Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
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268 MIL MESETAS sonai: cuando el niño dice "un vientre", "un caballo", "¿cómo crecen las personas? ", "se maltrata a un niño", el psicoanalista oye "mi vientre", "el padre", "¿llegaré a ser grande como papá?". El psicoanalista pregunta: ¿a quién se maltrata, y por quién? Pero la lingüística tampoco está ubre del mismo prejiücio, en la medida que es inseparable de una personología; y no sólo el artículo y el pronombre üidefinidos, también la tercera persona del pronombre personal carece para la Ungüística de la determinación de subjetividad característica de las dos primeras personas, y que sería como la condición de toda enunciación Nosotros creemos, por el contrario, que el indefinido de la tercera persona. ÉL, ELLOS, no knpUca ninguna indeterminación desde ese punto de vista, y ya no relaciona el enunciado con un sujeto de enunciación, smo con un agenciamiento colectivo como condición. Blanchot tiene razón cuando dice que el SE y el ÉL —se muere, él es desgraciado— no ocupan en modo alguno el lugar de un sujeto, sino que destituyen todo sujeto en provecho de un agenciamiento del tipo háecceidad, que Ueva o ubera el acontecinüento en lo que tiene de no formado y de no efectuable por personas ("les sucede algo que sólo pueden recuperar si se desprenden de su poder de decir yo") El ÉL no representa un sujeto, sino que diagiramatiza un agenciamiento. No sobrecodifica los enunciados, no los trasciende como las dos primeras personas, smo que, por el contrario, les impide caer bajo la tiranía de las constelaciones significantes o subjetivas, bajo el régimen de las redundancias vacías. Las cadenas de expresión que articula son aqueUas en las que los contenidos pueden ser agenciados en función de un máxkno de cücunstancias y de devenires. "Llegan como el destino..., ¿de dónde vienen, cómo han Uegado hasta aquí...?" — Él o se, artículo mdefinido, nombre propio, verbo en infinitivo: UN HANS DEVENIR CABALLO, UNA MANADA LLAMADA LOBO MIRAR EL, SE MORIR, AVISPA ENCONTRAR ORQUI DEA, ELLOS LLEGAN HUNOS. Auuncios por palabras, máquinas telegráficas en el plan de consistencia (una vez más, habría que pensar en los procedimientos de la poesía china y en las reglas de traducción que proponen los mejores comentaristas) Recuerdos de un planificador. — Puede que haya dos planes, o dos maneras de concebk el plan. El plan puede ser un principio oculto, que da a ver lo que se ve, a oír lo que se oye..., etc., que hace que a cada mstante lo dado esté dado, bajo tal estado, en tal momento. Pero él, el plan, no está dado. Está oculto por naturaleza. Sólo puede inferirse, mducirse, deducüse a partir de lo que da (simultánea o sucesivamente, en smcronía o diacronia). En efecto, un plan de este tipo es tanto de organización como de desarroUo: es estructural o genético, y las dos cosas a la vez, estructura y génesis, plan estructural de las organizaciones formadas con sus desarrollos, plan genético de los desarroUos evolutivos con sus organizaciones. Ahora bien, eso sólo son matices en esta primera concepción del plan. Y conceder demasiada importancia a estos matices nos impedkía captar algo más importante. Pues el plan, así concebido o así hecho, concierne de todas maneras al desarroUo de las formas y a la formación de los sujetos. Una estructura oculta necesaria para las formas, un significante secreto necesario para los sujetos. De ahí que forzosamente el propio plan no esté dado. En efecto, sólo existe en una dimensión suplementaria a DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 269 lo que da (n+1). De esta forma, en un plan teológico, un designio, un principio mental. Es un plan de transcendencia. Es un plan de analogía, bien porque asigna el térmmo eminente de un desarroUo, bien porque establece las relaciones proporcionales de la estructura. Puede estar en el espíritu de un dios, o en un inconsciente de la vida, del auna o del lenguaje: siempre se deduce de sus propios efectos. Siempre se infiere. Incluso si se le denomina inmanente, sólo lo es por ausencia, analógicamente (metafóricamente, metonimicamente, etc.). El árbol está dado en el germen, pero en función de un plan que no está dado. De igual modo en la música, el principio de organización o de desarrollo no aparece por sí mismo en relación directa con lo que se desarroUa o se organiza: hay un principio composicional transcendente