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Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia - Patricio Lepe Carrión

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242 MIL MESETAS<br />

terminado momento, han podido alcanzar un estadio científico, y luego perderlo,<br />

o bien emigrar a otras ciencias. En ese caso, pueden cambiar de aphcación, y de<br />

estatuto, incluso pueden cambiar de forma y de contenido, sin embargo, conservan<br />

algo esencial, en la actitud, en el desplazamiento, en la distribución de un<br />

nuevo dominio. Las ideas siempre sirven, puesto que siempre han servido, pero<br />

bajo los modos actuales más diferentes. Pues, por un lado, las relaciones de los<br />

animales entre sí no sólo son objeto de ciencia, sino también objeto de sueño, objeto<br />

de simbohsmo, objeto de arte o de poesía, objeto de práctica y de utilización<br />

práctica. Por otro, las relaciones de los animales entre sí pueden aparecer en relaciones<br />

del hombre con el animal, del hombre con la mujer, del hombre con el<br />

niño, del hombre con los elementos, del hombre con el universo fi'sico y microfi'sico.<br />

La doble idea "serie-estructura" franquea en un momento determinado un<br />

umbral científico, pero esa no era la finahdad, y no se queda ahí, o bien pasa a |<br />

otras ciencias, anima por ejemplo las ciencias humanas, sirve para el estudio de los<br />

sueños, de los mitos y de las organizaciones. La historia de las ideas nunca debería<br />

ser continua, debería evitar semejanzas, pero también descendencias o fiüaciones,<br />

contentarse con señalar los umbrales que atraviesa una idea, los viajes que hace,<br />

que cambian su naturaleza o su objeto. Pues bien, resulta que las relaciones objetivas<br />

de los anhnales entre sí se repiten en ciertas relaciones subjetivas del hombre<br />

con el animal, desde el punto de vista de una imaginación colectiva, o desde el<br />

punto de vista de un entendimiento social.<br />

Jung ha elaborado una teoría del Arquetipo como inconsciente colectivo, en la<br />

que el arümal tiene un papel especialmente hnportante en los sueños, los mitos y<br />

las colectividades humanas. Precisamente, el animal es inseparable de una serie<br />

que imphca el doble aspecto progresión-regresión, y en la que cada término desempeña<br />

el papel de un transformador posible de la libido (metamorfosis). De ahí<br />

deriva todo un tratamiento del sueño, puesto que, dada una imagen inquietante,<br />

se trata de mtegrarla en una serie arquetípica. Una serie de este tipo puede hnphcar<br />

secuencias femeninas o masculinas, infantUes, pero también secuencias animales,<br />

vegetales, o mcluso elementales, moleculares. A diferencia de la historia natural,<br />

el hombre ya no es el término eminente de la serie, puede serlo un animal en<br />

lugar del hombre, el león, el cangrejo o el ave de presa, la pulga, con relación a tal<br />

acto, tal función, según tal exigencia del inconsciente. Bachelard escribe un hermoso<br />

hbro jungiano cuanto establece la serie ramificada de. Lautréamont, teniendo<br />

en cuenta el coeficiente de velocidad de las metarmorfosis y el grado de<br />

perfección de cada térmmo en función de una agresividad pura como razón de la<br />

serie: el colmiUo de la serpiente, el cuerno del rinoceronte, el diente del perro y el<br />

pico de la lechuza, y, ascendiendo en la serie, la garra del águila o del bmtre, la<br />

pmza del cangrejo, las patas del piojo, la ventosa del pulpo. En el conjunto de la<br />

obra de Jung, toda una mimesis reúne en sus redes la naturaleza y la cultura, según<br />

analogías de proporción en las que las series y sus términos, y sobre todo, los<br />

anhnales que ocupan en eüas una situación media, aseguran los ciclos de conversión<br />

naturaleza-cultura-naturaleza: los arquetipos como "representaciones analógicas"<br />

