Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

patriciolepe.files.wordpress.com
from patriciolepe.files.wordpress.com More from this publisher
15.05.2013 Views

280 MIL MESETAS mr-animal de la otra, en un solo y mismo "bloque" en el que el guerrero deviene a su vez animal por contagio de la joven, al mismo tiempo que la joven deviene guerrera por contagio del animal. Todo se reúne en un bloque de devenir asimétrico, un zig-zag instantáneo. En la supervivencia de una doble máquina de guerra, la de los Griegos que pronto va a ser suplantada por el Estado, y la de las Amazonas que pronto va a disolverse, en una serie de aturdimientos, de vértigos y de desfallecimientos moleculares Aquiles y Pentesilea se eligen, el último hombre de guerra, la úhhna rema de las jóvenes, Aquües al devenh-mujer y Pentesilea al devenh-perra. Los ritos de travestismo, de disfraz, en las sociedades primitivas en las que el hombre deviene mujer, no se exphcan ni por una organización social que haría que unas relaciones dadas se correspondiesen, ni por una organización psíquica que haría que el hombre desease tanto ser mujer como la mujer hombre La estructura social, la identificación psíquica dejan de lado demasiados factores especiales: el encadenaroiento, el desencadenamiento y la comunicación de devenhes que el travestí desencadena; la potencia del devenir-animal que deriva de eUo; y sobre todo la pertenencia de esos devenhes a una máquina de guerra específica. E igual ocurre con la sexuahdad: ésta se exphca mal por la organización binaria de los sexos, y no se exphca mejor por una organización bisexuada de cada uno de eUos. La sexuahdad pone en juego devenires conjugados demasiado diversos que son como n sexos, toda una máquina de guerra por la que el amor pasa. Lo que no se puede reduch a las penosas metáforas entre el amor y la guerra, la seducción y la conquista, la lucha de los sexos y la escena conyugal, o incluso la guerra Strindberg: sólo cuando se acaba el amor, cuando la sexuahdad se ha agotado, las cosas aparecen de ese modo. Pero lo importante es que el propio amor es una máquma de guerra dotada de poderes extraños y casi terroríficos. La sexuahdad es una producción de mü sexos, que son otros tantos devenires incontrolables. La sexualidad pasa por el devenir-mujer del hombre y el devenir-animal del humano: emisión de partículas. Para eUo no hay ninguna necesidad de bestiaüsmo, aunque éste pueda darse, y muchas anécdotas psiquiátricas lo demuestran de una manera interesante, aunque demasiado shnple, así pues, desviada, triviahzada. No se trata de "hacer" el perro, como un viejo de una postal; tampoco se trata de hacer el amor con animales. Los devenhes-animales son fundamentalmente de otra potencia, puesto que su reahdad no radica en el animal que se imitaría o al que se correspondería, sino en sí mismos, en lo que de pronto se apodera de nosotros y nos hace devenh, un entorno, una indiscernibilidad, que extrae del animal algo común, mucho más que cualquier domesticación, que cualquier utUización, que cualquier hnitación: "la Bestia". Si el devenir-mujer es el primer cuanto o segmento molecular, y luego vienen los devenires animales que se encadenan con él, ¿hacia dónde se preciphan todos eUos? Sm duda, hacia im deverur-hnperceptible. Lo hnperceptible es el final hunanente del devenh, su fórmula cósmica. Así, el Hombre menguante, de Matheson, pasa a través de los remos, chcula entre las moléculas hasta devenir una partícula rara que medha hasta el infinito sobre el infinito. El Señor Cero, de Paul Morand, huye de los grandes países, atraviesa los más pequeños, desciende la