que no es sonoro, que no es "audible" por sí mismo o para sí. Eso permite todas las interpretaciones posibles. Las formas y sus desarroUos, los sujetos y sus formaciones remiten a un plan que actúa como unidad transcendente o principio oculto. Siempre se podrá exponer el plan, pero como un fragmento aparte, que no está dado en lo que da. ¿No es así, como en un metalenguaje, cómo el mismo Balzac, e incluso Proust, exponen el plan de organización o de desarroUo de su obra? ¿Y Stockhausen no tiene también necesidad de exponer la estrucutra de sus formas sonoras como "al lado" de eUas, ante la imposibiüdad de hacer que se oiga? Plan de vida, plan de música, plan de escritura, es exactamente lo mismo: un plan que es ürepresentable como tal, que sólo puede inferirse, en función de las formas que desarroUa y los sujetos que forma, puesto que existe para esas formas y esos sujetos. Y luego hay otro plan completamente distinto, o una concepción del plan completamente distinta. Aquí ya no hay en modo alguno formas o desarroUos de formas; ni sujetos y formación de sujetos. No hay ni estructura ni génesis. Tan sólo hay relaciones de movimiento y de reposo, de velocidad y de lentitud entre elementos no formados, al menos relativamente no formados, moléculas y partículas de todo tipo. Tan sólo hay haecceidades, afectos, mdividuaciones sm sujeto, que constituyen agencianüentos colectivos. Nada se desarroUa, pero, tarde o temprano, suceden cosas, y forman tal o tal agenciamiento según sus composiciones de velocidad. Nada se subjetiva, pero se forman haecceidades según las composiciones de potencias o de afectos no subjetivados. Este plan, que sólo conoce longitudes y latitudes, velocidades y haecceidades, nosotros lo denominamos plan de consistencia o de composición (por oposición al plan de organización y de desarroUo). Un plan que es necesariamente de inmanencia y de univocidad. Así pues, nosotros lo denominamos plan de Naturaleza, aunque la naturaleza no tenga nada que ver ahí, puesto que ese plan no establece ninguna diferencia entre lo natural y lo artificial. Por más que crezca en dimensiones, nunca tiene una dimensión suplementaria a lo que pasa en él. Por eso mismo es natural e mmanente. Ocurre como con el principio de contradicción: también se le puede Uamar de no contradicción. El plan de consistencia también podría denominarse de no consistencia. Es un plano geométrico, que ya no remite a un designio mental, sino a un dibujo abstracto. Es un plano cuyas dimensiones no cesan de crecer, de acuerdo con lo que en él pasa, sm que por eUo pierda nada de su planitud. Es, pues, un plan de proliferación, de poblamiento, de contagio; pero esta proliferación de material no tiene nada que ver
270 MIL MESETAS con una evolución, con el desarrollo de una forma o la filiación de las formas. Y mucho menos con ima regresión, que remontaría hacia un principio. Al contrario, es una involución, en la que la forma no cesa de ser disuelta para überar tiempos y velocidades. Es un plano fijo, plano fijo sonoro, visual o de escritura, etc. Fijo no quiere decir aquí inmóvil: es tanto el estado absoluto del movimiento como el del reposo, en el que se esbozan todas las velocidades y lentitudes relativas y sólo ellas. Algunos músicos modernos oponen al plan transcendente de organización, que supuestamente ha dominado toda la música clásica occidental, un plan sonoro inmanente, siempre dado con lo que da, que permite percibir lo imperceptible, y que ya sólo contiene velocidades y lentitudes diferenciales en una especie de chapoteo molecular: la obra de arte debe señalar los segundos, las décimas, las centésimas de segundo O más bien se trata de una Uberación del tiempo, Aión, tiempo no pulsado para una música flotante, como dice Boulez, música electrónica en la que las formas son sustituidas por puras modificaciones de velocidad. Jonh Cage es sin duda el primero que ha desplegado lo más perfectamente posible ese plano fijo sonoro que afirma un proceso frente a toda estructura y génesis, un tiempo flotante frente al tiempo pulsado o el tempo, una experimentación frente a toda interpretación, y en el que tanto el silencio como el reposo sonoro señalan el estado absoluto del movimiento. Otro tanto se diría del plano fijo visual: el plano fijo cinematográfico es efectivamente llevado por Godard, por ejemplo, a ese estado en el que las formas se disuelven para ya sólo dejar ver las minúsculas variaciones de velocidad