Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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248 MIL MESETAS natura, son la verdadera Naturaleza que atraviesa los reinos. La propagación por epidemia, por contagio, no tiene nada que ver con la filiación por herencia, incluso si los dos temas se mezclan y tienen necesidad el uno del otro. El vampiro no filia, contagia. La diferencia es que el contagio, la epidemia, pone en juego términos completamente heterogéneos: por ejemplo, im hombre, un animal y una bacteria, un virus, una molécula, un microorganismo. O, como en el caso de la trufa, un árbol, una mosca y un cerdo. Combinaciones que no son ni genéticas ni estructurales, inter-reinos, participaciones contra natura, así es como procede la Nataraleza, contra sí misma. Estamos lejos de la producción filiativa, de la reproducción hereditaria, que sólo retienen como diferencias una simple dualidad de sexos en el seno de una misma especie, y pequeñas modificaciones a lo largo de las generaciones. Para nosotros, por el contrario, hay tantos séxos^comoJérminos en sknbiosis, tantas diferencias como elementos intervienen en un proceso de contagio. Nosotros sabemos que entre un hombre y una mujer pasan muchos seres, que vienen de otros mundos, traídos por el viento, que hacen rizoma alrededor de las raíces, y que no se pueden entender en términos de producción, sino únicamente de devenir. El Universo no funciona por filiación. Así pues, nosotros sólo decimos que los animales son manadas, y que las manadas se forman, se desarrollan y se transforman por contagio. Esas multipUcidades de términos heterogéneos, y de cofuncionamiento por contagio, entran en ciertos agenciamientos, y ahí es donde el hombre realiza sus devenires-animales. Ahora bien, no hay que confundir esos sombríos agenciamientos, que remueven lo más profundo de nosotros, con organizaciones como la histitución familiar y el aparato de Estado. Como ejemplo, podríamos citar las sociedades de caza, las sociedades de guerra, las sociedades secretas, las sociedades de crimen, etc. Los devenires animales les pertenecen. En ellas no hay que buscar regímenes de filiación de tipo familiar, ni modos de clasificación y de atríbución de tipo estatal o preestatal, ni siquiera instituciones seriales de tipo religioso. A pesar de las apariencias y de las posibles confusiones, los mitos no tienen ahí su terreno de origen ni su punto de aplicación. Son cuentos, o relatos y enunciados de devenir. También es absurdo jerarquizar las colectividades, incluso animales, desde el punto de vista de un evolucionismo imaginario en el que las manadas estarían en el punto más bajo, y a continuación vendrían las sociedades familiares y estatales. Al contrario, hay diferencia de naturaleza, el origen de las manadas es completamente distinto que el de las famiüas y los Estados, y no cesan de minarlos, de perturbarlos desde afuera, con otras formas de contenido, otras formas de expresión. La manada es a la vez realidad animal y reaüdad del devenir-animal del hombre; el contagio es a la vez poblamiento animal y propagación del poblamiento animal del hombre. La máquina de caza, la máquina de guerra, la máquina de crimen entrañan todo tipo de devenires-animales que no se enuncian en el mito, y menos aún en el totemismo. Dumézil ha mostrado cómo esos devenires pertenecían esencialmente al hombre de guerra, pero en la medida en que era exterior a las familias y a los Estados, en la medida en que trastocaba las filiaciones y las clasificaciones. La máquina de guerra siempre es exterior al Estado, incluso cuando el Estado la utiliza y se apropia de ella. El hombre de guerra tiene DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 249 todo un devenir que impUca multiplicidad, celeridad, ubicuidad, metamorfosis y traición, potencia de afecto. Los hombres-lobos, los hombres-osos, los hombresfieras, los hombres de cualquier animalidad, congregaciones secretas, animan los campos de batalla. Pero también las manadas animales, que sirven a los hombres en la batalla, o que la siguen y se benefician de ella. Y todos juntos propagan el contagio Hay im conjunto complejo, devenir-animal del hombre, manadas de animales, elefantes y ratones, vientos y tempestades, bacterias que siembran el contagio. Un solo y mismo Furor. La guerra, antes de ser bacteriológica, ha impücado secuencias zoológicas. Con la guerra, el hambre y la epidemia, proliferan los hombres-lobos y los vampiros. Cualquier animal puede ser incluido en esas manadas, y en los devenires correspondientes; se han visto gatos en los campos de batalla, e incluso formar parte de los ejércitos. Por eso no hay que distinguir tipos de animales, sino más bien estados diferentes según que se integren en instituciones familiares, en aparatos de Estado, en máquinas de guerra, etc. (y la máquma de escritura, o la máquina musical, ¿qué relación tienen con devenires-animales?). Recuerdos de un brujo, II. — Nuestro primer principio decía: manada y contagio, contagio de manada, por ahí pasa el devenir-animal. Pero un segundo principio parece decir lo contrario: aUí donde haya una multiplicidad, encontraréis también im individuo excepcional, y con él es con quien habrá que hacer aüanza para devenir-animal. Quizá no haya un lobo solo, pero hay el jefe de banda, el señor de manada, o bien el antiguo jefe destituido que ahora vive totalmente solo, hay el Solitario, o incluso hay el Demonio. Willard tiene su favorito, el ratón Ben, y sólo deviene-ratón en relación con él, en una especie de alianza de amor, luego de odio. Todo Moby Dick es una de las grandes obras maestras de devenir; el capitán Achab tiene un devenir-ballena irresistible, pero que precisamente evita la manada o el banco, y pasa directamente por una alianza monstruosa con el Único, con el Leviatán, Moby-Dick. Siempre hay pacto con un demonio, y el demonio aparece unas veces como jefe de la banda, otras como Sohtario al lado de la banda, otras como Potencia superior de la banda. El individuo excepcional tiene muchas posiciones posibles. Kafka, otro gran autor de los devenires-animales reales, alaba al pueblo de las ratas; pero Josefina, la rata cantante, unas veces tiene una posición privilegiada en la banda, otras una posición fuera de la banda, otras huye y se pierde anónima en los enunciados colectivos de la banda. En resumen, todo Animal tiene su Anomal. Queremos decir: todo animal considerado en su manada o su multipUcidad tiene su anomal. Se ha podido señalar que la palabra "anomal", adjetivo caído en desuso, tenía un origen muy diferente de "anormal": a-normal, adjetivo latino sin sustantivo, califica lo que no tiene regla o que contradice la regla, mientras que, "an-omalía", sustantivo griego que ha perdido su adjetivo, designa lo desigual, lo rugoso, la asperidad, el máximo de desterritorialización'". Lo anormal sólo puede definirse en función de caracteres, específicos o genéricos; pero lo anomal es una posición o un conjunto de posiciones con relación a una multiplicidad. Los brujos utiUzan, pues, el viejo adjetivo "anomal" para situar las posiciones de un individuo excepcional en la manada. Para devenir-animal, uno siempre hace alianza con el Anomal, Moby Dick o Josefina.

