Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión
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244 MIL MESETAS<br />
animales muy especiales que atraviesan y arrastran al hombre, y que afectan tanto<br />
al animal como al hombre. "Entre 1730 y 1755 sólo se oía hablar de vampiros..."<br />
Pues bien, es evidente que el estructuralismo no explica esos devenires, puesto<br />
que está hecho precisamente para negar, al menos desvalorizar su existencia: una<br />
correspondencia de relaciones no constituye un devenir. Por eso, cuando el estructuraUsmo<br />
encuentra esos devenires que recorren en todos los sentidos una sociedad,<br />
ve en ellos fenómenos de degradación que desvían el orden verdadero y<br />
tienen que ver con las aventuras de la diacronia. Sin embargo, Lévi-Strauss no<br />
cesa de cruzar, en sus estudios de los mitos, esos actos rápidos gracias a los cuales<br />
el hombre deviene animal al mismo tiempo que el animal deviene... (Pero, ¿qué<br />
deviene? ¿Deviene hombre o deviene otra cosa?). La tentativa de explicar esos<br />
bloques de devenir por la correspondencia de dos relaciones siempre es posible,<br />
pero indudablemente empobrece el fenómeno considerado. ¿No hay que admitir<br />
que el mito como marco de clasificación no es muy capaz de registrar esos devenires,<br />
que son más bien como fragmentos de un cuento? ¿No hay que dar crédito a<br />
la hipótesis de Duvignaud según la cual las sociedades están atravesadas por fenómenos<br />
"anómicos", que no son degradaciones del orden mítico, sino dinamismos<br />
irreductibles que trazan líneas de fuga, e implican otras formas de expresión que<br />
las del mito, incluso si éste las repite por su cuenta para detenerlas *? Diríase que,<br />
al lado de los dos modelos, el del sacrificio y el de la serie, el de la institución totèmica<br />
y el de la estructura, cabe todavía algo diferente, más secreto, más subterráneo:<br />
¿el brujo y los devenires, que se expresan en los cuentos, y ya no en los ritos<br />
o en los mitos?<br />
Un devenir no es una correspondencia de relaciones. Pero tampoco es una semejanza,<br />
ima imitación y, en última instancia, una identificación. Toda la crítica<br />
estructuralista de la serie parece inevitable. Devenir no es progresar ni regresar según<br />
una serie. Y, sobre todo, devenir no se produce en la imaginación, incluso<br />
cuando ésta alcanza el nivel cósmico o dinámico. Los devenires animales no son<br />
sueños ni fantasmas. Son perfectamente reales. Pero, ¿de qué realidad,s.ejtraía2.<br />
Pues si devenir animal no consiste en hacer el animal o en imitarlo, también es<br />
evidente que el hombre no deviene "realmente" animal, como tampoco el animal<br />
deviene realmente otra cosa. El devenir no produce otra cosa que sí mismo. Es<br />
una falsa alternativa la que nos hace decir: o bien se imita, o bien se es. Lo que es<br />
real es el propio devenir, el bloque de devenir, y no los términos supuestamente fijos<br />
en los que se trasformaría el que deviene. El devenir puede y debe ser calificado<br />
como devenir-animal, sm que tenga un término que sería el animal devenido.<br />
El devenir-animal del hombre es real, sin que sea real el animal que él<br />
deviene; y, simultáneamente, el devenir-otro del animal es real sin que ese otro<br />
sea real. Ese es el punto que habrá que expUcar: cómo un devenir no tiene C)tro_<br />
sujeto que sí mismo. Pero también cómo no tiene término, puesto que su término<br />
sólo existe a su vez incluido en otro devenir del que él es el sujeto, y que coexiste,<br />
forma un bloque con el primero. Es el principio de una reaUdad propia característica<br />
del devenir (la idea bergsoniana de una coexistencia de "duraciones" muy diferentes,<br />
superiores o inferiores a "la nuestra", y todas comunicantes).<br />