entre movimientos compuestos. NathaUe Sarraute propone por su cuenta una clara distinción entre dos planes de escritura: un plan tiranscendente que organiza y desarrolla formas (géneros, temas, motivos), que asigna y hace evolucionar sujetos (personajes, caracteres, sentimientos); y otro plan completamente distinto que Ubera las partículas de una materia anónima, las hace comunicar a través de la "envoltura" de las formas y de los sujetos, y sólo mantiene entre esas partículas relaciones de movimiento y de reposo, de velocidad y de lentitud, de afectos flotantes, de tal forma que el propio plan se percibe al mismo tiempo que nos permite percibir lo imperceptible (microplan, plan molecular).^^ Y, en efecto, desde el punto de vista de una abstracción bien fundada, podemos hacer como si los dos planes, las dos concepciones del plan, se opusieran clara y absolutamente. Desde ese punto de vista, se dirá: veis perfectamente la diferencia entre los dos tipos de proposiciones siguientes, 1) unas formas se desarrollan, unos sujetos se forman, en función de un plan que sólo puede inferirse (plan de organización-desarrollo); 2) tan sólo hay velocidades y lentitudes entte elementos no formados, y afectos entre potencias no subjetivadas, en función de un plan que está necesariamente dado al mismo tiempo que lo que da (plan de consistencia o de composición).^^ Veamos tres ejemplos mayores de la Uteratura alemana del siglo XK, Hölderlin, Kleist y Nietzsche. —For ejemplo, la extraordinaria composición de Hyperion, en Hölderlin, tal como Robert Rovini la ha analizado: la importancia de las haecceidades del tipo estaciones, que constituyen a la vez, de dos maneras diferentes, el "marco del relato" (plan) y el detalle de lo que pasa en él (los agenciamientos e interagenciamientos)^''. Pero también, en la sucesión de las estaciones, y en la superposición de una misma estación de años diferentes, la disolución de las formas DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE. 271 y de las personas, la Uberación de los movimientos, velocidades, retrasos, afectos, como si algo se escapase de una materia impalpable a medida que el relato progresa. Y quizá también la relación con una "realpoh'tica"; con una máquina de guerra; con una máquina musical de disonancia. —Kleist: cómo en él, tanto en su escritura como en su vida, todo deviene velocidad y lentitud. Sucesión de catatonías y de velocidades extremas, de desvanecimientos y de flechas. Dormir sobre su cabaUo e ir al galope. Saltar de un agenciamiento a otro gracias a un desvanecimiento, franqueando un vacío. Kleist multipUca los "planes de vida", pero siempre se trata de un sólo y mismo plan que incluye sus vacíos y sus fracasos, sus saltos, sus temblores de tierra y sus pestes. El plan no es principio de organización, sino medio de transporte. Ninguna forma se desarroUa, ningún sujeto se forma, sino que afectos se desplazan y devenires se catapultan y forman un bloque, como el devemr-mujer de Aquües y el devenir-perra de PentesUea. Kleist ha expücado maravUlosamente cómo las formas y las personas sólo eran apariencias, producidas por el desplazamiento de un centro de gravedad en una línea abstracta, y por la conjunción de esas líneas en un plan de inmanencia. El oso le parece un animal fascinante, al que que no se puede engañar, puesto que, con sus pequeños ojos crueles, ve tras las apariencias el verdadero "alma del movimiento", el Gemuto el afecto no subjetivo: devenir-oso de Kleist. fricluso la muerte sólo puede ser pensada como el cruce de reacciones elementales a velocidades demasiado diferentes. Un cráneo explota, obsesión de Kleist. Toda la obra de Kleist está atravesada por una máquina de guerra invocada contra el Estado, por una máquina musical invocada contra la pintura o el "cuadro". Es curioso cómo Goethe y Hegel odian esta nueva escritura. Pues, para eUos, el plan debe ser indisolublemente desarroUo armonioso de la Forma y formación regulada del Sujeto, personaje o carácter (la educación sentimental, la soUdez substancial e interior del carácter, la armonía o la analogía de las formas y la continuidad del desarroUo, el culto del Estado, etc.). Tienen una concepción del Plan totalmente opuesta a la de Kleist. Antigoetheismo, antihegeUanismo de Kleist, y ya de HolderUn. Goethe ve lo esencial cuando reprocha a Kleist que establezca un puro "proceso estacionario" semejante en efecto al plano fijo y, a la vez, que introduzca vacíos y saltos