250 MIL MESETAS Diríase que hay claramente una contradicción: entre la manada y el soütario; entre el contagio de masa y la ahanza preferente; entre la muhiphcidad pura y el individuo excepcional; entre el conjunto aleatorio y la elección predestmada. Y la contradicción es real: Achab no ehge a Moby Dick, en esa elección que lo desborda y que procede de otra parte, sin romper con la ley de los baUeneros que exige que primero se debe perseguh a la manada. Pentesilea rompe la ley de la manada, manada de mujeres, manada de perras, cuando ehge a Aquües como enemigo favorito. Y sin embargo, gracias a esa elección anomal cada uno entra en su devenh-animal, devenh-perro de PentesUea, devenir-baUena del capitán Achab. Nosotros, los brujos, sabemos perfectamente que las contradicciones son reales, pero que las contradicciones reales no lo son en serio. Pues la cuestión es la siguiente: ¿Cuál es exactamente la namraleza del anomal? ¿Qué función tiene con relación a la banda, a la manada? Es evidente que el anomal no es simplemente un mdividuo excepcional, lo que le reduchía al animal famihar o doméstico, edipizado a la manera del psicoanáhsis, la imagen del padre..., etc. Para Achab, Moby Dick no es como el gatito o el perrito que una anciana reconoce como suyo y mima. Para Lawrence, el devenh-tortuga en el que entra no tiene nada que ver con una relación sentimental y doméstica. También Lawrence forma parte de los escritores que admhamos y que nos plantean un problema, puesto que han sabido hgar su escritura a devenhes animales reales inauditos. Ahora bien, a Lawrence se le objeta: "¡Sus tortugas no son reales!". A lo que responde: "es posible, pero mi devenh lo es, mi devenh es real, mcluso y sobre todo si no podéis juzgarlo, puesto que sois unos perritos domésticos..."'' El anomal, el elemento preferencial de la manada, no tiene nada que ver con el individuo favorito, doméstico y psicoanahtico. Pero el anomal tampoco es un representante de una especie, aquel que presentaría los caracteres específicos y genéricos en su estado más puro, modelo o ejemplar único, perfección típica encamada, término eminente de una serie, o soporte de una correspondencia absolutamente armoniosa. El anomal no es ni hidividuo ni especie, sólo contiene afectos, y no imphca ni sentimientos famihares o subjetivos, ni caracteres específicos o significativos. Tanto las caricias como las clasificaciones humanas le son extrañas. Lovecraft Uama Outsider a esa cosa o entidad, la Cosa, que Uega y desborda por el borde, lineal y sin embargo múltiple, "rebosante, efervescente, tumultuosa, espumeante, que se extiende como una enfermedad infecciosa, a ese horror sin nombre". Ni individuo ni especie, ¿qué es el anomal? Es un fenómeno, pero un fenómeno de borde. Nuestra hipótesis es la siguiente: una multiphcidad se define, no por los elementos que la componen en extensión, ni por los caracteres que la componen en comprensión, sino por las fincas y las dimensiones que imphca en "intensión". Si cambiáis de dimensiones, si añadís o retháis alguna, cambiáis de multiphcidad. De ahí que exista un borde según cada multiphcidad, que no es en modo alguno un centro, shio la línea envolvente o la extrema dhnensión en función de la cual se pueden contar las otras, todas las que constituyen la manada en tal momento (más aüá, la multiphcidad cambiaría de naturaleza). Es lo que el capitán Achab le dice a su segundo: no tengo ninguna historia personal con Moby Dick, ninguna venganza que cumphr, ni tampoco ningún mito que desentrañar. DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 