Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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264 MIL MESETAS nir-caballo es de tal naturaleza que, paradójicamente, el hombre va a domar sus propias fuerzas "instintivas", mientras que el animal le transmite fuerzas "adquiridas". Inversión, participación contra natura. Y las botas de la femme-maîtresse tienen por función anular la pierna como órgano humano, y poner los elementos de la pierna en una relación adecuada al conjunto del agenciamiento: "de esta manera ya no serán las piernas femeninas las que me harán efecto..."^^. Ahora bien, para interrumpir un devenir-animal, basta precisamente con extraer de él un segmento, con abstraer de él un momento, con no tener en cuenta las velocidades y las lentitudes tatemas, con detener la circulación de los afectos. Entonces ya sólo hay semejanzas unaginarias entre términos, o analogías simbólicas entre relaciones. Tal segmento remitirá al padre, tal relación de movimiento y de reposo remitirá a la escena primitiva, etc. Aún así hay que reconocer que el psicoanálisis no es suficiente para provocar esa interrupción. Tan sólo desarrolla un riesgo incluido en el devenir. El riesgo de estar siempre "haciendo" el animal, el animal doméstico edipico, Müler haciendo guau guau y reclamando un hueso, Fitzgerald lamiéndoos la mano, Slepiam volviendo a su madre, o el viejo haciendo el caballo o el perro en una postal erótica de 1900 (y "hacer" el animal salvaje no sería mejor). Los devenires animales no cesan de atravesar esos peligros. Recuerdos de una haecceidad. — Un cuerpo no se define por la forma que lo determina, ni como una sustancia o un sjeto determinados, ni por los órganos que posee o las funciones que ejerce. En el plan de consistencia, un cuerpo sólo se define por una longitud y una latitud: es decir, el conjunto de los elementos materiales que le pertenecen bajo tales relaciones de movimeinto y de reposo, de velocidad y de lentitud (longitad); el conjunto de los afectos intensivos de los que es capaz, bajo tal poder o grado de potencia (latitud). Tan sólo afectos y movimientos locales, velocidades diferenciales. Corresponde a Spinoza haber puesto de manifiesto esas dos dimensiones del Cuerpo, y haber definido el plan de Naturaleza como longitud y latitud puras. Latitud y longitud son los dos elementos de una cartografi'a. Existe un modo de individuación muy diferente del de una persona, un sujeto, una cosa o una sustancia. Nosotros reservamos para él el nombre de haecceidad-''. Una estación, un invierno, un verano, una hora, una fecha, tienen una individuaüdad perfecta y que no carece de nada, aunque no se confunda con la de una cosa o de ün sujeto. Son haecceidades, en el sentido de que en eUas todo es relación de movimiento y de reposo entre moléculas o partículas, poder de afectar y de ser afectado. Cuando la demonologia expone el arte diabóUco de los movimientos locales y de los transportes de afectos, señala al mismo tiempo la importancia de las lluvias, granizos, vientos, atmósferas pestilentes o polucionadas con sus partículas deletéreas, favorables a esos transportes. Los cuentos deben impUcar haecceidades que no son simplemente ordenamientos, sino individuaciones concretas váhdas por sí mismas y que dirigen la metamorfosis de las cosas y de los sujetos. Entre todos los tipos de civilización, Oriente tiene muchas más individuaciones por haecceidad que por subjetividad y sustanciahdad: así, el haï-ku debe impücar indicadores como otras tantas líneas flotantes que constituyen im indivi- DEVENIR-INTF.NSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 265 duo complejo. En Charlotte Bronte, todo se expresa en términos de viento, las cosas, las personas, los rostros, los amores, las palabras. Las "cinco de la tarde" de Lorca, cuando el amor acaba y surge el fascismo. ¡Qué terribles cinco de la tarde! Se dice: ¡qué historia! ¡qué calor! ¡qué vida!, para designar una individuación muy particular. Las horas del día en Lawrence, en Faulkner. Un grado de calor, una intensidad de blanco son individualidades perfectas; y un grado de calor puede componerse en latitud con otro grado para formar un nuevo individuo, como en un cuerpo que tiene frío aquí y calor allá según su longitud. Helado flameado. Un grado de calor puede componerse con una intensidad de blanco, como en ciertas atmósferas blancas de un verano caluroso. De ningún modo es una individuaüdad instantánea, que se opondría a la de las permanencias o duraciones. La efemérides contiene tanto tiempo como un calendario perpetuo, aunque no se trata del mismo tiempo. Un animal no vive necesariamente más que un día o una hora; ya la inversa, un grupo de años puede ser tan largo como el sujeto o el objeto más duradero. Se puede concebir un tiempo abstracto igual entre las haecceidades, y los sujetos o las cosas. Entre las lentitudes extremas y las rapideces vertiginosas de la geología o de la astronomía, Michel Toumier destaca la metereología, en la que los meteoros viven a nuestro ritmo: "Una nube se forma en el cielo como una imagen en mi cerebro, el viento sopla como yo respiro, im arco iris cabalga sobre dos horizontes, el tiempo que necesita mi corazón para reconciliarse con la vida, el verano pasa como pasan las vacaciones de verano". Pero, ¿acaso es un azar si esta certidumbre, en la novela de Toumier, sólo puede tenerla un héroe gemelar, deformado y desubjetivado, que ha adquirido una especie de ubicuidad? Incluso cuando los tiempos son abstractamente iguales, la individuación de una vida no es la misma que la individuación del sujeto que la lleva o la soporta. Y no es el mismo Plan: plan de consistencia o de composición de las haecceidades en im caso, que sólo conoce velocidades y afectos, plan completamente distinto de las formas, de las sustancias y de los sujetos en el otro caso. Y no es el mismo tiempo, la misma temporalidad. Aión, que es el tiempo indefinido del acontecmiiento, la línea flotante que sólo conoce las velocidades, y que no cesa a la vez de dividir lo que ocurre en un déjà-là y un pas-encore-là, un demasiado tarde y un demasiado pronto simultáneos, un algo que sucederá y que a la vez acaba de suceder. Y Cronos, que, por el contrario, es el tiempo de la medida, que fija las cosas y las personas, desarrolla una forma y determina un sujeto. Boulez distingue en la música el tempo y el no tempo, el "tiempo pulsado" de una música formal y funcional basada en los valores, y el "tiempo no pulsado" para una música flotante, flotante y maquínica, que sólo tiene velocidades o diferencias de dinámica.^^ En resumen, la diferencia no se establece en modo alguno entre lo efímero y lo duradero, ni siquiera entre lo regtüar y lo irregular, sino entre dos modos de individuación, dos modos de temporalidad. En efecto, habría que evitar una conciliación demasiado simple, como si por un lado hubiera sujetos formados, del tipo cosas o personas, y por otro, coordenadas espacio-temporales del tipo haecceidades. Pues poco concederéis a las haecceidades si no os dais cuenta de que sois una de ellas, de que no sois nada más que eso. Cuando el rostro deviene una haecceidad: "era una curiosa mezcla, el rostro