que impiden cualquier desarroUo de un carácter central, que movilice una violencia de afectos que entraña una gran confusión de sentimientos. En Nietzsche, sucede lo mismo, pero con otros medios. Ya no hay ni desarro Uo de formas ni formación de sujetos. Lo que Nietzsche reprocha a Wagner es que haya conservado aún demasiada forma armoniosa y demasiados personajes pedagógicos, "caracteres": demasiado de Hegel y de Goethe. Lo contrario que Bizet, decía Nietzsche... A nosotros nos parece que, en Nietzsche, el problema no es fundamentahnente el de una escritura fragmentaria. Más bien es el de las velocidades o las lentitudes: no escribir lenta o rápidamente, sino que la escritura,.y todo lo demás, sean producción de velocidades y de lentitudes entre partículas. Ninguna forma podrá resistirlo, ningún carácter o sujeto le sobrevivirá. Zaratustra sólo tiene velocidades y lentitudes, y el eterno retomo, la vida del etemo retomo, es la primera gran Uberación concreta de un tiempo no pulsado. Ecce Homo sólo tiene individuaciones por haecceidades. El Plan, así concebido, siempre tiene for-
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con una evolución, con el desarrollo de una forma o la filiación de las formas. Y<br />
mucho menos con ima regresión, que remontaría hacia un principio. Al contrario,<br />
es una involución, en la que la forma no cesa de ser disuelta para überar tiempos y<br />
velocidades. Es un plano fijo, plano fijo sonoro, visual o de escritura, etc. Fijo no<br />
quiere decir aquí inmóvil: es tanto el estado absoluto del movimiento como el del<br />
reposo, en el que se esbozan todas las velocidades y lentitudes relativas y sólo ellas.<br />
Algunos músicos modernos oponen al plan transcendente de organización, que supuestamente<br />
ha dominado toda la música clásica occidental, un plan sonoro inmanente,<br />
siempre dado con lo que da, que permite percibir lo imperceptible, y que ya<br />
sólo contiene velocidades y lentitudes diferenciales en una especie de chapoteo<br />
molecular: la obra de arte debe señalar los segundos, las décimas, las centésimas de<br />
segundo O más bien se trata de una Uberación del tiempo, Aión, tiempo no pulsado<br />
para una música flotante, como dice Boulez, música electrónica en la que las<br />
formas son sustituidas por puras modificaciones de velocidad. Jonh Cage es sin<br />
duda el primero que ha desplegado lo más perfectamente posible ese plano fijo sonoro<br />
que afirma un proceso frente a toda estructura y génesis, un tiempo flotante<br />
frente al tiempo pulsado o el tempo, una experimentación frente a toda interpretación,<br />
y en el que tanto el silencio como el reposo sonoro señalan el estado absoluto<br />
del movimiento. Otro tanto se diría del plano fijo visual: el plano fijo cinematográfico<br />
es efectivamente llevado por Godard, por ejemplo, a ese estado en el que las<br />
formas se disuelven para ya sólo dejar ver las minúsculas variaciones de velocidad<br />
entre movimientos compuestos. NathaUe Sarraute propone por su cuenta una clara<br />
distinción entre dos planes de escritura: un plan tiranscendente que organiza y desarrolla<br />
formas (géneros, temas, motivos), que asigna y hace evolucionar sujetos<br />
(personajes, caracteres, sentimientos); y otro plan completamente distinto que Ubera<br />
las partículas de una materia anónima, las hace comunicar a través de la "envoltura"<br />
de las formas y de los sujetos, y sólo mantiene entre esas partículas relaciones<br />
de movimiento y de reposo, de velocidad y de lentitud, de afectos flotantes,<br />
de tal forma que el propio plan se percibe al mismo tiempo que nos permite percibir<br />
lo imperceptible (microplan, plan molecular).^^ Y, en efecto, desde el punto de<br />
vista de una abstracción bien fundada, podemos hacer como si los dos planes, las<br />
dos concepciones del plan, se opusieran clara y absolutamente. Desde ese punto de<br />
vista, se dirá: veis perfectamente la diferencia entre los dos tipos de proposiciones<br />
siguientes, 1) unas formas se desarrollan, unos sujetos se forman, en función de un<br />
plan que sólo puede inferirse (plan de organización-desarrollo); 2) tan sólo hay<br />
velocidades y lentitudes entte elementos no formados, y afectos entre potencias no<br />
subjetivadas, en función de un plan que está necesariamente dado al mismo tiempo<br />
que lo que da (plan de consistencia o de composición).^^<br />