escala de los DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 281 Estados para consthuh en Lichtenstein una sociedad anónima él solo, y morir hnperceptible formando con sus dedos la partícula 0: "Soy un hombre que huye nadando entre dos aguas y sobre el que disparan todos los fusües del mundo. (...) Habría que dejar de ser el blanco". Pero, ¿qué significa devenh-hnperceptible, al final de todos los devenhes moleculares que comenzaban por el devenh-mujer? Devenh imperceptible quiere dech muchas cosas. ¿Qué relación hay entre lo hnperceptible (anorgànico), lo mdiscemible (asignificante) y lo impersonal (asubjetivo)? Primero dhíase: ser como todo el mundo. Es lo que cuenta Kierkegaard, en su historia del "cabaUero de la fe", el hombre del devenir: por más que lo observemos, no hay nada destacable, es un burgués, nada más que un burgués. Es lo que vivía Fhzgerald: al final de una verdadera ruptura, se Uega... verdaderamente a ser como todo el mundo. Pero es muy dificü pasar desapercibido. Ser desconocido, incluso para la portera y los vecinos. Y si es tan difícü ser "como" todo el mundo, es porque tiene que ver con el devenir. No todo el mundo puede devenh como todo el mundo, convierte ese todo el mundo en un deveihr. Se necesha mucha ascesis, sobriedad, mvolución creadora: una elegancia mglesa, un tejido mglés, confundhse con las paredes, eliminar lo que resalta demasiado, lo demasiado vistoso. "Eliminar todo lo que es exceso, muerte y superfluidad", queja y reproche, deseo no satisfecho, defensa o alegato, todo lo que emaíza a cada uno (a todo el mundo) en sí mismo, en su molaridad. Pues todo el mundo es el conjunto molar, pero devenir todo el mundo es otro asunto, que pone en juego el cosmos con sus componentes moleculares. Deverfir todo el mundo es crear multitud, crear un mundo. A fuerza de ehminar, ya sólo se es una línea abstracta, o bien una pieza de puzzle en sí misma abstracta. Y conjugando, contmuando con otras fincas, otras piezas se crea un mundo, que podría recubrir el primero, como en transparencia. La elegancia animal, el pez-simulador, el clandestino: está atravesado por líneas abstractas que no se parecen a nada, y que ni siquiera siguen sus divisiones orgánicas; pero desorganizado de ese modo, desarticulado, crea multitud con las líneas de una roca, de la arena y de las plantas, para devenh hnperceptible. El pez es como el pintor poeta chino: ni hnitativo ni estructural, sino cósmico. François Cheng muestra cómo el poeta no persigue la semejanza, ni tampoco calcula "proporciones geométricas". Retiene, sólo extrae las líneas y los movimientos esenciales de la naturaleza, sólo utüiza "trazos" ininterrumpidos o sobreimpuestos.^" En ese sentido, devenh todo el mundo es hacer del mundo un deverñr, es crear una multitud, es crear im mundo, mundos, es dech, encontrar sus entornos y sus zonas de indiscemibüidad. El Cosmos como máquina abstracta, y cada mundo como agenciamiento concreto que la efectúa. Reduchse a una o varias fincas abstractas que van a contmuarse y conjugarse con otras, para produch himediatamente, directamente, un mundo, en el que lo que deviene es el mundo, se deviene todo el mundo. El sueño de Kérouac, y ya el de Vhginia Woofi, era que la escritura fuese como la línea del dibujo-poema chino. Vhginia Woolf dice que hay que "samrar cada átomo", y para eho hay que ehminar, ehminar todo lo que es semejanza y analogía, pero también "ponerlo todo": ehmmar todo lo que excede el momento, pero poner todo lo que incluye —y el momento no es lo instantáneo, es la haecceidad, en la que uno se introduce, y que se introduce en otras haecceidades por