266 MIL MESETAS de alguien que simplemente ha encontrado el medio de acomodarse al momento presente, al tiempo que hace, a esas personas que están presentes"^^. Sois longitod y latitud, un conjunto de velocidades y lentitudes entre partículas no formadas, un conjunto de afectos no subjetivados. Tenéis la mdividuación de un día, de una estación, de un año, de una vida (mdependientemente de la duración), —de un chma, de un viento, de una niebla, de un enjambre, de una manada (independientemente de la regularidad)—. O al menos podéis tenerla, podéis alcanzarla. Una nube de langostas traída por el viento a las cinco de la tarde; un vampho que sale de noche, un hombre-lobo que sale con la luna Uena. Pero no hay que pensar que la haecceidad consiste shnplemente en un decorado o en un fondo que situaría a los sujetos, ni en apéndices que fijarían al suelo las cosas y las personas. Todo el agenciamiento en su conjunto individuado resulta ser una haecceidad; se define por una longitud y una latitud, por velocidades y afectos, independientemente de las formas y de los sujetos que sólo pertenecen a otro plan. El lobo, o el cabaUo, o el niño dejan de ser sujetos para devenh acontechnientos, en agenciamientos que son inseparables de una hora, de una estación, de una atmósfera, de un ahe, de una vida. La caUe se compone con el cabaUo, de igual modo que la rata que agoniza se compone con el ahe, y el animal y la luna Uena se componen juntos. A lo sumo, se distmguhá las haecceidades de agenciamientos (un cuerpo que sólo es considerado como longitud y latitud), y las haecceidades de inter-agenciamientos, que señalan también las potenciahdades de devenir en el seno de cada agenciamiento (el medio de cruzamiento de las longitudes y latitudes). Pero las dos son estrictamente inseparables. El chma, el viento, la estación, la hora, no' son de otra naturaleza que las cosas, los animales o las personas que los pueblan, los siguen, duermen o se despiertan en eUos. Hay que leer todo seguido: el animal-caza-a-lascinco. Devenh-tarde, devenir-noche de un animal, bodas de sangre. ¡Las cinco es este animal! ¡Este animal es este lugar! "El perro flaco corre por la caUe, ese perro flaco es la caUe", exclama Vhgkda Woofi. Así hay que percibh. Las relaciones, las determinaciones espacio-temporales no son predicados de la cosa, sino dimensiones de multiphcidades. La caUe forma parte tanto del agenciamiento cabaUo de ómnibus como del agenciamiento Hans en el que eUa iihcia el devenir-cabaUo. Todos somos las cinco de la tarde, o bien otra hora, y mejor dos horas a la vez, la ópthna y la pésima, mediodía-medianoche, pero distribuidas de forma variable. El plan de consistencia sólo contiene haecceidades según fincas que se entrecruzan. Las formas y los sujetos no pertenecen a ese mundo. El paseo de Vhginia Woolf entre la muchedumbre, entre los taxis, —pero precisamente el paseo es una haecceidad—: Mrs. DoUoway ya nunca más dirá "soy esto o soy aqueUo, él es esto, es aqueUo". "Se sentía muy joven, y al mismo tiempo terriblemente vieja", rápida y lenta, ya ahí y aún no, "penetraba como una cuchüla a través de todas las cosas, al mismo tiempo estaba fuera de eUas y mhaba, (...) siempre le parecía que era muy, muy peUgroso vivh, incluso un solo díd\ Haecceidad, niebla, luz cruda. Una haecceidad no tiene ni principio ni fin, ni origen ni destino; siempre está en el medio. No está hecha de puntos, sólo esta hecha de líneas. Es rizoma. Y no es el mismo lenguaje, o al menos el mismo uso del lenguaje. Pues si el plan de consistencia sólo tiene como contenido haecceidades, también tiene toda DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE.. 267 una semiótica particular que le sirve de expresión. Plan de contenido y plan de expresión. Esta semiótica está compuesta sobre todo de nombres propios, de verbos en infinitivo y de artículos o de pronombres indefinidos. Artículo indefinido+nombre propio+verbo en infinitivo constituyen, en efecto, el eslabón de expresión de base, correlativo de los contenidos menos formaUzados, desde el punto de vista de una semiótica que se ha Uberado tanto de las significancias formales como de las subjetivaciones personales. En primer lugar, el verbo en infinhivo no es en modo alguno mdeterminado en cuanto al tiempo, expresa el tiempo no pulsado notante propio del Alón, es dech, el tiempo del acontecimiento puro o del devenh, que enuncia velocidades y lentitudes relativas independientemente de los valores cronológicos o cronométricos que el tiempo adquiere en los otros modos. Por eso se puede oponer con todo derecho el mfinhivo como modo y tiempo del devenir al conjunto de los otros modos y tiempos que renhten a Cronos al formar las pulsaciones o los valores del ser (el verbo "ser" es precisamente el único que no tiene infinitivo, o más bien aquel cuyo infinitivo sólo es una expresión vacía mdeterminada, considerada abstractamente para designar el conjunto de los modos y tiempos definidos)-^. En segundo lugar, el nombre propio no indica en modo alguno un sujeto: por eso nos parece vano preguntarse si su operación se parece o no a la nominación de una especie, según que el sujeto sea considerado de otra naturaleza que la Forma que lo clasifica, o sólo como el acto últhno de esa Forma, en tanto que hmite de la clasificación Pues si el nombre propio no indica un sujeto, tampoco un nombre puede adquirir un valor de nombre propio en función de una forma o de una especie. El nombre propio designa en primer lugar algo que es del orden del acontecimiento, del devenh o de la haecceidad. Y los militares y los metereólogos tienen el secreto de los nombres propios, cuando los ponen a una operación estratégica, o a un tifón. El nombre propio no es el sujeto de un tiempo, sino el agente de un infinitivo. Señala una longitud y una latitud. Si la Garrapata, el Lobo, el CabaUo, etc., son verdaderos nombres propios, no es en razón de los denominadores genéricos y específicos que los caracterizan, sino de las velocidades que los componen y de los afectos que los satisfacen: el acontechniento que eUos son de por sí y en los agenciamientos, devenh-cabaUo del pequeño Hans, devenh-lobo del Salvaje, devenir-garrapata del Estoico (otros nombres propios). En tercer lugar, el artículo y el pronombre indefmidos no son indeterminados, como tampoco el verbo en infinitivo. O más bien sólo carecen de determinación en la medida en que se los aphca a una forma a su vez indeterminada, o a un sujeto determmable. En cambio, no carecen de nada cuando mtroducen haecceidades, acontecimientos cuya mdividuación no pasa por una forma y no se hace por un sujeto. En ese caso, el hidefinido se conjuga con el máximo de determinación: érase una vez, se maltrata a un niño, un cabaUo cae... Pues los elementos empleados encuentran aquí su mdividuación en el agenciamiento del que forman parte, independientemente de la forma de su concepto y de la subjetividad de su persona. Ya hemos señalado varias veces hasta qué punto los niños utilizaban el indefhüdo no como un indeterminado, sino, por el contrario, como un individuante en un colectivo. Por eso nos sorprenden los esfuerzos del psicoanálisis que quiere a toda costa que, tras de los indefinidos, se oculte un defiiüdo, un posesivo, un per-

