Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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256 MIL MESETAS mente rizoma, o hará devenir, hará población en vuestro desierto. Experimentad. ¡Qué fácil es decirlo! Pero no hay orden lógico preformado de los devenires o de las multiplicidades, hay criterios, y lo importante es que estos criterios no son posteriores, se ejercen sobre la marcha, en el momento, bastan para guiamos entre los peligros. Si las multipHcidades se definen y se transforman por el borde que determina cada vez el número de sus dimensiones, cabe la posibilidad de distribuirlas en un mismo plano en el que los bordes se siguen trazando una línea quebrada. Un plano de este tipo sólo aparentemente "reduce" las dimensiones, pues las incluye todas a medida que se inscriben en él multipHcidades planas y, sin embargo, de dimensiones crecientes o decrecientes. En términos grandiosos y simplificados trata Lovecraft de enunciar esta última palabra de la brujería: "Las Qlas aumentaron su potencia y descubrieron a Carter la entidad multiforme cuyo fragmento actual sólo era una ínfima parte. Le enseñaron que cada figura en el espacio sólo es el resultado de la intersección, por un plano, de una figura correspondiente y de mayor dimensión, de la misma manera que un cuadrado es la sección de un cubo y un círculo la sección de la esfera. De igual modo, el cubo y la esfera, figuras de tres dimensiones, son la sección de formas correspondientes de cuatro dimensiones que los hombres sólo conocen a través de sus conjeturas o sus sueños. A su vez, estas figuras de cuatro dimensiones son la sección de formas de cinco dimensiones, y así sucesivamente, hasta llegar a las alturas maccesibles y vertiginosas de la infinidad arquetipo..." Lejos de reducir a dos el número de dimensiones de las multiplicidades, el plan de consistencia las engloba a todas, efectúa su intersección para hacer coexistir otras tantas multipücidades planas de cualesquiera dimensiones. El plan de consistencia es la intersección de todas las formas concretas. También todos los devenires, como dibujos de brujas, se inscriben en este plan de consistencia, laiíltima Puerta, donde encuentran su salida. Ese es el único criterio que les impide himdirse, o caer en la nada. El problema que se plantea es el siguiente: ¿un devenir llega hasta ese punto? ¿Una multipücidad puede aplanar así todas sus dimensiones conservadas, como una flor que conservara toda su vida hasta en su sequedad? Lawrence, en su devenir-tortuga, pasa del dinamismo animal más obstinado a la pura geometría abstracta de las escamas y de las "secciones", sin perder, sin embargo, nada de su dinamismo: lleva el devenir-tortuga hasta el plan de consistencia'^. Todo deviene imperceptible, todo es devenir-imperceptible en ese plan de consistencia, pero ahí precisamente es donde se ve, se oye lo imperceptible. Es el Planomeno'o la Rizosfera, el Criterium (y muchos nombres más, según el crecimiento de las dimensiones). Según n dimensiones, se le denomina Hiperesfera, Mecanosfera. Es la Figura abstracta, o más bien, puesto que no tiene forma, la máquina abstracta, en la que cada agenciamiento concreto es una multiplicidad, un devenir, un segmento, una vibración. Y ella, la sección de todos ellos. Las olas son las vibraciones, los bordes cambiantes que se inscriben como otras tantas abstracciones en el plan de consistencia. Máquina abstracta de las olas. En Las Olas, Virginia Woolf, que supo convertir toda su vida y su obra en un paso, un devenir, todo tipo de devenires entre