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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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276 MIL MESETAS<br />

en todos los niños, como si, independientemente de la evolución que le empuja<br />

hacia el adulto, hubiese en el niño espacio para otros devenires, "otras posibihdades<br />

contemporáneas", que no son regresiones, sino mvoluciones creadoras, y que<br />

hablan "de una inhumanidad vivida inmediatamente en el cuerpo como tal", bodas<br />

contra natura "fuera del cuerpo programado". Reahdad del devenh-anhnal, sm<br />

que uno devenga animal en reahdad. En ese caso, de nada shve objetar que el<br />

niño-perro sólo hace el perro en los límites de su constitución formal, y lo que<br />

hace de canino es algo que otro ser humano hubiera podido hacer si hubiera querido.<br />

Pues lo que hay que exphcar es precisamente que todos los niños, e incluso<br />

muchos adultos, lo hacen más o menos, muestran una connivencia inhumana con<br />

el animal más bien que una comunidad shnbóhca edipica Tampoco hay que<br />

pensar que los niños que comen hierba, o que comen tierra, o carne cruda, sólo<br />

obtienen vitaminas o elementos de los que su organismo carecería. Se trata de hacer<br />

cuerpo con el animal, un cuerpo sin órganos definido por zonas de mtensidad<br />

o de entorno. ¿De dónde procede entonces esa indeterminación, esa mdiscemibihdad<br />

objetiva de las que hablan Schérer y Hocquenghem?<br />

Por ejemplo: no hnitar al perro, sino componer su organismo con otra cosa, de<br />

tal forma que del conjunto así compuesto se hagan salh partículas que serán caninas<br />

en función de la relación de movimiento y de reposo, o del entorno molecular<br />

en el que entran. Se sobreentiende que esa otra cosa puede ser muy variada, y estar<br />

relacionada más o menos dhectamente con el animal en cuestión: puede ser el<br />

alimento natural del animal (la fierra y el gusano), puede ser sus relaciones exteriores<br />

con otros animales (se devendrá perro con gatos, se devendrá mono con un<br />

caballo), puede ser un aparato o prótesis que el hombre le hnpone (bozal, bridas^,<br />

etc.), mcluso puede ser algo que ya no tiene una relación "locahzable" con el animal<br />

considerado. En este último caso, hemos visto cómo Slepian basa su tentativa<br />

de devenir-perro en la idea de atar unos zapatos a sus manos, de atarlos con su<br />

boca-hocico. Phihppe Gavi cita las proezas de Eolito, comedor de boteUas, de cerámicas<br />

y de porcelanas, de hierro, e incluso de bicicletas, que declara: "me considero<br />

como mitad aifimal, mitad hombre. Quizá más animal que hombre. Adoro<br />

los animales, sobre todo los perros, me siento hgado a eUos. Mi dentición se ha<br />

adaptado; de hecho, cuando no como vidrio o hierro, mi mandíbula me corroe,<br />

como la de un perro joven que tiene necesidad de roer un hueso"''^. Interpretar la<br />

palabra" como" a la manera de una metáfora, o proponer una analogía estructural<br />

de relaciones (hombre-hierro=perro-hueso), es no entender nada del devenh. La<br />

palabra "como" forma parte de esas palabras que cambian shigularmente de sentido<br />

y de función desde el momenmto en que se las relaciona con haecceidades,<br />

desde el momento en que se las convierte en expresiones de devenires, y no en estados<br />

sigrüficados ni relaciones significantes. Puede que un perto ejerche su mandíbula<br />

sobre hierro, pero en ese caso ejercha su mandíbula como órgano molar.<br />

Cuando Lohto come hierro es completamente diferente: compone su mandíbula<br />

con el hierro de tal manera que él mismo deviene una mandíbula de perro-molecular.<br />

El actor De Nho, en una secuencia de una peficula, camina "como" un cangrejo;<br />

pero no se trata, dice él, de hnitar al cangrejo; se trata de componer con la<br />

imagen, con la velocidad de la imagen, algo que tiene que ver con el cangrejo Y<br />

DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 277<br />

eso es lo esencial para nosotros: sólo se deviene animal si se emite, por medios y<br />

elementos cualesquiera, corpúsculos que entran en la relación de movimiento y de<br />

reposo de las partículas anhnales, o, lo que viene a ser lo mismo, en la zona de enromo<br />

de la molécula animal. Sólo se puede devenh anhnal molecular. No se deviene<br />

perro molar ladrador, sino que al ladrar, si se hace ton bastante coraje, necesidad<br />

y composición, se emite un perro molecular. El hombre no deviene lobo,<br />

rü vampho, como si cambiara de especie molar; pero el vampho y el hombre-lobo<br />

son devenhes del hombre, es dech, entomos entre moléculas compuestas, relaciones<br />

de movimiento y de reposo, de velocidad y de lentitud, entre partículas emitidas.<br />

Por supuesto, existen hombres-lobos, vamphos, a nosotros no nos cabe la<br />

menor duda, pero no busquéis en eUos la semejanza o la analogía con el arhmal,<br />

pues se trata del devenh-animal en acto, de la producción del animal molecular<br />

(en cambio, el animal "real" está atrapado en su forma y su subjetividad molares).<br />

El animal muestra los dientes en nosotros como la rata de Hoffmanstahl, o la flor,<br />

sus pétalos, pero eso se produce por emisión corpuscular, por entomo molecular,<br />

y no por hnitación de un sujeto, ni por proporcionahdad de forma. Albertine<br />

siempre puede imitar a una flor, pero cuando duerme, y se compone con las partículas<br />

de sueño, es cuando su lunar y la textora de su piel entran en una relación de<br />

reposo y de movimiento que la sitúan en la zona de un vegetal molecular: devenhplanta<br />

de Albertme. Y cuando está prisionera emite las partículas de un pájaro. Y<br />

cuando huye, cuando se lanza en su línea de fuga, deviene cah?aUo, incluso si es el<br />

cabaUo de la muerte.<br />

Sí, todos los devenires son moleculares; el anhnal, la flor o la piedra que devenimos<br />

son colectividades moleculares, haecceidades, no formas, objetos o sujetos<br />

molares que conocemos fuera de nosotros, y que reconocemos a fuerza de experiencia<br />

o de ciencia, o de costumbre. Pues bien, si esto es verdad, también es<br />

váüdo para las cosas humanas: hay un devenh-mujer, un devenfi-niño, que no se<br />

parecen a la mujer o al niño como entidades molares bien distintas (aunque la mujer<br />

o el niño puedan tener posiciones privüegiadas posibles, pero sólo posibles, en<br />

función de tales devenires). Lo que nosotros Uamamos aquí entidad molar es, por<br />

ejemplo, la mujer en tanto que está atrapada en una máquina dual que la opone al<br />

hombre, en -tanto que está determinada por su forma, provista de órganos y de<br />

funciones, asignada como sujeto. Pues bien, devenir-mujer no es imitar esa entidad,<br />

ni siquiera transformarse en cha. Sin embargo, no hay que olvidar la importancia<br />

de la hnitación, o de momentos de imitación, en algunos homosexuales machos;<br />

y todavía menos, la prodigiosa tentativa de transformación real en algunos<br />

travestís. Lo úihco que queremos dech es que esos aspectos inseparables del develur-mujer<br />

deben entenderse sobre todo en función de otra cosa: ni imitar rü adquirir<br />

la forma femenina, smo emitir partículas que entran en la relación de movimiento<br />

y de reposo, o en la zona de entomo de una microfemiiüdad, es dech,<br />

produch en nosotros mismos una mujer molecular, crear la mujer molecular. Nosotros<br />

no queremos dech que una creación de este tipo sea patrimonio del hombre,<br />

shio, al contrario, que la mujer como entidad molar tiene que devenir-mujer,<br />

para que el hombre también lo devenga o pueda devenhlo. Por supuesto, es mdispensable<br />

que las mujeres hagan una pohtíca molar, en función de una conquista

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