. El secreto tiene su origen en la máquina de guerra, eUa es la que aporta el secreto, con sus devenhes-mujeres, sus devenhes-niños, sus devenhes-animales Una sociedad secreta actúa siempre en la sociedad como máquina de guerra. Los sociólogos que se han ocupado de las sociedades secretas han puesto de manifiesto muchas leyes de esas sociedades, protección, igualación y jerarquía, süencio ritual, desindividuación, centralización, autonomía, compartimentación, etc.^°. Pero quizá no han dado demasiada hnportancia a las dos leyes principales que rigen el movimiento del contenido: 1°) Toda sociedad secreta Ueva hnpUcita otra sociedad todavía más secreta, bien porque percibe el secreto, bien porque lo protege, bien porque ejecuta las consecuencias de su divulgación (afiora bien, no hay ninguna petición de principio para definh la sociedad secreta por la sociedad secreta que Ueva impficita: una sociedad es secreta desde el momento en que imphca ese redoblamiento, esa sección especial); 2°) Toda sociedad secreta hnpüca su modo de acción, a su vez secreto, por influencia, desplazamiento, insmuación, filtración, presión, irradiación negra, de donde nacen las "contraseñas" y los lenguajes secretos (y eso no supone ninguna contradicción, la sociedad secreta no puede vivh al margen del proyecto universal de penetrar a toda la sociedad, de introduchse en todas las formas de la sociedad, trastocando su jerarquía y su segmentación: la jerarquía secreta se conjuga con una consphación de los iguales, la sociedad secreta ordena a sus miembros estar en la sociedad como peces en el agua, pero eUa también debe ser como el agua entre los peces; tiene necesidad de la comphcidad de toda una sociedad chcundante). Se ve con toda claridad en casos tan diferentes como las sociedades de gangsters en los Estados Unidos, o las sociedades de hombres-animales en Africa: por un lado, cómo la sociedad secreta y sus jefes influyen sobre los hombres púbhcos o pohticos de su entorno, por otro, cómo la sociedad secreta Ueva hnphcha otra sociedad que la redobla, que puede estar constituida por una sección especial de asesmos o de guardaespaldas Influencia y redoblamiento, secreción y concreción, todo secreto avanza así entre dos "discretos", que por otra parte pueden, en ciertos casos, juntarse, confundhse. El secreto de niño combina a las mñ maraviUas estos elementos: el secreto como contenido en una caja, la iofluencia o la propagación secretas del secreto, la percepción secreta del secreto (el secreto de niño no está hecho con secretos de adulto miniatarizados, pero se acompaña necesaria- DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE. 289 mente de una percepción secreta del secreto de aduho). Un niño descubre un secreto... Pero el devenir del secreto lo Ueva a no contentarse con ocultar su forma en un simple continente, o a intercambiarla por un continente. Ahora es necesario que el secreto adquiera su propia forma, en tanto que secreto. El secreto se eleva del contenido finito a la forma infinita del secreto. Ahí es donde el secreto alcanza lo hnperceptible absoluto, en lugar de remith a todo un juego de percepciones y de reacciones relativas. Se pasa de un contenido bien determinado, localizado o pasado, a la forma general a priori de un algo que ha pasado, no locahzable. Se pasa del secreto definido como contenido histérico infantü al secreto defiihdo como forma paranoica eminentemente viril. También en esta forma encontraremos los dos concomitantes del secreto, la percepción secreta y el modo de acción, la mfluencia secreta, pero estos concomitantes han devenido "rasgos" de la forma que no cesan de reconstituhla, de volver a formarla, de recargarla. Por un lado, el paranoico denuncia el complot mtemacional de los que le roban sus secretos, sus pensamientos más íntimos; o bien declara su capacidad para percibh los secretos del otro antes de que se hayan formado (el celoso paranoico no capta al otro como alguien que se le escapa, al contrario, adivina o prevé en él la menor intención). Por otro, el paranoico actúa, o bien sufre, por irradiaciones que emite o recibe (de los rayos de Raymond Roussel a los de Schreber). La influencia por irradiación, y el redoblamiento por robo o eco, dan ahora al secreto su forma infiiüta, en la que tanto las percepciones como las acciones se sitúan en lo hnperceptible. El juicio paranoico es como una anticipación de la percepción, que sustituye a la hivestigación empírica de las cajas y de su contenido: ¡culpable a priori, y de todas formas! (por ejemplo, la evolución del narrador de La recherche con relación a Alberthie). Sumariamente, se puede dech que el psicoanáhsis ha pasado de una concepción histérica a una concepción cada vez más paranoica del secreto Psicoanáhsis hiterminable: el Inconsciente recibió la tarea cada vez más pesada de converthse en la forma infinita del secreto, en lugar de ser solamente una caja de secretos. Lo dhéis todo, pero, al dechlo todo, no dhéis nada, puesto que se necesita todo el "arte" del psicoanáhsis para comparar vuesfros contenidos con la forma pura. Sin embargo, en este punto, cuando el secreto es de ese modo elevado a la forma, se produce una aventura mevitable. Cuando la pregunta "¿qué ha pasado?" alcanza esa forma vhü infinita, la respuesta forzosamente tiene que ser que nada ha pasado, destruyendo forma y contenido. Rápidamente se propaga la noticia de que el secreto de los hombres no era nada, nada de nada en verdad. Edipo, el falo, la castración, "la astiUa en la carne", ¿era eso el secreto? Hay motivos más que suficientes para que las mujeres, los niños, los locos y las moléculas, se rían. Cuanto más se lo convierte en una forma orgaifizadora estructurante, más insignificante y extendido por todas partes deviene el secreto, más molecular deviene su contenido, al mismo tiempo que su forma se disuelve. Como dice Yocasta, verdaderamente era poca cosa. No obstante, el secreto no desaparece, sino que adquiere ahora un estatuto más femenino. ¿Y qué había ya en el secreto paranoico del presidente Schreber, si no un devenh femenino, un devemr-mujer? Pues