edades, sexos, elementos y reinos, mezcla siete personajes, Bernard, Nevüle, Louis, Jinny, Rhoda, Suzanne y DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE. 257 Perceval; pero cada uno de estos personajes, con su nombre, su individuaUdad, designa una multiplicidad (por ejemplo Bernard y el banco de peces); cada uno está a la vez en esta multipUcidad y en el borde, y pasa a las otras. Perceval es como el último, engloba el mayor número de dimensiones. Pero todavía no constituye el plan de consistencia. Aunque Rhoda cree verlo sobresaliendo en el mar, no se trata de él, "cuando apoya sobre su rodilla el codo de su brazo es un triángulo, cuando se mantiene de pie es una columna, si se inclina es la curva de una fuente (...), el mar ruge tras él, está más allá de nuestro alcance". Cada uno avanza como una ola, pero, en el plan de consistencia, es una sola y misma Qla abstracta cuya vibración se propaga según la línea de fuga o de desterritorialización que recorre todo el plan (cada capítulo de la novela de Virginia Woolf va precedido de una meditación sobre un aspecto de las olas, sobre una de sus horas, sobre uno de sus deveifires). Recuerdos de un teólogo. — La teología es muy estricta en el punto siguiente: no hay hombres-lobos, el hombre no puede devenir animal. Las formas esenciales no se transforman, son inaüenables y sólo mantienen relaciones de analogía. El diablo y la bruja, y su pacto, no por eUo son menos reales, pues hay la realidad de un movimiento local específicamente diabólico. La teología distingue dos casos que sirven de modelo a la Inquisición, el caso de los compañeros de Ulises y el caso de los compañeros de Diómedes: visión imaginaria y sortilegio. Unas veces el sujeto se cree transformado en animal, cerdo, buey o lobo, y así lo creen también los observadores; en ese caso se produce un movimiento local mterno que lleva las imágenes sensibles hacia la imaginación y hace que reboten sobre los sentidos extemos. Otras veces el demonio "asume" cuerpos animales reales, sin perjuicio de transportar a otros cuerpos los accidentes y afectos que se producen en ellos (por ejemplo, un gato o im lobo, asumidos por el demonio, pueden recibir heridas que serán trasladadas exactamente a un cuerpo humano)". Lo que equivale a decir que el hombre no deviene realmente animal, pero que hay sin embargo una realidad demoníaca del devenir-animal del hombre. También es cierto que el demonio efectúa transportes locales de todo tipo. El diablo es transportador, transporta humores, afectos o incluso cuerpos (la Inquisición no transige sobre esta capacidad del diablo: la escoba de la bruja, o "que te lleve el diablo"). Pero esos transportes no franquean ni la barrera de las formas esenciales ni la de las sustancias o sujetos. Y luego hay otro problema completamente distinto, desde el punto de vista de las leyes de la naturaleza, y que ya no concierne a la demonologia, sino a la alquimia y sobre todo a la física. Es el problema de las formas accidentales, distintas de las formas esenciales y de los sujetos determinados. Pues las formas accidentales son susceptibles de más y de menos: más o menos caritativo, y también más o menos blanco, más o menos caüente. Un grado de calor es un calor perfectamente individuado que no se confunde con la sustancia o el sujeto que lo recibe. Un grado de calor puede componerse con un grado de blanco, o con otro grado de calor, para formar una tercera individualidad única que no se confunde con la del sujeto. ¿Qué es la individualidad de un día, de una estación o de un acontecimiento? Un