282 MIL MESETAS transparencia Estar a la hora.del mundo. Esa es la relación entre imperceptible, indiscernible, impersonal, las tres virtudes. Reducirse a una línea abstracta, a un trazo, para encontrar su zona de indiscemibilidad con otros trazos, y entrar así en la haecceidad como en la impersonalidad del creador. Entonces uno es como la hierba: ha creado una multitud, ha hecho de todo el mundo un devenir, puesto que ha creado un mundo necesariamente comunicante, puesto que ha suprimido de sí mismo todo lo que le impedía circular entre las cosas, y crecer en medio de eUas. Ha cambiado el "todo", el artículo indefuiido, el infinitivo-devenir y el nombre propio al que imo está reducido. Saturar, eliminar, ponerlo todo. El movimiento mantiene una relación especial con lo imperceptible, es por naturaleza imperceptible. Pues la percepción sólo puede captar el movimiento como la traslación de un móvil o el desarrollo de una forma. Los movimientos, y los devenires, es decir, las puras relaciones de velocidad y de lentitud, los puros afectos, están por debajo o por encima del umbral de percepción. Los umbrales de percepción son sin duda relativos, así pues, siempre habrá uno capaz de captar lo que escapa a otro: el ojo del águila... Pero el umbral adecuado, a su vez, sólo podrá proceder en función de una forma perceptible y de un sujeto percibido, apercibido. Por eso el movimiento como tal continúa produciéndose en otra parte: si se constituye la percepción en serie, el movimiento se efectúa siempre más allá del umbral máximo y más acá del umbral mínimo, en intervalos en expansión o en contracción (microintervalos). Ocurre como con los enormes luchadores japoneses, cuyo avance es demasiado lento y la llave demasiado rapida y repentina como para ser vistos: en ese caso, lo que se acopla no son tanto los luchadores corno la infinita lentitud de una espera (¿qué va a pasar?) con la velocidad infinita de un resultado (¿qué ha pasado?). Habría que llegar al umbral fotográfico o cinematográfico, pero, con relación a la foto, el movimiento y el afecto siguen refugiándose por encima o por debajo. Cuando Kierkegaard lanza la maravillosa divisa, "Sólo miro los movimientos", puede comportarse como un asombroso precursor del cine, y multipücar las versiones de un escenario de amor, Agnès y el Tritón, según velocidades y lentitudes variables. Razón de más para precisar que sólo hay movimiento de lo infinito; que el movimiento de lo infinito sólo puede hacerse por afecto, pasión, amor, en un devenir que es muchacha, pero sin referirse a cualquier tipo de "mediación"; y que ese movimiento como tal escapa a la percepción mediadora, puesto que ya se efectúa en todo momento, y que el bailarín, o el amante, ya está "de pie en camino" en el mismo instante en que cae de nuevo, e incluso en el instante en que salta.^^ Al igual que la joven como ser fugitivo, el movimiento no puede se percibido. Y sin embargo es necesario corregir inmediatamente: el movimiento también "debe" ser percibido, sólo puede ser percibido, lo imperceptible también es el percipiendum. Eso no supone ninguna contradicción. Si el movimiento es por naturaleza imperceptible siempre es con relación a un umbral cualquiera de percepción, al que corresponde ser relativo, desempeñar así el papel de una mediación, en un plan que efectúa la distribución de los umbrales y de lo percibido, que proporciona formas perceptibles a sujetos que perciben: ese plan de organización y de desarrollo, plan de transcendencia, que permite percibir sin que sea percibido, sin DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 283 que pueda ser percibido. Pero, en el otro plan, de inmanencia o de consistencia, es el principio de composición el que debe ser percibido, el que sólo puede ser percibido, al mismo tiempo que lo que compone o da. Aquí, el movimiento deja de estar relacionado con la mediación de un umbral relativo al que escapa por naturaleza hasta el infinito; ha alcanzado, cualquiera que sea su velocidad o su lentitud, un umbral absoluto, aunque diferenciado, que se confunde con la construcción de tal o tal región del plan ininterrumpido. También podría decirse que el movinúento deja de ser el procedimiento de una desterritoríalización siempre relativa, para devenir el proceso de la desterritoríalización absoluta. Pues la diferencia entre los dos planes es la responsable de que lo que puede ser percibido en uno sólo pueda ser percibido en el otro. Ahí es donde lo imperceptible deviene lo necesariamente percibido, saltando de un plan al otro, o de los umbrales relativos al umbral absoluto que coexiste con ellos. Kierkegaard muestra que el plan del infinito, lo que él llama el plan de la fe, debe devenir puro plan de inmanencia que no cesa de dar inmediatamente, de restituir, de registrar lo finito: contrariamente al hombre de la resignación infinita, el caballero de la fe, es decir, el hombre del devenir, conseguirá la joven, conseguirá todo lo finito, y percibirá lo irñperceptible, en tanto que "heredero directo del mundo finito". Pues la percepción ya no estará en la relación entre un sujeto y un objeto, sino en el movimiento que sirve de límite a esa relación, en el período que va asociado a ella. La percepción se verá confrontada a su propio límite; estará entre las cosas, en el conjunto de su propio entorno, como la presencia de una haecceidad en otra, la aprehensión de la una por la otra o el paso de la una a la otra: sólo mirar los movimientos. Es curioso cómo la palabra "fe" sirve para designar un plan que se transforma en inmanente. Ahora bien, si el caballero es el hombre del devenir, hay todo tipo de caballeros. ¿No hay incluso caballeros de la droga, en el sentido en el que la fe es una droga, sentido muy diferente de aquel en el que la reügión es un opio? Estos caballeros pretenden que la droga, en las condiciones de prudencia y de experimentación necesarias, es inseparable del despHegue de un plan. Y, en ese plan, no sólo se conjugan devenires-mujer, devenires-animales, devenires-moleculares, devenires-imperceptibles, sino que lo imperceptible deviene algo necesariamente percibido, al mismo tiempo que la percepción deviene necesariamente molecular: llegar a agujeros, a microintervalos entre las materias, los colores y los sonidos, en los que se precipitan las hneas de fuga, las líneas del mundo, líneas de transparencia y de sección Cambiar la percepción; el problema está planteado en términos correctos, puesto que ofrece un conjunto dominante de "la" droga, independientemente de las distinciones secundarias (alucinatorias o no, duras o blandas, etc.). Todas las drogas conciemen en primer lugar a las velocidades, y a las modificaciones de velocidad. Lo que permite describir un agenciamiento Droga, cualesquiera que sean las diferencias, es una línea de causahdad perceptiva que hace que 1) lo imperceptible sea percibido, 2) la percepción sea molecular, 3) el deseo invista directamente la percepción y lo percibido. Los americanos de la beat generation ya se habían aventurado en esa vía, y hablaban de una revolución molecular propia de la droga. Luego vino lo que podría llamarse la gran síntesis de Castañeda. Fiedler ha señalado los polos del Sueño americano: atrapados entre dos pesadi-