290 MIL MESETAS las mujeres tratan de una forma totalmente distinta el secreto (salvo cuando reconstituyen una imagen invertida del secreto viril, una especie de secreto de gineceo). Los hombres les reprochan unas veces su indiscreción, su charlatanería, otras su falta de soUdaridad, su traición. Y, sin embargo, es curioso cómo una mujer puede ser secreta sin ocultar nada, a fuerza de transparencia, de inocencia y de velocidad. El agenciamiento complejo del secreto, en el amor cortés, es propiamente femenino y actúa con la mayor transparencia. Celeridad frente a gravedad. Celeridad de una máquina de guerra frente a gravedad de un aparato de Estado. Los hombres adoptan una actitud grave, caballeros del secreto, "ved qué péso llevo sobre mis espaldas, mi gravedad^ mi discreción", pero acaban por decirlo todo, y no era nada. Por el contrario, hay mujeres que lo dicen todo, incluso hablan con un espantoso tecnicismo, sin embargo, al final imo no sabe más que al principio, lo habrán ocultado todo por celeridad, transparencia. No tienen secreto, puesto que eüas mismas han devenido un secreto. ¿Serán más políticas que nosotros? Ifigenia. Inocente a priori, eso es lo que la joven reclama por su cuenta, frente al juicio emitido por los hombres: "Culpable a priori... Ahí es donde el secreto alcanza un último estado: su contenido se ha molecularizado, ha devenido molecular, al mismo tiempo que su forma se deshace para devenir una pura Knea cambiante —en el sentido en el que se puede decir de tal Hnea que es el "secreto" de un pintor, o de tal célula rítmica, de tal molécula sonora, que no constituye un tema o una forma, que es el "secreto" de un músico. Si un escritor tuvo que ver con el secreto, ése fue Henry James. En él se da toda una evolución a este respecto, que es como la perfección de su arte. Pues James busca el secreto en primer lugar en los contenidos, incluso insignificantes, entreabiertos, entrevistos. Luego evoca la posibiüdad de una forma infinita del secreto que ya ni siquiera tendría necesidad de contenido y que habría conquistado lo imperceptible. Pero sólo evoca esta posibilidad par plantear la pregunta: ¿el secreto está en el contenido, o bien en la forma? —y la respuesta ya está dada: ni lo uno ni lo otro.^^ Y es que James forma parte de esos escrítores atrapados en un devenir-mujer irresistible. No cesará de perseguir su objetivo, y de inventar los medios técnicos necesarios para ello. Molecularizar el contenido del secreto, linealizar la forma. James lo explorará todo, desde el devenir-niño del secreto (siempre es un niño el que descubre los secretos, lo que Maisie sabía) al devenir-mujer del secreto (un secreto por transparencia, y que ya sólo es una línea pura que apenas si deja la huella de su paso, la admirable Daisy Miller). James está más alejado de Proust de lo que se piensa, él es el que reivindica el grito: "¡Inocente a prioril" (Daisy sólo pedía un poco de estima, por ella habría dado todo su amor...) frente al "Culpable a priori" que condena a Albertine. En el secreto, lo,fundamental no es tanto sus tres estados, contenido infantil, forma infinita viril, pura línea femenina, como los devenires que van unidos a él, el devenir-niño del secreto, su devenir-femenino, su devenir-molecular —justo donde precisamente el secreto ya no tiene ni contenido ni forma, es lo imperceptible por fin percibido, lo clandestino que ya no tiene nada que ocultar—. De la eminencia gris a la irunanencia gris. Edipo pasa por los tres secretos, el secreto de la esfinge cuya caja abre, el secreto que pesa