258 ME. MESETAS día más corto o un día más largo no son, en sentido estricto, extensiones, sino grados propios de la extensión, de la misma manera que hay grados propios del calor, del color, etc. Una forma accidental tiene, pues, una "latitud", constituida por otros tantos.iadividuos indescomponibles. Un grado, una intensidad es un individuo, Haecceidad, que se compone con otros grados, otras mtensidades para formar otro individuo. ¿Se dhá que esta latitud se exphca porque el sujeto participa más o menos de la forma accidental? ¿Acaso esos grados de participación no imphcan en la propia forma una agitación, una vibración que no se reduce a las propiedades del sujeto? Es más, si unas intensidades de calor no se componen por adición es porque hay que añadh sus sujetos respectivos que impiden precisamente que el calor del conjunto devenga más elevado. Razón de más para hacer distribuciones de intensidad, establecer las latitudes "diformemente diformes", velocidades, lentitudes y grados de todo tipo, que corresponden a un cuerpo o a un conjunto de cuerpos considerado como longitud: una cartografía En resumen, entre las formas sustanciales y los sujetos determinados, entre los dos, no sólo hay todo un ejercicio de transportes locales demoníacos, también hay un juego natural de haecceidades, grados, intensidades, acontecimientos, accidentes, que componen individuaciones totalmente diferentes de la individuación de los sujetos bien formados que las reciben. Recuerdos de un spinozista, I.— Las formas esenciales o sustanciales han sido criticadas de muy diversas maneras. Pero Spinoza procede radicalmente: Uegar a elementos que ya no tienen forma ni función, que en ese sentido son, pues, abstractos, aunque sean perfectamente reales. Sólo se distinguen por el movimiento y el reposo, la lentitud y la velocidad. No son átomos, es dech, elementos finitos aún dotados de forma. Tampoco son mfinitamente divisibles. Son las últimas partes mfínitamente pequeñas de im infinito actual, distribuidas en un roismo plan, de consistencia o de composición. No se definen por el número, puesto que siempre van por hifinidades. Pero, según el grado de velocidad o la relación de movimiento y de reposo en la que entran, pertenecen a tal o tal Individuo, que puede formar parte a su vez de otro Individuo bajo otra relación más compleja, y así hasta el infiifito. Hay, pues, infinitos más o menos grandes, no según el número, sino según la composición de la relación en la que entran sus partes. Por eso cada individuo es una multiphcidad infinita, y la Naturaleza en su conjunto una multiphcidad de multiphcidades perfectamente individuada. El plan de consistencia de la Naturaleza es como una inmensa Máquina abstracta y, sin embargo, real e mdividual, cuyas piezas son los agenciamientos o los diversos individuos que agrupan cada uno una infinidad de partículas bajo una infinidad de relaciones más o menos compuestas. El plan de la Naturaleza tiene, pues, una unidad, es váhdo tanto para los seres manimados como para los animados, para los artificiales y los naturales. Ese plan no tiene nada que ver con una forma o figura, ni con un designio o una función. Su unidad no tiene nada que ver con la de un fundamento oculto en la profundidad de las cosas ni con un fin o un proyecto en el espíritu de Dios. Es un plan de desplegamiento, que es más bien como la sección de todas las formas, la DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 259 máquina de todas las funciones, y cuyas dimensiones crecen, sin embargo, con las de las multipficidades o individuahdades que engloba. Plan fijo, en el que las cosas sólo se distinguen por la velocidad y la lentitud. Plan de hunanencia o de univocidad, que se opone a la analogía. Lo Uno se dice en un solo y mismo sentido de todo lo múltiple, el Ser se dice en un solo y mismo sentido de todo lo que difiere. No hablamos aquí de la unidad de la sustancia, sino de la infinidad de modificaciones que forman parte las unas de las otras en ese solo y mismo plan de vida. La inextricable discusión entre Cuvier y Geoffroy Saint-Hüahe. Al menos, los dos están de acuerdo en denunciar las semejanzas o las analogías sensibles, hnaginarias. Pero, en Cuvier, la determhiación científica se basa en las relaciones de los órganos entre sí, y de los órganos con las funciones. Cuvier hace, pues, pasar la analogía al estadio científico, analogía de proporcionafidad. Según él, la unidad del plan sólo puede ser una unidad de analogía, así, pues, transcendente, que sólo se realiza fragmentándose en distintas ramificaciones, según composiciones heterogéneas, mfranqueables, irreductibles. Baér añadhá: según tipos de desarroUo y de diferenciación no comunicantes. El plan es una plan de organización oculto, estructarado o génesis. Geoffroy tiene un punto de vista completamente distinto, puesto que supera los órganos y las funciones hacia elementos abstractos que denomina "anatómicos", o incluso hacia partículas, puros materiales que entrarán en combinaciones diversas, formarán tal órgano y adquhirán tal función, según su grado de velocidad y de lentitud. Las formas de estructura, pero también los tipos de desarroUo, dependerán de la velocidad y la lentitud, el movimiento y el reposo, la tardanza y la rapidez. Esta dhección aparecerá ulteriormente, en un sentido evolucionista, en los fenómenos de taquigénesis de Perrier, o en las tasas de crecimiento diferenciales y en la alometría: las especies como entidades cinemáticas precoces o retrasadas. (Incluso la cuestión de la fecundidad no tiene tanto que ver con la forma y la función como con la velocidad; ¿Uegarán los cromosomas paternos demasiado pronto para incorporarse a los núcleos?). En cualquier caso, puro plan de inmanencia, de univocidad, de composición, en el que todo está dado, en el que danzan elementos y materiales no formados que sólo se distinguen por la velocidad, y que entran en tal o tal agenciamiento individuado según sus conexiones, sus relaciones de movimientos. Plan fijo de la vida, en el que todo se mueve, se retrasa o se precipita. Un solo Animal abstracto para todos los agenciamientos que lo efectúan. Un solo y mismo plan de consistencia o de composición para el cefalópodo y el vertebrado, puesto que al vertebrado le bastaría con plegarse muy rápidamente en dos para soldar los elementos de las mitades de su espalda, acercar su pelvis a su nuca, y reunir sus miembros en una de las extremidades del cuerpo, deviniendo así Pulpo o Sepia, como "un saltimbanqui que dobla su espalda y su cabeza hacia atrás para cammar con su cabeza y sus manos"^'. Plicatura. El problema no es en modo alguno el de los órganos y las funciones, y un Plan transcendente que sólo podría dhigh su organización bajo relaciones analógicas y tipos de desarroUo divergentes. El problema no es el de la organización, sino el de la composición; no es el del desarroUo o de la diferenciación, smo el del movhniento y el reposo, la velocidad y la lentitud. El problema es el de los elementos y partículas, que Uegarán suficientemente rápido, o no, para efectuar un paso, un