251 pero, ¡tengo un devenh! Moby Dick no es ni un individuo ni un género, es el borde, y, para atacar a toda la manada, para alcanzar a toda la manada y pasar a través de ella, tengo que atacarlo. Los elementos de la manada sólo son "maniquíes" hnaginarios, los caracteres de la manada sólo son entidades simbólicas, lo único que cuenta es el borde —el anomal—. "Para mí esta ballena blanca es la muralla, muy cerca de mí", la pared blanca, "a veces creo que más aUá no existe nada, ¡qué más da!". Si el anomal es, pues, el borde, se puede comprender mejor sus diversas posiciones con relación a la manada o multiphcidad que bordea, y las diversas posiciones de un Yo fascmado. Incluso se puede hacer una clasificación de las manadas sin caer en las trampas de un evolucionismo que sólo vería en eUas un estadio colectivo inferior (en lugar de considerar los agenciamientos particulares que emplean). En cualquier caso, habrá borde de manada, y posición anomal, cada vez que, en un espacio, un animal se encuentre en la línea, o trazando la finca con relación a la cual el resto de los miembros de la manada están en una mitad, izquierda o derecha: posición periférica, que hace que ya no podamos saber si el anomal está todavía en la banda, ya está fuera de eUa, o en su cambiante frontera. Pero unas veces cada animal alcanza esa línea u ocupa esa posición dinámica, como en una manada de mosquitos en la que "cada individuo del grapo se desplaza aleatoriamente hasta que vea a todos sus congéneres en un mismo semiespacio, momento en el que se apresura a modificar su movimiento a fin de entrar en el gmpo, quedando la estabUidad asegurada en catástrofe por una barrera" Otras veces un animal preciso traza y ocupa el borde, en tanto que jefe de manada. Otras todavía el borde es definido o redoblado por un ser de otra naturaleza, que ya no pertenece a la manada, o que nunca ha pertenecido a cha, y que representa una potencia de otro orden, que actúa eventualmente como amenaza, pero también como cabecüla, outsider..., etc. En cualquier caso, no hay banda sin este fenómeno de borde, o anomal. Bien es verdad que las bandas también están minadas por fuerzas muy diferentes que instauran en eUas centros intemos de tipo conyugal y famihar, o de tipo estatal, y que las hacen pasar a una forma de sociabihdad totahnente distinta, sustitoyendo los afectos de manada por sentimientos de fanüha o intehgibüidades de Estado. El centro, o los agujeros negros intemos, pasan a ocupar el papel principal. Ahí, en esa aventura que también se produce en las bandas humanas cuando reconstituyen un famiharismo de grupo, o hicluso un autoritarismo, un fascismo de manada, el evolucionismo puede ver un progreso. Los brajos siempre han ocupado la posición anomal, en la frontera de los campos o de los bosques. Habitan las lindes. Están en el borde del pueblo, o entre dos pueblos. Lo hnportante es su afinidad con la afianza, con el pacto, que les da un estatuto opuesto al de la fihación. Con el anomal, la relación es de ahanza. El brujo está en una relación de ahanza con el demonio como potencia del anomal. Los antiguos teólogos han distinguido perfectamente dos tipos de maldición que se ejercían sobre la sexuahdad. El primero concierne a la sexuahdad como proceso de fifiación bajo el que transmite el pecado original. Pero el segundo la concieme como potencia de ahanza, e inspha uniones ihcitas o amores abominables: difiere tanto más del primero cuanto que tiende a hnpedh la procreación, y que el demonio, al no tener la capacidad de procrear, debe utilizar medios indhectos (así, ser