^.<br />

¿Acaso es un azar que el estructurahsmo haya denunciado con tanta intensi-<br />

DEVENIR-INTENSO, DEVENIR-ANIMAL, DEVENIR-IMPERCEPTIBLE... 243<br />

dad esos prestigios de la hnaginación, el establechniento de las semejanzas a lo<br />

largo de la serie, la imitación que recorre toda la serie y la Ueva hasta el final, la<br />

identificación de este último término? Nada más exphcito a este respecto que los<br />

célebres textos de Lévi-Strauss relativos al totemismo: superar las semejanzas extemas<br />

hacia las homologías imernas ^. Ya no se trata de instaurar una organización<br />

serial de lo hnagmario, sino un orden shnbóhco y estmctural del entendimiento.<br />

Ya no se trata de graduar semejanzas y de Uegar en últhna instancia a una<br />

identificación del Hombre y del Animal en el seno de una participación mística.<br />

Se trata de ordenar las diferencias para Uegar a una correspondencia de las relaciones.<br />

Pues el animal se distribuye de por sí según relációiíés'diféfeñciales u oposiciones<br />

distintivas de especies; y lo mismo ocurre con el hombre, según los gmpos<br />

considerados. En la institución totèmica, no se dhá que tal gmpo de hombres se<br />

identifica con tal especie animal, se dhá: lo que el gmpo A es al grapo B, la especie<br />

A' lo es a la especie B'. Estamos ante un método profundamente diferente del<br />

precedente: dados dos gmpos humanos, cada uno con su animal-tótem, habrá que<br />

descubrir en qué medida los dos totems mantienen relaciones análogas a las de los<br />

dos grupos —lo que la Corneja es al Halcón...<br />

El método también es váüdo para las relaciones Hombre-niño, Hombre-mujer,<br />

etc. Constatando, por ejemplo, que el guerrero tiene una cierta relación extraña<br />

con la joven, se evitará establecer una serie imaginaria que los reuniría, más<br />

bien se buscará el término que hace efectiva una equivalencia de relaciones. Por<br />

eso Vemant puede dech que el matrimonio es a la mujer lo que la guerra es al<br />

hombre, de donde deriva una homología entre la vhgen que rechaza el matrimonio<br />

y el guerrero que se disfraza de muchacha"*. En resumen, el entendimiento<br />

shnbóhco sustituye la analogía de proporción por una analogía de proporcionahdad;<br />

la seriación de las semejanzas, por una estmcturación de las diferencias; la<br />

identificación de los términos, por una igualdad de las relaciones; las metamorfosis<br />

de la hnaginación, por metáforas en el concepto; la gran continuidad naturaleza-cultura,<br />

por una faUa profunda que distribuye correspondencias sin semejanza<br />

entre las dos; la imitación de un modelo originario, por una mimesis primera<br />

y sin modelo. Nunca un hombre ha podido dech: "Soy im toro, soy un lobo..."<br />

Pero sí ha podido dech: "soy a la mujer lo que el toro es a una vaca, soy a otro<br />

hombre lo que el lobo es al cordero". El estracturahsmo es una gran revolución, el<br />

mundo entero deviene más razonable. Considerando los dos modelos, el de la serie<br />

y el de la estmctura, Lévi-Strauss no se contenta con hacer que la segunda se<br />

beneficie de todos los prestigios de una verdadera clasificación, remite la primera<br />

al dominio oscuro del sacrificio, que presenta como üusorio e incluso carente de<br />

buen sentido. El tema serial del sacrificio debe dar paso al tema estructural de la<br />

institución totèmica bien entendida. Y, sin embargo, una vez más, entre las series<br />

arquetípicas y las estracturas shnbóhcas, se establecen muchos compromisos,<br />

como en la historia naturai.<br />

Recuerdos de un bergsoniano. —Nada de lo precedente nos satisface, desde el<br />

punto de vista restringido que nos ocupa. Creemos en la existencia de deverdres-

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