280 MIL MESETAS<br />

mr-animal de la otra, en un solo y mismo "bloque" en el que el guerrero deviene a<br />

su vez animal por contagio de la joven, al mismo tiempo que la joven deviene guerrera<br />

por contagio del animal. Todo se reúne en un bloque de devenir asimétrico,<br />

un zig-zag instantáneo. En la supervivencia de una doble máquina de guerra, la de<br />

los Griegos que pronto va a ser suplantada por el Estado, y la de las Amazonas<br />

que pronto va a disolverse, en una serie de aturdimientos, de vértigos y de desfallecimientos<br />

moleculares Aquiles y Pentesilea se eligen, el último hombre de guerra,<br />

la úhhna rema de las jóvenes, Aquües al devenh-mujer y Pentesilea al devenh-perra.<br />

Los ritos de travestismo, de disfraz, en las sociedades primitivas en las que el<br />

hombre deviene mujer, no se exphcan ni por una organización social que haría<br />

que unas relaciones dadas se correspondiesen, ni por una organización psíquica<br />

que haría que el hombre desease tanto ser mujer como la mujer hombre La estructura<br />

social, la identificación psíquica dejan de lado demasiados factores especiales:<br />

el encadenaroiento, el desencadenamiento y la comunicación de devenhes<br />

que el travestí desencadena; la potencia del devenir-animal que deriva de eUo; y<br />

sobre todo la pertenencia de esos devenhes a una máquina de guerra específica. E<br />

igual ocurre con la sexuahdad: ésta se exphca mal por la organización binaria de<br />

los sexos, y no se exphca mejor por una organización bisexuada de cada uno de<br />

eUos. La sexuahdad pone en juego devenires conjugados demasiado diversos que<br />

son como n sexos, toda una máquina de guerra por la que el amor pasa. Lo que no<br />

se puede reduch a las penosas metáforas entre el amor y la guerra, la seducción y<br />

la conquista, la lucha de los sexos y la escena conyugal, o incluso la guerra Strindberg:<br />

sólo cuando se acaba el amor, cuando la sexuahdad se ha agotado, las cosas<br />

aparecen de ese modo. Pero lo importante es que el propio amor es una máquma<br />

de guerra dotada de poderes extraños y casi terroríficos. La sexuahdad es<br />

una producción de mü sexos, que son otros tantos devenires incontrolables. La sexualidad<br />

pasa por el devenir-mujer del hombre y el devenir-animal del humano:<br />

emisión de partículas. Para eUo no hay ninguna necesidad de bestiaüsmo, aunque<br />

éste pueda darse, y muchas anécdotas psiquiátricas lo demuestran de una manera<br />

interesante, aunque demasiado shnple, así pues, desviada, triviahzada. No se trata<br />

de "hacer" el perro, como un viejo de una postal; tampoco se trata de hacer el<br />

amor con animales. Los devenhes-animales son fundamentalmente de otra potencia,<br />

puesto que su reahdad no radica en el animal que se imitaría o al que se correspondería,<br />

sino en sí mismos, en lo que de pronto se apodera de nosotros y nos<br />

hace devenh, un entorno, una indiscernibilidad, que extrae del animal algo común,<br />

mucho más que cualquier domesticación, que cualquier utUización, que<br />

cualquier hnitación: "la Bestia".<br />

Si el devenir-mujer es el primer cuanto o segmento molecular, y luego vienen<br />

los devenires animales que se encadenan con él, ¿hacia dónde se preciphan todos<br />

eUos? Sm duda, hacia im deverur-hnperceptible. Lo hnperceptible es el final hunanente<br />

del devenh, su fórmula cósmica. Así, el Hombre menguante, de Matheson,<br />

pasa a través de los remos, chcula entre las moléculas hasta devenir una partícula<br />

rara que medha hasta el infinito sobre el infinito. El Señor Cero, de Paul Morand,<br />

huye de los grandes países, atraviesa los más pequeños, desciende la escala de los<br />

DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 281<br />

Estados para consthuh en Lichtenstein una sociedad anónima él solo, y morir hnperceptible<br />

formando con sus dedos la partícula 0: "Soy un hombre que huye nadando<br />

entre dos aguas y sobre el que disparan todos los fusües del mundo. (...) Habría<br />

que dejar de ser el blanco". Pero, ¿qué significa devenh-hnperceptible, al final<br />

de todos los devenhes moleculares que comenzaban por el devenh-mujer? Devenh<br />

imperceptible quiere dech muchas cosas. ¿Qué relación hay entre lo hnperceptible<br />

(anorgànico), lo mdiscemible (asignificante) y lo impersonal (asubjetivo)?<br />

Primero dhíase: ser como todo el mundo. Es lo que cuenta Kierkegaard, en su<br />

historia del "cabaUero de la fe", el hombre del devenir: por más que lo observemos,<br />

no hay nada destacable, es un burgués, nada más que un burgués. Es lo que<br />

vivía Fhzgerald: al final de una verdadera ruptura, se Uega... verdaderamente a ser<br />

como todo el mundo. Pero es muy dificü pasar desapercibido. Ser desconocido,<br />

incluso para la portera y los vecinos. Y si es tan difícü ser "como" todo el mundo,<br />

es porque tiene que ver con el devenir. No todo el mundo puede devenh como<br />

todo el mundo, convierte ese todo el mundo en un deveihr. Se necesha mucha ascesis,<br />

sobriedad, mvolución creadora: una elegancia mglesa, un tejido mglés, confundhse<br />

con las paredes, eliminar lo que resalta demasiado, lo demasiado vistoso.<br />

"Eliminar todo lo que es exceso, muerte y superfluidad", queja y reproche, deseo<br />

no satisfecho, defensa o alegato, todo lo que emaíza a cada uno (a todo el mundo)<br />

en sí mismo, en su molaridad. Pues todo el mundo es el conjunto molar, pero devenir<br />

todo el mundo es otro asunto, que pone en juego el cosmos con sus<br />

componentes moleculares. Deverfir todo el mundo es crear multitud, crear un<br />

mundo. A fuerza de ehminar, ya sólo se es una línea abstracta, o bien una pieza de<br />

puzzle en sí misma abstracta. Y conjugando, contmuando con otras fincas, otras<br />

piezas se crea un mundo, que podría recubrir el primero, como en transparencia.<br />

La elegancia animal, el pez-simulador, el clandestino: está atravesado por líneas<br />

abstractas que no se parecen a nada, y que ni siquiera siguen sus divisiones orgánicas;<br />

pero desorganizado de ese modo, desarticulado, crea multitud con las líneas<br />

de una roca, de la arena y de las plantas, para devenh hnperceptible. El pez es<br />

como el pintor poeta chino: ni hnitativo ni estructural, sino cósmico. François<br />

Cheng muestra cómo el poeta no persigue la semejanza, ni tampoco calcula "proporciones<br />

geométricas". Retiene, sólo extrae las líneas y los movimientos esenciales<br />

de la naturaleza, sólo utüiza "trazos" ininterrumpidos o sobreimpuestos.^" En<br />

ese sentido, devenh todo el mundo es hacer del mundo un deverñr, es crear una<br />

multitud, es crear im mundo, mundos, es dech, encontrar sus entornos y sus zonas<br />

de indiscemibüidad. El Cosmos como máquina abstracta, y cada mundo como<br />

agenciamiento concreto que la efectúa. Reduchse a una o varias fincas abstractas<br />

que van a contmuarse y conjugarse con otras, para produch himediatamente, directamente,<br />

un mundo, en el que lo que deviene es el mundo, se deviene todo el<br />

mundo. El sueño de Kérouac, y ya el de Vhginia Woofi, era que la escritura fuese<br />

como la línea del dibujo-poema chino. Vhginia Woolf dice que hay que "samrar<br />

cada átomo", y para eho hay que ehminar, ehminar todo lo que es semejanza y<br />

analogía, pero también "ponerlo todo": ehmmar todo lo que excede el momento,<br />

pero poner todo lo que incluye —y el momento no es lo instantáneo, es la haecceidad,<br />

en la que uno se introduce, y que se introduce en otras haecceidades por

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!