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nir-caballo es de tal naturaleza que, paradójicamente, el hombre va a domar sus<br />

propias fuerzas "instintivas", mientras que el animal le transmite fuerzas "adquiridas".<br />

Inversión, participación contra natura. Y las botas de la femme-maîtresse<br />

tienen por función anular la pierna como órgano humano, y poner los elementos<br />

de la pierna en una relación adecuada al conjunto del agenciamiento: "de esta manera<br />

ya no serán las piernas femeninas las que me harán efecto..."^^. Ahora bien,<br />

para interrumpir un devenir-animal, basta precisamente con extraer de él un segmento,<br />

con abstraer de él un momento, con no tener en cuenta las velocidades y<br />

las lentitudes tatemas, con detener la circulación de los afectos. Entonces ya sólo<br />

hay semejanzas unaginarias entre términos, o analogías simbólicas entre relaciones.<br />

Tal segmento remitirá al padre, tal relación de movimiento y de reposo remitirá<br />

a la escena primitiva, etc. Aún así hay que reconocer que el psicoanálisis no es<br />

suficiente para provocar esa interrupción. Tan sólo desarrolla un riesgo incluido<br />

en el devenir. El riesgo de estar siempre "haciendo" el animal, el animal doméstico<br />

edipico, Müler haciendo guau guau y reclamando un hueso, Fitzgerald lamiéndoos<br />

la mano, Slepiam volviendo a su madre, o el viejo haciendo el caballo o<br />

el perro en una postal erótica de 1900 (y "hacer" el animal salvaje no sería mejor).<br />

Los devenires animales no cesan de atravesar esos peligros.<br />

Recuerdos de una haecceidad. — Un cuerpo no se define por la forma que lo<br />

determina, ni como una sustancia o un sjeto determinados, ni por los órganos que<br />

posee o las funciones que ejerce. En el plan de consistencia, un cuerpo sólo se define<br />

por una longitud y una latitud: es decir, el conjunto de los elementos materiales<br />

que le pertenecen bajo tales relaciones de movimeinto y de reposo, de velocidad y<br />

de lentitud (longitad); el conjunto de los afectos intensivos de los que es capaz,<br />

bajo tal poder o grado de potencia (latitud). Tan sólo afectos y movimientos locales,<br />

velocidades diferenciales. Corresponde a Spinoza haber puesto de manifiesto<br />

esas dos dimensiones del Cuerpo, y haber definido el plan de Naturaleza como longitud<br />

y latitud puras. Latitud y longitud son los dos elementos de una cartografi'a.<br />

Existe un modo de individuación muy diferente del de una persona, un sujeto,<br />

una cosa o una sustancia. Nosotros reservamos para él el nombre de haecceidad-''.<br />

Una estación, un invierno, un verano, una hora, una fecha, tienen una individuaüdad<br />

perfecta y que no carece de nada, aunque no se confunda con la de una<br />

cosa o de ün sujeto. Son haecceidades, en el sentido de que en eUas todo es relación<br />

de movimiento y de reposo entre moléculas o partículas, poder de afectar y<br />

de ser afectado. Cuando la demonologia expone el arte diabóUco de los movimientos<br />

locales y de los transportes de afectos, señala al mismo tiempo la importancia<br />

de las lluvias, granizos, vientos, atmósferas pestilentes o polucionadas con<br />

sus partículas deletéreas, favorables a esos transportes. Los cuentos deben impUcar<br />

haecceidades que no son simplemente ordenamientos, sino individuaciones<br />

concretas váhdas por sí mismas y que dirigen la metamorfosis de las cosas y de los<br />

sujetos. Entre todos los tipos de civilización, Oriente tiene muchas más individuaciones<br />

por haecceidad que por subjetividad y sustanciahdad: así, el haï-ku debe<br />

impücar indicadores como otras tantas líneas flotantes que constituyen im indivi-<br />