Por último, devenir no es una evolución, o al menos no es una evolución por<br />
DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 245<br />
descendencia y filiación. El devenir no produce nada por filiación, cualquier fihación<br />
sería imaginaria. El devenir siempre es de otro orden que el de la filiación. EL<br />
devenir es del orden de la alianza. Si la evolución imphca verdaderos devenires es<br />
en el basto domüiio de las simbiosis que pone en juego seres de escalas y reinos<br />
completamente diferentes, sin ninguna filiación posible. Hay un bloque de devenir<br />
que atrapa a la avispa y la orquídea, pero del que ninguna avispa-orquídea puede<br />
descender. Hay un bloque de devenir que capta al gato y al zambo, y en el que un<br />
virus C realiza la alianza. Hay un bloque de devenir entre raíces jóvenes y ciertos<br />
microorganismos, y las materias orgánicas sintetizadas entre las hojas realizan la<br />
alianza (rizosfera). Si el neoevolucionismo ha afirmado su originalidad, en parte es<br />
en relación con esos fenómenos en los que la evolución no va de uno menos diferenciado<br />
a otro más diferenciado, y deja de ser una evolución filiativa hereditaria<br />
para devenir más bien comunicativa o contagiosa. En ese caso, nosotros preferiríamos<br />
llamar "involución" a esa forma de evolución que se hace entre heterogéneos,<br />
a condición de que no se confunda sobre todo la involución con una regresión.<br />
El devenir es involutivo, la involución es creadora. Regresar es ir hacia el<br />
menos diferenciado. Pero involucionar es formar un bloque que circula según su<br />
propia línea "entre" los términos empleados, y bajo las relaciones asignables.<br />
El neoevolucionismo nos parece importante por dos razones: el animal ya no<br />
se define por caracteres (específicos, genéricos, etc.), sino por poblaciones, variables<br />
de un medio a otro o en un mismo medio; el movimiento ya no se realiza sólo<br />
o sobre todo por producciones filiativas, sino por comunicaciones transversales<br />
entre poblaciones heterogéneas. Devenir es un rizoma, no es un árbol clasificatorio<br />
ni genealógico. Devenir no es ciertamente imitar, ni identificarse; tampoco es<br />
regresar-progresar; tampoco es corresponder, instaurar relaciones coirespondientes;<br />
tampoco es producir, producir una filiación, producir por filiación. Devenir es<br />
un verbo que tiene toda su consistencia; no se puede reducir, y no nos conduce a<br />
"parecer", ni "ser", ni "equivaler", ni "producir".<br />
Recuerdos de un brujo, I. — En un devenir-animal, siempre se está ante una<br />
manada, una banda, una población, un poblamiento, en resumen, una multiplicidad.<br />
Nosotros, los brujos, lo sabemos desde siempre. Puede que otras instancias,<br />
por otro lado muy diferentes entre sí, tengan otra consideración del animal: se<br />
puede retener o extraer del animal ciertos caracteres, especies y géneros, formas y<br />
funciones, etc. La sociedad y el Estado tienen necesidad de caracteres animales<br />
para clasificar a los hombres; la historia natural y la ciencia tienen necesidad de<br />
caracteres para clasificar a los propios animales. El serialismo y el estructuralismo<br />
unas veces gradúan caracteres según sus semejanzas, otras los ordenan según sus<br />
diferencias. Los caracteres animales pueden ser míticos o científicos. Pero nosotros<br />
no nos interesamos por los caracteres, nosotros nos interesamos por los modos<br />
de expansión, de propagación, de ocupación, de contagio, de poblamiento.<br />
Yo soy legión. Fascinación del Hombre de los lobos ante varios lobos que le miran.<br />
¿Qué sena un lobo completamente solo? ¿Y una ballena, un piojo, un ratón,<br />
una mosca? Belcebú es el diablo, pero el diablo como señor de las moscas. El lobo