sobre él como la forma infinita de su propia culpabiHdad, por último, el DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 291 secreto en Colonna que lo hace inaccesible y que se confunde con la línea pura de su fuga y de su exiHo, él precisamente que ya no tiene nada que ocultar, o que, como un viejo actor de Nò, tan sólo dispone de una máscara de muchacha para cubrir su ausencia de rostro. Algunos pueden hablar sin ocultar nada, sin mentir: son secretos por transparencia, impenetrables como el agua, incomprensibles en verdad, mientras que el secreto de los otros siempre está descubierto, aunque lo rodeen de una gruesa pared o lo eleven a la forma infinita. Recuerdos y devenires, puntos y bloques. — ¿Por qué hay tantos devenires del hombre, pero no devenir-hombre? En primer lugar, porque el hombre es mayoritario por excelencia, mientras que los devenires son minoritarios, todo devenir es un deverdr-minoritario. Por mayoría nosotros no entendemos una cantidad relativa más grande, sino la determinación de un estado o de un patrón con relación al cual tanto las cantidades más grandes como las más pequeñas se considerarán minoritarias: hombre-blanco, adulto-macho, etc. Mayoría supone un estado de dominación, no a la inversa. No se trata de saber si hay más mosquitos o moscas que hombres, sino cómo "el hombre" ha constituido en el universo un patrón con relación al cual los hombres forman necesariamente (analíticamente) una mayoría. De la misma forma que la mayoría en la ciudad supone un derecho de voto, y no sólo se establece entre los que poseen ese derecho, sino que se ejerce sobre aquellos que no lo tienen, cualquiera que sea su número, la mayoría en el universo supone como ya dados el derecho o el poder del hombre En ese sentido, las mujeres, los niños, y también los animales, los vegetales, las moléculas son minoritarios. Quizá sea la situación particular de la mujer con relación al patrón-hombre la responsable de que todos los deverdres, al ser minoritarios, pasen por un devenirmujer. Sin embargo no hay que confunir "minoritario" en tanto que devenfr o proceso, y "minoría" como conjunto o estado. Los judíos, los gitanos, etc., pueden formar minorías en tales o tales condiciones; pero eso no es suficiente para convertfrlos en devenires. Uno se reterritoriaüza, o se deja reterritoriahzar en una minoría como estado; pero uno se desterritorializa en un devenir. Incluso los negros, decían los Black Panthers, tienen que devenir negro. Incluso las mujeres tienen que devenir-mujer. Incluso los judíos tienen que devenir-judío (por supuesto, no basta con un estado). Pero si esto es así, el devenir-judío afecta necesariamente tanto al no judío como al judío..., etc. El devenir-mujer afecta necesariamente tanto a los hombres como a las mujeres. En cierto sentido, el sujeto de un devenir siempre es "hombre"; pero sólo es ese sujeto si entra en un devenir-minoritario que lo artanca de su identidad mayor. Como en la novela de Arthur MUler, Focus, o en la pehcula de Losey, M. Klein, es el no judío el que deviene judío, el que es atrapado, arrastrado por ese devenir, cuando es arrancado de su patrón tipo. Y a la inversa, si los judíos tienen que devenir-judío, las mujeres que devenir-mujer, los niños que devenir-niño, los negros que devenir-negro, es en la medida en que sólo una minoría puede servir de medio activo para el devenir, pero en tales condiciones que a su vez deja de ser un conjunto definible con relación a la mayoría. El devenir-judío, el devenir-mujer, etc., implican, pues, la simultaneidad de un