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natura, son la verdadera Naturaleza que atraviesa los reinos. La propagación por<br />

epidemia, por contagio, no tiene nada que ver con la filiación por herencia, incluso<br />

si los dos temas se mezclan y tienen necesidad el uno del otro. El vampiro<br />

no filia, contagia. La diferencia es que el contagio, la epidemia, pone en juego términos<br />

completamente heterogéneos: por ejemplo, im hombre, un animal y una<br />

bacteria, un virus, una molécula, un microorganismo. O, como en el caso de la<br />

trufa, un árbol, una mosca y un cerdo. Combinaciones que no son ni genéticas ni<br />

estructurales, inter-reinos, participaciones contra natura, así es como procede la<br />

Nataraleza, contra sí misma. Estamos lejos de la producción filiativa, de la reproducción<br />

hereditaria, que sólo retienen como diferencias una simple dualidad de<br />

sexos en el seno de una misma especie, y pequeñas modificaciones a lo largo de<br />

las generaciones. Para nosotros, por el contrario, hay tantos séxos^comoJérminos<br />

en sknbiosis, tantas diferencias como elementos intervienen en un proceso de contagio.<br />

Nosotros sabemos que entre un hombre y una mujer pasan muchos seres,<br />

que vienen de otros mundos, traídos por el viento, que hacen rizoma alrededor de<br />

las raíces, y que no se pueden entender en términos de producción, sino únicamente<br />

de devenir. El Universo no funciona por filiación. Así pues, nosotros sólo<br />

decimos que los animales son manadas, y que las manadas se forman, se desarrollan<br />

y se transforman por contagio.<br />

Esas multipUcidades de términos heterogéneos, y de cofuncionamiento por<br />

contagio, entran en ciertos agenciamientos, y ahí es donde el hombre realiza sus<br />

devenires-animales. Ahora bien, no hay que confundir esos sombríos agenciamientos,<br />

que remueven lo más profundo de nosotros, con organizaciones como la<br />

histitución familiar y el aparato de Estado. Como ejemplo, podríamos citar las sociedades<br />

de caza, las sociedades de guerra, las sociedades secretas, las sociedades<br />

de crimen, etc. Los devenires animales les pertenecen. En ellas no hay que buscar<br />

regímenes de filiación de tipo familiar, ni modos de clasificación y de atríbución<br />

de tipo estatal o preestatal, ni siquiera instituciones seriales de tipo religioso. A<br />

pesar de las apariencias y de las posibles confusiones, los mitos no tienen ahí su terreno<br />

de origen ni su punto de aplicación. Son cuentos, o relatos y enunciados de<br />

devenir. También es absurdo jerarquizar las colectividades, incluso animales,<br />

desde el punto de vista de un evolucionismo imaginario en el que las manadas estarían<br />

en el punto más bajo, y a continuación vendrían las sociedades familiares y<br />

estatales. Al contrario, hay diferencia de naturaleza, el origen de las manadas es<br />

completamente distinto que el de las famiüas y los Estados, y no cesan de minarlos,<br />

de perturbarlos desde afuera, con otras formas de contenido, otras formas de<br />

expresión. La manada es a la vez realidad animal y reaüdad del devenir-animal del<br />

hombre; el contagio es a la vez poblamiento animal y propagación del poblamiento<br />

animal del hombre. La máquina de caza, la máquina de guerra, la<br />

máquina de crimen entrañan todo tipo de devenires-animales que no se enuncian<br />

en el mito, y menos aún en el totemismo. Dumézil ha mostrado cómo esos devenires<br />

pertenecían esencialmente al hombre de guerra, pero en la medida en que era<br />

exterior a las familias y a los Estados, en la medida en que trastocaba las filiaciones<br />

y las clasificaciones. La máquina de guerra siempre es exterior al Estado, incluso<br />

cuando el Estado la utiliza y se apropia de ella. El hombre de guerra tiene<br />

DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 249<br />

todo un devenir que impUca multiplicidad, celeridad, ubicuidad, metamorfosis y<br />

traición, potencia de afecto. Los hombres-lobos, los hombres-osos, los hombresfieras,<br />

los hombres de cualquier animalidad, congregaciones secretas, animan los<br />

campos de batalla. Pero también las manadas animales, que sirven a los hombres<br />

en la batalla, o que la siguen y se benefician de ella. Y todos juntos propagan el<br />

contagio Hay im conjunto complejo, devenir-animal del hombre, manadas de<br />

animales, elefantes y ratones, vientos y tempestades, bacterias que siembran el<br />

contagio. Un solo y mismo Furor. La guerra, antes de ser bacteriológica, ha impücado<br />

secuencias zoológicas. Con la guerra, el hambre y la epidemia, proliferan los<br />

hombres-lobos y los vampiros. Cualquier animal puede ser incluido en esas manadas,<br />

y en los devenires correspondientes; se han visto gatos en los campos de batalla,<br />

e incluso formar parte de los ejércitos. Por eso no hay que distinguir tipos de<br />

animales, sino más bien estados diferentes según que se integren en instituciones<br />

familiares, en aparatos de Estado, en máquinas de guerra, etc. (y la máquma de<br />

escritura, o la máquina musical, ¿qué relación tienen con devenires-animales?).<br />

Recuerdos de un brujo, II. — Nuestro primer principio decía: manada y contagio,<br />

contagio de manada, por ahí pasa el devenir-animal. Pero un segundo principio<br />

parece decir lo contrario: aUí donde haya una multiplicidad, encontraréis también<br />

im individuo excepcional, y con él es con quien habrá que hacer aüanza para<br />

devenir-animal. Quizá no haya un lobo solo, pero hay el jefe de banda, el señor de<br />

manada, o bien el antiguo jefe destituido que ahora vive totalmente solo, hay el<br />

Solitario, o incluso hay el Demonio. Willard tiene su favorito, el ratón Ben, y sólo<br />

deviene-ratón en relación con él, en una especie de alianza de amor, luego de<br />

odio. Todo Moby Dick es una de las grandes obras maestras de devenir; el capitán<br />

Achab tiene un devenir-ballena irresistible, pero que precisamente evita la manada<br />

o el banco, y pasa directamente por una alianza monstruosa con el Único,<br />

con el Leviatán, Moby-Dick. Siempre hay pacto con un demonio, y el demonio<br />

aparece unas veces como jefe de la banda, otras como Sohtario al lado de la<br />

banda, otras como Potencia superior de la banda. El individuo excepcional tiene<br />

muchas posiciones posibles. Kafka, otro gran autor de los devenires-animales reales,<br />

alaba al pueblo de las ratas; pero Josefina, la rata cantante, unas veces tiene<br />

una posición privilegiada en la banda, otras una posición fuera de la banda, otras<br />

huye y se pierde anónima en los enunciados colectivos de la banda. En resumen,<br />

todo Animal tiene su Anomal. Queremos decir: todo animal considerado en su<br />

manada o su multipUcidad tiene su anomal. Se ha podido señalar que la palabra<br />

"anomal", adjetivo caído en desuso, tenía un origen muy diferente de "anormal":<br />

a-normal, adjetivo latino sin sustantivo, califica lo que no tiene regla o que contradice<br />

la regla, mientras que, "an-omalía", sustantivo griego que ha perdido su adjetivo,<br />

designa lo desigual, lo rugoso, la asperidad, el máximo de desterritorialización'".<br />

Lo anormal sólo puede definirse en función de caracteres, específicos o<br />

genéricos; pero lo anomal es una posición o un conjunto de posiciones con relación<br />

a una multiplicidad. Los brujos utiUzan, pues, el viejo adjetivo "anomal" para<br />

situar las posiciones de un individuo excepcional en la manada. Para devenir-animal,<br />

uno siempre hace alianza con el Anomal, Moby Dick o Josefina.

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