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ME. MESETAS<br />

día más corto o un día más largo no son, en sentido estricto, extensiones, sino grados<br />

propios de la extensión, de la misma manera que hay grados propios del calor,<br />

del color, etc. Una forma accidental tiene, pues, una "latitud", constituida por<br />

otros tantos.iadividuos indescomponibles. Un grado, una intensidad es un individuo,<br />

Haecceidad, que se compone con otros grados, otras mtensidades para formar<br />

otro individuo. ¿Se dhá que esta latitud se exphca porque el sujeto participa<br />

más o menos de la forma accidental? ¿Acaso esos grados de participación no imphcan<br />

en la propia forma una agitación, una vibración que no se reduce a las propiedades<br />

del sujeto? Es más, si unas intensidades de calor no se componen por<br />

adición es porque hay que añadh sus sujetos respectivos que impiden precisamente<br />

que el calor del conjunto devenga más elevado. Razón de más para hacer<br />

distribuciones de intensidad, establecer las latitudes "diformemente diformes", velocidades,<br />

lentitudes y grados de todo tipo, que corresponden a un cuerpo o a un<br />

conjunto de cuerpos considerado como longitud: una cartografía En resumen,<br />

entre las formas sustanciales y los sujetos determinados, entre los dos, no sólo hay<br />

todo un ejercicio de transportes locales demoníacos, también hay un juego natural<br />

de haecceidades, grados, intensidades, acontecimientos, accidentes, que componen<br />

individuaciones totalmente diferentes de la individuación de los sujetos bien<br />

formados que las reciben.<br />

Recuerdos de un spinozista, I.— Las formas esenciales o sustanciales han sido<br />

criticadas de muy diversas maneras. Pero Spinoza procede radicalmente: Uegar a<br />

elementos que ya no tienen forma ni función, que en ese sentido son, pues, abstractos,<br />

aunque sean perfectamente reales. Sólo se distinguen por el movimiento y<br />

el reposo, la lentitud y la velocidad. No son átomos, es dech, elementos finitos<br />

aún dotados de forma. Tampoco son mfinitamente divisibles. Son las últimas partes<br />

mfínitamente pequeñas de im infinito actual, distribuidas en un roismo plan, de<br />

consistencia o de composición. No se definen por el número, puesto que siempre<br />

van por hifinidades. Pero, según el grado de velocidad o la relación de movimiento<br />

y de reposo en la que entran, pertenecen a tal o tal Individuo, que puede<br />

formar parte a su vez de otro Individuo bajo otra relación más compleja, y así<br />

hasta el infiifito. Hay, pues, infinitos más o menos grandes, no según el número,<br />

sino según la composición de la relación en la que entran sus partes. Por eso cada<br />

individuo es una multiphcidad infinita, y la Naturaleza en su conjunto una multiphcidad<br />

de multiphcidades perfectamente individuada. El plan de consistencia de<br />

la Naturaleza es como una inmensa Máquina abstracta y, sin embargo, real e mdividual,<br />

cuyas piezas son los agenciamientos o los diversos individuos que agrupan<br />

cada uno una infinidad de partículas bajo una infinidad de relaciones más o menos<br />

compuestas. El plan de la Naturaleza tiene, pues, una unidad, es váhdo tanto para<br />

los seres manimados como para los animados, para los artificiales y los naturales.<br />