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las mujeres tratan de una forma totalmente distinta el secreto (salvo cuando reconstituyen<br />

una imagen invertida del secreto viril, una especie de secreto de gineceo).<br />

Los hombres les reprochan unas veces su indiscreción, su charlatanería,<br />

otras su falta de soUdaridad, su traición. Y, sin embargo, es curioso cómo una<br />

mujer puede ser secreta sin ocultar nada, a fuerza de transparencia, de inocencia y<br />

de velocidad. El agenciamiento complejo del secreto, en el amor cortés, es propiamente<br />

femenino y actúa con la mayor transparencia. Celeridad frente a gravedad.<br />

Celeridad de una máquina de guerra frente a gravedad de un aparato de Estado.<br />

Los hombres adoptan una actitud grave, caballeros del secreto, "ved qué péso<br />

llevo sobre mis espaldas, mi gravedad^ mi discreción", pero acaban por decirlo<br />

todo, y no era nada. Por el contrario, hay mujeres que lo dicen todo, incluso hablan<br />

con un espantoso tecnicismo, sin embargo, al final imo no sabe más que al<br />

principio, lo habrán ocultado todo por celeridad, transparencia. No tienen secreto,<br />

puesto que eüas mismas han devenido un secreto. ¿Serán más políticas que nosotros?<br />

Ifigenia. Inocente a priori, eso es lo que la joven reclama por su cuenta,<br />

frente al juicio emitido por los hombres: "Culpable a priori... Ahí es donde el secreto<br />

alcanza un último estado: su contenido se ha molecularizado, ha devenido<br />

molecular, al mismo tiempo que su forma se deshace para devenir una pura Knea<br />

cambiante —en el sentido en el que se puede decir de tal Hnea que es el "secreto"<br />

de un pintor, o de tal célula rítmica, de tal molécula sonora, que no constituye un<br />

tema o una forma, que es el "secreto" de un músico.<br />

Si un escritor tuvo que ver con el secreto, ése fue Henry James. En él se da<br />

toda una evolución a este respecto, que es como la perfección de su arte. Pues James<br />

busca el secreto en primer lugar en los contenidos, incluso insignificantes, entreabiertos,<br />

entrevistos. Luego evoca la posibiüdad de una forma infinita del secreto<br />

que ya ni siquiera tendría necesidad de contenido y que habría conquistado<br />

lo imperceptible. Pero sólo evoca esta posibilidad par plantear la pregunta: ¿el secreto<br />

está en el contenido, o bien en la forma? —y la respuesta ya está dada: ni lo<br />

uno ni lo otro.^^ Y es que James forma parte de esos escrítores atrapados en un<br />

devenir-mujer irresistible. No cesará de perseguir su objetivo, y de inventar los<br />

medios técnicos necesarios para ello. Molecularizar el contenido del secreto, linealizar<br />

la forma. James lo explorará todo, desde el devenir-niño del secreto (siempre<br />

es un niño el que descubre los secretos, lo que Maisie sabía) al devenir-mujer del<br />

secreto (un secreto por transparencia, y que ya sólo es una línea pura que apenas<br />

si deja la huella de su paso, la admirable Daisy <strong>Mil</strong>ler). James está más alejado de<br />

Proust de lo que se piensa, él es el que reivindica el grito: "¡Inocente a prioril"<br />

(Daisy sólo pedía un poco de estima, por ella habría dado todo su amor...) frente<br />

al "Culpable a priori" que condena a Albertine. En el secreto, lo,fundamental no<br />

es tanto sus tres estados, contenido infantil, forma infinita viril, pura línea femenina,<br />

como los devenires que van unidos a él, el devenir-niño del secreto, su devenir-femenino,<br />

su devenir-molecular —justo donde precisamente el secreto ya no<br />

tiene ni contenido ni forma, es lo imperceptible por fin percibido, lo clandestino<br />

que ya no tiene nada que ocultar—. De la eminencia gris a la irunanencia gris.<br />