Veamos tres ejemplos mayores de la Uteratura alemana del siglo XK, Hölderlin,<br />
Kleist y Nietzsche. —For ejemplo, la extraordinaria composición de Hyperion,<br />
en Hölderlin, tal como Robert Rovini la ha analizado: la importancia de las haecceidades<br />
del tipo estaciones, que constituyen a la vez, de dos maneras diferentes,<br />
el "marco del relato" (plan) y el detalle de lo que pasa en él (los agenciamientos e<br />
interagenciamientos)^''. Pero también, en la sucesión de las estaciones, y en la superposición<br />
de una misma estación de años diferentes, la disolución de las formas<br />
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y de las personas, la Uberación de los movimientos, velocidades, retrasos, afectos,<br />
como si algo se escapase de una materia impalpable a medida que el relato progresa.<br />
Y quizá también la relación con una "realpoh'tica"; con una máquina de<br />
guerra; con una máquina musical de disonancia. —Kleist: cómo en él, tanto en su<br />
escritura como en su vida, todo deviene velocidad y lentitud. Sucesión de catatonías<br />
y de velocidades extremas, de desvanecimientos y de flechas. Dormir sobre su<br />
cabaUo e ir al galope. Saltar de un agenciamiento a otro gracias a un desvanecimiento,<br />
franqueando un vacío. Kleist multipUca los "planes de vida", pero siempre<br />
se trata de un sólo y mismo plan que incluye sus vacíos y sus fracasos, sus saltos,<br />
sus temblores de tierra y sus pestes. El plan no es principio de organización,<br />
sino medio de transporte. Ninguna forma se desarroUa, ningún sujeto se forma,<br />
sino que afectos se desplazan y devenires se catapultan y forman un bloque, como<br />
el devemr-mujer de Aquües y el devenir-perra de PentesUea. Kleist ha expücado<br />
maravUlosamente cómo las formas y las personas sólo eran apariencias, producidas<br />
por el desplazamiento de un centro de gravedad en una línea abstracta, y por<br />
la conjunción de esas líneas en un plan de inmanencia. El oso le parece un animal<br />
fascinante, al que que no se puede engañar, puesto que, con sus pequeños ojos<br />
crueles, ve tras las apariencias el verdadero "alma del movimiento", el Gemuto el<br />
afecto no subjetivo: devenir-oso de Kleist. fricluso la muerte sólo puede ser pensada<br />
como el cruce de reacciones elementales a velocidades demasiado diferentes.<br />
Un cráneo explota, obsesión de Kleist. Toda la obra de Kleist está atravesada por<br />
una máquina de guerra invocada contra el Estado, por una máquina musical invocada<br />
contra la pintura o el "cuadro". Es curioso cómo Goethe y Hegel odian esta<br />
nueva escritura. Pues, para eUos, el plan debe ser indisolublemente desarroUo armonioso<br />
de la Forma y formación regulada del Sujeto, personaje o carácter (la<br />
educación sentimental, la soUdez substancial e interior del carácter, la armonía o<br />
la analogía de las formas y la continuidad del desarroUo, el culto del Estado, etc.).<br />
Tienen una concepción del Plan totalmente opuesta a la de Kleist. Antigoetheismo,<br />
antihegeUanismo de Kleist, y ya de HolderUn. Goethe ve lo esencial<br />
cuando reprocha a Kleist que establezca un puro "proceso estacionario" semejante<br />
en efecto al plano fijo y, a la vez, que introduzca vacíos y saltos que impiden<br />
cualquier desarroUo de un carácter central, que movilice una violencia de afectos<br />
que entraña una gran confusión de sentimientos.<br />
En Nietzsche, sucede lo mismo, pero con otros medios. Ya no hay ni desarro<br />
Uo de formas ni formación de sujetos. Lo que Nietzsche reprocha a Wagner es que<br />
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"caracteres": demasiado de Hegel y de Goethe. Lo contrario que Bizet,<br />
decía Nietzsche... A nosotros nos parece que, en Nietzsche, el problema no es<br />
fundamentahnente el de una escritura fragmentaria. Más bien es el de las velocidades<br />
o las lentitudes: no escribir lenta o rápidamente, sino que la escritura,.y<br />
todo lo demás, sean producción de velocidades y de lentitudes entre partículas.<br />
Ninguna forma podrá resistirlo, ningún carácter o sujeto le sobrevivirá. Zaratustra<br />
sólo tiene velocidades y lentitudes, y el eterno retomo, la vida del etemo retomo,<br />
es la primera gran Uberación concreta de un tiempo no pulsado. Ecce Homo sólo<br />
tiene individuaciones por haecceidades. El Plan, así concebido, siempre tiene for-