Ese plan no tiene nada que ver con una forma o figura, ni con un designio o una<br />

función. Su unidad no tiene nada que ver con la de un fundamento oculto en la<br />

profundidad de las cosas ni con un fin o un proyecto en el espíritu de Dios. Es un<br />

plan de desplegamiento, que es más bien como la sección de todas las formas, la<br />

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máquina de todas las funciones, y cuyas dimensiones crecen, sin embargo, con las<br />

de las multipficidades o individuahdades que engloba. Plan fijo, en el que las cosas<br />

sólo se distinguen por la velocidad y la lentitud. Plan de hunanencia o de univocidad,<br />

que se opone a la analogía. Lo Uno se dice en un solo y mismo sentido de<br />

todo lo múltiple, el Ser se dice en un solo y mismo sentido de todo lo que difiere.<br />

No hablamos aquí de la unidad de la sustancia, sino de la infinidad de modificaciones<br />

que forman parte las unas de las otras en ese solo y mismo plan de vida.<br />

La inextricable discusión entre Cuvier y Geoffroy Saint-Hüahe. Al menos, los<br />

dos están de acuerdo en denunciar las semejanzas o las analogías sensibles, hnaginarias.<br />

Pero, en Cuvier, la determhiación científica se basa en las relaciones de los<br />

órganos entre sí, y de los órganos con las funciones. Cuvier hace, pues, pasar la<br />

analogía al estadio científico, analogía de proporcionafidad. Según él, la unidad<br />

del plan sólo puede ser una unidad de analogía, así, pues, transcendente, que sólo<br />

se realiza fragmentándose en distintas ramificaciones, según composiciones heterogéneas,<br />

mfranqueables, irreductibles. Baér añadhá: según tipos de desarroUo y<br />

de diferenciación no comunicantes. El plan es una plan de organización oculto,<br />

estructarado o génesis. Geoffroy tiene un punto de vista completamente distinto,<br />

puesto que supera los órganos y las funciones hacia elementos abstractos que denomina<br />

"anatómicos", o incluso hacia partículas, puros materiales que entrarán en<br />

combinaciones diversas, formarán tal órgano y adquhirán tal función, según su<br />

grado de velocidad y de lentitud. Las formas de estructura, pero también los tipos<br />

de desarroUo, dependerán de la velocidad y la lentitud, el movimiento y el reposo,<br />

la tardanza y la rapidez. Esta dhección aparecerá ulteriormente, en un sentido<br />

evolucionista, en los fenómenos de taquigénesis de Perrier, o en las tasas de crecimiento<br />

diferenciales y en la alometría: las especies como entidades cinemáticas<br />

precoces o retrasadas. (Incluso la cuestión de la fecundidad no tiene tanto que ver<br />

con la forma y la función como con la velocidad; ¿Uegarán los cromosomas paternos<br />

demasiado pronto para incorporarse a los núcleos?). En cualquier caso, puro<br />

plan de inmanencia, de univocidad, de composición, en el que todo está dado, en<br />

el que danzan elementos y materiales no formados que sólo se distinguen por la<br />

velocidad, y que entran en tal o tal agenciamiento individuado según sus conexiones,<br />

sus relaciones de movimientos. Plan fijo de la vida, en el que todo se mueve,<br />

se retrasa o se precipita. Un solo Animal abstracto para todos los agenciamientos<br />

que lo efectúan. Un solo y mismo plan de consistencia o de composición para el<br />

cefalópodo y el vertebrado, puesto que al vertebrado le bastaría con plegarse muy<br />

rápidamente en dos para soldar los elementos de las mitades de su espalda, acercar<br />

su pelvis a su nuca, y reunir sus miembros en una de las extremidades del<br />

cuerpo, deviniendo así Pulpo o Sepia, como "un saltimbanqui que dobla su espalda<br />

y su cabeza hacia atrás para cammar con su cabeza y sus manos"^'. Plicatura.<br />

El problema no es en modo alguno el de los órganos y las funciones, y un<br />

Plan transcendente que sólo podría dhigh su organización bajo relaciones analógicas<br />

y tipos de desarroUo divergentes. El problema no es el de la organización, sino<br />

el de la composición; no es el del desarroUo o de la diferenciación, smo el del movhniento<br />

y el reposo, la velocidad y la lentitud. El problema es el de los elementos<br />

y partículas, que Uegarán suficientemente rápido, o no, para efectuar un paso, un

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