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duo complejo. En Charlotte Bronte, todo se expresa en términos de viento, las cosas,<br />

las personas, los rostros, los amores, las palabras. Las "cinco de la tarde" de<br />

Lorca, cuando el amor acaba y surge el fascismo. ¡Qué terribles cinco de la tarde!<br />

Se dice: ¡qué historia! ¡qué calor! ¡qué vida!, para designar una individuación muy<br />

particular. Las horas del día en Lawrence, en Faulkner. Un grado de calor, una intensidad<br />

de blanco son individualidades perfectas; y un grado de calor puede<br />

componerse en latitud con otro grado para formar un nuevo individuo, como en<br />

un cuerpo que tiene frío aquí y calor allá según su longitud. Helado flameado. Un<br />

grado de calor puede componerse con una intensidad de blanco, como en ciertas<br />

atmósferas blancas de un verano caluroso. De ningún modo es una individuaüdad<br />

instantánea, que se opondría a la de las permanencias o duraciones. La efemérides<br />

contiene tanto tiempo como un calendario perpetuo, aunque no se trata del<br />

mismo tiempo. Un animal no vive necesariamente más que un día o una hora; ya<br />

la inversa, un grupo de años puede ser tan largo como el sujeto o el objeto más<br />

duradero. Se puede concebir un tiempo abstracto igual entre las haecceidades, y<br />

los sujetos o las cosas. Entre las lentitudes extremas y las rapideces vertiginosas de<br />

la geología o de la astronomía, Michel Toumier destaca la metereología, en la que<br />

los meteoros viven a nuestro ritmo: "Una nube se forma en el cielo como una<br />

imagen en mi cerebro, el viento sopla como yo respiro, im arco iris cabalga sobre<br />

dos horizontes, el tiempo que necesita mi corazón para reconciliarse con la vida, el<br />

verano pasa como pasan las vacaciones de verano". Pero, ¿acaso es un azar si esta<br />

certidumbre, en la novela de Toumier, sólo puede tenerla un héroe gemelar, deformado<br />

y desubjetivado, que ha adquirido una especie de ubicuidad? Incluso<br />

cuando los tiempos son abstractamente iguales, la individuación de una vida no es<br />

la misma que la individuación del sujeto que la lleva o la soporta. Y no es el<br />

mismo Plan: plan de consistencia o de composición de las haecceidades en im<br />

caso, que sólo conoce velocidades y afectos, plan completamente distinto de las<br />

formas, de las sustancias y de los sujetos en el otro caso. Y no es el mismo tiempo,<br />

la misma temporalidad. Aión, que es el tiempo indefinido del acontecmiiento, la<br />

línea flotante que sólo conoce las velocidades, y que no cesa a la vez de dividir lo<br />

que ocurre en un déjà-là y un pas-encore-là, un demasiado tarde y un demasiado<br />

pronto simultáneos, un algo que sucederá y que a la vez acaba de suceder. Y Cronos,<br />

que, por el contrario, es el tiempo de la medida, que fija las cosas y las personas,<br />

desarrolla una forma y determina un sujeto. Boulez distingue en la música el<br />

tempo y el no tempo, el "tiempo pulsado" de una música formal y funcional basada<br />

en los valores, y el "tiempo no pulsado" para una música flotante, flotante y<br />

maquínica, que sólo tiene velocidades o diferencias de dinámica.^^ En resumen, la<br />

diferencia no se establece en modo alguno entre lo efímero y lo duradero, ni siquiera<br />

entre lo regtüar y lo irregular, sino entre dos modos de individuación, dos<br />

modos de temporalidad.<br />

En efecto, habría que evitar una conciliación demasiado simple, como si por<br />

un lado hubiera sujetos formados, del tipo cosas o personas, y por otro, coordenadas<br />

espacio-temporales del tipo haecceidades. Pues poco concederéis a las haecceidades<br />

si no os dais cuenta de que sois una de ellas, de que no sois nada más que<br />

eso. Cuando el rostro deviene una haecceidad: "era una curiosa mezcla, el rostro

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