Edipo pasa por los tres secretos, el secreto de la esfinge cuya caja abre, el secreto<br />

que pesa sobre él como la forma infinita de su propia culpabiHdad, por último, el<br />

DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 291<br />

secreto en Colonna que lo hace inaccesible y que se confunde con la línea pura de<br />

su fuga y de su exiHo, él precisamente que ya no tiene nada que ocultar, o que,<br />

como un viejo actor de Nò, tan sólo dispone de una máscara de muchacha para<br />

cubrir su ausencia de rostro. Algunos pueden hablar sin ocultar nada, sin mentir:<br />

son secretos por transparencia, impenetrables como el agua, incomprensibles en<br />

verdad, mientras que el secreto de los otros siempre está descubierto, aunque lo<br />

rodeen de una gruesa pared o lo eleven a la forma infinita.<br />

Recuerdos y devenires, puntos y bloques. — ¿Por qué hay tantos devenires del<br />

hombre, pero no devenir-hombre? En primer lugar, porque el hombre es mayoritario<br />

por excelencia, mientras que los devenires son minoritarios, todo devenir es<br />

un deverdr-minoritario. Por mayoría nosotros no entendemos una cantidad relativa<br />

más grande, sino la determinación de un estado o de un patrón con relación al<br />

cual tanto las cantidades más grandes como las más pequeñas se considerarán minoritarias:<br />

hombre-blanco, adulto-macho, etc. Mayoría supone un estado de dominación,<br />

no a la inversa. No se trata de saber si hay más mosquitos o moscas que<br />

hombres, sino cómo "el hombre" ha constituido en el universo un patrón con relación<br />

al cual los hombres forman necesariamente (analíticamente) una mayoría. De<br />

la misma forma que la mayoría en la ciudad supone un derecho de voto, y no sólo<br />

se establece entre los que poseen ese derecho, sino que se ejerce sobre aquellos<br />

que no lo tienen, cualquiera que sea su número, la mayoría en el universo supone<br />

como ya dados el derecho o el poder del hombre En ese sentido, las mujeres,<br />

los niños, y también los animales, los vegetales, las moléculas son minoritarios.<br />

Quizá sea la situación particular de la mujer con relación al patrón-hombre la responsable<br />

de que todos los deverdres, al ser minoritarios, pasen por un devenirmujer.<br />

Sin embargo no hay que confunir "minoritario" en tanto que devenfr o<br />

proceso, y "minoría" como conjunto o estado. Los judíos, los gitanos, etc., pueden<br />

formar minorías en tales o tales condiciones; pero eso no es suficiente para convertfrlos<br />

en devenires. Uno se reterritoriaüza, o se deja reterritoriahzar en una minoría<br />

como estado; pero uno se desterritorializa en un devenir. Incluso los negros,<br />

decían los Black Panthers, tienen que devenir negro. Incluso las mujeres tienen<br />

que devenir-mujer. Incluso los judíos tienen que devenir-judío (por supuesto, no<br />

basta con un estado). Pero si esto es así, el devenir-judío afecta necesariamente<br />

tanto al no judío como al judío..., etc. El devenir-mujer afecta necesariamente<br />

tanto a los hombres como a las mujeres. En cierto sentido, el sujeto de un devenir<br />

siempre es "hombre"; pero sólo es ese sujeto si entra en un devenir-minoritario<br />

que lo artanca de su identidad mayor. Como en la novela de Arthur MUler, Focus,<br />

o en la pehcula de Losey, M. Klein, es el no judío el que deviene judío, el que es<br />

atrapado, arrastrado por ese devenir, cuando es arrancado de su patrón tipo. Y a<br />

la inversa, si los judíos tienen que devenir-judío, las mujeres que devenir-mujer,<br />

los niños que devenir-niño, los negros que devenir-negro, es en la medida en que<br />

sólo una minoría puede servir de medio activo para el devenir, pero en tales condiciones<br />

que a su vez deja de ser un conjunto definible con relación a la mayoría.<br />

El devenir-judío, el devenir-mujer, etc., implican, pues, la simultaneidad de un

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